Перевод: со всех языков на все языки

со всех языков на все языки

una+situación+que+tan+mal+dice+de+nuestro+gobierno

  • 1 decir

    v.
    1 to say.
    decir que sí/no to say yes/no
    dice que no viene she says (that) she is not coming
    ¿cómo se dice “estación” en inglés? how do you say “estación” in English?
    dicen que va a ser un verano muy seco they say it's going to be a very dry summer
    Ella dijo la razón She said the reason.
    Ella dijo incongruencias She said=uttered inconsistencies.
    Esa historia dice algo cierto That story says something that is true.
    2 to tell.
    ¿quién te lo ha dicho? who told you that?
    ¿qué quieres que te diga? what do you want me to say?, what can I say?
    decir a alguien que haga algo to tell somebody to do something
    decir la verdad to tell the truth
    Decirle la verdad a Ricardo To tell the truth to Richard= To tell Richard the truth.
    Le dije I told him.
    3 to recite, to read.
    4 to tell, to show.
    eso lo dice todo that says it all
    decir mucho (en favor) de to say a lot for
    5 to call.
    le dicen la carretera de la muerte they call it the road of death
    6 to say to.
    Ella había dicho hacer eso She had said to do that.
    7 to say about.
    Ese estudio dice mil años That study says about one thousand years.
    * * *
    Present Indicative
    digo, dices, dice, decimos, decís, dicen.
    Past Indicative
    Future Indicative
    Conditional
    Present Subjunctive
    Imperfect Subjunctive
    Future Subjunctive
    Imperative
    di (tú), diga (él/Vd.), digamos (nos.), decid (vos.), digan (ellos/Vds.).
    Past Participle
    dicho,-a.
    * * *
    verb
    2) tell
    * * *
    DECIR ¿"Say" o "tell"? Decir se puede traducir por say o por tell. Por regla general, say simplemente {dice} y tell {informa} u {ordena hacer algo}. Decir generalmente se traduce por say en estilo directo. Normalmente no lleva un complemento de persona pero si se menciona a quién se está dirigiendo el hablante, el complemento de persona tiene que ir precedido por la preposición to: "Ya son las tres", dije "It's already three o'clock," I said "¡Qué tiempo más malo!" Eso fue lo único que me dijo "What awful weather!" That's all he said to me ► En estilo indirecto, decir se puede traducir por say cuando simplemente se cuenta lo que alguien ha dicho. Si say lleva complemento de persona, este se coloca después del complemento directo: Dijo que se tenía que marchar He said he had to leave Me dijo algo que no entendí He said something to me that I didn't understand ► Decir se traduce por tell cuando se {informa} o se {ordena hacer algo}. Suele llevar un objeto de persona sin la preposición to: Me dijo que tenía una entrevista de trabajo He told me he had a job interview ¡Te he dicho que no lo toques! I told you not to touch it! ► Hay algunos usos idiomáticos en los que decir se traduce por tell aunque no lleva complemento de persona. Por ejemplo: to tell the truth (decir la verdad) y to tell a lie (decir una mentira). Otros verbosSi decir va acompañado de un calificativo en español, a menudo se puede traducir al inglés por otros verbos que no sean say o tell: "Lo he perdido todo", dijo entre sollozos "I've lost everything," she sobbed Dijo con voz ronca algo sobre necesitar un médico He croaked something about needing a doctor Para otros usos y ejemplos ver la entrada Para otras expresiones con el participio, ver dicho.
    1. VERBO TRANSITIVO
    1) (=afirmar) to say

    ya sabe decir varias palabras — she can already say several words, she already knows several words

    - tengo prisa -dijo — "I'm in a hurry," she said

    viene y dice: -estás despedido — * he goes, "you're fired" *

    olvídalo, no he dicho nada — forget I said anything

    ¿decía usted? — you were saying?

    [como] dicen los madrileños — as they say in Madrid

    como iba diciendo... — as I was saying...

    ¿cómo ha dicho usted? — pardon?, what did you say?

    decir para {o} entre [sí] — to say to o.s.

    decir que to say (that)

    dicen que... — they say (that)..., people say (that)...

    el cartel dice claramente que... — the sign says clearly {o} clearly states that...

    decir que sí/no — to say yes/no

    -¿viene? -dice que sí — "is she coming?" - "she says she is {o} she says so"

    la miré y me dijo que sí/no con la cabeza — I looked at her and she nodded/shook her head

    adiós 2.

    ¿quién te lo dijo? — who told you?

    se lo dije bien claro, pero no me hizo caso — I told her quite clearly, but she didn't take any notice of me

    tengo algo que decirte — there's something I want to tell you, I've got something to tell you

    hoy nos dicen las notas — they're telling {o} giving us our results today

    decir a algn que ({+ indic}) to tell sb (that)

    ¿no te digo que no puedo ir? — I've already told you I can't go

    decir a algn que ({+ subjun}) (=ordenar) to tell sb to ({+ infin}); (=pedir) to ask sb to ({+ infin})
    3) (=contar) [+ mentiras, verdad, secreto] to tell
    verdad 1)
    4) (=llamar) to call

    ¿cómo le dicen a esto en Perú? — what do they call this in Peru?

    se llama Francisco, pero le dicen Paco — his name is Francisco, but he's known as Paco

    le dicen "el torero" — he's known as "el torero"

    en México se le dice "recámara" al dormitorio — in Mexico they say "recámara" instead of "dormitorio"

    me dijo de [todo] — he called me all the names under the sun

    5) (=opinar) to say

    podemos ir a Portugal, ¿tú qué dices? — we could go to Portugal, what do you say?

    ¿tu familia qué dice de la boda? — what does your family say about the wedding?

    6) [rectificando]

    había 8, digo 9 — there were 8, I mean 9

    ¡qué digo! — what am I saying?

    7) [texto] to say

    como dice el [refrán]... — as the saying goes...

    8) [+ misa] to say
    9) [locuciones en indicativo]

    digo... — Méx well, er...

    mis súbditos se presentarán ante mí ¡he dicho! — my subjects shall appear before me: I have spoken!

    y dice [bien] — and he is quite right

    [como quien] dice — (=de alguna manera) so to speak; (=aproximadamente) in a way, more or less

    aunque no es el director es, como quien dice, el que manda en la empresa — although he isn't the manager, he's the person in charge, so to speak, of the company

    está, como quien dice, aquí al lado — it's just round the corner, as they say

    como quien no dice nada — quite casually, as though it wasn't important

    [lo mismo] digo — likewise

    - gracias por todo -lo mismo digo — "thank you for everything" - "likewise!" {o} "thanks to you too!"

    pero dice [mal] — but he is wrong

    pues si esto te parece mucha gente, no te digo [nada] en verano — if you think this is a lot of people, you should see it in summer

    no lo digo [por] ti — I'm not referring to you, I'm not getting at you

    sí, [porque tú] lo digas — yes, sir, aye, aye, captain! iró

    ¿[qué me] dices? — [sorpresa] you don't say!, well I never!; [incredulidad] come off it!

    [si tú] lo dices — if you say so

    eso digo [yo] — that's (just) what I say

    deberías buscar trabajo, vamos, digo yo — you ought to look for a job, that's what I say, if you ask me, you ought to look for a job

    ¡si te lo digo yo! — of course it's true!

    ¡lo digo yo y basta! — you will do it because I say so!

    ¡[y que] lo digas! — you can say that again!

    10) [locuciones en infinitivo]

    [dar] que decir (a la gente) — to make people talk, set tongues wagging

    [es] decir — that is (to say)

    mi prima, es decir, la hija de Ana — my cousin, that is (to say) Ana's daughter

    [ir] a decir, ¡a mí me lo vas a decir! — you're telling me!

    es [mucho] decir — that's saying something

    [ni que] decir tiene que... — it goes without saying that...

    [no hay más] que decir — there's nothing more to say

    para decirlo con otras [palabras] — to put it another way, in other words

    decir [por] decir — to talk for talking's sake

    [por así] decirlo — so to speak

    [querer] decir — to mean

    ¿qué quiere decir "spatha"? — what does "spatha" mean?

    ¿qué quiere usted decir con eso? — what do you mean by that?

    ¿querrás decir un millón, no un billón? — do you mean a million rather than a billion?

    [ya es] decir — that's saying something

    les ha costado más cara que mi casa, y eso ya es decir — it cost them more than my house did, and that's saying something

    11) [locuciones en subjuntivo, imperativo]

    no es que yo lo diga, pero... — it's not because I say so, but...

    es, digamos, un comerciante — he's a dealer, for want of a better word, he's a sort of dealer

    ¡haberlo dicho!, ¡me lo hubieras dicho! — you could have told me {o} said!

    digámoslo [así] — so to speak, for want of a better word

    digan [lo que] digan — whatever they say

    y [no] digamos... — not to mention...

    y su madre, no digamos — not to mention his mother

    no es muy guapa [que] digamos — she's not what you'd call pretty, she's not exactly pretty

    no estuvo muy cortés, que digamos — he wasn't what you'd call polite, he wasn't exactly polite

    ¡[no me] digas! — [sorpresa] you don't say!, well I never!; [incredulidad] come off it!

    ¿qué [quieres] que te diga? — what can I say?

    12) [locuciones en condicional]

    ¿cómo (lo) diría yo? — how shall I put it?

    ¿cómo diríamos? — how shall I put it?

    ¡quién lo diría! — would you believe it!, who would have thought it!

    se preocupa mucho por el qué dirán — she's always worried about what people will say {o} think

    2. VERBO INTRANSITIVO
    1) [invitando a hablar]

    -¿te puedo pedir un favor? -dime — "can I ask you a favour?" - "go ahead"

    ¿diga?, ¿dígame? — [al teléfono] hello?

    usted dirá[invitando a hablar] go ahead; [sirviendo bebida] say when; [en tienda] can I help you?

    -¿te gustaría cambiar de coche? -¡hombre, ya me dirás! — "would you like a new car?" - "you bet I would!"

    2) (=indicar)

    su mirada lo dice todo — her expression says it all {o} speaks volumes

    eso dice mucho [de] su personalidad — that says a lot about her personality

    3.
    See:
    * * *
    I

    ¿cientos de personas? - bueno, es un decir — hundreds of people? - well, figuratively speaking

    II 1.
    verbo transitivo
    1) <palabra/frase/poema> to say; <mentira/verdad> to tell

    ya dice `mamá' — he says `mama' now

    no digas esas cosas, por favor — please don't say things like that

    ¿cómo pudiste decir eso? — how could you say that?

    ¿eso lo dices por mí? — are you referring to me?

    dicen or se dice que es el hombre más rico del país — he is said to be the richest man in the country

    no se dice `andé', se dice `anduve' — it isn't `andé', it's `anduve'

    ¿cómo se dice `amor' en ruso? — how do you say `love' in Russian?

    bonita, lo que se dice bonita, no es — she's not what you would call pretty

    es el sábado; ni que decir tiene que estás invitado — it's on Saturday; you're invited, but that goes without saying

    ¿tendrá tiempo de hacerlo? - dice que sí — will he have time to do it? - he says he will

    ¿no lo encontró? - dice que no — didn't he find it? - no, he says he didn't

    ¿qué tal? ¿qué decís? — (RPl fam) hi, how are things? (colloq)

    2)

    ¿sabes qué me dijo? — do you know what he told me?; (expresando sorpresa, indignación, etc) do you know what he said to me?

    fue algo espantoso, todo lo que te diga es poco — it was terrible, I can't begin to tell you how terrible

    3)
    a) (expresando o transmitiendo órdenes, deseos, advertencias)

    decirle a alguien que + subj — to tell somebody to + inf

    b)
    4) ( por escrito) to say

    ¿qué dice aquí? — what does it say here?

    5) ( llamar) to call
    6) (sugerir, comunicar)

    la forma de vestir dice mucho de una persona — the way someone dresses says a lot/tells you a lot about them

    ¿te dice algo ese nombre? — does that name mean anything to you?

    7)
    8)

    ¿qué quiere decir esta palabra? — what does this word mean?

    ¿qué quieres decir con eso? — what do you mean by that?

    ¿quieres decir que ya no te interesa? — do you mean (to say) that you're no longer interested?

    9) (opinar, pensar) to think

    ¿y los padres qué dicen? — what do her parents think of it?, how do her parents feel about it?

    habría que regalarle algo, no sé, digo yo — we ought to buy her a present, well, I think so anyway

    es muy fácil - si tú lo dices... — it's very easy - if you say so...

    a decir verdad — to tell you the truth, to be honest

    con decirte que: no me lo perdonó nunca, con decirte que ni me saluda... he's never forgiven me, he won't even say hello to me; decir por decir: lo dijo por decir he didn't really mean it; es decir that is; mi cuñada, es decir la mujer de Rafael my sister-in-law, Rafael's wife that is; es mucho decir: es la mejor película del año - eso ya es mucho decir it's the best movie of the year - I wouldn't go that far; he dicho! that's that o final!; no me digas! no!, you're kidding o joking! (colloq); por así decirlo so to speak; que digamos: no es muy inteligente que digamos he's not exactly o he's hardly what you'd call intelligent; que no se diga! shame on you!; que no se diga que no somos capaces! I don't want people saying that we can't do it; y (ya) no digamos or (AmL) y no se diga: le cuestan mucho las matemáticas y no digamos la física he finds mathematics very difficult, and as for physics...; el qué dirán (fam): siempre le ha importado el qué dirán — she's always been worried what other people (might) think; ver tb dicho I

    2.
    decir vi

    papá - dime, hijo — dad - yes, son?

    quería pedirle un favor - usted dirá — I wanted to ask you a favor - certainly, go ahead

    tome asiento, usted dirá — (frml) take a seat, and now, what can I do for you?

    ¿diga? or ¿dígame? — hello?

    3.
    decirse v pron
    a) (refl) to say... to oneself
    b) (recípr) to say.... to each other
    c) (enf)
    * * *
    = declare, put, read, say, state, tell, volunteer, make + the point that, let + Nombre + know, let + it be known, observe, bid, reflect, utter, tender, hip, call + the tune.
    Ex. 24.17 declares Enter a body created or controlled by a government under its own name unless it belongs to one or more of the types listed in 24.18.
    Ex. As one respondent from this end of the information spectrum put it, 'Context is all in the information world'.
    Ex. This error message is displayed in the upper right-hand corner of the screen and reads: DAWT008, 107, DFCR....
    Ex. In conclusion, it should not be necessary to say that instructions and guiding must be as brief as possible.
    Ex. Short abstracts are generally preferred, but there are instances where the most effective approach is to cite the original unamended, and to state that this is what has been done.
    Ex. Program function key 1 (FP1) tells DOBIS/LIBIS to stop whatever it is doing and go back to the function selection screen.
    Ex. 'Anything wrong?' 'Oh, I'm okay, I guess,' volunteered Datto cautiously.
    Ex. However, they do make the very important point that the notation is not an essential part of the scheme.
    Ex. Then the secretary, having rallied herself, said forlornly 'I'll let him know you're here in a minute'.
    Ex. It can certainly be status-conferring to let it be known in social conversation that one has read the latest Fay Weldon book, but if the group one is in never reads Fay Weldon anyway and could not care less what she has written then the victory is a somewhat hollow one.
    Ex. 'All this is not very likely,' she observed at last, 'not only because of the strength of the selection process -- its imperviousness to proof before an arbitrator'.
    Ex. 'Sit down please,' he bade her.
    Ex. 'Now, you know, I could merely turn this over to the two division or all the department heads and let them decide,' reflected Bough.
    Ex. The ideal was forever etched in his consciousness from the day Crane uttered it: a good librarian working anywhere is a credit and benefit to libraries everywhere.
    Ex. 'Well,' Stanton tendered, 'one candidate clearly has the superior experience -- Kass'.
    Ex. He was aghast after having been hipped to the fact there are hookers on the Internet.
    Ex. As long as we allow other people to pay the piper, they will continue calling the tune in Africa.
    ----
    * ¡eso se dice pronto! = easier said than done.
    * ¿lo dices en broma? = you must be kidding!.
    * a decir de todos = by all accounts.
    * a decir verdad = to tell the truth, if the truth be known, if the truth be told, in all truth, in truth, fact is, the fact is (that), to be fair.
    * a decir verdad... = the fact of the matter is that....
    * arriesgarse a decir = hazard.
    * atreverse a decir = go + (as/so) far as to say.
    * aunque a decir verdad = Mind you.
    * aventurarse a decir = venture.
    * baste decir que = suffice (it) to say.
    * como dice el dicho = as the saying goes, so the saying goes.
    * como dice el refrán = as the saying goes, so the saying goes.
    * continuar diciendo = go on.
    * cumplir lo que se dice = live up to + Posesivo + claim.
    * decían las malas lenguas que = rumour had it that.
    * decir adiós = bid + Nombre + goodbye, bid + adieu, kiss + Nombre + goodbye, bid + farewell, wave + a bye.
    * decir adiós (a) = say + goodbye (to).
    * decir adiós al pasado = bid + farewell + to the past.
    * decir adiós con la mano = wave + goodbye.
    * decir adiós con un gesto = signal + goodbye.
    * decir a favor de = say in + favour of.
    * decir Algo = break + the news.
    * decir Algo a Alguien = let + Nombre + in on.
    * decir Algo de un modo colérico = flame out.
    * decir Algo que es obvio por sí mismo = state + the obvious.
    * decir balbuceando = splutter, sputter.
    * decir bolas = fib.
    * decir bromeando = quip.
    * decir chorradas = bullshit.
    * decir con desdén = sneer.
    * decir con desprecio = sneer.
    * decir con la boca llena = say in + full confidence.
    * decir con mal humor = spit out.
    * decir con toda confianza = say in + full confidence.
    * decir con voz + Adjetivo = say in + a + Adjetivo + voice.
    * decir de un modo enfadado = spit out.
    * decir disparates = shoot off + at the mouth, talk + rubbish, talk + nonsense, talk through + Posesivo + hat.
    * decir en confianza = confide.
    * decir en defensa de = say in + defence of.
    * decir entrecordamente = splurt out.
    * decir en voz alta = say + out loud, say in + a loud voice.
    * decir en voz baja = say under + Posesivo + breath, say in + a low voice, say in + a quiet voice.
    * decir + esperar = express + hope.
    * decir estupideces = talk + rubbish, talk + nonsense, talk through + Posesivo + hat.
    * decir gilipolleces = talk + nonsense, talk + rubbish, bullshit, talk through + Posesivo + hat.
    * decir humorísticamente = quip.
    * decir inesperadamente = blurt out, pipe.
    * decir la última palabra = hear + the final word, outface.
    * decir la verdad = tell + the truth, speak + the truth, come + clean.
    * decir la verdad sobre = give + Nombre + the lowdown on.
    * decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad = to tell the truth, the whole truth, and nothing but the truth.
    * decirlo = come out with + it.
    * decir lo que Uno piensa = speak up, speak out.
    * decir mentirijillas = fib.
    * decir mentirillas = fib.
    * decir mucho de Algo = speak + volumes.
    * decir pamplinas = bullshit.
    * decir + poseer = claim.
    * decir que Uno se siente cómodo con Algo = express + comfort with.
    * decir que Uno se siente confortable con Algo = express + comfort with.
    * decir que Uno siente lo que le ha pasado a Otra Persona = express + sympathy for.
    * decir rápidamente sin parar = rattle off.
    * decir resoplando = snort.
    * decir sandeces = talk + rubbish, talk + nonsense, bullshit, talk through + Posesivo + hat.
    * decirse = grapevine + carry + the story, make out to be, word + go (a)round.
    * decirse que = be reputed to.
    * decir suspirando = sigh.
    * decir tonterías = talk + rubbish, talk + nonsense, talk through + Posesivo + hat.
    * decir una grosería = make + rude remark.
    * demostrar lo que Uno dice = make + good + Posesivo + claim.
    * dicen las malas lenguas que = rumour has it that.
    * digamos por ejemplo = let us say, say.
    * dime con quién andas y te diré quién eres = you are known by the company you keep.
    * dime con quién andas y te diré quién eres = you are known by the company you keep.
    * el tiempo dirá = time will tell.
    * el tiempo lo dirá = only time will tell.
    * enterarse de lo que Uno quiere decir = catch + Posesivo + drift, get + Posesivo + drift.
    * es decir = i.e. (latín - id est), in other words, that is, that is to say, which is to say.
    * es más fácil decirlo que hacerlo = easier said than done.
    * estar a punto de decir = be on the tip of + Posesivo + tongue to say.
    * esto no quiere decir que = this is not to say that.
    * expresar lo que Uno quiere decir = make + Posesivo + point.
    * hablar sin decir nada = waffle.
    * hacer lo que uno dice que es capaz de hacer = live up to + Posesivo + claim.
    * huelga decir = needless to say.
    * la gente dice que = rumour has it that.
    * ¿lo dices en broma? = you must be joking!.
    * me atrevo a decir = may I say.
    * ni que decir tiene que = it goes without saying that, needless to say.
    * no decir a Alguien lo que está ocurriendo = leave + Nombre + in the dark.
    * no decir nada = keep + quiet.
    * no decir nada a nadie = lips + seal.
    * no decir palabrotas = watch + Posesivo + mouth.
    * ¡no digas palabrotas! = watch your language!.
    * no hace falta decir que = it goes without saying that, needless to say.
    * no preguntes porque no te puedo decir la verdad = ask no questions and hear no lies.
    * no saber qué decir = be at a loss for words, be lost for words.
    * no ser tan bueno como se dice = not + it's cracked up to be.
    * para comenzar diremos que = to begin with.
    * para decir la verdad = to be honest.
    * por decirlo así = so to speak, in a manner of speaking.
    * por decirlo de alguna manera = so to speak.
    * por decirlo de algún modo = in a manner of speaking, so to speak.
    * por lo que dicen todos = by all accounts.
    * por no decir algo peor = to put it mildly.
    * por no decir nada de = to say nothing of.
    * por no decir nunca = if ever.
    * por no decir otra cosa peor = to say the least.
    * predecible en cuanto a lo que dice = platitudinous.
    * probar lo que Uno dice = make + good + Posesivo + claim.
    * qué me dices de... = what about....
    * querer decir = mean.
    * quién iba a decir entonces que... = little did + Verbo + then that....
    * quién + Pronombre + iba a decir que... = little did + Pronombre + know that....
    * recalcar lo que Uno quiere decir = drive + home + Posesivo + point.
    * resaltar lo que Uno quiere decir = drive + home + Posesivo + point.
    * se decía que = rumour had it that.
    * se dice = so the story goes.
    * se dice pronto, pero no es tan fácil = easier said than done.
    * se dice que = rumour has it that, the saying + be + that.
    * según se dice = reportedly, so the argument goes, reputedly.
    * sin decir nada = dumbly.
    * sin decir ni mú = as quiet as a mouse.
    * sin decir ni pío = as quiet as a mouse.
    * sin decir una palabra = without saying a word.
    * sin saber qué decir = nonplussed [nonplused].
    * tener cuidado con lo que se dice = say + the right thing.
    * tener cuidado con lo que Uno dice = watch + Posesivo + mouth, watch what + say.
    * yo me atrevería a decir = dare I say.
    * * *
    I

    ¿cientos de personas? - bueno, es un decir — hundreds of people? - well, figuratively speaking

    II 1.
    verbo transitivo
    1) <palabra/frase/poema> to say; <mentira/verdad> to tell

    ya dice `mamá' — he says `mama' now

    no digas esas cosas, por favor — please don't say things like that

    ¿cómo pudiste decir eso? — how could you say that?

    ¿eso lo dices por mí? — are you referring to me?

    dicen or se dice que es el hombre más rico del país — he is said to be the richest man in the country

    no se dice `andé', se dice `anduve' — it isn't `andé', it's `anduve'

    ¿cómo se dice `amor' en ruso? — how do you say `love' in Russian?

    bonita, lo que se dice bonita, no es — she's not what you would call pretty

    es el sábado; ni que decir tiene que estás invitado — it's on Saturday; you're invited, but that goes without saying

    ¿tendrá tiempo de hacerlo? - dice que sí — will he have time to do it? - he says he will

    ¿no lo encontró? - dice que no — didn't he find it? - no, he says he didn't

    ¿qué tal? ¿qué decís? — (RPl fam) hi, how are things? (colloq)

    2)

    ¿sabes qué me dijo? — do you know what he told me?; (expresando sorpresa, indignación, etc) do you know what he said to me?

    fue algo espantoso, todo lo que te diga es poco — it was terrible, I can't begin to tell you how terrible

    3)
    a) (expresando o transmitiendo órdenes, deseos, advertencias)

    decirle a alguien que + subj — to tell somebody to + inf

    b)
    4) ( por escrito) to say

    ¿qué dice aquí? — what does it say here?

    5) ( llamar) to call
    6) (sugerir, comunicar)

    la forma de vestir dice mucho de una persona — the way someone dresses says a lot/tells you a lot about them

    ¿te dice algo ese nombre? — does that name mean anything to you?

    7)
    8)

    ¿qué quiere decir esta palabra? — what does this word mean?

    ¿qué quieres decir con eso? — what do you mean by that?

    ¿quieres decir que ya no te interesa? — do you mean (to say) that you're no longer interested?

    9) (opinar, pensar) to think

    ¿y los padres qué dicen? — what do her parents think of it?, how do her parents feel about it?

    habría que regalarle algo, no sé, digo yo — we ought to buy her a present, well, I think so anyway

    es muy fácil - si tú lo dices... — it's very easy - if you say so...

    a decir verdad — to tell you the truth, to be honest

    con decirte que: no me lo perdonó nunca, con decirte que ni me saluda... he's never forgiven me, he won't even say hello to me; decir por decir: lo dijo por decir he didn't really mean it; es decir that is; mi cuñada, es decir la mujer de Rafael my sister-in-law, Rafael's wife that is; es mucho decir: es la mejor película del año - eso ya es mucho decir it's the best movie of the year - I wouldn't go that far; he dicho! that's that o final!; no me digas! no!, you're kidding o joking! (colloq); por así decirlo so to speak; que digamos: no es muy inteligente que digamos he's not exactly o he's hardly what you'd call intelligent; que no se diga! shame on you!; que no se diga que no somos capaces! I don't want people saying that we can't do it; y (ya) no digamos or (AmL) y no se diga: le cuestan mucho las matemáticas y no digamos la física he finds mathematics very difficult, and as for physics...; el qué dirán (fam): siempre le ha importado el qué dirán — she's always been worried what other people (might) think; ver tb dicho I

    2.
    decir vi

    papá - dime, hijo — dad - yes, son?

    quería pedirle un favor - usted dirá — I wanted to ask you a favor - certainly, go ahead

    tome asiento, usted dirá — (frml) take a seat, and now, what can I do for you?

    ¿diga? or ¿dígame? — hello?

    3.
    decirse v pron
    a) (refl) to say... to oneself
    b) (recípr) to say.... to each other
    c) (enf)
    * * *
    = declare, put, read, say, state, tell, volunteer, make + the point that, let + Nombre + know, let + it be known, observe, bid, reflect, utter, tender, hip, call + the tune.

    Ex: 24.17 declares Enter a body created or controlled by a government under its own name unless it belongs to one or more of the types listed in 24.18.

    Ex: As one respondent from this end of the information spectrum put it, 'Context is all in the information world'.
    Ex: This error message is displayed in the upper right-hand corner of the screen and reads: DAWT008, 107, DFCR....
    Ex: In conclusion, it should not be necessary to say that instructions and guiding must be as brief as possible.
    Ex: Short abstracts are generally preferred, but there are instances where the most effective approach is to cite the original unamended, and to state that this is what has been done.
    Ex: Program function key 1 (FP1) tells DOBIS/LIBIS to stop whatever it is doing and go back to the function selection screen.
    Ex: 'Anything wrong?' 'Oh, I'm okay, I guess,' volunteered Datto cautiously.
    Ex: However, they do make the very important point that the notation is not an essential part of the scheme.
    Ex: Then the secretary, having rallied herself, said forlornly 'I'll let him know you're here in a minute'.
    Ex: It can certainly be status-conferring to let it be known in social conversation that one has read the latest Fay Weldon book, but if the group one is in never reads Fay Weldon anyway and could not care less what she has written then the victory is a somewhat hollow one.
    Ex: 'All this is not very likely,' she observed at last, 'not only because of the strength of the selection process -- its imperviousness to proof before an arbitrator'.
    Ex: 'Sit down please,' he bade her.
    Ex: 'Now, you know, I could merely turn this over to the two division or all the department heads and let them decide,' reflected Bough.
    Ex: The ideal was forever etched in his consciousness from the day Crane uttered it: a good librarian working anywhere is a credit and benefit to libraries everywhere.
    Ex: 'Well,' Stanton tendered, 'one candidate clearly has the superior experience -- Kass'.
    Ex: He was aghast after having been hipped to the fact there are hookers on the Internet.
    Ex: As long as we allow other people to pay the piper, they will continue calling the tune in Africa.
    * ¡eso se dice pronto! = easier said than done.
    * ¿lo dices en broma? = you must be kidding!.
    * a decir de todos = by all accounts.
    * a decir verdad = to tell the truth, if the truth be known, if the truth be told, in all truth, in truth, fact is, the fact is (that), to be fair.
    * a decir verdad... = the fact of the matter is that....
    * arriesgarse a decir = hazard.
    * atreverse a decir = go + (as/so) far as to say.
    * aunque a decir verdad = Mind you.
    * aventurarse a decir = venture.
    * baste decir que = suffice (it) to say.
    * como dice el dicho = as the saying goes, so the saying goes.
    * como dice el refrán = as the saying goes, so the saying goes.
    * continuar diciendo = go on.
    * cumplir lo que se dice = live up to + Posesivo + claim.
    * decían las malas lenguas que = rumour had it that.
    * decir adiós = bid + Nombre + goodbye, bid + adieu, kiss + Nombre + goodbye, bid + farewell, wave + a bye.
    * decir adiós (a) = say + goodbye (to).
    * decir adiós al pasado = bid + farewell + to the past.
    * decir adiós con la mano = wave + goodbye.
    * decir adiós con un gesto = signal + goodbye.
    * decir a favor de = say in + favour of.
    * decir Algo = break + the news.
    * decir Algo a Alguien = let + Nombre + in on.
    * decir Algo de un modo colérico = flame out.
    * decir Algo que es obvio por sí mismo = state + the obvious.
    * decir balbuceando = splutter, sputter.
    * decir bolas = fib.
    * decir bromeando = quip.
    * decir chorradas = bullshit.
    * decir con desdén = sneer.
    * decir con desprecio = sneer.
    * decir con la boca llena = say in + full confidence.
    * decir con mal humor = spit out.
    * decir con toda confianza = say in + full confidence.
    * decir con voz + Adjetivo = say in + a + Adjetivo + voice.
    * decir de un modo enfadado = spit out.
    * decir disparates = shoot off + at the mouth, talk + rubbish, talk + nonsense, talk through + Posesivo + hat.
    * decir en confianza = confide.
    * decir en defensa de = say in + defence of.
    * decir entrecordamente = splurt out.
    * decir en voz alta = say + out loud, say in + a loud voice.
    * decir en voz baja = say under + Posesivo + breath, say in + a low voice, say in + a quiet voice.
    * decir + esperar = express + hope.
    * decir estupideces = talk + rubbish, talk + nonsense, talk through + Posesivo + hat.
    * decir gilipolleces = talk + nonsense, talk + rubbish, bullshit, talk through + Posesivo + hat.
    * decir humorísticamente = quip.
    * decir inesperadamente = blurt out, pipe.
    * decir la última palabra = hear + the final word, outface.
    * decir la verdad = tell + the truth, speak + the truth, come + clean.
    * decir la verdad sobre = give + Nombre + the lowdown on.
    * decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad = to tell the truth, the whole truth, and nothing but the truth.
    * decirlo = come out with + it.
    * decir lo que Uno piensa = speak up, speak out.
    * decir mentirijillas = fib.
    * decir mentirillas = fib.
    * decir mucho de Algo = speak + volumes.
    * decir pamplinas = bullshit.
    * decir + poseer = claim.
    * decir que Uno se siente cómodo con Algo = express + comfort with.
    * decir que Uno se siente confortable con Algo = express + comfort with.
    * decir que Uno siente lo que le ha pasado a Otra Persona = express + sympathy for.
    * decir rápidamente sin parar = rattle off.
    * decir resoplando = snort.
    * decir sandeces = talk + rubbish, talk + nonsense, bullshit, talk through + Posesivo + hat.
    * decirse = grapevine + carry + the story, make out to be, word + go (a)round.
    * decirse que = be reputed to.
    * decir suspirando = sigh.
    * decir tonterías = talk + rubbish, talk + nonsense, talk through + Posesivo + hat.
    * decir una grosería = make + rude remark.
    * demostrar lo que Uno dice = make + good + Posesivo + claim.
    * dicen las malas lenguas que = rumour has it that.
    * digamos por ejemplo = let us say, say.
    * dime con quién andas y te diré quién eres = you are known by the company you keep.
    * dime con quién andas y te diré quién eres = you are known by the company you keep.
    * el tiempo dirá = time will tell.
    * el tiempo lo dirá = only time will tell.
    * enterarse de lo que Uno quiere decir = catch + Posesivo + drift, get + Posesivo + drift.
    * es decir = i.e. (latín - id est), in other words, that is, that is to say, which is to say.
    * es más fácil decirlo que hacerlo = easier said than done.
    * estar a punto de decir = be on the tip of + Posesivo + tongue to say.
    * esto no quiere decir que = this is not to say that.
    * expresar lo que Uno quiere decir = make + Posesivo + point.
    * hablar sin decir nada = waffle.
    * hacer lo que uno dice que es capaz de hacer = live up to + Posesivo + claim.
    * huelga decir = needless to say.
    * la gente dice que = rumour has it that.
    * ¿lo dices en broma? = you must be joking!.
    * me atrevo a decir = may I say.
    * ni que decir tiene que = it goes without saying that, needless to say.
    * no decir a Alguien lo que está ocurriendo = leave + Nombre + in the dark.
    * no decir nada = keep + quiet.
    * no decir nada a nadie = lips + seal.
    * no decir palabrotas = watch + Posesivo + mouth.
    * ¡no digas palabrotas! = watch your language!.
    * no hace falta decir que = it goes without saying that, needless to say.
    * no preguntes porque no te puedo decir la verdad = ask no questions and hear no lies.
    * no saber qué decir = be at a loss for words, be lost for words.
    * no ser tan bueno como se dice = not + it's cracked up to be.
    * para comenzar diremos que = to begin with.
    * para decir la verdad = to be honest.
    * por decirlo así = so to speak, in a manner of speaking.
    * por decirlo de alguna manera = so to speak.
    * por decirlo de algún modo = in a manner of speaking, so to speak.
    * por lo que dicen todos = by all accounts.
    * por no decir algo peor = to put it mildly.
    * por no decir nada de = to say nothing of.
    * por no decir nunca = if ever.
    * por no decir otra cosa peor = to say the least.
    * predecible en cuanto a lo que dice = platitudinous.
    * probar lo que Uno dice = make + good + Posesivo + claim.
    * qué me dices de... = what about....
    * querer decir = mean.
    * quién iba a decir entonces que... = little did + Verbo + then that....
    * quién + Pronombre + iba a decir que... = little did + Pronombre + know that....
    * recalcar lo que Uno quiere decir = drive + home + Posesivo + point.
    * resaltar lo que Uno quiere decir = drive + home + Posesivo + point.
    * se decía que = rumour had it that.
    * se dice = so the story goes.
    * se dice pronto, pero no es tan fácil = easier said than done.
    * se dice que = rumour has it that, the saying + be + that.
    * según se dice = reportedly, so the argument goes, reputedly.
    * sin decir nada = dumbly.
    * sin decir ni mú = as quiet as a mouse.
    * sin decir ni pío = as quiet as a mouse.
    * sin decir una palabra = without saying a word.
    * sin saber qué decir = nonplussed [nonplused].
    * tener cuidado con lo que se dice = say + the right thing.
    * tener cuidado con lo que Uno dice = watch + Posesivo + mouth, watch what + say.
    * yo me atrevería a decir = dare I say.

    * * *
    1
    (manera de expresarse): en el decir popular in popular speech
    ¿cientos de personas? — bueno, es un decir hundreds of people? — well, it's just a manner of speaking o a figure of speech
    supongamos, es un decir, que … let's assume, just for the sake of argument, that …
    al decir de la gente, el clima está cambiando people say the climate is changing
    2 decires mpl (dichos) sayings (pl); (rumores) talk
    no son más que decires it's just talk
    decir2 [ I24 ]
    ■ decir (verbo transitivo)
    A decir: palabra, mentira etc
    B decirle algo a alguien
    C
    1 transmitiendo órdenes, deseos etc
    2 decir adiós
    D por escrito
    E llamar
    F sugerir, comunicar
    G decir misa
    H
    1 querer decir
    2 digo (al rectificar)
    I opinar, pensar
    J en locuciones
    ■ decir (verbo intransitivo)
    A
    1 invitando a hablar
    2 al contestar el teléfono
    B decir bien/mal de
    ■ decirse (verbo pronominal)
    1 reflexivo
    2 recíproco
    3 para enfatizar
    vt
    A ‹palabra/frase› to say; ‹mentira/verdad› to tell; ‹poema› to say, recite; ‹oración› to say
    [ para ejemplos con complemento indirecto ver división 2] ya dice `mamá' he says ‘mama’ now
    no digas esas cosas, por favor please don't say things like that
    no digas estupideces/barbaridades don't talk nonsense o ( AmE) garbage o ( BrE) rubbish
    ¿cómo pudiste decir semejante disparate? how could you say such a stupid thing o make such a stupid comment?
    no me dejó decir ni una palabra he didn't let me get a word in edgeways
    ¿eso lo dices por mí? are you referring to me?
    no sé qué decir … un millón de gracias I don't know what to say … thank you very much indeed
    ¡qué callado estás! ¡no dices nada! you're very quiet, you've hardly said a word!
    ¡no lo dirás en serio! you can't be serious!
    ¡no irás a decir que no lo sabías! don't try and tell me you didn't know!
    —no puedo hacer nada —dijo Juan there is nothing I can do, said Juan o Juan said
    como dice el refrán/mi abuela as the saying goes/as my grandmother says
    lo dijeron por la radio they said it o it was announced on the radio
    no eran ricos, digamos que vivían bien I don't mean they were rich, let's just say they lived well
    dicen que de joven fue muy guapa they say she was very beautiful when she was young
    dicen que es el hombre más rico del país he is said to be the richest man in the country
    ¿qué se dice? — gracias/por favor what do you say? — thank you/please
    no se dice `andé', se dice `anduve' it isn't `andé', it's `anduve'
    ¡eso no se dice! you mustn't say that!
    ¿cómo se dice `te quiero' en ruso? how do you say `I love you' in Russian?, what's the Russian for `I love you'?
    bonita, lo que se dice bonita, no es she's not what you would call pretty
    estoy harta, lo que se dice harta ¿me oyes? I'm fed up, absolutely fed up, do you hear?
    eso se dice pronto, pero no es tan fácil that's easier said than done
    palatal: dícese del sonido cuya articulación … palatal: of, relating to or denoting a sound articulated …
    es el sábado; ni que decir tiene que estás invitado it's on Saturday; you're invited, of course, but that goes without saying o but I don't need to tell you that
    haberlo dicho antes why didn't you say so before?, you might have said so before!
    ¿tendrá tiempo de hacerlo? — dice que sí will he have time to do it? — he says he will
    ¿no lo encontró? — dice que no didn't he find it? — no, he says he didn't
    digan lo que digan no matter what people say, whatever people say
    ¿qué tal? ¿qué decís? ( RPl fam); hi, how are things? ( colloq), hi, what's up? ( AmE colloq)
    B
    decirle algo a algn to tell sb sth
    eso no es lo que me dijo a mí that's not what he told me, that's not what he said to me
    ¿sabes qué me dijo? do you know what he told me?; (expresando sorpresa, indignación, etc) do you know what he said to me?
    se lo voy a decir a papá I'm going to tell Dad
    hoy nos dicen el resultado they're going to give us the result today
    me dijo una mentira he told me a lie, he lied to me
    Andrés me dijo lo de tu hermano Andrés told me about your brother
    ¡a mí me lo vas a decir! you're telling me!, you don't have to tell me!
    ¿sabes lo que te digo? por mí que se muera look, as far as I'm concerned he can drop dead! ( colloq)
    ¿no te digo? éste se cree que yo soy la sirvienta see what I mean? he thinks I'm his servant
    ¿no te digo or no te estoy diciendo que hasta le pega? I'm telling you, he even hits her!
    ¿tú qué me aconsejas? — ¿qué quieres que te diga? tienes que tomar tú la decisión what do you think I should do? — well, to be quite frank o honest, I think you have to decide for yourself
    ya te decía yo que no era verdad I told you it wasn't true, didn't I?
    fue algo espantoso, todo lo que te diga es poco it was terrible, I just can't describe it o I can't begin to tell you
    hace mal tiempo en verano, y no te digo nada en invierno … in summer the weather's bad, and as for the winter …
    ¡no me digas que no es precioso! isn't it beautiful?
    a lo mejor te ofrecen el puesto ¿quién te dice? (CS); you never know, they might offer you the job
    me resultó ¿cómo te diría? … violento I found it … how shall I put it? o I don't know … rather embarrassing
    ¡ya me dirás qué le cuesta escribirnos una carta! I mean, surely it's not too much trouble for him to write us a letter
    no te creas todo lo que te dicen don't believe everything people tell you o everything you hear
    dime con quién andas y te diré quién eres you can judge a man by the company he keeps
    C
    1
    (transmitiendo órdenes, deseos, advertencias): ¡porque lo digo yo! because I say so!
    a mí nadie me dice lo que tengo que hacer nobody tells me what to do
    harás lo que yo diga you'll do as I say
    manda decir mi mamá que si le puede prestar el martillo ( AmL); mom says can she borrow your hammer?
    Fernando pregunta si puede venir con nosotrosdile que sí Fernando wants to know if he can come with us — yes, tell him he can o say yes
    decir QUE + SUBJ:
    dice papá que vayas Dad wants you
    dice que llames cuando llegues she says (you are) to phone when you get there
    dijo que tuviéramos cuidado she said to be careful, she said we should be careful
    decirle a algn QUE + SUBJ to tell sb to + INF
    diles que empiecen tell them to start
    le dije que no lo hiciera I told him not to do it
    nos dijeron que esperáramos they told us o we were told to wait
    te digo que vengas aquí enseguida I said, come here at once
    2
    decir adiós to say goodbye
    vino a decirme adiós she came to say goodbye (to me)
    di adiós a tu vida de estudiante that's the end of your student days, you'd better say goodbye to your student days
    ¿se lo prestaste? ¡ya le puedes decir adiós! you mean you lent it to him? well, you can kiss that goodbye! ( colloq)
    D (por escrito) to say
    ¿qué dice aquí? what does it say here?
    el diario no dice nada sobre el asunto there's nothing in the paper about it
    E (llamar) to call
    le dicen `Dumbo' por las orejas they call him `Dumbo' because of his ears
    se llama Rosario pero le dicen Charo her name is Rosario but people call her Charo
    no me digas de usted there's no need to call me `usted'
    F
    (sugerir, comunicar): la forma de vestir dice mucho de una persona the way someone dresses says a lot o tells you a lot about them
    el tiempo lo dirá time will tell
    por afuera la casa no dice nada the house doesn't look much from the outside
    el poema no me dice nada the poem doesn't do anything for me
    algo me decía que no iba a ser fácil something told me it wasn't going to be easy
    ¿te dice algo ese nombre? does that name mean anything to you?
    la tarta estaba diciendo cómeme the cake was just asking to be eaten
    G
    decir misa to say mass
    H
    1
    querer decir to mean
    ¿qué quiere decir esta palabra? what does this word mean?
    ¿qué quieres decir con eso? what do you mean by that?
    no entendiste lo que quise decir you didn't understand what I meant
    ¿quieres decir que ya no te interesa? do you mean (to say) that you're no longer interested?
    sólo quería decirte que … I just wanted to say that …
    2
    el presupuesto asciende a diez mil, digo cien mil de euros we have a budget of ten thousand, (sorry,) I mean a hundred thousand euros
    I (opinar, pensar) to think
    ¿y los padres qué dicen? what do her parents think of it?, how do her parents feel about it?
    podríamos ir mañana ¿tú qué dices? we could go tomorrow, what do you think?
    ¡quién lo hubiera dicho! who would have thought o believed it?
    podría haber mencionado al resto del equipo, vamos, digo yo … he could have mentioned the rest of the team … well I'd have thought so, anyway
    habría que regalarle algo, no sé, digo yo we ought to buy her a present, well, I think so anyway
    es muy fácil — si tú lo dices … it's very easy — if you say so …
    a decir verdad to tell you the truth, to be honest
    como quien dice so to speak
    el nuevo tren está, como quien dice, a la vuelta de la esquina the new train is, so to speak o to coin a phrase, just around the corner
    la granja es, como quien dice, la razón de su vida I suppose you could say the farm is his whole reason for living
    con decirte que: no me lo perdonó nunca, con decirte que ni me saluda … he's never forgiven me, he won't even say hello to me
    decir por decir: lo dijo por decir he didn't really mean it
    ¡digo! ( Esp fam): ¡qué calor hace! — ¡digo! it's so hot! — you can say that again o I'll say! ( colloq)
    ¿y te gusta? — ¡digo! do you like it? — you bet I do o ( AmE) I sure do! ( colloq)
    es decir that is
    mi cuñada, es decir la mujer de Rafael my sister-in-law, Rafael's wife that is
    no sé si voy a poder ires decir que no vas a ir I don't know if I'll be able to go — you mean you're not going
    es mucho decir: es la mejor película del añoeso ya es mucho decir it's the best movie of the year — I wouldn't go that far
    ¡he dicho! that's that!, that's final!
    lo mismo digo: mucho gusto en conocerlelo mismo digo pleased to meet you — pleased to meet you o likewise
    ¡qué alegría verte! — lo mismo digo it's great to see you! — and you o you too
    ¡no me digas! no!, you're kidding o joking! ( colloq)
    ¿sabes que se casa Lola? — ¡no me digas! do you know Lola's getting married? — no! o you're joking! o really? o never!
    por así decirlo so to speak
    es, por así decirlo, el alma-máter de la empresa he is, so to speak o as it were, the driving force behind the company
    que digamos: no es muy inteligente que digamos he's not exactly o he's hardly what you'd call intelligent
    ¿qué me dices?: saqué el primer puesto ¿qué me dices? I came first, how about that then?
    ¿y qué me dices de lo de Carlos? and what about Carlos then?
    ¿sabes que lo van a derribar? — ¿qué me dices? do you know they're going to demolish it? — what? o you're kidding!
    ¡que no se diga! shame on you!
    ¿te ganó un niño de seis años? ¡que no se diga! you were beaten by a six-year-old child? shame on you!
    ¡que no se diga que no somos capaces! I don't want people saying that we can't do it
    costó $20.000 ¡se dice pronto! it cost $20,000, which is no mean sum
    lleva dos meses enferma, que se dice pronto she has been ill for two months, and that's a long time
    ¡y que lo digas! ( Esp); you can say that again!, you're telling me!, don't I know it!
    y (ya) no digamos or ( AmL) y no se diga: le cuestan mucho las matemáticas y no digamos la física he finds mathematics very difficult, and as for physics …
    el/la que te dije ( fam hum); you-know-who
    el qué dirán ( fam): siempre le ha importado el qué dirán she's always been worried what other people (might) think
    ¿por qué te preocupa tanto el qué dirán? why do you worry about what people will o might say?
    ver tb dicho1 (↑ dicho (1))
    ■ decir
    vi
    A
    1
    (invitando a hablar): papá — dime, hijo dad — yes, son?
    quería pedirle un favorusted dirá ( frml); I wanted to ask you a favor — certainly, go ahead
    tome asiento — gracias — usted dirá ( frml); take a seat — thank you — now, what can I do for you?
    2
    ( Esp) [ Vocabulary notes (Spanish) ] (al contestar el teléfono): ¿diga? or ¿dígame? hello?
    B
    decir bien/mal de algn/algo: sus trabajos dicen bien de él his work has created a good impression
    la manera en que se comportó no dice muy bien de él the way he behaved doesn't show him in a very good light o doesn't say very much for him
    1 ( reflexivo) to say to oneself
    se dijo que no lo volvería a hacer he said to himself o he told himself that he wouldn't do it again
    me dije para mis adentros que allí había gato encerrado I said o thought to myself, there's something fishy going on here
    2 ( recíproco) to say to each other
    se decían secretos al oído they were whispering secrets to each other
    se dijeron de todo they called each other every name under the sun
    3 ( enf):
    tú hazme caso que yo sé lo que me digo you listen to me, I know what I'm talking about
    no sé para qué me preguntas, si tú te lo dices todo I don't know why you're asking me, you seem to have all the answers
    * * *

     

    decir 1 sustantivo masculino:
    ¿cientos de personas? — bueno, es un decir hundreds of people? — well, figuratively speaking

    decir 2 ( conjugate decir) verbo transitivo
    1
    a)palabra/frase/poema to say;

    mentira/verdad to tell;
    para ejemplos con complemento indirecto ver división 2

    ¿eso lo dices por mí? are you referring to me?;
    ¡no lo dirás en serio! you can't be serious!;
    dijo que sí con la cabeza he nodded;
    no se dice `andé', se dice `anduve' it isn't `andé', it's `anduve';
    ¡eso no se dice! you mustn't say that!;
    ¿cómo se dice `amor' en ruso? how do you say `love' in Russian?;
    ¿lo encontró? — dice que sí/no did he find it? — he says he did/he didn't
    b)


    2 decirle algo a algn to tell sb sth;
    voy a decirle a papá que … I'm going to tell Dad …;

    ¡ya te lo decía yo! I told you so!
    3
    a) (expresando órdenes, deseos, advertencias):

    ¡porque lo digo yo! because I say so!;

    harás lo que yo diga you'll do as I say;
    dice que llames cuando llegues she says (you are) to phone when you get there;
    dijo que tuviéramos cuidado she said to be careful;
    diles que empiecen tell them to start;
    le dije que no lo hiciera I told him not to do it
    b)


    4
    a) (opinar, pensar) to think;


    ¡quién lo hubiera dicho! who would have thought o believed it?;
    es muy fácil — si tú lo dices … it's very easy — if you say so …
    b) (sugerir, comunicar):


    ¿te dice algo ese nombre? does that name mean anything to you?
    5
    querer decir [palabra/persona] to mean;

    ¿qué quieres decir con eso? what do you mean by that?
    6 ( en locs)

    como quien dice so to speak;
    es decir that is;
    ¡he dicho! that's that o final!;
    ni que decir tiene que … it goes without saying that …;
    ¡no me digas! no!, you're kidding o joking! (colloq);
    por así decirlo so to speak;
    el qué dirán (fam) what other people (might) think;
    ver tb dicho 1
    verbo intransitivo

    papá — dime, hijo dad — yes, son?;

    quería pedirle un favorusted dirá I wanted to ask you a favor — certainly, go ahead
    b) (Esp) ( al contestar el teléfono): ¿diga? or ¿dígame? hello?

    decirse verbo pronominal
    a) ( refl) to say … to oneself

    b) ( recípr) to say …. to each other;


    decir
    I m (dicho, sentencia) saying: es sólo un decir, it's just a manner of speaking
    II verbo transitivo
    1 to say: está diciendo una mentira/la verdad, she's telling a lie/the truth
    no dijo nada, he said nothing
    2 (con complemento indirecto) to tell: no le dije mi opinión, I didn't tell him my opinion
    les dijo que esperaran un rato, she told them to wait for a while
    3 (opinar, afirmar, proponer) ¿qué me dices de mi nuevo corte de pelo?, what do you think of my new haircut?, te digo que es una extravagancia, I think it's quite weird
    yo digo que vayamos a Cuenca, I suggest going to Cuenca
    4 (suscitar interés, una idea) to mean, appeal: ese libro no me dice nada, that book doesn't appeal to me
    ¿le dice algo esta cara?, does this face mean anything to you?
    5 (mostrar, indicar) to say, show: lo que hizo dice mucho en su favor, what he did says a lot for him
    su cara de decepción lo dice todo, his long face says it all
    ♦ Locuciones: Tel Esp diga o dígame, hello?
    digamos, let's say
    digo yo, in my opinion
    el qué dirán, what people will say
    es decir, that is (to say)
    ni que decir tiene, needless to say
    no decir esta boca es mía, not to say a word
    ¡no me digas!, really!
    por así decirlo, as it were o so to speak
    querer decir, to mean
    ¡y que lo digas!, you bet! ➣ Ver nota en mean
    ¿To tell
    o to say?
    Observa que to tell menciona a la persona a la cual va dirigida una frase: Dime tu nombre. Tell me your name. Les dijo que se fueran. He told them to go away.
    Por el contrario, to say se centra en el contenido del mensaje, sin importarnos a quién va dirigido: ¿Qué has dicho? What did you say? Dijo que sí. He said yes. ➣ Ver nota en tell.
    ' decir' also found in these entries:
    Spanish:
    A
    - amén
    - amohinarse
    - año
    - apéndice
    - atinar
    - bala
    - barbaridad
    - bastante
    - burrada
    - callar
    - chorrada
    - colmo
    - comenzar
    - confiar
    - cosa
    - declarar
    - delirar
    - descargo
    - despedirse
    - dilucidar
    - disparate
    - entender
    - excusada
    - excusado
    - flexible
    - fluir
    - ir
    - haber
    - hablar
    - holgar
    - honestamente
    - hoy
    - lengua
    - maravilla
    - mu
    - nada
    - obviedad
    - pelagatos
    - pío
    - precisamente
    - puño
    - querer
    - rezar
    - restar
    - rey
    - saciedad
    - señor
    - significar
    - soltar
    English:
    ablaze
    - abuse
    - afraid
    - anything
    - bid
    - bite back
    - blurt out
    - buzz off
    - caller
    - clear off
    - dash off
    - devil
    - dinner
    - distinctly
    - drone
    - enjoy
    - eventual
    - ever
    - few
    - flatter
    - flounder
    - fortune
    - gasp out
    - get
    - get at
    - go
    - go on
    - hand
    - heart
    - hotly
    - i.e.
    - keep in
    - know
    - lip
    - loss
    - mean
    - mention
    - mildly
    - mind
    - miserably
    - mouth
    - move
    - need
    - needless
    - neither
    - no
    - nonsense
    - O
    - occasion
    - oops!
    * * *
    vt
    1. [en general] to say;
    siempre digo lo que pienso I always say what I think;
    es muy callado, nunca dice nada he's very quiet, he never says anything o a word;
    ¿qué dice la etiqueta? what does the label say?;
    no digas tonterías don't talk nonsense;
    no digas tacos delante de los niños don't swear in front of the children;
    lo dijo en broma she meant it as a joke;
    ¿quién te lo ha dicho? who told you that?;
    me da igual lo que diga la gente I don't care what people say;
    al decir esto, se marchó with these words o with that, he left;
    no sabía qué decir I didn't know what to say, I was lost for words;
    decir que sí/no to say yes/no;
    dice que no viene she says (that) she's not coming;
    como dice el refrán,… as the saying goes,…;
    dicen que va a ser un verano muy seco they say it's going to be a very dry summer;
    ¡díjolo Blas, punto redondo! sure, whatever!, yes, sure!;
    donde dije digo, digo Diego: ayer dijiste que me lo dejarías – sí, pero no puedo – ya, donde dije digo, digo Diego yesterday you told me you'd lend it to me – yes, but I can't now – you're always saying one thing one minute and another the next
    2. [contar] to tell;
    se lo voy a decir a la profesora I'm going to tell the teacher;
    no se lo digas a nadie don't breathe a word of it to anyone;
    ¿qué quieres que te diga? what do you want me to say?, what can I say?;
    ya te lo había dicho yo, es demasiado caro I told you it's too expensive;
    decir la verdad to tell the truth;
    decir mentiras to tell lies;
    pregunta si le dejas salir – dile que sí/no she wants to know if she can go out – tell her she can/can't;
    quiere saber si hemos terminado – dile que sí/no he wants to know if we've finished – tell him we have/haven't;
    dile que estoy ocupado tell him I'm busy;
    dígame lo que pasó tell me what happened;
    eso no es lo que me dijo a mí that's not what she told me;
    tengo que hacerte una pregunta – dime I need to ask you a question – go ahead;
    dígame en qué puedo ayudarle what can I do for you?
    3. [ordenar] to tell;
    la ley dice que es obligatorio el uso del casco according to the law, it is compulsory to wear a crash helmet, the law says that it is compulsory to wear a crash helmet;
    decir a alguien que haga algo to tell sb to do sth;
    haz lo que te digan y no protestes do as you're told and don't complain;
    dile que venga tell her to come;
    nos dijeron que nos fuéramos they told us to go away;
    lo vas a hacer porque lo digo yo you'll do it because I say so
    4. [recitar] [de memoria] to recite;
    [leyendo] to read
    5. [revelar] to tell, to show;
    eso lo dice todo that says it all;
    decir mucho (en favor) de to say a lot for;
    sus ropas dicen bastante sobre su situación económica her clothes say a lot about her financial situation;
    su violenta reacción dice mucho sobre su personalidad his violent reaction tells us o reveals a lot about his personality
    6. [llamar] to call;
    me dicen Paco they call me Paco;
    le dicen la carretera de la muerte they call it the road of death
    7. [asegurar] to tell, to assure;
    te digo que ella no está mintiendo I tell you o assure you (that) she isn't lying;
    dice que llegará mañana sin falta she says (that) she'll definitely arrive tomorrow
    8. [en frases]
    a decir verdad, no me apetece nada ir a la boda to tell (you) the truth o to be honest, I don't really feel like going to the wedding;
    como quien no dice nada as if it were nothing;
    olvídalo, como si no hubiera dicho nada forget I ever mentioned it;
    con decirte que me marché a los diez minutos, te puedes imaginar como fue la fiesta if I tell you that I left after ten minutes, you can imagine what the party was like;
    cualquiera diría que no le dan de comer en casa anyone would o you'd think she never gets fed at home;
    decir para sí to say to oneself;
    decir por decir to talk for the sake of talking;
    no te lo tomes en serio, lo dijo por decir don't take it seriously, she didn't really mean it;
    decirle a alguien cuatro verdades to tell sb a few home truths;
    es decir that is, that's to say;
    aracnofobia, es decir miedo a las arañas arachnophobia, that is o that's to say, fear of spiders;
    tengo otra cita – es decir, que no vendrás a la inauguración I've got another engagement – you mean o in other words you're not coming to the opening ceremony;
    encantado de conocerte – lo mismo digo pleased to meet you – likewise;
    tu primer examen estaba muy mal, y lo mismo digo del segundo you did very poorly in your first exam, and the same goes for the second one;
    ni que decir tiene needless to say;
    yo no digo o [m5]no quiero decir nada, pero… it's not for me to say, but…;
    ¿sabías que Santiago se ha casado? – ¡no me digas! did you know that Santiago got married? – no! o never!;
    ¡no me digas que no te gusta! don't tell me you don't like it!;
    el tenis/este cuadro no me dice nada tennis/this picture doesn't do anything for me;
    no hay más que decir that's all there is to it, that's that;
    (o) mejor dicho or rather;
    por más que digas, no le veo nada especial a esta ciudad whatever you say, I don't see what's so special about this city;
    por decirlo así, por así decirlo in other words, so to speak;
    RP Fam
    ¿qué decís? how are you doing?, how are things?;
    preocuparse por el qué dirán to worry about what people will say;
    no está lloviendo mucho que digamos it's not exactly raining hard;
    él no es muy inteligente que digamos he isn't what you'd call intelligent;
    ha sufrido un infarto – ¡qué me dices! she's had a heart attack – no! o surely not!;
    ¡quién lo diría! tan rico y sin embargo tan humilde who would have thought it, such a rich person and yet so humble!;
    tardarán en construirlo cinco años, ¡se dice pronto! they're going to take five years, no less, to build it!;
    yo lo hago en cinco minutos – eso se dice pronto, no sabes lo difícil que es I'll have it done in five minutes – that's easily said, you've no idea how difficult it is;
    si tú lo dices if you say so;
    ¡tú lo has dicho! you said it!;
    Esp
    ¡y que lo digas! you can say that again!;
    y no digamos, Am [m5]ya no se diga, Am [m5] ni se diga to say nothing of;
    no le gusta el pescado y no digamos el pollo she doesn't like fish, to say nothing of chicken
    vi
    como quien dice, como si dijéramos so to speak;
    es, como si dijéramos, una mezcla de danza y teatro it's a sort of mixture of dance and theatre;
    es, como quien dice, el alma de la empresa he is, so to speak, the soul of the company;
    Esp
    ¿diga?, ¿dígame? [al teléfono] hello?;
    Fam
    ¡digo! [¡ya lo creo!] of course!;
    [¡madre mía!] I say!;
    tenemos muchas ganas de ir de vacaciones, y nuestros hijos, no digamos we can't wait to go on holiday, and as for our children…
    * * *
    <part dicho>
    I v/t
    1 say; ( contar) tell;
    decir misa say mass;
    decir que sí say yes;
    decir que no say no;
    se dice que … they say that …, it’s said that …;
    diga lo que diga whatever he says;
    ¿qué quieres que te diga? what do you expect me to say?;
    para sí say to o.s.
    :
    es decir in other words;
    dar que decir set people talking;
    ni que decir tiene (que) it goes without saying (that);
    por así decirlo so to speak;
    ya es decir that’s saying something;
    que ya es decir which is really something;
    es mucho decir that’s saying a lot
    :
    ¡quién hubiera dicho que María se iba casar! who would have thought that Maria would get married!;
    dicho y hecho no sooner said than done;
    mejor dicho or rather;
    dicho sea de paso incidentally;
    está dicho, lo dicho as I have already said
    4
    :
    no es rico, que digamos let’s say he’s not rich;
    ¡no me digas! you’re kidding!;
    ¡dímelo a mí! tell me about it!, you’re telling me!;
    como quien dice so to speak;
    y que lo digas you bet;
    ¿y qué me dices de …? so what do you think of …?;
    usted dirá how can I help you?;
    ya decía yo que iba a acabar mal I knew it would end badly;
    ¡quién lo diría! who would believe it!;
    ¡cualquiera diría que tiene setenta años! who would have thought he was seventy!, you wouldn’t think o believe he was seventy!
    II v/i
    :
    ¡diga!, ¡dígame! Esp
    TELEC hello
    III m saying;
    es un decir it’s just a figure of speech
    * * *
    decir {23} vt
    1) : to say
    dice que no quiere ir: she says she doesn't want to go
    2) : to tell
    dime lo que estás pensando: tell me what you're thinking
    3) : to speak, to talk
    no digas tonterías: don't talk nonsense
    4) : to call
    me dicen Rosy: they call me Rosy
    5)
    es decir : that is to say
    6)
    querer decir : to mean
    * * *
    decir1 n saying
    decir2 vb
    1. (en general) to say [pt. & pp. said]
    ¿qué ha dicho? what did he say?
    ¿cómo se dice "biblioteca" en inglés? how do you say "biblioteca" in English?
    2. (a alguien) to tell [pt. & pp. told]
    4. (llamar) to call
    le dicen "Chapi" people call him "Chapi"
    dime / dígame (en tienda etc) yes?
    es decir that is / that is to say
    ¿diga? / ¿dígame? (por teléfono) hello?

    Spanish-English dictionary > decir

  • 2 carraca

    Carraca, esta palabra significa comida, condimentos, conquivus, (cacharros, etc.). Cuando íbamos a llindiar el ganáu disdi ‘l albiar el díe fasta que tapecíe, (cuidar el ganado desde el amanecer hasta el oscurecer) llevábamos la carraca nun cabaxín, zurronacu ou cestacu cualquier, (cabás, zurrón o cualquier otro cesto). Les muyeres baxaben al merquéu ya traíen la carraca pa toa la xemana. (Las mujeres bajaban al mercado y compraban si tenían dinero lo que se necesitase en la casa para toda la semana). Carraca tamén lu ye lu que lus vaqueirus chebaban disdi la teixá pal sou cabanu ou corte de la braña, dunde a lu mexor taben un fatáu de díes xin baxar a l'aldina, per ístu llebaben un carracáu de couxes que ñecexitaben. (Carraca también es lo que los vaqueros llevaban desde casa para sus cabañas del puerto, las morteras o los prados, donde a lo mejor estaban unos días sin bajar a la aldea, por esto subían muchas cosas que necesitaban y no todas eran para comer sino que algunas eran simples cacharros, o humildes mantas. Y carraca hermanos míos, era la que hacía mi madre y todas las vindas de los rojos, cuando todas las semanas iban a visitar a sus maridos a la Cárcel Modelo de Oviedo, como por las demás no puedo hablar, porque yo no sé cómo se arreglaban las pobrecitas, aunque me supongo que muchas hasta pidiendo limosna, sí que lo puedo hacer de mi madre, que todos los martes era el día que tenía de comunicación, y ella nunca sabía si le iba encontrar vivo, porque por aquellos tiempos fechus de llágrimes ya xufriencies, tous lus díes na carxel d'Uviéu achuquinaben cambrionáus enteirus de xóvenes astures y'anxina d’ista maneira tan achuquina, encalducá per prexones xin concencia, nin dinidá nin «Xusticia Humana», fexérun bon amagüestu de toes les xuventúes roxes d'Asturies, ya les pouques que nun achuquinarun llantárunlas nus batallones de trabayadores, dunde munchus morrierun achindi fartus de fames, de llatigazus ya vexaciones, ya lus oitres que xuerti tubieren de golguer pa la sou teixá, fexérunlu mamplenáus d'amollexíes que per mor d'echus tamén fatáus morrieron. Falaba you que carraca yera lu que miou má le chevaba ‘l miou pá tous lus martes a la carxel, que you nun séi lu que yera, perque na nuexa teixá nun había esconxolancia de nagua, peru lu que fora écha llantábalu tou nuna fardelaca, ya colaba na xuntura d'oitres muyeres de l'allina camín d'Uviéu tres ou catru gores endenantes qu’almaneciera, pos teníen qu'espatuxar alrreór de cuarenta quilómetrus andandu ya oitres tantus pa la regolguía, pos entoncenes nun valía faer el auto-stop que güéi se fae, perque tous lus cambriones ya coches cuaxi yeren millitares, y'angunus oitres yeren de lus drechistes, ya lus roxus nun teníamus namái que goxetáus mexeries, ya manegáus de miéu ‘l nuexu hermenu ‘l venceor, perque lus nuexus homes morrieran lluchandu nel frinti, ya lus oitres taben arretrigáus per les cárxeles dunde poucu a poucu lus achuquinaben ou lus esclavizaben nus batallones de trabayaóres, anxina yera que tou Asturies taba xemada de viudes, de vieyus ya de guaxiquinus güerfaninus, que tous nuexóitres, viétchus, muyeres ya nenus de lus roxus, díbamus ser esclavizáus inhumanamente baxu 'n enfernal xugu que nun nus dexaba más llibertá que la que nel xuenu cheldábamus. —Ya n'agora vou xebrame del trabayu d'enfilerar pallabres p'encalducalus cuamigu dientru d’ista hestoria dou tán lus raigones ya l'escola de nuexes costumes ya llingua. TRADUCCIÓN.—Por aquellos tiempos hechos de lágrimas y de grandes sufrimientos, todos los días que el Hacedor alumbraba, en la cárcel de Oviedo asesinaban camiones enteros de jóvenes astures, y así de esta manera tan despiadada y asesina, llevada a cabo por personas sin conciencia, ni dignidad ni ninguna clase de «Justicia Humana», llevaron a término casi el total exterminio de las juventudes rojas de Asturias, y las pocas que no asesinaron, las esclavizaron en los famosos batallones de trabajadores, donde muchos allí murieron hartos de hambre, de vejaciones y latigazos, y los pocos que tuvieron la suerte de volver a sus hogares, lo hicieron llenos de enfermedades que por mor de ellas también murieron bastantes. —Decía yo que carraca también era lo que mi madre le llevaba todos los martes a mi padre a la cárcel, que yo no sé lo que pudiera ser, porque en nuestra casa no había ninguna cosa de nada, pero lo que fuese ella lo metía dentro de una saca y marchaba en unión de otras mujeres de la aldea camino de Oviedo tres o cuatro horas antes que amaneciese, pues tenían que caminar alrededor de cuarenta quilómetros y otros tantos de retorno y todos los hacían andando, pues no servía hacer el auto-stop que hoy se hace, porque todos los camiones y coches casi eran militares, y algunos otros que había eran de los derechistas, pues los izquierdistas no teníamos nada más que grandes cantidades de miseria, así como de miedo a nuestro hermano el vencedor que jamás se portó nada bien con nosotros, porque nuestros hombres habían muerto en el frente, y los otros estaban presos en las cárceles, donde poco a poco les iban asesinando, o los esclavizaban en los campos de concentración o batallones de trabajadores, así era que toda Asturias estaba sembrada de viudas, de viejos y de niños huérfanos, que todos nosotros, viejos, mujeres y niños de las izquierdas, íbamos a ser esclavizados inhumanamente bajo el infernal yugo que no nos dejaba más libertad que la que en el sueño hacíamos. Y ahora me voy alejar del trabajo de poner en orden las palabras en este diccionario, para llevarles conmigo a los lugares donde yo he aprendido la dulce lengua de Asturias, que no es otro lugar que la escuela donde vivían las raíces y costumbres de Nuestro Pueblo, pues no se pueden buscar nuestras falancias en ningún otro lugar ni parte. Por esto les digo ahora, que si yo no hubiese vivido tan simple, sencilla, pobre, miserable, esclavizadora y dentro de la más natural de la «RAIZ ANCESTRAL DE ASTURIAS», ni yo ni nadie podría legarle a mi «AMADA ASTURIAS» ni a sus «HIDALGAS GENTES», la documentación pura, natural y sencilla que pueda tener este diccionario, porque desde estas mis simples líneas y mirándome muy mucho de lo que digo, les afirmo que hay muy poco fiable por no decir nada, escrito de nuestras costumbres y lengua. «DIES D’ENFERNU» (DÍAS DE INFIERNO) —Yera you 'n zaragoletu, 'n guaxiquín, un nenacu, 'n rapacín (un niño de unos ocho años), cundu la ñecexidá más prieta me fexera depriender lu que yera ‘l dollor, la xufriencia, l’inxusticia, lu pior qu'el Home pudiés encaldar d'enría lus sous xemexantes, you yera ún de lus miles d'anxelinus de miou Tierra que diba faer arroxaúra nel vivir d’ enfernu que m’aguardaba. Xin, fatáus de güérfanus lu mesmu que you, que güéi nel díe xuntu con nuexes familias, ente fius, ñetus, ya tou ‘l andecháu de parantela xomus más de la metá de les xentes d'Asturias, peru naquechus tempus d'achuquinus ya inxusticies nun yéramus namái qu'unus guaxiquinus dexamparáus de la man del Faidor ya del Home, ya tous noxóitres tubiemus que catanus el xustentu de fatáus de maneires diferientes, la miou per exemplu fó'ísta. COLOCOUME MIOU Má de cabrieru na teixá d'un amu baldrayu y atuñáu, llabascu y'achuquín tan solu per que me diera de comer ya me vistiera dalgu, peru ‘l condenáu matábame de fame, ya la vestimenta que punxu d'enría ‘l miou llombu conxistía nun calzáu que la metá ‘l tempu espatuxaba con las patas arregañás, apaxiétchau con unus fatucus tous esgacicáus que per tous lus lláus diben les mious carnis al entestate, acaniláes per el callor ya ‘l fríu en tou ‘l tempu. —Tenía yo aproximadamente ocho años de edad cuando me asesinaron a mi padre, y me recuerdo con toda exactitud cómo la ley de aquel tiempo llevó a cabo tan imperdonable, deshumanizante y vandálica felonía. —Nuna nuétche (una noche) llegaron a la casa de unos tíos míos que en mi aldea vivían y donde mis padres y yo nos refugiamos al término de la guerra en Asturias cuatro desalmados, cuatro bandoleros, cuatro inmundicias humanas, que escudados tras de sus armas empuñadas, representaban l'enñordiada Lley (LA SUCIA LEY) que en aquellos tiempos a la Justicia traicionaba, cuento yo, que aquellos cuatro merucus (gusanos), atemorizando e insultando a toda mi familia, detuvieron a mi padre, le amarraron como a la bestia que se lleva al matadero y se lo intentaron llevar de la casa, sin que mis tíos, (y la cosa no era para menos), intentasen pronunciar asustados como se encontraban ni la más mínima palabra de súplica o protesta. Pero mi madre no les secundó, sino que bravamente intentó defender al sou home (a su marido) no sólo con la palabra, que mi madre la tenía d'aguxa lu mesmu qu’un bon obreiru (de afilada lo mismo que un buen aguijón), sino que temerariamente se abalanzó sobre ellos y fuele preciso a uno de aquellos cobardes y desalmados representantes de la deshumanizada ley que corría en aquellos tiempos, de propinarle varios golpes con la pistola, dejándola mal herida y ensangrentada, tirada en el suelo con el conocimiento perdido. Mientras que aquellos bandidos, se llevaban a mi padre sin permitirle que de mi se despidiera, y tan solamente le he podido ver por última vez, tres les rexes de la cárxel d'Uvieu 'n die 'ndenantes que l'achuquinaren. (Detrás de las rejas de la cárcel de Oviedo, un día antes de que le asesinasen). Pronto mi madre y yo, llenos de la más desolante de las tristezas, y vestidos con el traje de las más indigentes miserias y pobrezas, nos marchamos de la casa de mis tíos y nos asentamos en la abandonada, vieja y destartalada casa de mi abuela. Y sin muebles, ni nada, los dos juntos, como grandes e indomables luchadores que hemos sido siempre, dimos comienzo sin desfallecer ni un momento, a la dura lucha por la vida, sin que nadie jamás nos ayudara. Empecé a ganarme la vida como pastor, a la corta edad de que cualquier niño sólo pensaría en jugar, comer cuando tuviese hambre y recibir de continuo montones de caricias y de amor, yo sin embargo, a pesar de no poseer nada de todas estas maravillosas cosas, era en extremo a mi manera feliz. Marchaba todas las mañanas con mi ganado al monte, donde permanecía todo el día, tan sólo con la compañía que me brindaba mi fiel y siempre por mí con cariño recordado Pelayu, que era un perro, de una inteligencia y sentimientos, que más bien que un chuchu (perro), parecía aquel singular animal un ser humano. Luego por las tardes, cuando el sol se escondía por detrás de las altas cumbres, retornaba feliz a la aldea, siempre lleno de contentura, cantando las más de las veces, amenizado por el potente tañir del zumbiétchu (cencerro) que llevaba colgado al cuello el semental del rebaño. Una mañana como tantas otras me encaminé con mi rebaño al monte y seria como a la media tarde cuando a la entrada de una cueva que se asentaba en un lugar casi inaccesible me encontré medio enterrado con las piedras y la escasa tierra que hacían la reducida plataforma de la portada de la caverna, un pequeño aro de oro, yo he tenido por así decirlo desde mi infancia la inmensa suerte de poseer una imaginación tan inmensamente dislocada, que por tal solían decirme mis vecinos, que era yo el rey de las mentiras, así como el más hábil inventor de endemoniados cuentos. El caso era, que aquel misterioso anillo abandonado a tan larga distancia de mi aldea y en lugar tan argutosu (estrecho, alto, inaccesible), hiciéronme presto pensar, que aquella joya no había llegado a tal escondrijo por sí sola, sino que desde luego alguien la había traído. En el momento mi imaginación desbordante de una alegría que no encontraba un fin para frenarla, comenzó a fomentar sin el menor titubeo la fantástica idea de que en el interior de aquella caverna debía de encontrarse un tesoro de preciosas joyas y valorativas monedas, y quién le había ocultado sabe Dios cuando, seguramente habría perdido aquel anillo que por casualidad yo encontrara. Así pues, ya firmemente convencido, adentreme temerariamente sin el menor temor por la angosta cueva con las miras de apoderarme de aquella inmensa riqueza que según mi soñativa imaginación me había hecho comprender que en su interior me estaba aguardando. Pero aquel día no conseguí mi feliz propósito, porque era la caverna más larga de lo que había pensado y la oscuridad que en ella reinaba me hacía ciego de toda luz. Senteme en su entrada muy desilusionado al no poder lograr lo que había soñado, pero pronto mi mente empezó a dibujarme mil dispares tesoros, pues por el rastro que descubriera seguramente que dentro de la gruta se hallaría escondida alguna chalga (tesoro) guardado con toda seguridad por una Xana, Xumiciu, Trasgu o Culiebru (dioses de la Mitología asturiana), pues al decir de el abuelo Nicomedes cuando en las largas veladas de los inviernos y sin jamás interrumpirle con grande contentura le escuchábamos las leyendas, cuentos e historias que él lúcida y socarronamente nos contaba, afirmándonos siempre que eran tan ciertos sus relatos, como que todos habíamos nacido para morir. Y cuando hablaba de las chalgas aseguraba que tal o cual vecino, morador de esta o aquella aldea, se había hecho de la noche a la mañana rico al haber encontrado una chalga. También afirmaba poniéndose muy serio alegando unos razonamientos que convencían, que las montañas que rodeaban nuestra aldea había muchas chalgas escondidas, que fueron sepultadas hacía muchos siglos por los invasores moros, que al ser vencidos por los astures y al no poder huir con tan pesados tesoros, los ocultaban en las montañas con las miras de poder regresar algún día a desenterrarlos. Como cuento, yo en aquellos momentos vivía alborozado, sumergido en una disloca alegría al saberme ya dueño de aquella incontable riqueza, haciendo que mis inocentes ojos sonriesen felices inmersos en la imaginativa dicha de poder muy pronto liberar a mi madre de la pobreza y quitarla del agobiador trabajo que faenaba trabajando en los eros de los vecinos de estrella a estrella por un miserable sueldo andechandu (en cuadrilla) todos los días. Y así pensando todas las dichas que mi infantil mente podía imaginar, rodeado por el sepulcral silencio que envolvía la grandiosidad de las montañas, rasgado de vez en cuando por el potente y agudo graznido que desde los peñascos más inaccesibles, o desde los infinitos espacios donde con majestuosidad planeaban, lanzaban las útres (águilas), que con ojos inquisitivos oteaban con hambrientas intenciones los escabrosos riscos y las empinadas fistietchas (pequeños valles encajonados entre las peñas), con la esperanza achuquinante (asesina) de poder atrapar con la rapidez del rayo, algún recental que se hubiese xebrau (apartado) de su madre. También aquel silencio que invitaba a la meditación era con más continuidad cortado, por el dinámico tañir del zumbiétchu (pequeño cencerro) que colgaba del brioso cuello del macho cabrio, conductor y semental del rebaño. Como cuento, allí permanecía ensimismada mi mente en el soñar despierto, fabricando sin trabas de la misma nada, las más disparatadas y fabulosas dichas, que harían la felicidad de mi madre junto con la mía. Llegó casi sin enterarme el atapecer del día (al oscurecer) y fue entonces cuando desperté con prisa del maravilloso soñar donde vivía, y raudo, con agilidad y destreza que hoy al recordarla me causa dicha, reuní en pocos minutos mi rebaño, ayudado con eficacia por Pelayu, mi fiel, obediente, valiente y amaestrado perro, que no le tenía miedo a nada ni a nadie si exceptuamos al siempre mal intencionado y vigoroso macho semental de la reciétcha que yo allindiaba (ganado menudo que yo cuidaba). Y cuando ya el día agonizaba entre las negras vestimentas de la noche, entré en mi aldea conduciendo orgullosamente mi rebaño. A la entrada del pueblo sentado plácidamente fumándose un cigarro, estaba esperándome mi amo preocupado por mi tardanza y acercándose a mí, con palabras desaforadas e insultantes, a la par que me reprendía con dureza, me preguntaba el por qué me había demorado tanto. No recuerdo lo que le contesté, ni la historia que le largué, lo que si sé, que no se creyó de ella nada, pues todas las gentes que me conocían bien sabían, que yo confundía la verdad con la mentira haciendo con entrambas las más inverosímiles y dislocadas historias. Sin embargo, lo que yo sabía muy bien, era que aquel miserable labriego de mi aldea, que tenía la desgracia de cuidarle sus ganados, por la triste desgracia de una comida infame y peor vestimenta, no le incomodaba en absoluto que yo llegase tarde o que me despeñara desde un serapu (peña) y me escontonara la motchera (rompiera la cabeza), lo único que le preocupaba al condenado, era que llegasen a su teixada (casa) sanos y fartus (hartos) todos sus ganados. Al siguiente día bien de mañana como de continuo hacía, con un poco de sabadiegu (chorizo malo) un cantezu (pedazo) de pan moreno y cuatro manzanas dentro de mi zurrón, salí de mi aldea afaluchandu (arreando) el rebaño, y con aquellas miserables viandas que llevaba en mi morral, tenía que aguantar todo el día en el monte corriendo sin descanso tras aquella veceira (rebaño) de cabras. Lo que no sabía el condenado de mi amo, era que yo siempre que tenía hambre, le ordeñaba sus cabras dentro de una lata que tenía escondida en la montaña, hartándome tanto yo como mi fiel Pelayu de espumosa y fresca leche hasta el golifar (hastiar). Si el bastruya (zafio) de mi amo tan sólo hubiese sospechado que le mucía (ordeñaba) sus cabras todos los días, me hubiera eszarapau (despedazado) mi frágil cuerpo con un mamplén de cibiétchazus (con muchos palos). Espatuxaba (caminaba) yo muy contento aquella mañana, quizás lo hiciera mucho más feliz que nunca, arreaba mi rebaño con desacostumbrada prisa, porque ansias locas tenía de llegar a la montaña, para entrar de nuevo en la misteriosa cueva, pues ahora ya no tendría problemas con la obscuridad que en ella reinaba, ya que conmigo llevaba una caja de cerillas y un pequeño candil que le había arrapiegáu (hurtado, quitado) de la corte (cuadra, establo) a mi amo, y con aquella luz, sería capaz de bajar hasta las mismas entrañas de la tierra, si a tal lugar la caverna se extendiese. Aquella noche había dormido poco y soñado mucho, tanto despierto como dentro del desvelado sueño, y tanto de una manera como de la otra, siempre llegaba a la conclusión, de que dentro de aquella para mi misteriosa gruta se ocultaba una fabulosa chalga de la que iba ser yo su señor y dueño, y cuando tal me sucediese, ya no sería yo más criado de ningún rapiegu (zorro) amo, ni tampoco a mi querida madre se le encallecerían jamás las manos, efectuando esclavizantes trabajos, nunca para el prójimo bien servidos y siempre por él peor pagados, ni se partiría sus costillas refrescándose el cansancio en su propio sudor por las fincas de nuestros vecinos, por donde se arreventaba todos los días del año, por la mezquina soldada de una fuente no muy grande de harina, un cesto de patatas, o cualquier otra vianda que mitigase el enorme fantasma del hambre, que desde el fin de la guerra se había enseñoreado de nuestro indigente char (lar), que nos obligaba despiadadamente a unos ayunos tan sumamente raquíticos, que el día que comíamos algo en traza (algo mas), tal parecía que habíamos cometido un grave pecado. Cuando yo fuese dueño de aquel tesoro, (abanzaba seguido de Pelayu arreando con prisa los ganados camino de la argutosa «abrupta» montaña, a la par que imaginativamente iba pensando), compraremos una casa decente, buenas fincas y mejores ganados, y entonces nuestros vecinos nos mirarán con respeto, y no nos tratarán con el menosprecio y la esclavitud a que ahora nos someten. Llegué al fin hasta el lugar que por costumbre tenía de enveredar el ganado para que a su aire subiesen guareciendu (pastiando) como siempre hacían hasta llegar al final de la tarde que era cuando el rebaño solía alcanzar lo más alto de la montaña. Pero aquel día no seguí yo al redil como siempre hacía, sino que me adelante a él corriendo sin el menor cansancio laderas arriba, hasta que por fin sudoroso y galopante en la alegría llegué a la vecindad de la caverna. Pude comprobar sonriente a la par que cariñosamente acariciaba a Pelayu, cómo éste me miraba contrariado al ver que yo por primera vez había cambiado todos mis cotidianos hábitos. Ya que siempre nada más llegar al monte y dejar a las cabras a su albedrío pastiando, nos sentábamos en el lugar acostumbrado, y zampábamos sin pérdida de tiempo a partes iguales como buenos compañeros, la miserable comida que nos había servido nuestro amo. Después jugábamos incansablemente en mil dispares entretenimientos hasta quedarnos rendidos, y muchas veces tras de nuestros juegos, los dos juntos abrazados nos quedábamos profundamente dormidos y al despertarnos sino avistábamos el rebaño, corríamos alocados por la preocupación, por entre los abruptos riscos, y las espinosas malezas hasta lograr encontrarlo. Después otra vez gozosos retornábamos a nuestros juegos, o yo me quedaba mirando a las montañas ensimismado pensando, mientras que Pelayu se entretenía cazando grillos, u otros insectos, y otras veces con sus blancos y poderosos colmillos recorría con rabia su pelambrudo cuerpo, diezmando la cabanada (rebaño) de pulgas y otros parásitos que con su sangre se alimentaban. Como cuento, aquella mañana mi fiel Pelayu me miraba preocupado, pudiendo yo observar en sus vivarachos, picarescos e inteligentes ojos, una recriminación que me estaba haciendo, por su forma de ponerme sus fuertes patas en mi pecho, a la vez que me lamía entre pequeños y cariñosos ladridos mi rostro. Si con sus ladridos pudiese hablar mi lenguaje, seguramente que me diría. —No seas un iluso soñador, mi más querido y preciado compañero, no llegues con tu fantástico pensamiento hasta el extremo de acariciar ni tan siquiera cuanto te has imaginado. Comámonos con la alegría de que hacemos gala todos los días, esa mezquina comida que nos da nuestro despreciable amo, y juguemos con la inocente felicidad de siempre, ya que éste será el más grande tesoro que jamás podrás superar en tu vida. ¿Dónde podrás hallar una riqueza que se pueda comparar a la natural y sencilla felicidad que hoy gozas, aunque ésta se haga su camino dentro de la gran pobreza que te acompaña? Pero hoy yo sé fijamente, que aunque mi perro pudiese hablar, haciendo que en tal momento me asustase al presenciar tan grande milagro, y me dijese que no entrase en la cueva, porque lo que dentro de ella iba a encontrar sería mi propia muerte, la verdad es, que ni al mismo Faidor (Dios) en aquellos momentos yo no obedecería, y así de resuelto, encendí el candil, y sin el menor asomo de miedo, ya que la ilusión y la alegría que poblaban mi espíritu en aquel encaldar (hacer) eran tan inmensos, que empequeñecían hasta el ignoro cualquier otro sentimiento. Adentreme en la cueva que era iluminada tenuemente con la pobre luz que el candil despedía, siempre acompañado de Pelayu que tras de mí, el muy tuno de mi aventura se reía, no era larga la caverna, pues a treinta metros no alcanzaría, y cuando llegué al final, no encontré ni las Xanas, ni los Trasgus ni Xumicius, ni la chalga, preciado tesoro que yo perseguía, sólo había muchos cascos de avellanas y de nueces, algunas latas de conservas ya vacías, unos trapos manchados de sangre, unas mantas viejas y apoyadas en la rocosa y húmeda pared de la cueva, había varias armas de fuego que pronto me hicieron olvidar la riqueza que en un principio había imaginado que allí me aguardaría. Por primera vez en mi vida iba a tener juguetes, auténticos juguetes de verdad de los que usaban los hombres para asesinarse vilmente al igual que hacen los lobos cuando por su cuenta cogen un apacible rebano de ovejas. Dejé el candil en el suelo y elegí entre todas aquellas armas una brillante escopeta, lleno de contentura me senté encima de aquellas mantas y empecé a maniobrar con aquel peligroso juguete, yo sabía cómo se manejaba supuesto que mi amo tenía una escopeta muy parecida y le había visto limpiarla y cazar con ella algunas veces, durante algún tiempo estuve jugando con ella, de una canana que allí había saqué dos cartuchos que metía y sacaba dentro de su recámara, yo me creía en aquellos mis felices instantes el más grande cazador del universo. Pelayu que ya se había cansado de husmear por todas las partes y no habiendo encontrado nada donde llancái el diente (hincar) se tumbó en el suelo frente a mi mirándome sonriente y burlonamente, (porque aunque ustedes no lo crean, yo sé que los chuchos saben sonreir). Enojeme de Pelayu al ver como tan descaradamente se mofaba de mí, por eso encañonele con la escopeta con ánimo de amenazarle, pero cambió Pelayu de gesto rápidamente, levantose con rapidez del lugar donde estaba achucáu (costado), enseñome los clientes ladrándome muy enfadado y a la velocidad del rayo salió de la cueva, quizás porque el inteligente animal presentía, de que alguna desgracia iba a lleldar (hacer) yo con aquel mortífero artefacto, y no quería ser él quien primeramente la recibiese en su cuerpo. Aun permanecí algún tiempo en la gruta jugando a mi manera con las armas, y solamente cuando el candil por su guiños me hizo comprender que su luz ya se le estaba escosando (terminando), salí de la caverna con la escopeta en una mano, dos cartuchos en su recámara y el candil en la otra. En el exterior Pelayu correteaba detrás de los grillos y las camporinas (mariposas) al parecer ya libre de todo enfado. Ya cansado de jugar dejé la escopeta en el suelo y senteme tranquilamente al lado del zurrón, y en cuanto mi perro vio que ya había abandonado el arma, vino corriendo hacia mí, moviendo la cola y sonriéndome amigablemente. Allá abajo en la mitad del valle pude ver a mi rebaño cómo subía espenandu (comiendo) los pochitcus (enanas encinas), y yo de nuevo me volví a sentir feliz y contento a pesar de no encontrar la chalga que tanto con su riqueza había soñado e ideado. Comimos a hora desacostumbrada mi perro y yo aquella pobreza de comida, y tras de jugar un rato, él se quedó adormilado y yo comencé a pensar de quién serían aquellas armas. No me cabía la menor duda de que aquel arsenal de armas debía de ser de los fugáus (huidos), seguramente que eran de aquellos cuatro rapazones (mozos) que se entregaran a los soldados que estaban destacados en mi aldea. Yo los había visto en el cuartel que los militares tenían que era en la escuela de mi aldea, un amplio edificio que fuera regalado a la parroquia por unos indianos del chugar (lugar) que retornaran de las américas con la corexa betchá de cuartus (con la cartera llena de dineros). Recuerdo que aquel día que yo los vi, un soldado que de seguro sería el barbero, les estaba cortando el abundante pelo que lucían, y uno de los rapazus le dijo sonrientemente al militar. ¡No hace falta que te molestes mucho camarada, pues cuando un día de estos nos trasladeís a la cárcel de Oviedo, allí lo más seguro es que nos rebanen el pescuezo! EL MACHO CABRÍO Güelgu coyer el filu dóu d'endenantes m'enduébitchaba algamiandu na miou motchera alcuerdancies de cundu you yera guaxe, ya comu tóus non se puén cuntar per filera, per ísu xebreme d'aquín, pa dir p'acuchá, perque toes les couxes tienen la sou xaceda, ya non la quixéramus cataye nuexotrus. (Volviendo coger el hilo de los aconteceres que anteriormente en mi cerebro se barajaban dentro de las añoranzas de mi niñez, y como todos estos acaeceres no se pueden relatar en hilera, por eso me marché de éste, para ir al de más allá, que es de donde vengo ahora, porque todas las cosas tienen su propia postura, y no la que quisiéramos darle nosotros). Y aunque parecía que me había perdido por estar tan llargu lonxe (tan largo lejos) la verdad es que yo no pierdo el tiempo adornando los hechos que no deben de ser adornados, nin fiéndume en xebraures que van esfaese 'n probeces, perque 'l que non ye llicenciáu 'n filloxofía e lletres, non pué faer munches froritures con les pallabres nin les lletres, ya per ístu, tien que encaldase 'n aforrador d'istus dellicáus y'artifixusus monumentus, perque si lus mesmus que güéi día que lus manexan y'atreinan, la metá de les veces non xapien lu que falen, ya llanquen el focicu fasta les urées en telares de Pachu 'l Xabadiegu betcháus de poxa y'escosáus del granu que ye pelu que tóus muramus nista engochá vida, ¿qué fairé you que 'deprendí namái que tres meses nuna escola pública? (Ni me hondeo en deserciones que se deshagan en pobrezas, porque quienes no son licenciados en filosofía y letras, no pueden hacer muchas florituras con las palabras y las letras, y por esta razón, tienen que hacerse ahorrativos de estos delicados y artificiosos monumentos, porque si los mismos que hoy en día los manejan y cuidan, la mitad de las veces no saben muy bien ni la mitad de lo que escriben, ni otra pareja parte de lo que hablan, y meten por estos menesteres el hocico hasta las orejas, en cuestiones que los imposibilitan para después resolverlas, y si se aproximan a este nivelamiento, lo hacen sembrando una hierba productora de mermado grano, que es el punto primordial que todos intentamos recoger en esta cerda vida. Como cuento, si estos señores eruditos en estas materias se equivocan ¿qué puedo hacer yo, ¡pobre de mí!, que tan solamente he tenido la suerte de ir al colegio público tan sólo tres meses?). Cuento yo que me hallaba en aquellos mis infantiles pensares intentando saber a qué huidos pertenecían aquellas armas, y así dejé tal perder el mucho tiempo que me sobraba, cuando mis ojos retrataron el gran combate que a baja altura, muy por debajo de donde yo me encontraba, sostenían tres cuervos, que despiadada y valientemente le atacaban a un águila real, y ésta piando quizás por el dolor que le inferían los efectivos picotazos de los cuervos, o tal vez en su lenguaje maldiciéndoles llena de rabia por el no poder repeler el ataque de que era objeto. No podía defenderse de sus tenaces atacantes, porque todo su cuerpo en gran tensión estaba, ya que al volar tan bajo, todas sus enormes energías las precisaba para mover sin el menor descanso sus grandes alas, con el apremiante fin de salir de aquel espacio que al parecer pertenecía a los belicosos cuervos, que con ardorosa valentía y enquina ofensiva, disputaban tal natural privilegio, a las mismas soberanas de los cielos. Había yo presenciado muchas veces batallas entre las águilas y los cuervos, y siempre éstos las perseguían atacándoles por su parte posterior, hasta la altura donde el águila ya no necesitase mover sus alas para sostenerse, cuando esto sucedía, los cuervos precipitadamente abandonaban el combate, porque ellos sabían, que donde el águila pudiese planear, todo animal viviente que se acercara, encontraría entre sus poderosas garras una rápida muerte. Queriendo yo saber como es natural el por qué los cuervos atacaban a las águilas, un día que cuidando sus cabras junto a mí estaba un paisano llamado Máximo, que por apodo se le llamaba el «Puchegu», porque tenía tantas razones en sus hablares como palabras por su boca se alumbraran, a pesar de que el Puchegu no sabía leer ni escribir, sabía de cuentos más que el mismísimo Quevedo, e igual hacía cuando se le necesitaba de veterinario que de médico, atinaba casi siempre cuando iba a llover o hacer buen tiempo, en fin, que era Máximu el Puchegu en todas aquellas aldeas de mis amores, una Enciclopedia que aventajaría en mucho a todas las que en nuestros días nos sirven las grandes editoriales, industriadas por hombres estudiosos de las ciencias. Empezó mi amigo el Puchegu explicándome, que son los cuervos de las abruptosas montañas más bregáus (valientes) que los que moran en las valladas o pequeñas lomas, y todo porque la escasez de alimentos en las rocosas cumbres, es muy inferior a los que existen en los valles o montículos, y así como a los hombres la abundancia los hace temerosos y a veces hasta pusilánimes, y la necesidad o privaciones los vuelve por ley de vida temerarios y osados, en los animales ocurre en igual medida lo mismo, así pues, el cuervo defiende su pitanza no permitiendo que las águilas cacen a menor altura que la que les pertenece, y si desde tal situación descubren una pieza, y bajan con su endemoniado vuelo de alas plegadas la apresan y luego vuelven a elevarse al lugar que les corresponde, los cuervos no osarán ni tan siquiera molestarlas, pero si por el contrario descienden para dedicarse a cazar desde el lugar que no les pertenece, entonces los cuervos las atacan con verdadera saña y valentía y siempre logran hacerlas ascender hasta la posición que ellos consideran justa. Esto es así, porque desde tal altura las águilas sólo pueden divisar en tierra una pieza que ellos no cazan nunca, como puede ser un conejo, una pequeña res, un zorro, y hasta inclusive el mismo perro que con el pastor cuida el rebano, y también se han dado casos en que las águilas hasta han cazado un lobo, y con él entre sus garras han subido hasta sus utreras (nidos) donde le devoraban con la misma satisfacción que pudieran hacer cuando se afestinaban con las tiernas carnes de un inocente corderillo. Si las águilas pudiesen volar más bajo sin ser por los cuervos molestadas, también podrían cazar con gran facilidad, lagartos, culebras, etc., etc., y es ésta precisamente la comida que el cuervo defiende, por eso ataca al águila cuando ésta intenta apoderarse de la que él cree que es su exclusiva pertenencia. Terminó el águila al fin tras el ardoroso acoso a que la sometieron los cuervos de subir hasta la altura que ellos consideraron lícita, y rápidamente éstos plegando sus alas la abandonaron y en vertiginoso vuelo buscaron el abrigo de los arbustos de sus montañas. Terminó para mí aquel día el maravilloso espectáculo que la soberana del cielo y los bravos cuervos me habían ofrecido, y fue entonces cuando me incorporé del lugar donde me hallaba sentado, para mirar a mis cabras que guarecían (pastiaban) por encima de donde yo estaba a la corta distancia de unos cincuenta metros, lo primero que mis ojos retrataron fue el orgulloso y antipático macho cabrío, que empericotáu (subido) en un cuetaron (peñasco) a la par que espenucaba (arrancaba) las fuéas d'un pótchiscu (hojas de una enana encina), mientras que las enguyía, parecíame a mí que me estaba mirando desafiadora y despreciativamente, con sus grandes y retorcidos cuernos, su larga perilla y enorme cencerro, se me representaba como el diablo que sonriéndose ladinamente se guasaba de mi humilde persona, a la par que de mi buen Pelayu, pues a entrambos y dos el condenado nos había hecho correr infinidad de veces, por eso, tanto Pelayu como yo siempre que teníamos ocasión y traicioneramente, él le mordía sañudamente en sus cadríles (patas) y yo le atizaba barganazus (estacazos) y pedradas donde mejor encaldase (terciase). Ocurriósele a mi mente en aquellos momentos el darle un buen susto a aquel demonio con cuernos y cencerro, por eso así la escopeta con determinación, y cargada como se encontraba con dos cartuchos, apunté por debajo de donde él se hallaba con el firme propósito de tan sólo darle un susto que no olvidase en su vida, y ya sonriéndome adelantadamente por el resultado de la idea que sin más pérdida de tiempo iba llevar a la práctica, apreté los gatillos de la escopeta, y una doble y potente explosión originose que dio conmigo en el suelo por la fuerte sacudida que el arma emburrióu (empujó) con dolor en mi cuerpo. Pero escosóseme d'afechu (marchóseme del todo) tal dolor, cuando entre el repilar (ecos) de la montaña por la explosión, sentí al macho cabrío lanzar al viento grandes berridas, que hiciéronme con preocupada prontitud deducir, que aquel demonio odioso no se quejaba por el susto que pudiera recibir, sino por la perdigonada que sin yo proponérmelo le había albergado en su pelambroso y maloliente cuerpo, levanteme sin demora del pedregoso lecho donde la escopeta con su duro empujón me había acostado, y aún tuve tiempo de ver cómo el semental de mi rebano rodaba por entre los cuetus del xerrapeiru (peñas de la sierra) infiriéndose más heridas en su cuerpo que las que yo por equivocación con los dos disparos le había inferido, siendo quizás su muerte no la perdigonada que le había desequilibrado, sino los argutoxus cuetus (agudos peñascos) que cual cuchillos al rodar su pesado cuerpo por entre ellos le apuñalaban mortíferamente, por eso al detenerse en su poleamientu (rodar) detrás de un pótchiscu (encina) que encontró en su paso, dejó de berrar en el instante, que su vigoroso cuerpo perdiera la vida. Fuime yo corriendo acompañado de Pelayu que me ganó la palma en la carrera, hasta el lugar de aquel desgraciado suceso, y cuando llegué donde el chivo estingarráu (tirado, acostado) ya no contaba como enemigo vivo, vi cómo a torrentes se desangraba, a la par que Pelayu con su nutritiva sangre se fartaba (hartaba). Pensé yo con gran temor cómo decirle a mi amo lo que había pasado, él que sentía por su chivo un orgullo y continuo ponderado casi desmedido, pues siempre que la ocasión se le brindaba cuando con sus vecinos dialogaba, soliales afarrucado (faroleándose, chuleándose) decir, que no había en toda la comarca un macho cabrío que ni con mucho en raza y estatura, se le pudiese parecer al suyo. Era ya casi la hora de afalar (retornar arreando el ganado para casa) cuando se me ocurrió la idea de decirle a mi amo que el chivo por si sólo se había despeñado, así que guardé la escopeta en la cueva y apresuradamente yo temeroso y preocupado y Pelayu contento por hallarse harto, reunimos el rebaño y nos encaminamos hacia la aldea, parecía que hasta las mismas cabras que en otras ocasiones se mostraban rebeldes y saltarinas, aquel desdichado día caminaban cabizbajas y avizorantes, observando en todas las direcciones con pronunciosa alteración, buscando aquel macho cabrío que las dirigía y dominaba con su orgullosa presencia, haciéndose notar en todo momento, por el continuo tañir de su zumbiétchu (cencerro), que por primera vez en el rebaño no se sentía el caidonante ruxíu (dirigente sonido). Pienso yo que solo contento caminaba vigilante mi fiel Pelayu, porque ya nadie en el rebaño se atrevía a discutirle sus ladridos o frágiles mordiscos, cuando por orden mía a las cabras con eficiencia les infería. Más sin embargo yo, al igual que a mis cabras, algo me tenía también apresado, algo extraño para mí, por primera vez a mi espíritu esclavizaba, que ni era tristeza ni pena, pero sí era miedo y grande desesperanza. Siempre que retornaba con mi rebaño a la aldea, cuando en las atardecidas la montaña abandonaba, mi corazón ameruxáu d'allegría (rebosante de alegría) a mi garganta un torrente de cante le rogaba, y ésta inocente y falta de todo perjuicio, sintiéndose tan dichosa como los mismos celestiales ángeles, cantaba recias asturianadas, mientras que todo mi ente, afanosamente afalaba (arreaba) las cabras. Quizás cantara yo aquellas horas con más gracia que en todo el día por alegre que fuera y pudiera tener, porque por así decirlo me acercaba al sencillo y noble vivir de las gentes de mi aldea, pues diez o doce horas en la continua soledad que en las montañas me acompañaba, para un rapacín como yo era, eran muchas horas desamparado de la comunidad humana, y sobre manera yo, que con ser mi cuerpo ágil y fuerte hasta casi rayar en el desuso, empequeñecido se quedaba si le comparaba con mi espíritu tan ensoñador e imaginativo, que todas las cosas al engrandecerlas confundía, menos el miserable pan de la maxera (artesa) que mi amo me entregaba, que a pesar de ser tan escaso, jamás supe imaginar nada para engrandecerle. Estaba mi amo a la entrada de la aldea esperándome como siempre hacía para ayudarme a xebrar el rebaño, ya que como eran tantas cabras, no cogían todas en la misma corte (establo), y había que llevar parte de ellas a otra cortexa (cuadra pequeña) que estaba en la parte opuesta de la aldea. Entretenía siempre su espera el condenado de mi amo, hablando con un artesano del lugar, que se dedicaba a la fabricación de yugos y madreñas, que tenía su taller montado debajo de un hórreo, que estaba asentado a la salida de la aldea, mismamente en la desembocadura del pedregoso y empinado sendero que venía de la montaña. Desde tal lugar él sentía con antelación el potente tañir del zumbiérchu (cencerro) que ximielgaba (movía) con fuerza y hasta con orgullo el estupendo semental de su rebaño, entonces él liquidaba por el momento con el madreñeiru la conversación que estuviesen embargando, y dedicaba toda su atención a su rebano, observando con avarienta atención, en el propiar si sus ganados venían fartus óu famientus (hartos o hambrientos), o si alguna de sus cabras venía coxa (coja) por mor de haberle caído una piedra o cualquier otro accidente que hubiera acaecido, como solía ser normal algunas veces. Pero aquel inolvidable para mi atapecer (atardecer) vio antes sus cabras que escuchara el ya inexistente zumbiétchu, por eso con su vozarrón de trueno, y como una centella por mí temido, me preguntó a la distancia de una piedra lanzada cuesta abajo: —¿Qué fói lu que pasóu Xulín...? —¿El chivu perdiu 'l mayuelu...? —Quería decirme, que si el cencerro que llevaba su chivo, había perdido el majuelo, o pequeño péndulo que lleva dentro el cencerro. —Esto también era frecuente que sucediese. Contestele yo desde aquella altura con mucho menos miedo que si me encontrase ante su presencia, diciéndole que el chivo se había despeñado, y arriba en la montaña se encontraba muerto. Estas mis palabras que en el viento camino de la aldea mi voz empujó con fuerza, fueron escuchadas por mi amo que se encaricotóu (encendió) en una rabiosa tristeza, que si pudiese desahogarla, seguro que en mi persona haría él su complacencia. También la desgracia del chivo, que por mí a voces era anunciada, fue oída por algunos otros vecinos a parte del madreñeiru, y como aquel semental de macho cabrío había sido siempre tan aponderado e idolatrado por el babayu (bocazas, charlatán) de mi amo, que con su dichoso cabrón los vecinos de la aldea ya habían pescado la costumbre de decir siempre que alguien ponderaba una cosa, ¡non si paezme a mín, que moren más castrones que Manín na nuesa aldea! Bueno pues como estoy contando, todo el lugar en pocos minutos se había enterado y en parte congregado a la salida del camino que bajaba de la montaña, ya que la muerte de aquel chivo que había ya dejado entre ellos la ya dicha cantinela, les había algunos los más envidiosos y vengatibles alegrado, y a los otros los más sentimentales y nobles les entristecía la muerte de tan comentado castrón. (También se suele llamar castrones a los chivos muy grandes). Al fin entré yo en la aldea quizás con el mayor recibimiento que jamás a nadie le hicieran, y todos atropelladamente me preguntaban lo que con el dichoso castrón me había sucedido, y yo les repetía a la par que intentaba xebrar las cabras para llevarlas a sus respectivas cuadras, que se había despeñado y que todo descuatramindáu (deshecho, desarmado) se quedara en la montaña. Un ratiquín (un tiempo) más tarde, y ya siendo casi la oscurecida, tres vecinos del lugar haciendo cuadrilla con mi amo, caminaban en pos de Pelayu y mía, otra vez camino de la montaña, para enseñarles donde estaba estrapayáu (aplastado) el chivo, con el propósito de bajarle para casa, con el fin de aprovechar su piel y carnes, que serían curadas bajo las barras del xardu (secadero) una estupendísima cecina. Llegamos a la postre ya con la noche tan negra como la boca de el lobo, al xeitu (sitio) donde el chivo fechu 'n chaceiru (hecho un deshecho) ya en el frío de la muerte sin despertarse dormía, tanto Manín que yera mi amo, como los tres vecinos que le hacían compañía, sudorosos y respirando medio ahogados por el tremendo esfuerzo que suponía subir con tanta rapidez hasta tamaña altura, sin perder un momento amarraron el animal por las cuatro patas juntas haciendo cucara (en montón, juntándolas todas) con una cuerda que para tal menester ya traían, y colgándolas de un fuerte y largo palo del que también venían poseídos, echáronselo al hombro entre dos, y con menor rapidez y mayor precaución, relevándose entre ellos conseguimos llegar sin novedad a la aldea. A pesar de ser casi la media noche, aun había algunos vecinos en reunión dentro de al parecer amena charla que quizás tuviese mucho que ver con el castrón, Manín y con mi desventurada persona, esperándonos en el lugar donde el madreñeiru trabajaba. Entramos todos en procesión rumorosa en la corralada de la casa de Manín, detrás del cabrón que colgado del baral sofitado en los hombros de dos vecinos se xiringaba (balanceaba), vigilado siempre con sonrisa ladina por mi fiel Pelayu, que comprendía que al no tardar, iba a saciarse hasta el no poder manducar más, con los rojos hígados de quien en vida, le hubiera hecho correr con cierto temor con el rabo entre sus piernas. Mientras que mi amo y sus serviciales vecinos se disponían a desfoyar (desollar) colgado de unos garfios que había debajo del hórreo al desgraciado chivo, la muyer (mujer) de Manín sin parar de condolerse, y hasta inclusive queriendo a mi endilgarme parte de la culpa, me dio de cenar una escudilla de farines (harina de maíz cocida) con una taza de leche de cabra, porque la leche de las vacas la tomaban ellos y la que sobraba la hacían en manteca, que tampoco yo nunca la probaba. Por primera vez no se hallaba sentado a mi lado sacando la lengua y relamiéndose, mirándome con sus ojos inteligentes en espera que yo le tirase delante de sus narices una cucharada de mi comida a mi fiel Pelayu, pues él sabía que al lado del castrón, tenía una fiesta grande con sobrada pitanza. Comía yo vorazmente aquellas puliendras (farinas), a tan desusada hora de la noche, sin que mi mente de pensar cesara, y antes de terminar mi miserable cena, una luz que me llenó de cierto temor en mi cerebro escendiose, para decirme con su claridad, que no iba a transcurrir mucho tiempo antes de descubrirse mi mentira, porque al esmianaye 'l pelleyu (quitarle el pellejo) al castrón, le encontrarían incrustadas en su cuerpo las postas que le habían matado, y me interrogarían sobre tal suceso, siendo yo al momento un cómplice y encubridor de la muerte del condenado cabrón, que según parecía me iba a dar guerra hasta después de ser muerto. Seguramente querrían saber el por qué les había mentido, haciéndoles creer que se despeñara, cuando a la prueba estaba que fuera abatido por un tremendo pistoletazo. Bajé después de cenar a la corralada donde los hombres andaban a vueltas en la desfoyadura del castrón, a la luz de un par de candiles de carburo y no llevarían un cuarto de hora reparándoles en su circunstancial oficio de carniceros, cuando Antonón el de la Cuandia dijo sorprendido mirando para mi amo que le alumbraba con el candil en la mano para que los otros vieran mejor en la faena que encalducaban (hacían). ¡Ah Manín, isti castrón non morrióu comu diz el tou criadín despeñáu, pos tién ente 'l coración ya lus polmanes un manegáu de postes llancades, asina que si quiés saber quién l'achuquinóu, pregúntaye 'l tou rapazacu, lu que axucedióu! ¿Qué ye lu que me tas diciendu...? ¿Quién diañus diba pegái 'n tiru 'l miou cabrón ? Antonón arrabucandu d'ente les asaures del chivu cuatru ou cincu postes que yeren de grandies comu arbeyinus rancuayus, díxole 'l miou amu metiénduyes per dellantri 'l focicu: ¡Mira Manín, ístu fói lu qu'achuquinóu 'l tou chivu! (Ah Manín, este cabrón no murió despeñado como dice tu criado, pues tiene entre el corazón y los pulmones un cesto de postas plantadas, así que si quieres saber quién le asesinó, pregúntale a tu muchacho lo que sucedió). (¿Qué es lo que me estás diciendo? ¿Quién demonios le iba a pegar un tiro a mi cabrón?). (Antonón arrancando de entre las asaduras del chivo cuatro o cinco postas que eran de grandes como pequeños guisantes, le dijo al mi amo mostrándoselas por delante de su hocico: ¡Mira Manín, esto ha sido lo que asesinó a tu chivo!). Hallábame yo detrás de ellos a media penumbra, por eso no pudieron ver cómo todo mi cuerpo temblaba, y mis mexiétchas (mejillas) se encendían como las mismas brasas cuando el viento las apuxa (atiza). Quizás si fuese a pleno día, me hubiesen sacado la verdad al descubrir yo mismo por mis síntomas externos la mentira, pero la noche, encubridora de toda claridad que profané sus negras vestiduras, me ayudó a ser firme e inamovible de mi primera mentira. Convencido mi amo de que le había engañado, acercose a mí con el candil en una mano, y llena su despreciable alma de ira, y enloquecida venganza, con la otra su mano, atizome un fatáu de morráes (varias galletas, tortas, guantazos) que dieron con mi cuerpo en el suelo, y antes de que yo pudiese huir del peligro que me rodeaba, levantome del suelo con la misma mano que tan vilmente me castigara, y a la par que alumbraba mi rostro donde la abundante sangre que manaba de mi nariz lo embadurnaba, me dijo mirándome con sus ojillos de bracu (cerdo) donde la maligua ira en un brillo salvaje se enseñoreaba: ¡Ahora mismo me vas a decir hijo de perra y de republicano asesino, que el día que asesinaron a tu padre que era lo mismo que tu un embustero y un bandido, te tenían que haber envenenado a ti, para que no pudieses hacer el mismo mal que hizo tu condenado padre, vamos, dime quién fue el que disparó contra mi chivo, dímelo pronto o terminaré contigo! Y al tenor que esto me estaba diciendo, su dura mano caía una y otra vez sobre mi rostro, y fue entonces cuando aquellos hombres de entre sus manos me arrancaron, pues al no hacerlo, quizás aquella bestia humana, que había luchado en defensa de la (PAZ DE ESPAÑA) fácil me hubiera asesinado, como seguramente acostumbrado debía de estarlo, al haber practicado tal demoníaco proceder, con otros indefensos inocentes, de los miles que asesinados fueron en Nuestra Patria, por cobardes, dañinos y miserables hombres, como lo era mi despreciable amo. Fue curado con agua fresca mi amoratado y sangrante rostro por Antonón de la Cuandia, que me aconsejaba cariñosamente, les dijese lo que con el cabrón me había en la montaña sucedido, y que no tuviera ningún miedo de contar la verdad que se buscaba, pues ella misma me protegería de quien me hubiera amedrantado para que no le delatara. Cuéntanos hijo si fueron los huidos quienes al chivo le dispararon, ya que nadie más que ellos pudo hacer tal cosa, y ten presente que si no nos lo dices ahora, mañana vendrán los guardias y ya verás cómo con ellos no puedes seguir negando. Díjele a Antonón el de la Cuandia, que yo estaba dormido, y que me desperté cuando sentí al cabrón bramar desesperado al tenor que bajaba rodando por entre los peñascos, siendo aquello todo cuanto yo había visto y oído. Volvió otra vez ya más sosegado mi amo a insultarme y amenazarme, y a la postre me ordenó que abandonara su casa, pues él no fartaba bribones que lejos de cuidar su rebaño, permitían que personas tan canallas como yo lo era se lo asesinaran. Marcheme de aquella casa de noche, maltrecho mi cuerpo y deshecha de sufrimientos mi infantil alma, sin más pertrechos que los que llevaba a costillas, que eran los únicos que poseía, y que constaban de un mono de caqui hecho de la guerrera de un soldado, con más remiendinos que de plumas tiene una gallina y de todos los colores que imaginarse puede, calzado con unas alpargatas de esparto donde los calcaños se asentaban en el suelo y los dedos lo mismo hacían por no quedar de las alpargatas nada más que la parte del centro. Por primera vez desde hacía varios meses que Pelayu era o mejor dicho había sido compañero inseparable de hambres y fatigas, de juegos y caricias, de largas soledades entre ambos repartidas, por primera vez digo, mi fiel compañero ya no me seguía, me traicionaba el muy ladino por unas piltrafas que de vez en cuando aquellos hombres que carniceraban en el cabrón, le arrojaban en el empolvado suelo de la corralada, para él valía en aquellos momentos más la asquerosa pitanza, que todo el cariño que yo pudiera brindarle, ya no se recordaba el muy desagradecido de que yo repartía con él a partes iguales la escasa comida que para mi sólo me entregaba el llabascón (cerdo grande) de mi amo, en una palabra, Pelayu era un desagradecido y egoísta, propiedad que en mayor o menor cuantía, va fusionada en el instinto de todo ser mamífero de la Tierra. Llegué aquella primera noche de mi vida, que había sido maltratado, insultado, golpeado, pisoteado, arrastrado y ofendido a tan gran profundidad y altura, que dudo que a mis años en todo el mundo, a nadie le hubiera sucedido tan inhumana atrocidad, cuento yo, que hice mi entrada en la casa de mi madre, que en la sazón se encontraba trabajando en una alejada aldea, en el caserío de otra viuda que su marido había sido asesinado en el cementerio de San Salvador de Oviedo la misma noche y en el mismo paredón que fusilaran a mi padre, así pues, hallábame yo sólo en casa y eso enormemente en aquellos momentos me alegraba, pues si mi madre hubiera estado en la casa, le haría sufrir aviñonándome yo de pena, y quizás ocurriesen peores cosas, ya que mi madre era, y aun sigue siendo, y Dios me la conserve muchos años, pues fue lo mejor y lo único que he tenido en mi existencia, mujer de duro carácter, intrépida y valiente hasta no tener el más pequeño temor, de pelearse ella sólo contra todos los moradores de la aldea. ¡Cómo mi madre, nacen en un siglo pocas mujeres! Al día siguiente que era domingo, y por tener en la parroquia a que pertenecía mi aldea, un cura que para demonio había nacido, ya que el muy condenado había conseguido de las autoridades una ley, que no se quién se la había fabricado, pero el caso es que existía, y condenaba a todos los vecinos a oír la Santa Misa, y a no trabajar ni en las tierras, ni en los prados, ni en nada, bajo pena de una multa que la ley considerara justa por ser injusta. Como yo ya no tenía trabajo, pues cuidar los ganados estaba permitido, y aquel gochu de mi antiguo amo desde aquel día tendría que hacer el trabajo que como un miserable esclavo yo le hacía, me levanté tarde del único xergón de fuéa (jergón de hoja) que en la casa había, que lo había industriado de unos sacos, porque todo cuanto poseíamos que era bien poco, al terminar la guerra el honrado vencedor nos lo había robado, y no contentos con esto, todavía fusilaron a mi padre, acusándole de haber robado grandes cantidades de dinero, de haber hecho esto, lo otro, y lo demás allá, y todo porque se le querían cargar cuatro caciques, como se ha hecho en todos los lugares de mi Patria buena. Noté que me dolía el rostro y que le tenía ensangrentado, no pude mirármelo al espejo. porque éste era un lujo que en mi casa no existía, así pues, me fui hasta el río que por detrás de mi casa pasaba, y me lavé como mejor pude, secándome después a las sucias y ásperas mangas de mi mono, y sin desayunar nada, porque en la casa no habla ni la más mínima consolación de comida, me dirigí a oír la misa, ya que yo de pequeñín era muy creyente y religioso. Estando yo enredando (jugando) con algunos otros guaxinus (niños) de mi aldea, en espera que tocase la última campanada para entrar en la iglesia, vi llegar la pareja de la guardia civil y un vuelco de temor revolvió mi ánimo, que casi consiguió ordenarme que saliese corriendo, huyendo pronto de aquel nuevo peligro que me acechaba. Sin embargo no lo hice, porque o no era lo suficientemente valiente, o lo necesariamente cobarde para hacer tal cosa, lo cierto es que cesé de jugar y me quedé mirando para ellos, lleno de temor, de tristeza, de pena. Preguntaron a alguien quién era yo, uno de mis vecinos me señaló, entonces los guardias me llamaron, y yo hacia ellos avancé, cabizbajo, temeroso y desamparado, igual los niños que los vecinos me miraban sin urniar (decir) palabra, muy posible muchos de ellos, tanto fascistas como rojos, vencedores o vencidos, sintiesen una profunda pena al ver aquel niño, desventurado e inocente ruina que dejó la vil venganza de la posguerra, avanzar sin protección ni cariño de nadie hacia los guardias, al fin llegué junto a ellos y me los quedé mirando, no me gustaron sus rostros, que me parecieron dos demonios, entrambos se quedaron mirando unos momentos en silencio mi rostro, en el que se podía leer la despreciable cobardía y nefastosas intenciones, que se enraizaban en el podrido sentimiento de mi amo, pude comprobar que esbozaban una tenue sonrisa, y no pude descifrar, si era que les alegraba observar el sello del martirio anclado en mi cara, o si por todo lo contrario, me dedicaban un consuelo de lastimosa consideración. Qué enano era yo físicamente en aquella lejana y para mi inolvidable, desgraciada y maestrosa mala época, si desde mi distancia también en el momento mi señora prisionera, proyectó mi mente siempre libre, como el misterioso dios que en cada mente humana vive, cuento yo que si me observé ante toda aquella gente, asustados los unos, hartos de maltratos, satisfechos los otros, por formar parte del mando, e indiferentes los restantes por no contar nada en ningún bando, digo que si me vi tan insignificante en mayor cuantía todos cuantos me rodeaban eran, ya que ninguno de ellos optó, en defender a un niño inocente y lleno de temor, que no había cometido más delito que el matar sin querer a un chivo, que era menos cabrón que todos aquellos papalbus humanos. Uno de los guardias con el mosquetón en la mano, me acarició mi corta y jamás peinada cabellera, pues nada más que tenía dos dedos de larga, mi madre me la rapaba al cero para que los abundantes piojos en ella no sembraran la descendencia de sus miserias, y a la par que esto hacía tan despreciable celador de una ley muy poco justiciera, con palabras que pretendían ser cariñosas y amables me dijo: —Ya veo por las caricias que luces en tu rostro, que con todo merecimiento y sin ninguna duda el señor Manín te ha hecho, que eres un niño rebelde, desobediente y malo, que te niegas a decir la verdad, y por lo tanto por todos estos endemoniados pecados irás al infierno, así es, que si ahora mismo no me dices quién fue el que disparó contra el chivo de tu amo, yo también tendré que castigarte. En esto estábamos el guardia y yo rodeados por los vecinos que no decían ni pío, cuando hizo acto de presencia el señor cura, que relevando a la autoridad de su palabra no así de mi persona, me aconsejó apoyando sus frases en la Divinidad de Señor, para que les contase la verdad que me liberaría de todos mis sufrimientos. Díjele al cura lo mismo que al guardia que yo estaba dormido, y que sólo me había despertado al oír al chivo berrar a la par que bajaba por entre los peñascos rodando. La ruda mano de aquel guardia, que seguramente había sido toda su vida un rústico campesino y que la guerra le había liberado de tan honrado lugar para colocarle en el más delicado de los oficios, como es el de servir con dignidad a la Justicia, cuento yo que aquella pesada mano de aquel hombre que pensaba que las personas había que tratarlas como a las bestias con las que él hubiera vivido siempre, dejó de acariciar mi cabeza y sus dedos se aferraron como si fuesen fuertes murgazas (tenazas) a una de mis uréas (orejas), y sonriéndose como si me estuviese el muy hipócrita acariciándome, a la par que me rogaba que le contase la verdad, me apretujaba con tal fuerza, que el dolor que me inyectaba me hacía ver todas las estrellas. Creo que lo que más le molestaba aquel cobarde representante de la ley, no de la Justicia, era que yo, que la vida ya me había forjado en saber llevar el sufrimiento, ni llorara, ni gritara ni menos me quejara de nada, por eso el infame seguía despiadamente con todas sus fuerzas apretándome, aun es hoy el día, que cada vez que me recuerdo de aquel momento mi oreja se pone tan rápidamente colorada, que hasta me molesta el calor que alumbra. Así en este atroz sufrimiento yo me debatía, sin que nadie de los allí reunidos por mí intercediera, dentro del horripilante dolor que me producía aquel estrapayáu d'uréas (retorcimiento, aplastamiento de orejas), cuando llegó mi madre ante la concurrencia, pues como era domingo, bajaba la pobre de aquella aldea donde toda la semana había estado trabajando, trayendo encima de la cabeza una manieguina (cesta) llena de viandas que en el caserío le habían dado a cuenta de su esfuerzo. Cuando mi madre me vio a mí, en tal escarnecimiento, tiró la manieguca al suelo, y llena de una fuerza airada que la multiplicaba, se acercó tan randa como una centella hasta mi verdugo y arrancándole el mosquetón de un fuerte tirón de entre su mano, le pegó con él tamaño golpe encima de sus costillas, que dio con él como si se tratara de un muñeco de trapo en tierra. Antes de seguir con esta cierta historia, voy hacer un inciso, para describir muy someramente cómo era mi madre en aquella época. Era joven, aun no llegaría a los cuarenta años, y a pesar de su juventud, ya había perdido la pobrecita dentro de los mayores sufrimientos que se puedan imaginar, a dos hijos que luchaban en la guerra, a su marido que fuera fusilado y a todo cuanto poseía. Mi madre como perteneciente a la más ancestral raza astur, era rubia, con el pelo del color de la miel, o de la escanda sazonada, tan abundante lo tenía, que cuando lo llevaba suelto y se acuruxaba (agachaba) le tapaba todo su cuerpo como si lo cubriera con una preciosa manta. Sus ojos eran a veces tan azules como el transparente cielo de una mañana de primavera, y en ocasiones eran tan verdes como los mismos campos de nuestra aldea. Era tan pura y recia como la misma madre naturaleza, inamovible en sus decisiones, honrada y justiciera. Era una auténtica astur procedente de la primera raza que pobló las ubérrimas montañas de mi noble tierra, y no una mistificación como somos hoy en día más del noventa por ciento de las gentes asturianas, enraizados con todos los colonizadores de nuestra tierra. Mi madre enojada era una invencible fiera, y tranquila y serena, era tan hermosa y dulce como incomparablemente lo es mi asturiana tierra. Y ya dicho con suficiente claridad como era esta excepcional mujer, vuelvo a centrarme en el desaguisado que mi madre justicieramente preparara, con una valentía y decisión tal, que dejó a todos perplejos y anonadados, pues el guardia que en posición ridícula espanzarrado moraba en el suelo, desde tal lugar miraba con ojos desorbitados a mi madre que con el mosquetón en la mano y a la par que se lo arrojaba con fuerza y mala sangre contra su pecho le decía: ¡Yes un llimiagu, lu mesmu que toes istes xentes que conxentíen, qu'dellantri de la mesma ilexia del Faedor, y'en prexencia d'isti cura escosáu de coyones ya xusticieres razones, lú mesmu que tous vuexotrus que sois una cabaná de baldreyus, que tu que yes un cachiparru, martirizares a isti nenín pequenu, ya s'ístu faedis con miou fíu qu'entavía 'l probitín non sabe dúnde come, ¿qué faeredis con les prexones mayores? (Eres un rastrero baboso, lo mismo que todas estas gentes que te consienten, que delante de la iglesia de Dios y ante la presencia de este cura que no tiene ni cojones, ni justicieras razones, lo mismo que todos vosotros, que no sois nada más que un rebaño de cobardes, que tú que no eres nada más que un parásito martirizaras a este pequeño niño. Y si esto haceís con mi hijo, que todavía el pobrecito no sabe de dónde come, ¿qué hareis con las personas mayores...?). El otro guardia que sin lugar a dudas parecía un hombre con mejores sentimientos que el gusano que me había martirizado, intentaba sujetar a mi madre propinándole palabras que le aconsejaban que no complicara más las cosas, mientras que su repugnante compañero se levantaba del suelo, y ya con el arma entre sus manos, la enarboló por encima de su cabeza en amago de dejarla caer encima de mi madre a la sazón que con una inquina maligna y cobardosa le decía: ¡Si fuese usted un hombre, ahora mismo le partía la cabeza en dos para que al final de su existencia comprendiera usted, que el deber de todo ciudadano es respetar a la ley! A lo que mi madre le respondió de la siguiente manera: —Si you fora un home, a usté había qu'allevantalu dóu tá, p'ancuandiálu debaxu tierra, que ye 'l llugar quéi cuerresponde a la xentuza baldreyante comu ye usté. Ya tocante a la ley que reprexenta, que ye tan betchá de maldáes comu usté mesmu, pásula you ya toes les prexones decentes pente les piernes ya mexamus per echa. ¡Perque isa lley que tantu cacaréa achuquinóu ya t'achuquinandu a fatáus d'iñocentes, sin respetar nin al vietchu que t'encantu la xepoltura, nin al xoven qu'entavía non golióu 'l tafu de papalbus ya rapiegus que tienen tous los comedores que la endubiechan y'esmarachen! (Si yo fuese un hombre, a usted había que levantarle del lugar donde se encuentra para enterrarle bajo tierra, que es el sitio que le corresponde a la gentuza cobarde como lo es usted. Y tocante a la ley que tanto cacarea, que está tan rica de maldades como usted mismo, la paso yo y todas las personas decentes por entre las piernas y meamos por ella). (¡Porque esa ley que usted representa, ha asesinado y está asesinando a muchos inocentes, sin respetar ni al viejo que ya se encuentra al borde de su sepultura, ni tampoco al joven que todavía no se ha olido, el característico mal hedor que emana de los comedores, indeseables y ladrones que la han hecho, así como ustedes que atropelladamente obligan a punta de pistola y látigo a que se cumpla!). Aun puedo ver en los rostros de todas aquellas gentes que nos rodeaban, desde esta asquerosa celda donde viviendo el presente que me aprisiona en esclavo de unas injustas ordenanzas, mi mente desdoblándose en dimensiones pasadas, añora con tristezas y alegrías, las primeras alumbradoras fuentes de toda mi desgracia. Sí, veo los ojos asustados de algunos de mis convecinos, que al escuchar aquellas graves y acusadoras palabras que mi madre airada, enloquecida y por toparse en su justo desquiciada, le decía a aquel guardia que tan cobardemente la amenazaba. Sí, veo como todos ellos con tristeza pensaban, que mi madre no iba a salir de aquel asunto bien librada. Pues en aquellos tiempos por menor delito, al paredón de fusilamiento llevaban a personas más recomendadas. Vi los ojos de aquel guardia ruin y rastrero, vilos cómo se llenaban de una alegría satánica, quizás en otras ocasiones ya por él vivida, cuando a tantos inocentes martirizaba o asesinaba. Vi cómo dejó de amenazar a mi madre, cómo colgó el mosquetón de su hombro, y metiendo la mano sonriendo canallescamente en su macuto, sacó unas relucientes esposas con las que se disponía a encadenar a mi madre en el lleldar (acaecer) que le decía: —La voy a llevar a usted y a su hijo detenidos hasta el cuartelillo, y allí, le enseñaremos a usted a respetar la ley y el orden, ya verá usted cómo cuando nosotros la dejemos, no se le ocurrirá jamás ofender a la ley y al régimen, ni aun en su propio pensamiento. Y en cuanto a su cachorro, que parece ser tiene su misma casta, también le enseñaremos a decir la verdad aunque tengamos que arrancarle la lengua. Fue entonces cuando uno de los dos principales caciques de la aldea, que también ye menester que cuando encarte les diga cómo eran, le dijo al guardia con palabras amenazadoras: ¡Dexe tranquíl ista muyer ya 'l sou fíu, pos güéi mesmu vou cuntaye you 'l sou xefe la clás de guardia que ta fechu. (Deje tranquila a esta mujer y a su hijo, y hoy mismo le voy a contar a su jefe la clase de guardia que está hecho, que se ha dejado desarmar por una mujer cuando cobardemente usted martirizaba a su hijo, poco puedo poder yo si no le hago catar covixu noitre ufixu (oficio), perque nisti de guardia paeme amindi que nun ten llixa (arte, valer, etc.). La fuerza y poder que tenían aquellos desalmados caciques en aquellos tiempos de desalmados vivires, achindi mesmu xuntu lus mious güétchus (allí mismo frente a mis ojos) quedaba bien claro, porque aquel guardia aviñonáu de miéu (lleno de miedo), se justificaba rastrera y servilmente pidiéndole perdón aquel hombre que no había sido en toda su vida nada más que un verdadero canalla, per ístu miou má noxá fasta cuaxí la llocura dista maneira le falóu (por esto mi madre enojada hasta casi la locura de esta manera le habló). —Lu que me faltaba per uyír, que tena que debéi cumplíus a isti baldrayu d'achuquín, que dexóu la nuexa 'ldina xemá de güerfaninus dexamparáus de la mán del Faidor ya de lus homes. (Lo que me faltaba por escuchar, que tenga yo que deberle favores a este cobarde de asesino que dejó la aldea sembrada de huérfanos desamparados de la mano de Dios y de los hombres). ¿Nun foste tóu sou banduerru de lus enfermus el que denuncióu 'l miou home paque me l'achuquinaren na cárxel d'Uviéu? (¿No has sido tu comedor, canalla de los infiernos el que ha denunciado a mi marido para que me lo asesinasen en la cárcel de Oviedo?). ¿Ya con lus fíus de Manolón el Gocheiru...? ¿Qué foi lu que fixiste conechus baldrayán? Que yeren un par de rapazus más bonus qu'el pan d'escanda qu'enxamás fixerun mal a naide, ya cundu taben per aquíndi de millicianus, ya tóu t'encovaxabes fugáu per les branes, tóus xapiemus na cabana que t'empayaretabes, ya tantu nuexóitres perque yeras veicín comu aquechus ñocentinus rapazus qu’achuquinasti deximiémuste xempre pa que nun te prendieren. Que fatiquinus forun lus probetayus rapazus, y'anxín pagarun con las sous vides les sous fatezas, pos se te viexen deñunciáu, nistes gores tabes fechu 'n meruxéiru de merucus, xustamente lu que yes, y'echus taríen vivus al lláu de lus sous pás. (¿Y qué has hecho con los hijos del Cerdero?, que eran un par de mozos más buenos que el pan de escanda, que no han hecho más mal los pobrecitos, que cuando fueron al servicio militar por la quinta; y estuvieron por estos contornos de milicianos, mientras que tu andabas por la braña huido, y sabiendo nosotros en la cabaña donde te refugiabas, no te hemos denunciado porque eras nuestro vecino, aunque tuvieras la idea política que te diera la gana, que no debe de ser ninguna, porque te parió tu madre canalla desde la entraña, pues como te estoy diciendo, tanto aquellos grandes rapazos como nosotros, te olvidábamos siempre para que nunca te cazaran. ¡Qué tontos fueron aquellos pobres y desgraciadinos muchachos, y así pagaron con sus vidas sus tontezas, pues si te hubiesen denunciado, a estas horas, tu estarías hecho una verbena de gusanos, que ni más ni menos es lo que eres, y ellos estarían vivos al lado de sus desesperantes padres!). Todos escuchaban a mi madre silenciosos y asustados, considerando algunos con tristeza, que mi madre se había vuelto turulata (loca) para atraverse a manifestar acusadoramente ante los guardias, el cura y el pueblo, lo que todas las gentes de la aldea sabían que era cierto, pero no se detuvo mi madre en el acuse que le hacía aquel villano de todas sus bellaquerías, pues al no encontrar nadie que la importunara, siguió con su palabra y con igual fuerza mortificándole de esta manera: —E nus tiempus d'endenantes, cundu lus roxus mandaben lu mesmu que vuexotrus facedis nagora, non trañia l'esquilona de l'ilexa p'axuntanus en conceyu p'uyír la misa tres el cura, perque pieschada taba la casa del Faidor, ya con lus curas lus roxus nagua querían, peru a pesar de tar tan lexus del Faidor, a naide s'achuquinóu n'aldea, ya se morrierun un par de rapazus, fói nel frenti, peru nagora que tenemus l’ilexa 'l entestate, y'un cura que coyius de la man quiér chevanus a tóus pel atayu de non sei que Dios, ya non sei que cielu, pos con tou isti telar, entremedáu de cures, ya caciques comu lu yes tóu, de confexones, mises ya xermones, achuquinasteis n'aldea 'n poucus dies, más xentes que de mala manera, enxamás de lus xamases en Asturies murrierun. Se tóu xupiés so lladrón achuquinante, lu mesmu que toes istes xentes que m'acorrelan, lu que you tenu xufriu nes comunicaciones de la muerte que se encaldaben na cárxel d'Uvieu, dúnde 'l miéu ya 'l espavoríu facien fuercia, únde 'l fríu enxenebráu la entraña te queimaba, únde les chárimes esbocáes en el glayíu xapoixaben, atristeyáus ya dollores qu'eszarapicaben, tous lus xentíus de cuantus escuchaban. Non puéu apoixar de mious videtches, lus güeyus enfervecíus de aquechus homes, qu'agoxáes allumbraben engafuráes chárimes, con les manes tembluqueántes per el miéu, acoyendu con desesperación las rexes de fierru, que non lus dexaben en postreira vez, abrazar a la sou muyer ya lus sous fíus, qu'ameruxáus de cariñu, ya betcháus de dollor, choraben ya glayaben, xiringáus per el amore que profexaben naquel home, que yera 'l pá de lus fíus, el mantín desous quereres, y’l caidonal del sou llare. Naide algamía per mor de aqueches rexes de fierru entemedades, falagar cómu postreira despedida, a la muyer nin al home, nin lus pequeninus fíus, que güerfaninus naquecha nueche diben quedaré, perque banduerrus baldreyus lu mesmu que tóu, lus deñunciaben y'acusaben de faer fatáus de couxes, que ni nel xoñéu lus probetayus dacuandu lleldaren. Tóus nun mirabamus atristeyáus per debaxu la borrina qu'acobertoriaba lus güeyus encarnispáus pe les chárimes, ya lexus de falanus tantes couxes, nel tiempu tan escosu que nus daben, esfaíamonus en playíus choramiqueirus llastimeirus e nes fanes más mortales. Enclicáus tous per un dollor que nes entrañes esquiciáu t'esgarduñaba, tabamus fatáus de xocenes muyeres que güéi toes viudes y'esgraciaínes semos, enlloquecides y'engarrinchades a les rexes que a la llibertá ya la xusticia trincotiaben. Nagua podiamus decinus, perque la pallabra afogábase na conguetcha qu’el alma esfaída pe la tristieza sacupaba, sous penares nel gargüélu, a munchus el dollor añuedábayes el celebru con tal prietura, que esmurgazábanse col xentíu perdíu nel enllabanáu xuelu. Alcuérdume comu s’agora mesmu fora, ya xamás de lus xamases tal desxusticiáu, endiañáu, baldreyóuxu ya chuquinamientu de xentes abondes d'eches tan iñocentes comu isti rapacín, que la mesma lley qu'achuquinóu a suo padre, martirizóulu a él, ante 'l cura, que mangonéa la mitá la aldea, y'isti banduerru de cacique dumeña entrambas partes, ya tous voxoutrus qu'empaparáus per el miéu, olvidósebus defender tou lo güenu per lu que lus vuesus homes llucharun ya morrierun ¡Sin alcuerdume d'aqueches canallesques comunicaciones que se lleldaben na cárxel d'Uvieu, ya non esborraránseme de les mious vidatches metantu que la vida me acompañe! (En los tiempos ya pasados, cuando los rojos mandaban lo mismo que vosotros hacéis ahora, no tañía la campana de la iglesia, para llamarnos y rejuntarnos a todos en fraternal comunidad, para escuchar la misa detrás de un cura, porque cerrada estaba la Casa de Dios, y con los curas los rojos no querían saber nada. Pero a pesar según parecía de que se encontraban muy lejos del Hacedor, a nadie asesinaron en la aldea, y si han muerto un par de jóvenes, ha sido luchando en el frente. Sin embargo ahora, que tenemos la iglesia siempre abierta y un cura que asidos de la mano, quiere llevarnos a todos por el camino más corto para alcanzar, no sé a qué dios, ni tampoco a qué cielo, pues con todos estos sucederes que ahora están pasando, entretejidos por los curas, y por caciques como lo eres tú, de confesiones, misas y sermones, habéis asesinado en la aldea en pocos días, más gentes que de mala manera, jamás de los jamases no contando estos tiempos, en todo Asturias han muerto. Si tu supieras so ladrón y asesino, lo mismo que todas estas gentes que nos rodean, lo que yo he sufrido en las famosas comunicaciones de la muerte que se hacían en la cárcel de Oviedo, donde el miedo y el pavor, hacían fuerza, donde el helado frío que el temor producía, al mismo tiempo las entrañas te quemaba, donde las lágrimas deslocadas en gritos lastimeros se posaban, haciendo tristezas y dolores tan inmensos, que despedazaban todos los sentidos de cuantos escuchaban. No puedo apear de mi cerebro los ojos enardecidos de aquellos hombres, que a cestadas alumbraban envenenadoras lágrimas, y con sus manos temblorosas por el miedo, cogían con desesperación las rejas de hierro, que les prohibían por última vez, abrazar a sus mujeres e hijos, que llenos de cariño y ricos de dolor, lloraban y gritaban desesperadamente, movidos por el amor que profesaban a aquel hombre, que era el padre de los hijos que quedarían ya para siempre desamparados, el amante esposo de sus quereres, y el fuerte guía de sus lares. Nadie alcanzaba por la causa de aquellas rejas de hierro fuertemente entretejidas, halagar como última despedida, a la mujer ni al hombre, ni a los amados y pequeños hijos, que huerfanitos aquella noche si iban a quedar, porque indeseables cobardes lo mismo que tu eres, les habían denunciado y acusado, de haber hecho muchas y malas cosas, que ni en el sueño los pobrecitos, jamás ni habían pensado. Todos nos mirábamos entristecidos, por debajo de la niebla que nublaba los ojos enrojecidos por las lágrimas, y lejos de hablar de tantas cosas en el tiempo tan corto que nos daban, nos deshacíamos en lamentos lastimosos, que nos precipitaban en los abismos más mortales. Agachados todos por un dolor que en nuestras entrañas enloquecido sin piedad las arañaba, estábamos en aquella triste ocasión, muchas jóvenes mujeres que hoy todas viudas y desgraciadas somos, enloquecidas y agarradas con desespero a aquellas rejas, que a la Libertad y a la Justicia pisoteaban. Nada podíamos decirnos, porque las palabras ahogábanse en la garganta, que el alma deshecha por la tristeza, vertía en ella sus penares. A muchos el dolor les aprisionaba el cerebro con tal fuerza, que se desvanecían privados del sentido entre las losas que poblaban el suelo. Recuerdo como si ahora mismo estuviese sucediendo, y nunca jamás, tal injusticia, endiablada cobardía, y canallesco asesinamiento de gentes, muchas de ellas tan inocentes como este pequeño, que la misma ley que asesinó a su padre, le está martirizando ahora, precisamente ante la presencia del cura, que es el dueño de la mitad de la aldea, y de este indeseable de cacique, que domina entrambas partes, y de todos vosotros que llenos y dominados por el miedo, os olvidasteis de defender todo lo bueno y hermoso, por lo que vuestros hombres lucharon y murieron). (¡Sí recuerdo aquellas canallescas comunicaciones que se hacían en la cárcel de Oviedo, y que ya nunca podrán borrarse de mis sienes, mientras que la vida me acompañe!). Recuerdo perfectamente cómo todas aquellas gentes escuchaban a mi madre entre asombrados, y compasivos, entre temerosos avergonzados y ofendidos, y quizás hubiesen escuchado muchas más injusticias que habían hecho no los caballeros y valientes soldados, que denodadamente lucharon hasta conseguir la victoria, ni tampoco las juventudes que militaban en el partido triunfador, sino las gentes maduras, caciques que habían conservado la vida en entrambos bandos, que llenas de un odio vengativo y endiablado, habían hecho ellas más muertes criminales en la paz de la posguerra que todos los leales luchadores de enemigos bandos. Digo yo que mi madre con su cordura de mente les hubiese seguido acusando, si el cura, muy oportuno y diplomático, como son todos los religiosos de carrera larga, no se ausentara sin decir palabra, y ordenara al sacristán que tocase la última campanada, para entrar a la iglesia con el fin de escuchar la misa. Y ahora diré, que mal dicho está que yo diga que el sacristán tocase la campana, porque no había tal campana, ni en la iglesia de mi aldea ni en ninguna otra en todo el valle, ya que los rojos, se las habían llevado todas, no sé con qué fin ni propósito, como tampoco puedo comprender porque quemaban los santos que jamás les harían ningún daño, y dejaban con vida a indeseables como los caciques asesinos de mi aldea. Lo cierto es, que como campana de la vieja iglesia de mi aldea, había un trozo de raíl colgado del pórtico con una alambre, donde aporreaba el sacristán, con un martillo medio deshecho de los de cabruñar la guadaña. Nada más que el toque comenzó hacerse sentir, fueron las gentes desfilando tras la llamada de la postrera campanada, sin que nadie se osara replicarle a mi madre ni tan sola una palabra, bien fuese de desagrado o de conformidad con cuanto había enardecidamente manifestado. Todos se adentraron en la casa del Señor donde yo creo, que si el Nazareno pudiese apoixase (apearse) de la Cruz, no dudo que a todos ellos una tocata de barganazus les esfargayara. (Paliza de palos que en ellos prodigara). Dejó mi madre de reñir a voz en grito, pero siguió haciéndolo muy quedadamente, a la par que con gran remango recogía su cesta, que colocándola esta vez debajo el brazo, nos encaminamos para nuestro lar, mientras que aquellas gentes, culpables unas e inocentes las otras, le rogaban a Dios, los unos por sus pecados monstruosos ya cometidos, que en El no habían pensado cuando los ordenaban, los otros, quizás le pidieran paz y prosperidad para ellos, sus cosechas y ganados, pero Dios no escucharía ni menos ayudaría, ni al pecador tal vez arrepentido, ni al inocente libre de pecado, y lo sé por propia experiencia, porque yo, tantas veces le he llamado, suplicado y rogado, siempre a cuestas con el temor, la miseria y el desprecio que el mundo en mi había sembrado, y jamás El se dignó ni tan siquiera escucharme, porque si me hubiese escuchado, y no remediara con prontitud ni nefastoso sufrimiento, yo diría ya sin el menor equívoco, que el Dios que todos tememos y adoramos, no es nada más que un diablo. Y esto sin lugar a dudas es así, porque Nuestro Señor está harto de nosotros hasta la misma coronilla, y por eso pensó ya en inmemoriales tiempos, que o liquidarnos a todos, y olvidarse sin pena y con prontitud del mal invento que había industriado, o dejarnos vivir a nuestro aire, sin preocuparse ya para nada de nuestros haceres, hasta que la muerte nos lleve a su presencia. Caminaba yo detrás de mi madre, sujetándome con la mano mi dolorosa y sangrante oreja, que más doloroso sufrimiento me había reportado, cuando aquel imbécil y canalla de guardia me la había retorcido, que si me hubiesen molido todo mi cuerpo a palos. Llegamos a la postre a nuestra humilde casa, y siempre sin parar de reñir mi madre, de maldecir y de amenazar, estongóu 'l llar (limpió la cocina) de añejas cenizas, y con la rapidez con que ella solía hacer las cosas, tizóu ‘l fuéu (prendió el fuego) y después, puso un cazo lleno de agua con sal y unas hierbas (que ahora no sé cómo se llaman, pero que son muy buenas para las heridas) a hervir, y mientras que hervía, s'encaldóu nel trabayu de pulgar patacas (se hizo en el trabajo de mondar patatas), de las que había traído de la aldea de donde venía. Cuando el agua estuvo en su punto, que fue en el momento que ella terminara de aliñar las patatas ya listas para ser fritas, se dispuso mi madre a curarme, y al tenor que lo estaba haciendo, y viendo yo en su rostro retratado el cariñoso sufrimiento que por mí sentía, ella como siempre intentando disimular toda emoción, me preguntó dando muestras de un enfado cariñoso, ¿que qué era lo que había sucedido, o en qué líos me había yo alojado, para que los guardias me hubiesen puesto el rostro como un Ecce Homo? —Díjele a mi madre que el guardia no me había hecho nada más que estrapayáu l'uréa (deshecho la oreja), y que las otras heridas me las proporcionara el amo Manín, por las causas del condenado cabrón que ustedes ya saben. —Vi cómo las recias manos de mi madre temblaban al tenor que a mis heridas con aquella agua milagrosa me lavaba, sentí cómo su voz enardecida juraba y perjuraba contra aquel Manín de los infiernos, al cual ella decía, le iba a colgar la foiz (hoz) del pescuezo. Dio por terminada mi cura y en instantes me preparó la comida, que consistía en un buen cazo de patatas fritas con grasa de tocino, un gran cantezu (pedazo) de pan de escanda, y un escudiecháu de lleiche con borona (taza de leche con pan de maíz), y ya fartuquín fasta ‘l rutiar (harto hasta el eructo), preguntele que si podía ir a dar una vuelta por la aldea, a lo que ella me respondió afirmativamente, recordándome con amenazas, el que non m'engarricra con lus oitres rapacinus. (Que no me pelease con los otros niños). Cuando me dirigía al lugar donde todos los chicos por costumbre teníamos de reunirnos para enredar (jugar), en una de las callejas de mi aldea, me topé con Pelayu, que seguramente habría abandonado a su amo en el monte, por el extraño de no verme a mi como sucedía siempre. ¿Porque qué animal o persona con sentimientos nobles y cariñosos, podría vivir en la soledad del monte en la compañía de una repugnante bestia, como lo era Manín nuestro amo...? Viome primero Pelayu que yo a él le avistara, y casi estoy por asegurar, que me había olfateado antes de que yo desembocara en la calleja, donde él buscándose la vida por todos los rincones husmeaba. Porque yo jamás había visto a Manín, darle al pobre de Pelayu de comer nada, ya que Manín solía decir dándoselas siempre de razonero eficiente, que el perro no se le podía dar la esllaba óu llabaza de fregar lus cacíus (las aguas sucias residuos de lavar los cacharros de la cocina) porque estaban los bracus na cobil urniándu per llapalas (cerdos en el cubil gruñendo por tomarlas), que al perro lo único que se le podía dar, era aquello que no tuviese aprovechamiento para nada, como les llixes de les vaques cundu betchaban, de las uvées ya les cabras, óu cuallesquier oitra molicie que paque nún fediera menester yera encuandiála (como las libraduras de las vacas, de las ovejas y las cabras cuando parían, o cualquier otra porquería que para que no oliese mal, fuera necesario enterrarla). Vino Pelayu hacia mí envuelta su alma perruna por una gozasa alegría, pero me di cuenta con pena profunda, que no hacía tal acercamiento dentro del desenfado y gracial camaradería que en todas las ocasiones él conmigo usara, pues por primera vez mi buen Pelayu, para acercarse a mí, rastreramente se arrastraba, no era por el miedo de que yo le apaleara, ya que jamás ni de palabra le había ofendido, era sin duda porque se sentía muy avergonzado de haberme abandonado la pasada noche, cuando tan triste y solo me encontraba, y quizás más le necesitara. ¡Pobre Pelayu! ¡Qué alma más humana tenía, y a cuántos humanos, el alma de los rabiosos perros les dirigía! Me agabuxé (agaché) a su lado, envuelto yo por una sana, jovial, y angelical alegría, le besé su rostro varias veces entusiasmado, y acaricié con gozo su fino y sedoso cuerpo, y olvidándonos entrambos él de su cobardía y yo del rencor que pudiera por su gesto guardarle, nos fusionamos en un abrazo risueño y cariñoso, donde él dando pequeños ladridos por los que manifestaba su alegría y pena, me lamía una y mil veces las heridas que adornaban mis mexietchas (mejillas), y quizás se estuviese jurando, que aunque le costase la vida, nunca de mi lado se alejaría. Toda aquella tarde, estuve jugando al «llanque» y a la «palombietcha» con el único amigo de verdad que en la aldea tenía que se llamaba Muel. Pobre amigo mío, murió cuando apenas tenía veintiocho años, reventado por el más duro y esclavizante trabajo, que desde su niñez y en mi compañía, fustigados por el hambre y la necesidad, entrambos y dos a las severas órdenes de su padre, como serradores en casi todos los montes de mi Asturias, habíamos llevado a cabo, al final, su cuerpo ya deshecho, explotado y gastado, fue consumiéndose en la triste soledad del sanatorio del Naranco, donde murió devorado por una tisis galopante. Tenía Muel dos o tres años más que yo, y sin embargo éramos los dos de la misma estatura, y empezamos a serrar madera manualmente los dos en el mismo día, teniendo yo en la sazón, tan sólo trece años, fue nuestro maestro su propio padre, y nos trataba como nadie se puede imaginar, ya que no había día, que no nos untara ‘l focicu (nos azotaba) por lo menos un par de veces. No es que aquel hombre y excepcional trabajador fuese malo, no nada de eso, es que el pobre precisaba por fuerza mayor, para poder desarrollar el duro trabajo del serrador, que nosotros hiciésemos el trabajo de hombres y no éramos nada más que dos niños. Digo yo que aquella tarde, le conté a mi amigo Muel, como había encontrado en la montaña la cueva de las armas, y así hablando de nuestros proyectos, acordamos que al día siguiente subiríamos hasta ella, para jugar hasta cansarnos con aquellos juguetes de verdad. Así es que a la oscurecida retornamos cada uno para su casa, saboreando por adelantado lo felices que al día siguiente habíamos de ser. Caminaba en pos de mí, tan contento y satisfecho como siempre mi buen Pelayu, sin preocuparse para nada de que él, era un esclavo de Manín, y no un ser libre que pudiese hacer lo que más le conviniese, pero al llegar a la esplanada donde asentada estaba la bolera, lugar clave donde se reunían todos los vecinos de la aldea, después que concluían sus trabajos, bien fuese para charlas y cambiar impresiones, o para jugar unas partidas a los bolos, como cuento, allí estaba Manín, en diálogo con unos vecinos, ya de retirada para su casa después de haber encerrado las cabras, cuando vio a su desleal Pelayu, que muy contento y moviendo con gran felicidad su rabo, me acompañaba a mí, como si yo fuese en vez de él su amo, dejó a su contertulio con la palabra en la boca, y cambiando su pacífica charla por la riña loca, embistiome a mi con ofensiva y pecaminosa palabra, al mismo tiempo que con la vara que portaba en su mano, descargó sobre el confiado Pelayu tal varazo, que a quedarse el pobre tan sólo un segundo condoliéndose del acuciante dolor que en su cuerpo se anidaba, seguramente que hubiese llevado sobrada ración de varazos, que fácil la dejarían sin vida in situ. Pero no hizo tal cosa mi buen Pelayu, sino que salió huyendo como alma que se lleva el diablo, lanzando en el aire ladridos, que yo creo que no eran por el profundo sufrir que le proporcionara el castigo, sino que en su lenguaje, seguramente maldeciría aquella bestia con figura humana, que era capaz de azotar despiadadamente a un inocente niño, o de asesinarle a él mismo, que no se encontraba con más culpa, que de despreciar a su amo, por canalla y miserable. Y lo propio que Pelayu hizo, no lo dejé yo para más pensado, y a la vez que me perdía en la carrera, huyendo de aquel reptil repugnante y asqueroso, recuerdo que con rabia enloquecida yo le dije: ¡Fíu de put, baldreyu, llimiagu! (Hijo de puta, cobarde, rastrero, baboso..., etc., etc.). Pero miren ustedes por donde, estaba mi madre allí cerca en casa de una vecina hablando de sus cosas tranquilamente, cuando al sentir al Manín que me ofendía, al perro ladrar por la caricia que había recibido, y a mi insultándole poniéndole como un pingayu (de lo peor), salió mi madre de casa de su vecina, con todos sus muchos ánimos aviesporáus (envenenados, aguijoniantes), y cogiendo un palo que allí a mano había, bien seco y sudado, porque hiciera su servicio sirviéndole de mango a una fexoria (azada), se dirigió con extrema rapidez y silenciosamente al lugar donde Manín estaba, y sin decirle ni una sola palabra, empezó a darle palos con aquel formidable mango, que la suerte a Manín le cupió de que nuestros vecinos la detuvieran, porque sino, creo que le hubiese matado. «LA MULTA O EL REFORMATORIO» Al día siguiente, mi amigo Muel, yo y Pelayu, subíamos alegremente hacia la montaña, con locas ansias de llegar pronto a la cueva, con el infantil y firme deseo, de jugar hasta saciarnos con aquellas armas, recuerdo a mi querido amigo, futuro candidato al igual que yo, a la penosa esclavitud que como serradores nos aguardaba, la veo con su sana sonrisa, pintada en sus pequeños y vivarachos ojillos azules, acariciar una y otra vez, con una alegría inmensa aquellas armas, no existía para nosotros en el mundo, en aquellos felices momentos, nada que pudiésemos apreciar tanto, como aquellos mortíferos juguetes, de los que en la sazón, éramos los únicos señores y dueños, nos hallábamos fuera de la cueva, enredando cada uno con su escopeta, y una canana repleta de cartuchos colgada del hombro a la bandolera, Pelayu, desentendiéndose de nosotros mitigaba su hambre cazando grillos y mariposas, o cualquier otro insecto que plugiérale y fuérale rentable para entretener su enflaquecido estómago. Después de cansarnos de hacer la instrucción marcando el paso con la escopeta al hombro, emulando a los soldados cuando hacían prácticas en nuestra aldea, yo le dije a mi amigo señalándole el lugar, que desde aquel mismo sitio, yo había tumbado de dos certeros disparos al cabrón de mi amo. Muel, sacando dos cartuchos de la canana y metiéndolos dentro de la recámara de su escopeta, me dijo que él también pudiera haberlo hecho, y para asegurármelo de que no marraría el tiro, me señaló una piedra rojiza que había muy cerca de donde muriera el chivo, y a la par que se ponía la escopeta en el hombro para materializar lo que había asegurado, me decía ilusionado: —¡Fíxate Xulín!, ya veras cómu la desfaigu nun fatáu de cachiquinus—. (—¡Fíjate Julín!, ya verás como la deshago en mil pedazos—). El doble disparo retumbó dentro del natural silencio de la montaña, como si se tratase de un ruidoso trueno de las tormentas de los veranos, las águilas y los cuervos, así como todos los pájaros y animales que moraban por aquellos aledaños, moviéronse de sus lugares, graznando las aves al levantar el vuelo, y quizás las alimañas agudizasen al oído para saber el peligro que pudiese traerles aquel espanto. Hasta Pelayu dejó su caza insectívora para ladrar desaforado, como si presintiera que otro cabrón había sido abatido, que le haría de nuevo volver a hartarse, o tal vez nos estuviese reprimiendo, queriendo con su lenguaje decirnos, que aquella xuxeante folixa (crecido ruido, alegría, juerga, etc., etc.) que tan amanicomiadamente entamábamos (enloquecido ruido que hacíamos) no iba a reportarnos buenos resultados. Lo cierto fue que mi querido amigo Muel, no atinó a deshacer aquella rojiza piedra contra la que había disparado, y yo alegrándome por su fracaso, cargué con rapidez mi escopeta, me la puse en el hombro, y disparé contra aquel blanco otros dos disparos, tampoco pude yo hacer puntería, y él mofándose de mí, cargó de nuevo su escopeta con notoria alegría, a la vez que me aseguraba que de aquella no fallaría, volvía a disparar sin importarle para nada el tremendo culatazo que nos solían dar aquellos guerreros artefactos. Y así, una y otra vez, atenazados por un gozo y felicidad que nunca con tanta fuerza a nuestros juveniles espíritus había con entera libertad creado, disparábamos con alegría ilusionada contra aquel aproxetáu cuctu (enrojecida piedra), creyéndonos guerreros invencibles, o cazadores afamados. Muy posible yo me creyera un jefe poderoso, justiciero y honrado, que cada disparo que hacía, l'eszarapaba les vidatches d'uno de lus baldreyus homes, que habíen achuquináu ‘l miou padre. (Le deshacía las sienes de algunos de los cobardes hombres que habían asesinado a mi padre). Lo cierto fue, que tras de quemar veintitantos cartuchos cada uno, la piedra seguía en su sitio, y nosotros un poco desilusionados, hicimos un pequeño descanso, en el que acordamos cambiar de blanco. Disponíamos de nuevo hacer más atinadas prácticas sobre el rugoso y fuerte tronco de una encina, cuando Pelayu salió de junto nosotros y con apremiante prisa ladrando, contra un intruso que nos visitaba, guiado al parecer por el atronador ruido, que con nuestros alegrativos disparos formábamos. Era nuestro mal recibido visitador un rapazacu (mozalbete) que andaba por aquellos montes a la caza de la perdiz, que había endemasía nutridos bandos, que bajaban a veces hasta los sembrados d'arbeyinus y'oitres semáus (de guisante y otros sembrados) más alejados de la aldea, y ni el gran espantapáxaru tenía llixa de xebrayus (espantapájaros tenía fuerza para espantarlos). Jerónimo se llamaba aquel jovenzuelo indeseable, que había heredado de su padre toda la cobardía y males tales, que muchas gentes de mis lugares, le estarían rabiosa y odiativa, despreciable y asquerosamente maldiciendo, hasta que el Hacedor les llevara de este mundo tan poco lleno de humanidades. Era hijo de este sujeto tan maldecido, cacique de mi aldea con vuelos tales, que no del todo satisfecho con enviar para el otro barrio algunos de sus inocentes convecinos, en el acaecer se dedicaba, a que a sus vecinos la ley, que había, muy moldeable para dar por buenas todas las denuncias avaladas por caciques facciosos como él, se ensañara con crecidas multas, que al no tener dinero la gente aldeana para satisfacerlas, tenían que vender parte de sus ganados, y sabedores los tratantes por ser lobos de la misma camada aunque con diferente collor (color), que los campesinos tenían que vender sus reses con abonda priexa (mucha prisa) para satisfacer aquellas multas antes que se enrodietcharen (enredaran) peores males, pues como cuento, aquellas aves de rapiña de tratantes, se unían todos de tal manera, que lograban desbaratar los mercados hasta tal punto, que más que comprar, lo que hacían, era robar dentro de la ley a los aflijidos y siempre maltratados campesinos. Al quedarse los desdichados aldeanos sin sus ganados, por la causa de aquellas multas, que la verdad era nadie sabía que era lo que castigaban, aquellas asesinantes multas que la ley les inxertaba (injertaba), que les hacía dentro del acuciante temor que en aquel lleldar (ácaecer) era aterrante, deshacerse de sus ganados para pagar tan diabólicas y desnaturalizantes sanciones. Y como los campesinos, por lo menos en todas las embrujadoras aldeas de mi melgueira tierrina (dulce tierra), y me supongo que tal sucederá en todas las aldeyuelas del mundo, sin ganados de tiro no pueden trabajar sus erus (tierras), tenían que por fuerza mayor, agenciárselo aunque fuese dentro de las más viles condiciones, y así, el canalla de cacique de mi aldea, daba vacas, yegüas, cabras, y ovejas a la comuña (condición) que tan sólo el agobio de la desesperante necesidad hacíales aceptar, con lo que se condenaban a ser esclavos de un ganado que no era de ellos, siendo en la mayor parte de las ocasiones las ganancias completamente nulas, pues si una res se moría, se despeñaba, la mataban los lobos o la devoraba el oso, no la perdía el dueño, sino el comuñero, y así, de esta miserable forma, este canalla de cacique, explotaba vilmente a muchos campesinos que por imperativa necesidad, eran comuñeros de este indeseable asesino, que no había hecho la guerra en las trincheras, porque su cobardía era tan grande, que le había obligado a pasar toda la contienda escondido en los montes, y ahora que la guerra ya terminara, era cuando él verdaderamente la hacía, en la entristecida y enlutada paz que poseían las gentes de mis aldeas. ¿Cuántos despreciables seres como este nefasto individuo había en mi Patria... ? ¡¡Yo creo que honradamente debemos todos de reconocer, que había un par de ellos en cada aldea, y en las villas y ciudades me supongo que morarían muchos más!! Cuento que llegó el Jerónimo con su escopeta al hombro acompañado de su perro perdiguero ante la nuestra presencia, y ufanándose altaneramente quizás pensando que nos iba a hacer, lo que le diera la gana, nos dijo con apariencia muy enojada, al mismo tiempo que nos ofendía con sus palabras: ¡Haber decirme pronto, ¿dónde habéis robado estas escopetas?, si no queréis que vos falague ‘l llombu con ista bardiaca! (que nos moliera a palos todo el cuerpo con una vara que portába en sus manos). No despegó sus labios en el momento mi amigo Muel, porque el padre de aquel llabasquín (cerdo pequeño) era el dueño de los ganados de su casa, y por aquello de que el amo siempre, sin la razón con la ganancia anda, no le refutó pequeña palabra. Pero yo que ya me había creído que aquel babayu de guaxón (farolero, fantasma de mozalbete) se iba apoderar de mis armas, las que yo creía que eran de mi entera propiedad, le dije sin miedo y desafiantemente, que aquellas escopetas eran mías, y que ni él ni nadie sería capaz de quitármelas. Entonces Jerónimo mirándome acusadoramente me replicó seguidamente con estas palabras que me condenaban: ¡Entonces... tu fuiste el que mató antes de ayer al chivo de Manín? ¡Si yo fui!, le dije envalentonado y poseído de una airada rabia, a la vez que le encañonaba con la escopeta y amenazándole firmemente le aconsejaba: ¡Fáinus el favore de dexanus nel nuexu antroxu, ya colar pel mesmu xeitu per únde sen chamate 'llegasti, se nun quiés que faiga nel tou ventrón, el mesmu buracu quei fexe nus fégadus del cabrón de Manín! (¡Haznos el favor de dejarnos con nuestra alegría, y márchate por el mismo sitio, por donde sin llamarte has llegado, si no quieres que haga en tu barriga, un orificio parecido, al que le hice en los hígados del cabrón de Manín!). —Y fue entonces cuando Muel valientemente apoyándome con su amenazante escopeta y con sus advertientes palabras le dijo: ¡Mira Jerónimo, no tiene nada que ver que mi padre se arrastre frente a vosotros, por el miedo de que le quitéis el ganado, pero yo ahora no soy mi padre, y si no sales en el momento corriendo como una exhalación (centella, rápido), me parece a mí, que te vamos a coser a perdigonazos! Justificándose Jerónimo con el atropello que en el miedo se cosecha, dio media vuelta y casi a las carreras, tomó las de villadiego, a la par que se alejaba murmurando no se qué amenazas. Su perro, quedose unos instantes olisqueándose con Pelayu, al que yo achuché (azuzé), y Pelayu que para engarradiercharse (pelearse) era una ardorosa fiera, saltó como un león, atacando con un furor endemoniado al fino can perdigonero, y si no es por Muel, me parece que allí en el mismo lugar que había muerto el chivo, Pelayu hubiera despachado, aquel hermoso, cariñoso e inocente perro. Quedámonos muy satisfechos y gozosos, a la par que en nuestros espíritus, navegaba el orgullo perfumándose con la vanidad Humana, y todo, por haber acoyanáu ya féchule moscar ameruxáu de miéu (acojonado y haberle hecho huir, lleno de miedo) al hijo de uno de los amos de la aldea, que en un principio se había creído, que le sería sencillo hacer con nosotros cuanto le viniese en gana. Durante algún tiempo, estuvimos llindiándu (vigilando, cuidando) a Jerónimo por ver el camino que se tomaba, pues teníamos el temor que se ocultara para después sorprendernos, pero no fue así, y al final muy contentos ya le vimos corriendo que se las pelaba en compañía de su perro, desembocando en el pedregoso camino que le conducía a la aldea. Sabiéndonos libres del temor del adefesio de Jerónimo, y olvidándonos en el mismo instante de cuanto con él nos había acontecido, volvimos a nuestro peligroso juego, de disparar las escopetas contra diferentes blancos, y así, hablando de nuestras cosas con satisfacción que nos embargaba dentro de una felicidad pasajera, deslizábase el tiempo sin enterarnos, hasta que a la postre, dimos fin a todos los cartuchos que teníamos, y fue entonces, cuando decidimos esconder las armas en la cueva, y con los hombros doloridos por las sacudidas que nos propinaban las escopetas por los disparos, disponíamosnos muy contentos en el regreso para nuestras casas, y para simular que veníamos de la leña, agenciámosnos unos tochacus de pochiscus (leños de encina) y poniéndonoslos al hombro, bajamos corriendo por entre los vericuetos y las serpenteantes sendas, hasta llegar al camino real que nos conduciría a la aldea. El ubérrimo valle de alegría alborazada, que poblaba por entero nuestros espíritus, viose en unos segundos nublado y con rapidez cubierto, por un zozobrante y temeroso manto, nacido del retrato que nuestros ojos hicieran, cuando a la entrada de la aldea, justamente en el mismo lugar donde por costumbre, mi amo solía esperarme para xebrar (apartar) sus cabras, estaban aguardándonos los guardias, en la alegre compañía de Jerónimo, que poseyendo las mismas indeseables zunas (costumbres) que su padre, no había perdido ningún tiempo en ir hasta el cuartelillo para delatarnos. Yo tentado estuve cuando me percaté que eran los mismos guardias que el día anterior me habían cobardosamente martirizado, de tirar los garbetus (leños) que llevaba en el hombro, y salir corriendo para huir de aquel verdugo que sonriéndose ladinamente, quizás estuviese pensando su enrevesada y nefastosamente, el volver a esforgayame (arrancarme, estriparme, deshacerme) la única oreja que me quedaba sana. Sin embargo, logré dominar el miedo, y dejando a Muel que abriera la marcha, llegamos a la postre ante la presencia de ellos, y aquel canalla de guardia, no se dirigió a Muel a pesar que unos metros delante de mí iba, sino que vino sonriendo malignamente hacia mí, con las mismas asesinas intenciones que el hambriento lobo lleva, cuando para satisfacer sus ansias del espíritu y la carne, sin el menor miedo se lanza, sobre el inocente corderillo que no tiene a nadie que le defienda. Antes de dirigirme la palabra, aquel demonio con tricornio, que a fe mía desprestigiaban, porque hermosa para el pueblo es la esclava de la Justicia, cuando todas sus obligaciones y credos justamente da cumplidas. Digo yo, que lo primero que hizo fue cogerme mi oreja sana, apretarme un poco para ponerme en atención, y luego mirándome altanera y sonrientemente me dijo: ¡Ahora ya no me negarás de que no has sido tu quien disparó sobre el cabrón de tu amo, y me supongo que también me dirás, dónde has conseguido las armas, maldito pilluelo, hijo de una bruja y de un rojo republicano, o comunista sin entrañas! Tiré los tochucus (leños secos) al suelo apremiado por el dolor que de rabia me desencaldaba (deshacía), con tan mala fortuna que por mí no había sido pensada, que diéronle en las piernas de aquella fiera uniformada, y gran dolor en él tuvo que lleldarse (hacerse), porque dejó de esfarugarme (deshacerme la oreja), para acariciar con gestos de dolor la caña de una de sus piernas, al mismo tiempo que yo hacía lo propio con mi oreja, que ya colorada como una guinda, me resquemaba como si estuviese ardiendo. Mirome con ojos extraviados por la rabia que le enloquecía, y siendo mayor la fuerza de su cobardosa entraña ya en poder de las iras que lo movilizaban, que el dolor que su cuerpo sentía, soltome de revés dos guantazos, que dieron conmigo en tierra, con el rostro manando abundante sangre. Fácil siguiese abofeteándome, pues ya estaba enclicándose (agachándose) para hacer conmigo vayan ustedes saber qué, cuando intercedió su compañero que asiéndole por un hombro, con desprecio y enfado le dijo: ¡Lo que terminas de hacer con este pequeño es una canallada, y como otra vez intentes tocarle del pelo la ropa, te las vas a entender conmigo! ¡¡Estoy harto de tus abusos, y de tus odios y desprecios por todas las gentes desgraciadas!! Ayudome aquel buen guardia a levantarme, y después con su propio pañuelo limpiábame el rostro de sangre, y al parojo que esto hacía cariñosamente me decía: ¡Te juro que nadie te volverá a martirizar más pequeño, y ahora si tu quieres, y que conste que ni te ordeno ni te obligo a contarnos nada, dinos de una vez dónde están esas malditas armas que tanto doloroso daño te han originado! Dime cuenta pronto que de seguir negando no sacaría en limpio nada, ya que el baldroyán (cobarde) de Jerónimo había descubierto ya todo, y a poco listos que fuesen, nada más que les conduciese al lugar donde nos había sorprendido, darían pronto con la cueva, donde se ocultaban las armas. Así que acompañado de Muel y de Pelayu, y seguido de cerca por los dos guardias y el delator de Jerónimo, guielos a paso rápido por entre las vegetativas y pedregosas sendas que serpenteaban por casi inaccesibles lugares, pronto me alegré al comprobar cómo aquel despreciable guardia que tan sañudamente me había martirizado, abarquinaba (respiraba) con penoso trabajo, al mismo tiempo que se deshacía en copiosos sudores el condenado, lo mismo que la manteca fresca expuesta al sol en el verano. Al observar el penoso esfuerzo que aquel guardia repugnante y gordo, imbécil y malvado, tenía que realizar para seguirnos, apreté más aun el paso, que casi se convirtió en carrera y que sólo Muel y Pelayu pudieron aguantarme alejándanos en cuestión de segundos un largo trecho de nuestros enemigos, que en el lleldar (acontecer), ya se habían detenido para hacer acopio de energías unos momentos. Aproximadamente aun no habíamos caminado ni una décima parte del trayecto que nos separaba de la cueva, y ya el llimiagu (baboso) de aquel guardia, se encontraba casi d'afechu despaxaretáu (deshecho), seguramente que antes de llegar al final, en la mente de aquel fucheiru (estercolero) humano, se dibujaría el ruin pensamiento, de maldecir a la ley que como enyordiáu pioyu (sucio piojo) servía, al cachiparru (parásito) que me había delatado, y a mí, por no haber seguido negando. Muel y yo con satisfacción nos reíamos de aquellas gentes, que en nuestras infantiles y sin cultivar mentes, habíamos retratado como personas que tenían menos llixa (fuerza, arte, valer, etc.) que un mure entre las zarpas de un gato. Estaríamos como a la mitad de la andadura, cuando la distancia que nos separaba ya era enorme, y a pesar que de continuo nos ordenaban que no corriésemos tanto y que procuráramos ir siempre a su lado, la verdad es, que ya les habíamos perdido todo miedo y que no les hacíamos el menor caso. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de decirle a mi amigo Muel, que cuando llegásemos al potchisquéiru (encinal), yo me adelantaría corriendo con todas mis fuerzas, para volver aquel mismo lugar antes que ellos lo hicieran, pero después de haber ya ido a la cueva, para poder esconder para nosotros, dos pistolinas muy atongadetas (bonitas, curiosas), que era una pena que se llevaran los guardias, y que nosotros podíamos esconder en cualquier lado. Y así lo hice, y logré regresar, mucho antes de que ellos, llegaran escadriláus (derrengados), claro que descontando a Jerónimo, porque éste andaba tanto como con la lengua si quisiera andarlo. El caso fue que los guardias aquel día se llevaron las armas, y a los cinco o seis días, regresaron a la aldea preguntando por mi madre y el padre de Muel, para llevarles hasta el cuartelillo, con el fin de no sé qué preguntarles o darles. Cuando mi madre en compañía del padre de Muel regresaron del cuartel, estábamos nosotros xugaretiándu (jugando) debajo del ñoceón (nogal grande) que había a la entrada de la aldea, que tanto como tenía de frondoso y grande, eran de pequeñas, escasas e insípidas sus nueces. De donde viene un adagio asturiano que dice: ¡Mucher grandie ande óu non ande, peru tantu s'espatuxa, comu senún lu fixera, en dalgún lláu fae bona atongadura! (Mujer grande, ande, o no ande, pero tanto si camina, como si no lo hace, por grande en todos los lugares estorba). «Claro que se me olvidó decir, que menos en el catre, para añuedar el cibietchu cundu nun hay oitra, pequenina, atongaina ya melgucira». (Para hacer el amor, cuando no hay otra, pequeñita, bien hecha, y tan dulce como lo que debe ser vivir en la gloria). Digo yo que al ver nuestros padres corrimos hacia ellos, y cuando ante su presencia nos encontramos, casi sin darme cuenta vi a mi amigo rodar por el suelo, por la fuerza vigorosa del tremendo castañazo que su padre le llantó nuna mexietcha (le plantó en una mejilla), pero antes de que yo me percatara del peligro que sobre mí se cernía, vime acochetáu (cojido, sacudido) por mi madre, que me allumbróu (alumbró) un mamplenáu (muchos) pescozones, tan seguidos y atinados, que me parecía que todos me llegaban en ringlera, no teniendo que esperar uno por el otro, para que no se enfadasen ninguno. Y allí mismo por este procedimiento que nuestros progenitores nos hacían, comprendimos que nada bueno los guardias a nuestros padres les habían hecho. Y claro que no era nada respetable ni justo, sino un atropello despiadado, inhumano, mezquino, repugnante y apartado de la Justicia a tanta distancia, como la que existe desde la Tierra hasta el Infinito Cielo. Resulta que la canallesca ley que en aquella para mí inolvidable época existía, nos había condenado a ir a un reformatorio, o a que pagasen nuestros padres una multa de ciento cincuenta pesetas en papel del Estado, en el término de treinta días. Y fue entonces cuando yo empecé a preguntarme, ¿que qué era lo que tenían que reformar en mi...? ¿Acaso entraba en la reforma que aquella ley que estaba por todos los rincones de la Patria haciendo encima de los vencidos y sus descendientes, asesinar a nuestros padres, hermanos, parientes y hasta madres, privarnos de nuestra libertad, y robarnos cuánto teníamos? —¿Aquella ley digo, todavía tenía que reformar algo más en mí, que en un principio ya no hubiese inhumana y endemoniadamente reformado? Yo que era en aquel lleldar un pobre niño de poco más de ocho años, condenado precisamente por la misma ley, a no tener jamás ya el amoroso cariño de mi padre, yo que había sido condenado como todos los jóvenes hijos de los vencidos y encarcelados y asesinados padres, yo que estaba lleno de hambre, de miseria, de sufrimiento y de una soledad inconsolable, yo que si quería comer un trozo de pan duro, tenía que caminar descalzo y medio desnudo, por entre las zarzas y guijarros de las montañas, esclavizando mi cuerpo y mis sentidos, en el cuidado de unos ganados que no eran míos, a mí, a un ser así de natural, puro, desamparado y desgraciado, ¿aún quería aquella entroyada (sucia) ley reformarme por considerarme malo? —Yo nunca he sido político, pienso ahora, ni tampoco con mis palabras harto vulgares y aldeanescas, pretendo fomentar el odio hacia nadie, soy ante todo un liberal disciplinado, que ama a mi Patria, por la que estoy en cualquier momento dispuesto a morir, pero me creo con el suficiente derecho de contar al mundo de cuanto yo he sufrido, que es el retrato de tantos otros huérfanos de guerra que lo mismo que yo tanto sufrieron, aunque más en duda, pongo que lo hubieran hecho, quiero contar todo lo que considero que siendo verdad, no debe ser olvidado, y desearía con toda mi alma, que mis palabras tuviesen repílos (ecos) más clarividentes, que los que en su origen se formaron, para que llegasen a todos los oídos, y en sus mentes gigantesca Humanidad digna y justa edificasen, que diera paso a una libertad liberal y disciplinada, que atrancase (cerrase, peslase) sus puertas a todo cuanto no fuese digno y honrado, de esta sencilla y natural manera, la fraternidad sería por primera vez, el tesoro más puro, luminoso y deseado, que la Humanidad en toda su existencia hubiese conquistado. En este relato, que para muchos críticos comedores, que sólo saben fartase comu gochus (comer como cerdos) e intentar con sus medios deshacer lo que alguien con más capacidad creativa que ellos, más bien o peor ha edificado, digo yo, que muchos críticos fanáticos defensores de normas idealísticas, que con sus leyes en la ocasión asquerosamente convencionales, que lograron deshacer el destino que a mi vida creo que le pertenecía, al igual que a toda la generación de los hijos de los perdedores, no les agradara en absoluto, que un hombre que fue despojado de cuanto poseía, y empujado vengativa y canallescamente al arroyo, cuando él por ser un niño, no podía defenderse, tenga ahora la osadía, con sus pobres medios culturales, d’abayucar la trelda (revolver la porquería), que nadie hasta el presente, tan ajustada y verídicamente pudiera contar jamás. Digo porquerías, pues es eso precisamente lo que suelen dejar las secuelas de una guerra civil, y pobre de aquellos países que la sufran, porque sus hijos quedarán divididos, y los perdedores, tendrán que soportar un yugo, que más flojo, o menos prieto, esclavizándolos los ha de postergar. En este relato retrato yo, al vencedor y al vencido, menos al perdedor de quien soy hijo, ya que he tenido la desgracia de conocerle cuando el desventurado ya era un vencido, pero con el vencedor he vivido siempre, sirviéndole con decencia y honradez, silenciosamente observándole siempre, y no recibiendo de él, nada más que calamidades y ofensas, y sin embargo, nunca le odié, siempre disciplinadamente le serví, y si en el lleldar se siente ofendido por lo que de verdad digo, espero que se comporte conmigo, de la misma manera que con él siempre yo he hecho. Sé que estas narraciones no se han de publicar en mi Patria, porque la censura no permitirá que el hijo más humilde, cuente una verdad que denigra no a mi querida y noble España, sino algunos de sus inamovibles sistemas, pero tengo la firme certeza, que algún querido hermano país, sin el menor odio ni rencor sí ha de hacerlo, y con esta mi voz del pueblo, sencilla y natural, ubérrima y estéril, millones de seres de la Tierra habrán de saber, que hoy todavía, vive en mi Patria, la mitad de una generación, descendiente de los perdedores de la sanguinaria Guerra Civil que empobreció a la más maravillosa nación del mundo como es mi España, apartados de todo acceso a cualquier puesto de responsabilidad, bien en el gobierno, en los sindicatos, o en cualquier otro lugar, de responsabilidad de la Patria. Y desde aquí, invito a todos los españoles para que investiguen esto que he dicho, y ya verán como es una verdad, que no admite discusión posible. Cuánto placer sentiría yo si me pudiese expresar con ustedes en la maravillosa, ancestral y rica Lengua Asturiana, pues para mí, decir las cosas en Castellano es un verdadero fastidio, con tantos puntos y comas, y demás signos ortográficos, que para un hombre sin estudios de ninguna clase como yo, es una verdadera tortura, pues mi imaginación que idea y piensa con la fuerza de un enorme río enloquecido, a la hora de querer contar estas copiosas cosechas, que hasta en los mismos sueños me alumbra, cuando me pongo a escribir todos estos pensamientos y acaeceres, al expresarlos en español, meto la pata hasta los corbétchones, por esto ruego me perdonen, y háganse a la idea, de quién les está hablando, no es nada más que un humilde aldeano, sin más escuela que la siempre dura universidad de la vida. Y con la fortuna o desgracia de haber nacido con el embrujador duende de ser soñador, no por aparentar, por ocio o por estudio, sino con la intima necesidad que me tortura el alma, al mismo tiempo que me embarga dentro de una felicidad, que me hace en ocasiones ser dichoso, sin jamás haber sido feliz, y en otras dimensiones me llena de tal tristeza, que en apariencia sin sucederme nada, me encuentro tan apenado y deprimido, que todo cuanto me rodea y hasta yo mismo, me parece la pestilente porquería, con que se harta sin jamás hastiarse, el nefasto diablo al que entusiasmados y egoístas servimos. Enteponíu colaba you dellantre de miou madre, espatuxandu caleya adiantre, afalau per las engafuráes pallabres de miou má, camín de la nuesa teixá. (Conducido corría yo delante de mi madre, caminando rápido calleja arriba, arreado por las envenenadoras palabras que mi madre me dirigía, a la vez que hacia nuestro hogar nos acercábamos. Yo miraba arisco para ella, pensando que me iba alcanzar presto, para propinarme ante mis vecinos, otra somanta (paliza) como la que de aun mi cuerpo se condolía. Al fin llegamos a nuestra casa, y ya en ella encoyíu (encogido) por el temor, aguardaba resignado que mi madre calmara su furia dándome una nueva cuera, que mereciéndola, no la merecía. Estaba visto que llevaba unos días, que todos los golpes me habían elegido a mí para sus descansos, primero el cobarde de mi amo, que con sus asquerosas manos, me había puesto el rostro, tan descalabrado que no había en él un lugar sano donde coyera una guya (cupiera una aguja), después el canalla del guardia, que me dejara las orejas tan maltratadas, que me parecía que no eran mías, y para finalizar mi madre con aquella argurtóuxa tocata que m'apurriera (alta paliza que me propinara), que según me parecía, no había sido nada más que la parba (desayuno breve) de la que se esperaba Furibunda y desesperada asiome mi madre por mis maltrechos hombros, y al mirarme yo en sus hermosos y enojudos ojos, pude ver en lo más profundo de ellos, el desmesurado amor que la pobre me tenía, y lejos de azotarme como yo pensaba, sólo me preguntó muy apenada y preocupada: ¿De dónde vamos a sacar esas ciento cincuenta pesetas Xulín? ¡En alguna parte hijo, nos las agenciaremos, porque yo no permitiré que esta canallesca ley, hecha por indeseables sin entrañas, te lleven al reformatorio, donde ellos se tenían primero que reformar, para no seguir sembrando entre los desventurados vencidos, tanta vengativa y nefastosa canallada! Al día siguiente al rayar el alba, después de desayunar el rabón, (leche ácida cocida con harina de maíz) del que yo sí que me harté, pero ella la pobre apenas comió unas cucharadas, armada mi madre de un azáu (hacha) que había pedido prestado a un vecino, y yo de una foiceta (hoz) de podar la leña, fuimos al monte comunal a baltiar (cortar) leña, pues un carro de leña de encina, roble y espinero, que pesaba más de tres mil kilos, pagaba el maestro panadero, de la única panadería que había en el concejo, cincuenta pesetas por él, así que teníamos todo un mes por delante, para preparar los nueve mil kilos de leña, que nos proporcionarían las ciento cincuenta pesetas, con las que calmaríamos las iras de aquella inhumana ley, que tan despiadadamente nos había castigado. Parecía que mi madre poseía la fuerza del más intrépido de los hombres, talmente era un gigante que con una fiereza incomparable, chorreando sudor y espelurciada su rubia cabellera al viento, cortaba sin el menor descanso encinas, robles y espineros, mientras que yo imitándola en cuanto podía, podaba aquellos arbustos con el más grande de todos mis entusiasmos. Serían las tres de la tarde y no habíamos hecho aun el más pequeño descanso, cuando mi madre me dijo que buscase caracoles, que se criaban en abundancia por aquellos lugares, tal cosa hice mientras que ella prendía un buen fuego, y allí asamos los caracoles que al ser atacados por el calor, estiraban su cuerpo asándose perfectamente, y fue aquella asquerosa comida la que mitigó nuestra hambre. Y así un día, y quince, y veinte, hasta que logramos preparar sin desfallecer ni descansar, los tres carros de leña, acarreándolos a las costillas, en otras ocasiones poleándolos (haciéndoles rodar) por entre los zarzales y las peñas, hasta poder llegar con tan copiosa cantidad de leña, al estratégico lugar donde el panadero con su carro, pudiera cargar la leña. Estábamos embalagándola (apilándola) mi madre y yo muy ufanos y satisfechos, de la difícil victoria que habíamos en tan escaso tiempo conseguido, porque en duda pongo, que pocas gentes en todo el Universo en las circunstancias que nosotros nos encontrábamos hubieran podido lograrlo. Digo yo que en tal trabajo nos encontrábamos amontonando aquella leña, que todos los tochos (leños) medio descortezados por la cantidad de veces, que fue menester rodarlos por entre los cuetus (piedras) que poblaban aquel xerrapeíru (sierra) daban señales y no por los cortes de las herramientas, de haber sufrido lo indecible por encontrarse despeyexáus (despellejados) hasta casi el total emporricamiento (desnudez) de las arnas (cortezas) que los cubrían. Nuestras físicas humanidades se encontraban tan maltrechas después de tantos días de sobrehumano trabajo y de raquíticos y deplorables alimentos, que tal parecía que éramos cadabres (cadáveres) vivientes, sino supiesen cuantos nos conocían, que éramos dos invencibles barras del más puro acero. Yo descalzo de afechu (del todo) y mi madre con las alpargatas dándoles vueltas alrededor del tobillo, imposibilitadas del menor encatesu (remiendo) todas nuestras escasas vestiduras lucíanse tan acuchilladas, como si fatáus (muchos) puñales anárquicamente las hubieran rasgado. Y nuestras pieles por todos los lados se encontraban arraguñáes (arañadas), pinchadas, magulladas, en definitiva martirizadas por las piedras, por los espinos, por la infinidad de arbustos que en aquella sierra casi inaccesible para las mismas cabras, yo y mi madre como dos guerreros invencibles, cortamos aquellos tres carros de leña, que al decir de mi madre, servirían estupendísimamente bien para amagostar (asar) a la propia ley, y a los sinvergüenzas y deshumanizadores fascistones que la vieran fechu (hubieran hecho). Y en postura tan deplorable se empobrecían nuestros desventurados cuerpos, por todo lo contrario, nuestros espíritus se lucían sanos y fortalecidos, orgullosos y alegres, por haber conseguido aquel trabajoso y casi imposible triunfo. También solía decir mi madre dentro de una rabia y desilusión enfurecida, que si los «roxus» (rojos) hubiesen batallado con el mismo ardor, e indómito entusiasmo que nosotros habíamos puesto, todos los fascistones de Europa serían nada para vencerlos, ni en lo más mínimo. Vuelvo a repetir, que concluíamos mi madre y yo de empericotar (apilar) los cuatro leños que faltaban para dar por terminada aquella proeza, cuando la diosa fortuna nos vino a visitar en la forma de Falu el maderero, que más o menos, esto fue lo que nos hizo, y nos dijo: ¡Buenas tardes Lluza!, que así era como llamaban en asturiano a mi madre, ya que en castellano su gracia es Luzdivina. ¡Se ‘l tou home allevantara la motchera, ya te viera a tí ya ‘l tuo fiyiquín, nel estáu que vus deixó la llamazoúsa ley del venceor, paime amín, qu'el probetayu espavoríu per tan grandie inxusticia, oitra vez se morrería! (Si tu marido volviera al mundo y te viera a ti y a tu pequeño hijo, en la situación que os ha dejado la fangosa ley del vencedor, me parece a mí, que el pobre lleno de un enloquecedor pavor por tan grande injusticia, otra vez se volvería a morir). —Recuerdo yo muy bien, lo mismo que si en este momento de nuevo lo estuviese viviendo, lo que me ha hecho esta canallesca ley que ahora a ti te martiriza, cuando en los frentes de Teruel me cogieron prisionero. Me internaron en un campo de concentración, y me dieron más palos que días me quedan de vida, aunque muerra tan viétchu (muera tan viejo) como Marcelín el de Fresnedo, que le llevó Dios cuando pasaba de los ciento diez años. Como comida nos daban una lata redonda de sardinas o bonito, que los prisioneros le llamábamos «el reloj», ya que así era de pequeña. Cuando te salía podre, que sucedía la mayor parte de las veces, te pasabas el día haciendo vigilia. ¿Cuánto te va a dar el panadero por esta leña Lluza? ¡Hombre yo creo que son tres carros buenos, y como está pagándose a diez duros el carro, pues me dará treinta! ¿Algamate? (alcánzate para la multa). ¡Sí Falu, ye lu xustu! (Es lo justo). Rafael, que así se llamaba Falu, (uno de los hombres más honrados, trabajadores y enteros que yo he conocido), a la vez que del bolsillo interior de su chaqueta sacaba la cartera dijo: ¡Mera compañera, voy a venir con el camión de la compañía maderera y llevar toda esta montaña de leña a Trubia, yo te voy a entregar ahora por ella trescientas pesetas, si después vale más, ya te daré el resto, y si vale menos, considera ese dinero que te di, como regalo de un roxu decente ya honráu comu tú le yes miou neña! (Rojo decente y honrado como tú lo eres mujer). Al día siguiente que era feria semanal en la capital del concejo, pidiole mi madre prestado a una buena vecina amiga suya un paxiechacu (traje, vestido) y unas zapatillas, y así vestida de prestado la pobre, se trasladó bien de mañana a la Villa, pagó la multa a aquellos canallas que servían a una ley tan ultrajante, que a los vencidos y sus inocentes descendientes peor que a apestosos esclavos nos trataba. Luego, después, compró ella un paxietyín (un vestidito), unas zapatillas y unas madreñas, para mí, un buzo, que era la vestimenta que entre los pobres se estilaba, unas alpargatinas y unas fuertes madreñas, y después de mercar algunas cosas necesarias, vino para casa la mar de contenta y satisfecha. Y ahora yo me pregunto a muchos años de distancia, viviendo aquellos por mí vividos pisoteados y vengativos tiempos, ¿a qué asesinas, sucias y cobardosas manos, irían a parar, aquellos nuestros dineros, ganados con el sobrehumano esfuerzo y la más justa honradez, manchados por la sangre de nuestras heridas producidas en el agotador trabajo, y mojados por tantas gotas de sudor, como de estrellas debe de haber en el infinito cielo? ¿No se dan cuenta amigos lectores, que injusticias como ésta, o de otra índole aun mayores, deben de contarse al Mundo, pese a quien pese, para quienes las escuchan forjen en sus sentimientos, de que en toda guerra, y sobre todo las civiles, dejan tras de sí, primeramente el dolor más deshumanizante, después las venganzas más pervertidas, que darán vida con fuerza ilimitada, a la repugnante, sanguinaria y odiosa fiera, que todo ser humano, desde los primitivos tiempos de su nacencia, lleva celosamente escondida, en el apartamiento más oscuro y más brillante de su espíritu, donde se mueve gozoso el sentimiento humano, tras de saber que a su Prójimo bien le ha hecho, y se revuelve envilecido, encanallado y airado por el odio y las iras endiabladas, cuando también comprende que a sus semejantes, en el dolor y el sufrimiento los ha sumergido. Y fue precisamente a estos desatinados sentimientos, manejantes en aquellos tristes momentos, de las inhumanas leyes que regían los destinos de mi Patria, donde fueron a parar mis dineros, mis primeros dineros, ganados con más santidad y honradez, que pueda llevar dentro la propia Hostia Santa, que es tanto como decir, que sólo los mismos demonios faltos de toda conciencia y sin el más mínimo sentimiento de honestidad, podrían sin sentir asco de sus propias personas, apoderarse de los honrados y muy fatigosos trabajos, de una viuda de los roxus (izquierdistas, rojos, por el mismo estilo), y de un huérfano de los mismos. ¡¡Yo creo, que como aún no habían satisfecho sus ansias asesinas, con la muerte de mi padre y de tantos inocentes, precisaban en el momento que preciso les venía, afestinarse en postres con el esfuerzo y sufrimiento de sus deudos!! Durante algunos días viví yo jugueteando por la aldea, mi vida sin ninguna preocupación, muy contento porque iba vestido con aquel mono nuevo, más delgado que un papel de fumar, ya que se me había esgazáu (roto) por más de media docena de lugares, pero aún así, a mí me parecía que llevaba puesto, mejores galas que el mismo vencedor, que poco lucía sobre sus costillas, que se le pudiera denominar verdaderamente honrado. Mi madre mientras tanto, seguía incansablemente trabajando por las tierras de los vecinos, sin jamás cobrarles ni una peseta de sueldo, pues ella tan sólo quería, que al cambio de sus sudores le dieran una cestina de patatas, una fontadina de farina, ou de fabes lu mesmu foran prietes que blanques, d'arbeyinus ou d'oitra cebeira, dalgún terreñaín de lleiche, mazá, tarabazá, ‘n culiestrus ou cabantes de brañar. (Una fuente de harina, o de alubias de cualquier marca o color que fueran, de guisantes o de cualquier otro cereal que fuera, algún jarro de leche, desnatada, cuajada, o la que alumbran las vacas recién paridas, o de la que terminasen de ordeñar a una vaca de leche). Ella llegaba todos los atardeceres a nuestra casa, sudorosa y cansada, pero resplandeciente de alegría, porque en su mandil traía mi comida. Luego, después de que yo me hartaba, nos acostábamos los dos en aquel jergón de sacos, repleto de hojas de maíz y también de pulgas, y abrazada a mí, se quedaba muy pronto profundamente dormida. Yo que desde niño he dormido poco siempre, quizás para hacer bueno el dicho que de camino me invento, que considera al que poco duerme más infeliz, que quienes tienen la dicha de dormir prácticamente, dentro de estos mis desvelos, en la silenciosa tranquilidad de la noche de aquella amplia sala desmueblada, cuyas paredes y techo estaban del sarro que deja el humo, y plagadas de arroxetáus (enrubiecidos) goterones, que ponían al descubierto las primeras pinturas que habían tenido, fendíu (cortado) de continuo este silencio, por el risueño y sórdido murmullo que alumbraba el pequeño río que vertiginosamente se deslizaba a menos de diez metros de nuestra casa, y otras veces también era enruxeráu (alterado) aquel silencio, por los ladridos de los perros de la aldea, o por el cante siempre misterioso y apabullador que hacen las curuxas (buhos) en la noche, cuento yo en que estos desvelos, observaba el placenteroso dormir de mi madre, con su respirar acompasado, fuerte y sano, con todos sus acerosos músculos, con naturalidad relajados, talmente parecía mi madre del todo inofensiva, mas sin embargo, aquel perfecto y vigoroso cuerpo que acoplaba fuerzas en el descanso, de la misma natural manera que agigantadamente dormido descansaba, cuando despierto se hallaba, se transformaba en un invencible e incansable guerrero, condenada ya a luchar en l'engarradiétcha del trabayu (la pelea del trabajo), todos los momentos de su vida, por los mismos endemoniados vencedores, que primeramente le habían achuquináu ‘l sou home ya lus sous fíus. (Asesinado a su marido y a sus hijos). Y ahora que ya todo ha pasado, y lejos de olvidarlo se agiganta cada día más en mi mente, yo me pregunto, que si mi madre no hubiese sido así de luchadora, de brava, de valiente y honrada, qué seria de mí y de ella misma, acosados en todo momento por la ley insana del vencedor, y xunius (uncidos) también para siempre, en el desventuroso carro de la esclavitud bien vigilada, por el látigo y la pistola del triunfador.

    Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana > carraca

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