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parecido+a+algo

  • 61 нечто подобное

    n

    Diccionario universal ruso-español > нечто подобное

  • 62 это какое-то безумие!

    n
    gener. ¡es es algo parecido a una locura!, ¡es una locura!

    Diccionario universal ruso-español > это какое-то безумие!

  • 63 camelopard

    s.
    camello pardal, jirafa, animal algo parecido al camello.

    Nuevo Diccionario Inglés-Español > camelopard

  • 64 capuchin

    s.
    1 capuchino, religioso reformado de la orden de San Francisco.
    2 capucha y capotillo, especie de vestido exterior de señoras, algo parecido al de los capuchinos.
    3 especie de copete de plumas sobre la cabeza de los pájaros, en forma de capucha. (ornitología)
    4 capuchino, mono de la América del Sur, sapajú con el pelo de la cabeza en forma de capucha de fraile.
    5 mono capuchino, capuchino, mico capuchino.
    6 capuchón.

    Nuevo Diccionario Inglés-Español > capuchin

  • 65 furred

    adj.
    1 cubierto de piel o de algo parecido a ella.
    2 forrado. (medicina)
    pp.
    participio pasado del verbo FUR.
    pt.
    pretérito del verbo: FUR (Med.) Cargado, tomado.

    Nuevo Diccionario Inglés-Español > furred

  • 66 goodly

    adj.
    1 hermoso, bien parecido.
    2 de calidad escogida; atractivo, agradable o vistoso.
    3 abultado; considerable; algo numeroso.
    4 considerable.

    Nuevo Diccionario Inglés-Español > goodly

  • 67 inosculation

    s.
    1 unión de una cosa con otra por algo parecido a un tubo o canal; anastomosis; unión que implica continuidad.
    2 inosculación.

    Nuevo Diccionario Inglés-Español > inosculation

  • 68 Mann, Anthony

    1906-1967
       Nacido en Point Loma, hoy integrado en la ciudad de San Diego, California, hijo de emigrantes alemanes, trabaja como actor en Nueva York, ciudad a la que se habian trasladado sus padres. De actor pasa a ser regidor y, algo despues, director. Segun sus propias palabras, trabajo y aprendio mucho con hombres de teatro como Rouben Mamoulian, David Belasco y Chester Erskine. A finales de 1937 lo encontramos trabajando para David O’Selznick como director de casting.
       Finalizada esta etapa breve, se introduce en Paramount, donde aprende verdaderamente el oficio de director. Asi, en 1942 tiene su primera oportunidad como tal; la pelicula, un inteligente producto de serie B, se llamaba Dr. Broadway. En la serie B permanecio Mann durante varios anos, trabajando para Universal (una vez), Republic, RKO y Eagle Lion hasta que, en 1949, Metro-Goldwyn-Mayer lo contrata para hacer un punado de peliculas que, si no disponian de presupuestos muy generosos, si le otorgaron la posibilidad de rodar su primer western, La puerta del Diablo (luego pasaria a ser el tercero porque Winchester 73 y Las furias se estrenaron antes). Tan to La puerta del Diablo como Las furias, que rodo para Paramount, tienen tintes shakespearea nos, especialmente la segunda, y desde luego son westerns con un elevado grado de madurez, westerns “distintos”. Pero sera ese mismo ano, 1950, el que vera nacer la primera de un conjunto de peliculas modelicas, cinco en total, dirigidas por Anthony Mann y protagonizadas por James Stewart, que consolidaran al realizador como uno de los iconos del western moderno. Aunque en lo sucesivo se alternaran en la filmografia del director los westerns y los filmes de otro tipo, por ejemplo, los grandes espectaculos visuales como El Cid (1961) y La caida del imperio romano (The Fall of the Roman Empire, 1963), dirigidas en Espana para Samuel Bronston, Mann sera, ya para siempre, “el hombre del oeste”. Budd Boetticher, Delmer Daves, John Ford, Ho ward Hawks, Anthony Mann y Sam Peckinpah son, por orden alfabetico, los grandes nombres del western. A ellos se pueden acercar Henry Hathaway y William A. Wellman, pero probablemente el primero de todos es Anthony Mann, autor de una obra rica y coherente en la que combina a la perfeccion el espacio abierto y sus cualidades, con el ser humano y sus pasiones. El dolor mitico asociado a la venganza lo expresa James Stewart, el actor clave de los westerns de Mann, de modo incomparable, aunque hay que detenerse en la leccion, que roza lo sublime, que nos dictan, a duo, director y actor, en este caso Gary Cooper, en esa obra maestra que se llama El hombre del Oeste. Recurriendo por una vez a la frivolidad, se podria acunar un eslogan publicitario parecido a este: “Si quiere decir western, diga Anthony Mann”.
        Winchester 73 (Winchester 73). 1950. 92 minutos. Blanco y Negro. Universal. James Stewart, Shelley Winters, Dan Duryea, Stephen McNally, Millard Mitchell, John McIntire.
        The Furies (Las furias). 1950. 109 minutos. Blanco y Negro. Paramount. Barbara Stanwyck, Walter Huston, Wendell Corey, Gilbert Roland, Judith Anderson.
        Devil’s Doorway (La puerta del diablo). 1950. 81 minutos. Blanco y Negro. MGM. Robert Taylor, Paula Raymond, Louis Calhern.
        Bend of the River (Horizontes lejanos). 1952. 91 minutos. Technicolor. Universal. James Stewart, Julia Adams, Arthur Kennedy, Rock Hudson, Jay C. Flippen, Lori Nelson.
        The Naked Spur (Colorado Jim). 1953. 91 minutos. Technicolor. MGM. James Stewart, Janet Leigh, Robert Ryan, Ralph Meeker, Millard Mitchell.
        The Far Country (Tierras lejanas). 1955. 97 minutos. Technicolor. Uni versal. James Stewart, Ruth Roman, Corinne Calvet, Walter Brennan, Jay C. Flippen, John McIntire.
        The Man from Laramie (El hombre de Laramie). 1955. 104 minutos. Technicolor. CinemaScope. Columbia. James Stewart, Cathy O’Donnell, Arthur Kennedy, Donald Crisp.
        The Last Frontier. 1955. 98 minutos. Technicolor. CinemaScope. Columbia. Victor Mature, Guy Madison, Anne Bancroft. Robert Preston.
        The Tin Star (Cazador de forajidos). 1957. 93 minutos. B y N. VistaVision. Paramount. Henry Fonda, Anthony Perkins, Betsy Palmer, Neville Brand.
        Man of the West (El hombre del Oeste). 1958. 100 minutos. Color DeLuxe. CinemaScope. UA. Gary Cooper, Julie London, Lee J. Cobb, Arthur O’Connell.
        Cimarron (Cimarron). 1961. 147 minutos. Metrocolor. Panavision. MGM. Glenn Ford, Maria Schell, Anne Baxter, Arthur O’Connell, Russ Tamblyn, Mercedes McCambridge.

    English-Spanish dictionary of western films > Mann, Anthony

  • 69 approchant

       algo parecido

    Dictionnaire Français-Espagnol des expressions et locutions > approchant

  • 70 atarabazar

    Atarabazar es cuando las leches se cuajan, pero no precisamente la leche entera, quiero decir, la leche que no ha sido privada de sus natas o grasas, ya que cuando esto sucede, se denomina lleichi cuátcha (leche cuajada). Pero se llama tarabazá a la leche que con anterioridad ha sido mazá (batida), con el fin de extraerle la manteca. Para mazar el lleiche (sacarle la manteca a la leche), en los tiempos d'endenantes se hacía por medio de dos procedimientos en mis aldeas. Uno era usando las caramañolas ou camtimples (lecheras) y el otro el más ancestral, dentro de unos odres hechos con el pelleyu (pellejo) de corderos o cabritos, denominados butiétchus, donde se introducía la leche dentro de ellos, se hinchaban de aire y luego se movía el butiétchu siempre en la misma dirección hasta que se le arrancaba la manteca a la leche. Más tarde esa leche mazá escosá de manteiga cundu chegaba ‘l cuátchu yera cundu se nomaba chétche tarabazá. (Batida y limpia de manteca, cuando llegaba a cuajar se le llamaba leche tarabazá). Esta leche tarabazá al decir de las gentes más antiguas de mis aldeas, que todas tenían algo de médicos, por ser éstos tan escasos e inalcanzables, cuento que decían mis gentes que la leche tarabazá era la bebida más sana y refrescante, capaz de curar por sí sola, tous lus amolexíus del ventrún ya 'l estómadu. (Todos los males del vientre y el estómago). Esta palabra me da pie para contarles muy someramente lo que hizo un tío mío, hermano de mi madre, una mañana que apremiado por su esposa, mazaba sudorosamente un butiétchu de leche. Llamábase mi tío que ya en la paz del Hacedor descansa, Manuel el Indiano, y a pesar de ser del todo analfabeto, sabía más letra que el propio Cervantes, y era más agudo que el panzudo Sancho. Más de catorce años había estado en La Argentina, y al fin como todo buen asturiano retornó a su querida aldea, cuando yo aun todavía no había nacido. Pero según mi madre, hizo mi tío la entrada triunfal en la aldeina dándoselas de indiano rico, y al parecer según se descubrió más tarde, no traía en su poder nada más que una pequeña cantidad de dinero que le había dado otro tío mío también hermano de mi madre, que éste sí que había hecho una caudalosa fortuna, criando ganado en un extenso rancho, que al decir de mi tío Manuel, era más grande que todo nuestro concejo junto. Rondaba los cuarenta años cuando mi tío, portando dos enormes maletas, una sonrisa amplia y prometedora, que no la haría por el bien que le habían rodado sus asuntos, sino tal vez por enseñar a propios y extraños, su fuerte y hermosa dentadura, donde se enseñoreaban una docena de relucientes dientes de oro que unido a su enorme reloj y su gruesa cadena de oro, le avalaban como indiano bétchau de cuartus. (Rico de dineros). Muy posible mi tío, deduzco yo ahora, al comprender que en las américas no podía, o no sabía hacer la riqueza que había con tanto ahínco buscado, maduró en aquellas lejanas tierras la inteligente idea, de lograr conquistar en sus aldeas, alguna moza heredera de rica casería. Así pues, según mi madre, mi tío se paseaba y pavoneaba por toda la comarca, luciendo estupendos trajes de corte y moda muy americanos, a la par que hacía entrever con mucho disimulo, que poseía negocios en La Argentina, donde retornaría nada más que encontrase una linda muchacha que fuera de su agrado, para convertirla sin pérdida de tiempo en su esposa. Y como diñéiru chama 'l diñeiru (dinero llama al dinero) pronto mi tío lograba casarse con la moza más rica de la aldea, que era tal riqueza en aquellos tiempos, prados, tierras y ganados, cosas que hoy se encuentran en mis aldeas abandonados. Una vez casado el bueno de mi tío, volvía a inventarse otra historia, que era que la revolución que por aquella época se había formado en La Argentina, se apropiara de sus negocios y le habían dejado completamente sin nada. A partir de aquí poco a poco su esposa ayudaba abiertamente por su suegro que se veía en lenguas mofosas de las gentes y se consideraba que también había sido engañado, digo que entre hija y padre le fueron sometiendo y dominando, y aunque mi tío en principio intentó imponerse y hacer valer su papel de marido, de nada le sirvió, y tuvo que someterse a la tiranía continua a que le sometían su mujer y suegro, sino quería perder lo que tan hábilmente había cazado. Extenderme más en cosas de mi tío, seria fomentar una larga historia que no cuadra en este libro que ha nacido para diccionario, por eso retornaré a la mañana por mi presenciada, en que el bueno de mi tío mazaba la leche sudoroso y desesperado, atacado en todo instante por la continua riña de su esposa, que con la chingüa mexoriaba per él, lu mesmu que se fora un enllordiáu fatu. (Que con la lengua le hacía mucho daño al tratarle como si fuese un verdadero pingajo). Aquel día era lunes, y por lo tanto habla mercado como todas las semanas en la capital del concejo, a donde todas las aldeanas bajaban a vender los huevos, la manteca, los cuayaus (cuajados), etc., etc., y mercar a la vez los enreus (cosas) que se necesitaban para toda la semana. Ya era tarde y mi tía necesitaba aquella última manteca que mi tío con tanto trabajo estaba mazando, y como tardaba según mi tía más de la cuenta, empezó a insultarle de esta manera: —Entaina Manolu, ya deíxate de carpir, ya amazuca la lleiche con más priexa, perque paeme a mín que yes más ñatiu qu'un neniquín d'entamu. (Apúrate Manolo, déjate de protestar, de suspirar, de quejarte, y bate la leche con más prisa, porque me parece a mí, que eres más inútil que un niño de pecho). Nada le respondió mi tío, aunque seguía haciendo su trabajo maldiciendo y murmarando palabras que no entendía, pero otra vez volvió su esposa a la carga diciéndole: —Nun se xempre lu dixe you, que nun tenes llixa namái que pa xurniar trés el fuéu estingarraún nel escanu, ya p'encalducar mamplenáus de puches ya gavitus. (No si siempre lo he dicho yo, que no tienes fuerza, alma, etc., nada más que para estar dormitando detrás del fuego acostado en el escaño, y para hacer muchos razonamientos, protestas y cuentos sin ningún valor). Mi tío no le respondía a sus insultos y el pobre seguía mazando la leche sin detenerse, y de vez en cuando le daba pequeños golpecitos al butiétchu (odre) mirándole al trasluz, para comprobar si ya estaba la manteca hecha. Otra goxada (cesta grande) de ofensivos insultos le lanzó mi tía de esta forma en el parejo que se estaba atando el moño:—Non pos comu nun me faigas la mazaura lluéu, xúrutelu pe lu más xagráu qu'ista semana vas fumaretiar pel ráu del bracu, perque nun tenu treti 'l tabacu de la Villa axín nus esmuelguemus a tochazus. (No pues como no me hagas la manteca luego, te lo juro por lo más sagrado que toda esta semana vas a fumar por el rabo del cerdo, porque no he de traerte el tabaco de la Villa así nos degollemos a palos). —Quiero destacar, que si algún vicio desencaldaba (desarmaba) a mi tío, era precisamente el de ser un fumador empedernido, ya que yo le he visto en muchas ocasiones fumar hasta las hojas de los artos y de las patatas, pues él afirmaba, que tales hojas bien mauras y'enxuchinas (bien maduras y muy secas), tenían un ligero parecido con el tabaco. Por tal razón, cuando escuchó a su esposa amenazarle con que no le iba traer el tabaco para la semana, se sulfuró de tal modo y manera, que cesando de mazar, se levantó airado de encima del garbetu (tronco nudoso de madera donde se suele partir la leña) donde en la caleya 'l lláu de sou teixá taba xentáu mazuchandu (en la calleja al lado de su casa estaba sentado haciendo la manteca) y dirigiéndose endemoniadamente rabioso hacia su mujer con el butiétchu (odre) entre sus manos, que tendría dentro de él sobre unos diez litros de leche, digo, que levantando con enloquecida fuerza el odre con entrambas manos en el alto, se lo estrapachóu (reventó) en medio de la cabeza, poniéndola toda enllordá ya pingandu de lleiche (sucia y mojada de leche), en el parexu lleldar que che falaba. (En el parejo hacer que le decía): ¡El pior ya más rencuayu ñegociu que fexe 'n miou vida, fó 'l xunetame cuatigu nisti fedientu caxoriu que m'aconsexu 'l diañu, paraxona mútcher con chingua tan enllordiá comu la troya de gochu, fiona del útre tou pá, qu’el Llucifer tara nus enfernus amagostandoi lus prietus fégadus que teñía. Cámbiate de fatucus agora mesmu ya cola con la manteiga ya lus güevus pal merquéu, senún quiés que acuétcha la maniega con tous echus, ya faígate una tortítcha con tous xuntus en metá la mochera de choba que tenes, ya senún me trás el tabacu pa casa nun tomes, perque se lu fás ya nun me trás el tabacu, ten prexente que vas adepriender per primeira vez, quién ye Manuel el lndianu! (El peor y más ruin negocio que hice en toda mi vida, fue el haberme unido contigo en este hediondo casorio que me ha aconsejado el demonio, enredadora y mala mujer, con la lengua más sucia que la porquería del cerdo, hija del buitre de tu padre, que Lucifer estará en los infiernos quemándole los negros hígados que tenía. Múdate las ropas ahora mismo y márchate con la manteca y los huevos para el mercado, sino quieres que coja la cesta con todos ellos y te haga una tortilla estrapallándutelus d'enría la mótcheira de llobona que tenes. (Rompiéndotelos encima de la cabeza de loba que tienes). Y sino me traes el tabaco para casa no me tornes, porque si vienes sin él, ten presente que por primera vez vas a saber quién es Manuel el Indiano.

    Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana > atarabazar

  • 71 maereiru

    Maereiru, maderero, persona que trabaja en la madera. Lo mismo fui maderero o serrador que viene a ser parecido. Empecé a trabajar cuando tenía doce o trece años, me recuerdo que me pagaban nueve pesetas diarias, disdi 'l albiar el díe fasta la sou tapecíe (desde que amanecía hasta que la noche llegaba), puedo asegurar que he tenido el mejor maestro xerrador d'Asturies, el más duro, el más repugnante, un hombre que durante el trabajo no hablaba nada más que de cuando se relacionara con él, no olvidare jamás que tanto a mí como a un hijo de él llamado Mual que componíamos el trío en el trabajo, nos trataba Nelín que era su padre, lo mismo que si fuésemos dos esclavos, muchas veces el condenado nus untaba 'l focicu conún faticáu d'ostiazus, ya nun yera desmediu cundu nus falagaba les mexiétches, pos apurríanus a entrambus cuaxi xempre lus mesmus ostiazus. (Nos azotaba el rostro con algunas tortas o castañazos, y no desacompasaba nunca cuando nos halagaba a ostiazos nuestras mejillas, pus nos daba casi siempre a los dos por igual los mismos tortazos). Mi vida durante varios años, hasta que me marché temporalmente de mi aldina deslizó trabajando siempre con este condenado paisano y con otros maderaros de la comarca, menos el mes de la yerbe, pues en este mes yo ganaba mucho más de yerbeiru en cualquier caseríu, que trabajando dos meses a la madera. Les voy a contar ahora un caso que nos sucedió a Muel y a mi, cuando ya éramos mozacones que ya cortexábamus. Sucedió un domingo que estábamos serrando madera en un castañéu de la nuexa aldina, seria como a las cinco de la tarde, y nosotros queríamos marchar para ir a cortejar a un pueblo de Quiros donde Muel y yo teníamos mozuca el caso fue que él nos dijo que nos dejaría marchar cuando entalleráramos una rolla que tenía un metro de batalla (grueso) en el serradero. Conformes nosotros entre los tres trabajamos en duro con palancas y tirones de arreventamiento, hasta que al fin conseguimos poner aquella enorme rolla de castaño de más de mil kilos de peso encima del aserradero lista para serrarla. Entonces él nos dijo que para cortejar no se necesitaba mucho tiempo si se sabía aprovechar, y que como todavía era céu, que íbamos a serrar un poco por la rolla, que era un trabajo que teníamos adelantado para mañana. Así pues que sin urniar pallabra (decir palabra) dimos comienzo a serrar por aquella rolla, él encima de ella y nosotros abajo y mientras que él desde arriba nos dominaba avasalladoramente y quizás riéndose para sus adentros, nosotros desde abajo muy silenciosamente a la par que trabajábamos en el durísimo trabajo de tirar por la sierra estábamos madurando la forma de deshacernos de él para poder marcharnos, porque por el sol, ya que reloj no teníamos, nos parecía que ya era. bastante tarde. Así pues, los tres estabamos unidos a la sierra, Muel y yo cogidos a la manilla de abajo y Nelín encima de la rolla asido a la manilla de arriba, cuando de golpe nosotros llancamus (plantamos) la sierra a enxecu (clavamos y ferramos de repente) a la par que tirábamos por ella con gran rapidez hacia detrás, con este movimiento rápido e inesperado, cogimos desprevenido a Nelín, que no le dio tiempo a esquivar el golpe que le venía encima, y la manilla de arriba a la cual él estaba asido no con mucha fuerza, le vino con duro golpe a machacar su frente y medio aturdido se desplomo desde lo alto de la rolla hasta el suelo del aserradero, y bien por casualidad o porque su gran agilidad lo buscara, cayo encima de su hijo Muel, al que asiendo con una mano con fuerza, con la otra de apoderó del moqueteiru (instrumento de madera para asegurar la cuña de la manilla inferior de la sierra, de casi un kilo de peso y unos treinta centímetros de largo) y con grande saña y fuerza comenzó a darle palos, y yo que sabía que pronto iba a recibir los mismos, xebreme fuyendu en aburiéxa galamiada del lleu d'echus (me marche huyendo a las carreras del lado de ellos), pero no llevaría andados unos metros cuando sentí en una pierna un golpetazo fuerte que no me privo de seguir corriendo pero cojeando lleno de dolor y con menos fuerza, ya que vi a Muel traspasarme como alma que lleva el diablo y sangrando por la cabeza. El caso fuera, que Nelín al ver como yo se le escapaba me lanzo el condenado moqueteiru con tal acierto y fuerza que me dejó algo cojo durante alguno días. Pero a pesar de estar los dos matauriáus (heridos), no dejamos de ir a cortejar, aunque teníamos que caminar más de diez kilómetros, y otros tantos de avenida, para después levantarnos antes de amanecen para serrar todo el día como esclavos de amo endemoniado.

    Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana > maereiru

  • 72 ñabus

    Ñabus, nabos, en mis aldinas se sembraban los nabos entre el maíz y después de arrancar las patatas, los nabos y la meruxa son el verdín que comen las vacas lecheras durante el invierno, con los nabos las vacas dan más leche, pero esta leche es más delgada y tiene peor sabor. También en mis aldines por los tiempos del hambre comíamos las personas los nabos, principalmente sus hojas más tiernas, se usaban como si fuesen verduras, a mi particularmente me gustaban mucho, lo que jamás pude tragar fueron sus cabezas cocidas y cocinadas como si fuesen patatas, a mí me parecía que tenían espinas o algo así parecido.

    Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana > ñabus

  • 73 lotxa

    pez blanquecino, de cabeza, boca y escamas grandes, parecido a la merluza y algo pegajoso

    Glosario Euskera Español > lotxa

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  • parecido — (m) (Intermedio) par de características que permiten decir que una cosa es similar a otra Ejemplos: Aunque dices que mi casa es igual que la tuya, yo no veo el parecido. Todos siempre decían que tenía un parecido con su tía. Sinónimos: mismo, tal …   Español Extremo Basic and Intermediate

  • algo por el estilo — no exactamente; más o menos; parecido a eso; algo así; se usa muchas veces en forma irónica o atenuada para marcar una diferencia importante entre lo pensado y lo real, lo supuesto y lo expuesto; ¿era esto lo que querías? Algo por el estilo , ¿se …   Diccionario de chileno actual

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