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  • 21 De Toth, Andre

    1912-2002
       Andre De Toth hizo siempre poco ruido pero, paso a paso, fue construyendo una obra tan modesta como estimable. Hungaro de nacimiento, despues de licenciarse en leyes entra en el mundo del teatro, en su pais, y de alli al cine, donde trabaja como guionista, ayudante de direccion, montador y, esporadicamente, actor, hasta dirigir cinco peliculas, inmediatamente antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. De Hungria salta a Inglaterra, contratado por el emigrado hungaro Alexander Korda. Es en Inglaterra donde cambia su nombre verdadero, Toth Endre, por el de Andre De Toth. En los Estados Unidos, adonde se traslada poco despues, rodo mas de treinta filmes a partir de 1943, de los que nada menos que once son westerns. Tratandose de un hombre que viene de Centroeuropa, no se le puede pedir mayor sensibilidad a la hora de abordar la tematica clasica de este genero, que contribuyo a ennoblecer. Peliculas como La mujer de fuego y Pacto de honor abren la puerta a la mayoria de edad del genero, que De Toth ayudo a renovar, aunque no hay que olvidar su contribucion a otros generos como el de terror (Los crimenes del museo de cera, House of Wax, 1953) o el negro (Aguas turbias, Dark Waters, 1944).
        Ramrod (La mujer de fuego). 1947. 94 minutos. Blanco y Negro. Harry Sherman Productions (UA). Joel McCrea, Veronica Lake, Preston Foster, Arleen Whelan.
        Man in the Saddle (Lucha a muerte). 1951. 87 minutos. Technicolor. Scott- Brown (Columbia). Randolph Scott. Joan Leslie, John Russell.
        Carson City. 1952. 87 minutos. Warnercolor. WB. Randolph Scott, Lucille Norman, Raymond Massey.
        Springfield Rifle (El honor del capitan Lex). 1952. 93 minutos. Warnercolor. WB. Gary Cooper, Phyllis Thaxter, David Brian.
        Last of the Comanches. 1953. 85 minutos. Technicolor. Columbia. Broderick Crawford, Barbara Hale, Johnny Stewart.
        The Stranger Wore a Gun. 1953. 83 minutos. Technicolor. 3-D. Columbia. Randolph Scott, Claire Trevor, George MacReady, Joan Weldon.
        Thunder Over the Plains. 1953. 82 minutos. Warnercolor. WB. Randolph Scott, Lex Barker, Phyllis Kirk.
        Riding Shotgun. 1954. 75 minutos. Warnercolor. WB. Randolph Scott, Wayne Morris, Joan Weldon.
        The Bounty Hunter. 1954. 79 minutos. Warnercolor. Transcona (WB). Randolph Scott, Marie Windsor.
        The Indian Fighter (Pacto de honor). 1955. 88 minutos. Eastmancolor. CinemaScope. Bryna (UA). Kirk Douglas, Elsa Martinelli, Walter Matthau.
        Day of the Outlaw. 1959. 96 minutos. Blanco y Negro. Security Pictures. Robert Ryan, Burl Ives, Tina Louise.

    English-Spanish dictionary of western films > De Toth, Andre

  • 22 Zinnemann, Fred

    1907-1997
       Nacido en Viena, estudia leyes, pero entusiasmado por las peliculas de Sergei M. Eisenstein y de Erich Von Stroheim decide trasladarse a Paris a aprender la nueva tecnologia. Trabaja en Berlin como ayudante de camara, pero de nuevo, con la llegada del sonoro, siente la necesidad de aprender esa nueva tecnica por lo que se traslada a los Estados Unidos, donde traba conocimiento con Robert Flaherty. En calidad de ayudante de Flaherty vuelve a Europa con la intencion de rodar un documental sobre Asia central. De nuevo en Norteamerica, dirige una serie de cortos para Metro-Goldwyn-Mayer, por uno de los cuales logra un Oscar en 1938. Su primer exito como director de largometrajes lo obtiene con The Seventh Cross (1944). Autor de uno de los westerns mas famosos de la historia del cine, la obra de este vienes transplantado a Hollywood no fue nunca, injustamente, muy apreciada por la critica, aunque algunos de sus filmes alcanzaron notoriedad, como el premiado De aqui a la eternidad (From Here to Eternity, 1953), por el que consiguio de nuevo el Oscar al mejor director, lo que hizo por tercera vez con Un hombre para la eternidad (A Man for All Sea sons, 1966). Solo ante el peligro es una pelicula que consigue una peculiar atmosfera que, sin duda, se encuentra en la base de su enorme exito. Oklahoma, por su parte, es un western musical que tiene el honor de ser el primer filme que utiliza el sistema de 70 mm llamado Todd-AO.
        High Noon (Solo ante el peligro). 1952. 85 minutos. Blanco y Negro. UA. Gary Cooper, Grace Kelly, Thomas Mitchell, Katy Jurado.
        Oklahoma! (Oklahoma). 1955. 145 minutos. Eastmancolor. Todd-AO. Magna. Gordon MacRae, Shirley Jones, Gloria Grahame, Gene Nelson.

    English-Spanish dictionary of western films > Zinnemann, Fred

  • 23 non nisi parendo, víncitur

       no se la vence sino obedeciéndola; a la naturaleza para domeñarla hay que obedecerla
       ◘ Axioma que aplica a la naturaleza el filósofo y canciller de Inglaterra Francis Bacon (1561-1626).
       Para haer servir la naturaleza a las necesidades del hombre, es preciso obedecer a sus leyes.

    Locuciones latinas > non nisi parendo, víncitur

  • 24 abrañar

    Abrañar es alinear, arreglar en todas sus vertientes al ganado, no sólo el que se encuentra en las brañas, puertos o morteras, sino también el que permanece en las cortes (cuadras) de la misma aldea. A mediados de la primavera es cuando se empieza a subir el ganado escosu (que no da leche) para los puertos, estas reses suelen por regla general ser magüetas (novillas) de tres años para abajo, unas están dandu la cría (preñadas), otras son manías (que no están preñadas), luego más tarde, hacia la última quincena del mes de mayo, que es cuando ya no se pueden pacer más los préus (prados) porque sino no dan la cosecha de hierba que se recuétche (recoge) en el mes de xuliu (julio) denominado el mes de la yerbe (hierba). Así pues, cuando los prados ya no se pueden pacer, se sube al puerto todo el demás ganado, exceptuando las xunturas (yuntas) que han de acarrear la hierba, estas vacas suelen ser las bétchaes (paridas), o las que están próximas abétchadar (a parir). Es cuando llega entonces el momento de abrañar en los puertos, de ir hacer la braña. Miles de veces y en diferentes lugares de mi Tierrina, allá por los apenados y hambrientos años de la post-guerra, siendo yo un guaxetín (chiquillo), fui abrañar para los varios amos que como criadín por mala o buena fortuna yo he servido. Había que buscar al ganado que guareciendu (pastiando) se encontraba en el extenso y comunal puerto, que muchas veces era muy difícil de dar con él, por causa de la borrina (niebla), que no permitía ver a uno ni la propia mano dellantri de sous güétchus (delante de los ojos). Nos solíamos orientar por el sonido de las chuecas, chocaretas, zumbus o zumbiétchus (cencerros), que llevaban las vacas más responsables y serias por así denominarlo de cada cabana (cabaña), supuesto que estas reses suelen ser las que capitanean a todas las demás. Me recuerdo que los enormes felechales (helechos) y demás matoxus (matorrales) que eran más altos que mi cuerpo, que por doquier poblaban todo el puerto, se encontraban en los días de borrinas baxas (nieblas bajas), ameruxáus d'orbayu (llenos de agua) que me ponían de pingandu (mojado) lo mismo que si vestido me tirase al agua. Pero todo aquello era nada cuando lograba dar con las vacas, que alegraban tan difícil búsqueda, y afalándulas muy contento me dirigía hacia mi cabanón (cabaña) y después de muxilas (ordeñarlas) atizaba un bon fuéu, (prendía un buen fuego) dóu m'enxugaba la moyadura que m'enciétbechar. (Dónde me secaba la mojadura que me ataba). Una vez que estaba bien enxuchu (seco) muy dichoso me enzulaba (comía) la fugaz y sabrosa cena que tan sólo consistía, en un zapicáu de lleiche (un jarro de leche) acompangáu (acompañado) d'un cantexu de borona ou pan d'escanda. (Un trozo de pan de maíz o escanda). Chuéu, despós, endutbechábame nel xergoncín de paya, ya xurniaba toa la nuétche comu 'n anxelín del cielu xebráu de la man del sou Faedor. (Luego, después, encogiéndome en el jergón de paja, dormía toda la noche como un ángel de los cielos apartado de la mano del Hacedor). Hay vaqueirus que xuben (suben) todos los días por la mañana y de tarde hasta el puerto a hacer la braña, los que tienen corte (cuadra) en la braña, meten sus vacas dentro para ordeñarlas con tranquilidad, pero aquellos que no poseen cabanu (cuadra) tienen que buscar ordeñar al entestate (al aire libre). Casi todos los vaqueirus que tienen que catar (ordeñar) sus vacas al entestate, suelen llevar alguna couxa (cosa) de la aldea para que las vacas la coman y estén así quietas mientras las afoixinan (ordeñan), esto se llama el manoxu (manojo) que es según la época del año de diferente manera. Así en el mes de Xuniu ya xuliu ye de segáu, (junio y julio es de pación), en agosto, setiembre y octubre el manuxín (manojín) suele ser de las fuéas ya pereícoteirus de lus ñarbaxus, (plantas de maíz) y también de focháus de frisou (también de ramas de fresno), que les gusta mucho a las vacas y son muy sanas y nutritivas, así como también muy peligrosas para sous ventrones ya rumiaxes (vientres y rumiajes) si las comen demasiado calientes. Otros vaqueirus llevan sal que bazcuchan d'enría 'l campíz (vierten encima del campo) y como a las vacas les agrada todo lo sallado, comencipien a chamber (empiezan a lamer) en tal lugar hasta que terminan con todo el campizo dando tiempo a que el vaqueiru la ordeñe con toda tranquilidad. También existen otros más ingeniosos que arrebaten les ganes de mexar fasta la gora de afoixinar (que aguantan las ganas de mear hasta la hora de ordeñar) y así después meando en el campizo mientras que la vaca pace y lame el lugar meado ellos con rapidez la ordeñan. Otros vaquierus sólo hacen la braña una vez cada veinticuatro horas, bien porque sus vacas tengan poca leche, o porque les interese escosalas (secarlas) para así tan sólo subir al puerto una vez cada semana a verlas. Y hay otros vaqueirus que duermen y moran en sus cabañas de las brañas y tan sólo bajan a sus aldeas una vez a la semana. Existe la creencia entre las gentes de mi Tierra no documentadas en las ancestrales y hermosas costumbres de nuestras embrujadoras aldeas, creencia divulgada por escritores que no saben dónde tiene, pongo como ejemplo el caldar la vaca (ubre), de que en Asturias no hay más vaqueirus que los de la Alzada y no recuerdo en estos momentos qué otro lugar. Mas yo les digo ahora que esos babayus de despacho que se reúnen en cabanáes (rebaños) formando las infantiles y ridículas sociedades de «Amigos del Bable» o del «Conceyu del Bable», etc., etc., que lo único que saben es buscar una popularidad ya muxiyes la corexa a les ñobles xentes de miou Tierrina (y ordeñarles la cartera a las nobles gentes de mi Tierra). Digo que estas respetables personas lo único que saben de la Llingua y costumbres ancestrales de mi Asturias. es lo que plagian en los archivos, en los escritos de otros escritores ya fenecidos que la mayor parte de ellos tampoco en estas materias no tenían namái qu'una migayina (nada más que una migaja) de idea. Y ahora que ya para la posteridad dejo dicho lo que son estas rencuayas (ruinas) sociedades, compuestas por profesores y otras ilustres personas, que de no ganar la Guerra Civil el General Franco, de seguro que estarían de peones camineros, porque francamente creo que para otro menester ellos no sirven. Todos estos señores con sus teorías y conferencias mistificadas, no saben cómo habla el pueblo, ni como trabaja, ni cómo sufre y ríe, ni como canta y llora, las costumbres y el habla del sencillo, simple y natural pueblo, sólo se aprenden formando parte de ese pueblo que s’acueye 'l llabiegu, falandu la Llingua de nuexus mayores (se coge al arado hablando la lengua de nuestros mayores, todos los días del año). Yo no podré competir jamás, ni tan siquiera lo intento, en los saberes de todos estos señores licenciados y profesores de los números y las letras, porque por mala o buena fortuna los maestros que yo he tenido, no me enseñaron las sapiencias de tan hermosas profesiones, ya que ellos casi todos analfabetos por naturaleza en la dimensión de los signos, de los números y letras, en vez de poner entre mis manos un libro, me punxerun cuaxi disde miou ñacencia, una ferramienta paque trabayandu me ganara 'l potaxe que la probina de miou má non podía dame. (Me pusieron casi desde mi nacencia, una herramienta para que trabajando me ganara el potaje que la pobre de mi madre no podía darme). Así por ejemplo, el mejor profesor que yo he tenido ha sido mi amo Salustiano, un vaqueiru de la aldea de Folgueras, xustu ya ñoble 'n tal fondura (justo y noble en tal hondura), filósofo e inteligente en tal altura, que no se desliza un día por mi vida, que en algún momento con nostálgico cariño yo no le recuerde. El no sólo me enseñó a llabrar, semar ya cuchar la tierra (arar, sembrar y abonar la tierra), sino que tamién m'adeprendióu faer d'un piazu de maera, de ñocéu, de frisnu ou faya, con mious propies manus el mesmu llabiegu. (También me enseñó a hacer de un trozo de madera de nogal, de fresno o de haya, con mis propias manos el mismo arado). M'adeprendióu d'enría lus fierrus a cabruñar sen cartiar el gadañu, (me enseñó encima del yunque con el martillo a adelgazar la guadaña sin ondularla ni estropearla). M'adeprendióu a domeñar les magüetes pa xuniyes al xugu ya faeyes trabayar sen dalgún rexabiu a entrambes manus. (Me enseñó a domar las novillas para uncirlas al yugo y hacerles trabajar sin ningún resabio a las dos manos). Me enseñó a curar los ganados cuando enfermaban d'angún amoláu (de algún mal), como la coxera ou maluca (cojera), los garbious ou rumiayu, (mal en la boca y rumiaje) bregonazus y'entelaures (hinchazones en el ubre y el vientre) y a darle la vuelta a un xatu dientru 'l ventrón d'una vaca qu’tal parilu traxéralu 'l revés, couxa que güéi nel día non sapien faer abondus bretinarius. (A un jato dentro del vientre de una vaca que al parirlo lo trajese al revés, cosa que hoy día no saben hacerlo muchos veterinarios). M'adeprendióu a inxertar lus pomares, zreizus ya peréus, (me enseñó a injertar los manzanos, los cerezos y perales), a fradar lus ciarrus pa que non dieren soma nus préus ya muxéranye 'l campíz el allumbrar mexor yerbe (a cortar los matorrales que cercaban los prados, para que no diesen sombra y le permitiesen al campo alumbrar mejor hierba). Me enseñó sin libros de ninguna clase a querer y respetar todas las criaturas vivientes, a no hacerlas sufrir ni esclavizarlas nunca, a servirme de ellas nada más que cuando la necesidad me obligase. Tamién me falaba, qu'en d'anguna teixá pudiés morar animal d'angún qu’en trabayu non lleldare. (También me decía que en ninguna casa debía de vivir animal alguno que un trabajo no efectuase). Me enseñó a ser libre y honrado, a querer y respetar a mis mayores, a no ser hipócrita ni servil, a no apartarme de la Natural Justicia hasta la muerte, y a no preocuparme mucho de las vanas leyes aunque en ocasiones injustamente las condenadas me castigasen. Me contó cientos de historias, leyendas y cuentos, me enseñó a pensar y filosofear con las cosas naturales, y todas estas maravillosas cosas yo las he aprendido, pensando y hablando en la embrujadora y galana Llingua Asturiana, por lo tanto yo conozco perfectísimamente el Idioma de mi Querida Llingua Asturiana, con el cual yo cuento a mis gentes astures cosas sencillas y naturales, de la misma manera que las he aprendido de boca de maestros analfabetos como mi querido amo Salustiano, el mejor vaqueiru que yo he conocido, el natural y sencillo filósofo que a mí sin libros, más me ha enseñado. Mi amo Salustiano, siempre se sintió muy orgulloso y ufano de sus vacas, a las que el y yo, cuidábamos en todo momento con verdadero celo y alegría, sin lugar a dudas, eran nuestras vacas las mejores de todo Asturias, y así lo reconocían todos los vaqueirus que medianamente entendían de ganado. Daba verdadero placer y envidia, mirar aquellas vacas gordas y lustrosas, todas ellas de la más pura raza asturiana. La corte (cuadra) de Salustiano estaba axeíta un poco allonxá (alejada) de la aldea, en la cimeirá (lo alto) de un praiquín (prado pequeño) que tenía m'apoxentáu (allanado), al lláu d'una fontona (al lado de una fuente) que tenía buenas aguas para abrevar el ganado. Yera una corte grandie, conun payarón que faía un par d'uce es de corcecáus de yerba. (Era una cuadra grande, con un pajar que hacía un par de docenas de rastros de hierba), y la cuadra era amplia y bien ventilada, óu s'arretrigaben nes fortes pexebréires (dónde se amarraban en las fuertes pesebreras), las diez soberbias vacas que en la sazón tenía mi amo Salustiano. Pero una noche fatídica nus fondeiráus de Ia xeronda (en los últimos días del otoño), d'aquién n'aquétcha nuétche del diañu, llantói fuéu 'l pachar, morriendu amagostáes toes les llozanes vaques del guenu de Xallustianu. (Alguien en aquella noche de los demonios, le prendió fuego al pajar, muriéndose asadas todas las lozanas vacas del bueno de Salustiano). Y aunque las autoridades del concejo hicieron todas las investigaciones precisas, nadie pudo descubrir jamás el autor o autores de tan monstruosa felonía. Algunos decían, que había sido un mal querer. Otros afirmaban que tal vez fuese un probe de lus munchus qu’apedigueñaben pe les aldés nus famientus tempus d'endenantes (un pobre de los muchos que pedían por las aldeas en los hambrientos tiempos de antes). Seguramente que el mendigo entraría sin ser visto per el boicairón del payar que nun tenía piesllítchu (por el ventanal del pajar que no tenía cerradura), con el ánimo de pasar la noche, y una vez achucáu ente la greba yerbe (acostado entre la seca hierba), diérale por fumar prendiendo fuego sin querer al pajar, y despós ameruxáu pel miéu fuyere. (Después lleno de miedo huyere). Lo ciertamente sucedido fue, que desde aquel trágico día, el alegre y dicharachero vaqueiru Salustiano, ya no cantó más, ni rió jamás, pues poco a poco una profunda tristeza le fue consumiendo, y meses más tarde se moría de pena, por estar pensando sin interrupción en el gran sufrimiento e inenarrable dolor sufrido por sus queridas vacas, dentro de aquel enorme incendio, que poco a poco las carbonizó, sin que nadie pudiese hacer por ellas nada. Así de humano, sencillo y natural, era mi amo Salustiano, el grande hombre, el excepcional pensador y filósofo analfabeto, el mejor vaqueiru de toda mi Tierrina, ya que muy posible fuese el único que en todo el Universo, que por el amor de sus vacas muertas en tan avernoso sufrimiento, que hizo crecer en só'anxelical ya melgueiru (su angelical y dulce) pensamiento una pena tan amamplenada (grande, enorme) que fasta'l mesmu fuexu del sou morrer tal atristeyáu l'afaluchóu. (Que hasta el mismo hoyo de su morir, tal entristecimiento lo arreó).

    Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana > abrañar

  • 25 amagostón

    Amagostón. ¿Qué asturiano no se ha comido alguna vez en su vida en amigable, alegre y feliz compañía un amagostón de buenas castañas regadinas con xidre (sidra)? Yo me he zampado en mi vida miles de amagostones, los he comido por necesidad, por hambre, que es cuando verdaderamente se sabe el grande valor que tienen todas las cosas. En tiempos de las castañas, llegaba a los castañéus y fuesen de quién fuesen, si el amo no los llindiaba (cuidaba) yo me enfardaba (llenaba) de las mejores castañas, que luego colaba conechas (marchaba con ellas) a los pastos comunales, aú arrexuntaba fuéas, felechus, murgazus (donde rejuntaba hojarascas, helechos, malezas), atreinandu 'n balagarín (haciendo un montonín) y por d'enría d'él semaba les castañes, ya chuéu llantandoi fuéu, esgalazáu ya felliz aguardaba qu'amagostaren aqueches castañines que diben allegrar el miou ventronín ameruxadín de fame. Ya despós de fartuquín, alcuérdume qu'allugábame con fuercia la sede, y'entóus colaba a gálamus fasta lus fontanus ou fontiquines, ya d'enría sous cristiallines agues apoúxaba lus mious focicus ya non lus xebraba fasta que nun me fartare. (Y por encima de él, sembraba las castañas, y luego le prendía fuego y ansioso y feliz esperaba que asasen aquellas castañinas que iban alegrar mi pequeño estómago lleno de hambre. Y después de hartarme, recuerdo que me atenazaba con fuerza la sed y entonces me marchaba corriendo hasta las fuentes y encima de sus cristalinas aguas posaba mis hocicos y no los apartaba hasta que de nuevo no me hartase). ¡Toda mi infancia y juventud la he vivido siempre al lado de la sabía y hermosa Naturaleza, inagotable fuente de sapiencias que al hombre que la quiere le está ilustrando hasta que ELLA misma su vida quiere! Las mejores castañas para hacer un buen amagostón son las llamadas castañas de cuerra, por estar más bravas y hechas, ya que han permanecido en las cuerras, situadas en los mismos castañéus, hasta que los arizos se pudran, que suelen tardar un par de meses, depende cómo venga el tiempo, y una vez que los arizos ya están podridos, es cuando se hace «l'esbítcha», que consiste en sacar las castañas de dentro de los arizos mayandu (majando) éstos en la ariceira (campera destinada a majar los arizos) y allí mismo, al lado de l'ariceira se hace el primer amagostón de castañas cabantes d'esbítchare (que en el momento fueron esbilladas), por regla natural se suelen hacer estos amagostones con el murgazu (maleza) que cabría los arizos en la cuerra, se amontona en una pila, se vierten las castañas por encima, se le pega fuego y se espera a que se queme todo el balagarín de murgazu (montón de malezas) y al tenor que el fuego va consumiendo las malezas, las castañas al ir asándose algunas de ellas explotan con fuerza y saltan de la pila envueltas en chispas ante la alegría y el regocijo de los más pequeños que acorralan el amagüestu, y cuando ya no queda nada más que las humeantes cenizas, haciendo de abanico bien con la chaqueta, con un saco o con lo que sea, se quitan las cenizas que cubren las amagostadines castañas, que quedan reunidas en el quemado campizo, todas muy sabrosas y bien asadas. Después, mujeres, niños y hombres que están haciendo la faena de l'esbítcha, muy contentos y ceremoniosamente se sientan al lado del magüesto, y entre sonrisas, bromas y regocijos, todos simples, sencillos y naturales, se come el primer amagostón de l'esbítcha. Después de recogidas todas las castañas de l'esbítcha, se meten en sacos o a granel en las goxas, o dentro de la esquirpia, (cesta enorme y alargada con capacidad de cuatro goxas) y se bajan en los rametus, ou corcetas (rastros), hasta la teixá (casa) y allí s'escuétchen (escojen), las más grandes se apartan para ponerlas en maurera (madurera), arriba en el xomeráu (desván), bien tapadas con fués (hojas) de castañal, que son las que mejor faen (hacen) que las castañas no se amayuquen (se pongan duras). Las más pequeñas se meten en el xardu, para que les fumaireres (humaradas) del char faígayas en mayuques. (Del lar las haga duras). Y el malucu (las malas, por mal criadas, o algo podres), sirven para dar piensos al pótchin del trabayu (el burro de trabajo), o d'angún oitre anemal qu’enxuma mái lu ñecexite. (O de alguno de los otros animales que en suma más lo necesite). Lus amagostones yeren nes mious amantines aldines nus tiempus d'endenantes, cundu you yera un guaxín, dalgu entrañable ya xenciétchu, de lu que xuergaba tou la familia, ya vecinus que con allegría esmianaben les callentines y'amagostaines castañes, axontáus nus escanus trés el llar, al mor del callorcín que nus ufrendiaba 'l pá fuéu, enes tardis fríes ya ñeváes, ou nes llargues veladiétches de lus enxenebráus envernus. Unde trés un bon amagostón regaín con tarreñaines de xidre ou vinu, que faia que l'allegría hermenare a les xentes, ya les chingües se fixeren llixeres nus falares de fatáus d'allegres ya mu xeríes couxes, qu’arrabucaben chárimes ou xonrises nus xentimientus de tous lus qu'ureaben, metantu 'l pá fuéu chispotiaba, ya 'l guetu endubiétchau baxu 'l escanu ñeváu pe les povixes, deixara de llindiar a lus mures, perque mu felliz ya callentrín xuañara. (Los asados de castañas eran en mis amantes aldeinas en los tiempos pasados, cuando yo era un pequeño, algo entrañable, sencillo y natural, de lo que festejaban toda la familia, y también algunos vecinos, que con suma alegría mondaban las calientes y asadas castañas, sentados felizmente en los escaños detrás del lar, al cariño del agradable calorcito que ofrecía el padre fuego, en las tardes frías y nevadas, o en las largas veladas heladas de los inviernos. Donde tras un buen asado de castañas, regadas con tanques de sidra o vino, que hacía que la alegría hermanara a todas las gentes, y las lenguas se tornaran más ligeras para hablar de muchas alegres y serias cosas, que arrancaban lágrimas o sonrisas, en los sentimientos de cuantos escuchaban, mientras que el padre fuego chisporroteaba, y el gato envuelto en sí mismo debajo del escaño, nevado su pelaje por las cenizas, dejara de cuidar a los ratones, porque muy feliz y calentito soñara). La pallabra d'amagostar, aparte de los significados de asar, quemar, calentar, etc., etc... también tiene otras interesantes vertientes que se suelen usar continuamente. Nisti exemplu que vou encalducar nagora, dexaréi nel bon chugar, l'escola d'ista pallabra. (En este ejemplo que hago ahora, procuraré dejar en su lugar la escuela de esta palabra). —Endespós d'afogá l'engarradiétcha de la nuexa Guerra, qu’amagostóu d'un lláu ya d'oitre mamplenáus d'iñucentes hermenus nuexus, fexérunse d'enría les xentes de las esquerdas, lus maguestus más endiañáus qu'imaxinar se pué, tales comu xemar les cuándies comunales ya de lus cadarméirus d'aldines ya ciodáes, de prexones que forun amagostáes per lus aguxantes caniles de la Cadarma, qu'achuquinaba dirixida per lus inxustus magüestus qu'encaldaben le lleyes, a tous cuntu golleren a roxu. Ya tamén se fixerun bérchaus magüestus de tocates d'enría les costiétches de les xentes roxes, con llátigus de tous lus collores. Lu mesmu qu’amagostaben lus escosus interexes, llantandu multes ya oitres xanciones, que dexaben la mexeria ya la fame, fayendu esmolliciones per toes les teixáes. —(Después de ahogada la contienda de nuestra guerra, que asesinó de una parte y de la otra a muchos inocentes hermanos nuestros, se hicieron sobre las gentes de las izquierdas, los crímenes, robos, expolios y martirios más endiablados que imaginarse se puede. Tales como sembrar las fosas comunales y los cementerios de aldeas y ciudades, de personas que fueron asesinadas, por los afilados colmillos de la muerte. Que mataba dirigida por los injustos y desalmados atropellos que hacían las leyes, a todos cuantos seres oliesen a ser rojos. Y también se hicieron grandes martirios de palizas, encima de las costillas de las gentes rojas, con endemoniados látigos de todos los colores. Lo mismo que se les robaba los menguados intereses, por medio de multas y otras sanciones, que dejaban a la miseria y al hambre, haciendo calamidades y destrozos atroces por todos los hogares). —Yo creo que con este ejemplo, ya queda bien claro lo que puede significar la palabra de amagostar o amaguestu.

    Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana > amagostón

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