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camisa+de+caballero

  • 1 caballero

    adj.
    gentlemanly.
    m.
    1 gentleman.
    ser todo un caballero to be a real gentleman
    armar caballero a alguien to knight somebody
    caballero andante knight errant
    3 nobleman (noble).
    * * *
    1 riding, mounted
    2 figurado (obstinado) obstinate, stubborn
    1 gentleman, sir
    camisas de caballero men's shirts, gentlemen's shirts
    2 HISTORIA knight, cavalier
    3 (hombre generoso, cortés) gentleman
    4 (noble) gentleman
    \
    armar caballero a alguien to knight somebody
    ————————
    1 gentleman, sir
    camisas de caballero men's shirts, gentlemen's shirts
    2 HISTORIA knight, cavalier
    3 (hombre generoso, cortés) gentleman
    4 (noble) gentleman
    * * *
    noun m.
    * * *
    SM
    1) (=hombre educado) gentleman
    pacto
    2) [fórmula de cortesía]

    ¿qué desea tomar, caballero? — what would you like to drink, sir?

    3) (=hombre)

    servicio de caballeros — gents, men's toilets, men's

    caballeros(=servicios) gents, gentlemen

    4) ( Hist) knight

    el Caballero de la Triste Figura — the Knight of the Doleful Countenance, Don Quixote

    * * *
    1) (frml) (hombre, señor) gentleman

    ¿en qué puedo servirle, caballero? — how can I help you, sir?

    caballerosMen o Gentlemen o Gents

    2) (hombre cortés, recto) gentleman
    3) (Hist) knight
    * * *
    = gentleman [gentlemen, -pl.], gallant, knight, gent.
    Ex. These were gentlemen whose forebears had upset Elizabeth I by encouraging the people to think a little too much for themselves and who proved very difficult to control.
    Ex. Information scientists may, therefore, be divided into bibliometricians, retrievalists, and a growing number of gallants who are both.
    Ex. Selected volumes documenting the earliest history of the Knights were examined from a conservation and analytical point of view.
    Ex. For the ladies there are two toilets and two hand basins; for the gents, one toilet, two urinals and one hand basin.
    ----
    * caballero andante = knight errant.
    * caballero blanco = white knight, knight in shining armour.
    * Caballero de la Triste Figura, el = Knight of the Doleful Countenance, the.
    * caballero medieval = mediaeval knight [medieval knight, -USA].
    * como todo un caballero = sportingly.
    * comportarse como todo un caballero = take + the high road, take + the high ground.
    * impropio de un caballero = ungentlemanlike.
    * peluquería de caballeros = barber's shop.
    * propio de un caballero = gentlemanlike.
    * * *
    1) (frml) (hombre, señor) gentleman

    ¿en qué puedo servirle, caballero? — how can I help you, sir?

    caballerosMen o Gentlemen o Gents

    2) (hombre cortés, recto) gentleman
    3) (Hist) knight
    * * *
    = gentleman [gentlemen, -pl.], gallant, knight, gent.

    Ex: These were gentlemen whose forebears had upset Elizabeth I by encouraging the people to think a little too much for themselves and who proved very difficult to control.

    Ex: Information scientists may, therefore, be divided into bibliometricians, retrievalists, and a growing number of gallants who are both.
    Ex: Selected volumes documenting the earliest history of the Knights were examined from a conservation and analytical point of view.
    Ex: For the ladies there are two toilets and two hand basins; for the gents, one toilet, two urinals and one hand basin.
    * caballero andante = knight errant.
    * caballero blanco = white knight, knight in shining armour.
    * Caballero de la Triste Figura, el = Knight of the Doleful Countenance, the.
    * caballero medieval = mediaeval knight [medieval knight, -USA].
    * como todo un caballero = sportingly.
    * comportarse como todo un caballero = take + the high road, take + the high ground.
    * impropio de un caballero = ungentlemanlike.
    * peluquería de caballeros = barber's shop.
    * propio de un caballero = gentlemanlike.

    * * *
    caballero1 -ra
    A ( frml) (hombre, señor) gentleman
    atienda al caballero, por favor serve the gentleman, please
    sección de caballeros men's department
    peluquería de caballeros barber's (shop), gents' hairdresser's ( BrE)
    ¿en qué puedo servirle, caballero? how can I help you, sir?
    damas y caballeros ladies and gentlemen
    [ S ] caballeros Men o Gentlemen o Gents
    B (hombre cortés, recto) gentleman
    es todo un caballero he's a perfect gentleman
    un caballero siempre cumple con su palabra a gentleman always keeps his word
    C ( Hist)
    1 (noble) knight
    fue armado caballero por el rey he was knighted by the king
    Compuestos:
    knight errant
    white knight
    * * *

     

    caballero sustantivo masculino


    sección de caballeros men's department;
    ¿en qué puedo servirle, caballero? how can I help you, sir?;

    ( on signs) caballeros Men o Gentlemen o Gents
    b) (Hist) knight

    caballero sustantivo masculino
    1 gentleman: Pedro fue todo un caballero, Pedro was a real gentleman
    2 Hist knight
    caballero andante, knight-errant
    3 frml (señor) sir
    4 caballeros, (en un lavabo) gents
    ropa de caballero, menswear
    ♦ Locuciones: un pacto de/entre caballeros, a gentleman's agreement
    ' caballero' also found in these entries:
    Spanish:
    citada
    - citado
    - corcel
    - desear
    - médula
    - ordenar
    - porte
    - ventrera
    - noble
    - perfecto
    English:
    cavalier
    - gent
    - gentleman
    - knight
    - knight errant
    - knighthood
    - menswear
    - money
    - cravat
    - men
    - sir
    * * *
    adj
    [cortés] gentlemanly
    nm
    1. [hombre cortés] gentleman;
    ser todo un caballero to be a real gentleman
    2. [señor, varón] gentleman;
    [al dirigir la palabra] sir;
    ¿qué desea el caballero? can I help you, sir?;
    caballeros [en letrero] [en aseos] gentlemen;
    [en grandes almacenes] menswear; Esp
    el servicio de caballeros the men's toilet o US washroom;
    zapatos de caballero men's shoes;
    peluquería de caballeros barber's, Br men's hairdresser's, US barbershop
    3. [miembro de una orden] knight;
    caballero andante knight errant;
    los caballeros de la Tabla Redonda the Knights of the Round Table
    4. [noble] nobleman
    5. Fin caballero blanco white knight
    * * *
    I adj gentlemanly, chivalrous
    II m
    1 hombre educado gentleman; hombre gentleman, man;
    (servicio de) caballeros pl men’s room sg, Br gents sg ; en tienda de ropa menswear sg
    2 HIST knight;
    3 trato sir
    * * *
    1) : gentleman
    2) : knight
    * * *
    1. (en general) gentleman [pl. gentlemen]
    2. (histórico) knight

    Spanish-English dictionary > caballero

  • 2 axabarciar

    Axabarciar, es tratar, vender, comprar, cambiar, etc. Cuntu you aquindi nisti primeiru llibru qu'un astur fae con ñaturallidá, con honradé, con amore grandie ya ñoble que disdi guaxetín na miou xenciétcha ya ñatural alma se fexu hacia tous lus melgueirus y'embruxantes chugares de la miou mantina tierra d'Asturies, ya de toes les Fidalgues xentes que la poblen, falu you que nagora mesmu tenu ñecexidá de cuntayes un cuintu que nun ye tal couxa, perque cuaxi tóu lu que falu aquindi fóu verdá. Ya cumu encalda mu ben nista pallabra, pos nagua mexor que como exemplu qu'isti casu que per oitre lláu pué xervir tamén d'escola. (Cuento yo aquí en este diccionario primero que hace un astur con documentación, naturalidad y suprema honradez, lleno de un amor grande y noble que desde niño en mi sencilla y natural alma se hizo, hacia todos los dulces y embrujantes lugares de mi amada Tierrina Asturiana, y hacia todas las Hidalgas gentes que la pueblan. Digo que ahora mismo tengo necesidad de contarles un cuento, que no es tal cosa, porque casi todo lo que les voy a contar ha sido una auténtica verdad, y como tal alumbramiento tiene el origen en esta palabra, pues nada mejor que este ejemplo, que por otro lado puede servir también de escuela). (LES XABARCEIRES) L'Aldexuxán (aldea de Susana) yera la miou aldina, fae ya un faticáu d'anus cundu you yera un guaxín, despós de l’achuquinante 'ngarradiétcha, que xemóu de cadarmus toes les teixáes de la miou embruxante Asturies, apaxiétchandu de llutus, mexeries, fames, atristeyáus ya enfernales dollores a toes les xentes, lu mesmu las prietes que yeren las drechistes, que lus roxus que yeren de las esquerdas. (La aldea de Susana era mi aldea, hace ya muchos años cuando yo era un niño después de la asesinante guerra que sembró de cadáveres todas las casas de mi embrujante Asturias, vistiendo de lutos, miserias, hambre e infernales dolores a todas sus nobles gentes, lo mismo a los negros que eran los derechistas, que a los rojos que eran los de las izquierdas). —Por aquel entonces, cuando el hambre, la necesidad y la miseria se enseñoreaban de les teixáes (lares) mejor dicho de los hijos y de las viudas de los perdedores, ya que los pobres, los que no estaban encuandicáus (sepultados) s'atopaben arretrigáus nes cárxeles, (encadenados en las cárceles) ya oitres con más xuerte, xebráranse per miéu 'l hermenu venceor pal extranxeiru. (Y otros con más suerte, se marcharan por miedo al hermano vencedor para el extranjero). —Cuento yo, que por aquellos tristes aconteceres sucedió en mi aldea esta historia que ahora al recordarla tras más de cuarenta años de haber sucedido, trae a mi pensamiento una añoranza triste, nel mesmu lleldar que me fae xonreyire. En el mismo suceder que me hace sonreir, ya que el caso según mi humilde parecer se las trae, porque todos los personajes qu'encaldan (hacen) esta cierta, historia, eran seres que para poder vivir tenían que luchar bravamente todos los amanecidos días, no importa cómo lo hicieran; pero por aquellos tristes tiempos el que no luchaba no comía, no es como hoy, que se tira más comida en un día a la basura, que en los tiempos de esta historia comía toda Asturias en una semana. —Yera mi aldina tan bétcha en allumbrar frutos, que desde los principios del branu (verano), fasta lu fondeiru de la xeronda (hasta lo último del otoño), talmente parecía mi melgueiru chugar (dulce pueblo), el mismo jardín que el Creador debe de tener reservada para las sencillas y buenas gentes que tras la muerte sean huéspedes de su Santificante Reino. Tal exquisita riqueza natural daba lugar, a que casi todos los vecinos tuviesen un pollino que espatuxara llixeiru (andase rápido), y fuese resistente para que no se esmurgazara esventronáu (cayera reventado) en los difíciles y abruptos caminos, con las maniegas (cestas) encima de su albarda amamplenáes (llenas) de sabrosos frutos, antes de llegar a la romería o fiesta donde iba destinado tal manjar, así fueran higos, cerezas, ciruelas, peras, etc., etc., etc. Algunas veces también solían llevar manzanines arroxáes nel fornu (manzanas asadas en el horno) y ablanines turráes nel mesmu cheldar (y avellanas asadas en el mismo lugar), y estas frutas así tratadas, tenían un gusto tan exquisito que uno no se hartaba nunca de comer por ellas. Por estos quehaceres y otros múltiples necesarios en sus caseríos, cada vecino cuidaba a su pollino todo el año, como la mejor de sus prendas, porque era el humilde pollino el único medio de locomoción que tenían para efectuar infinidad de trabajos y muy necesarios traslados. Decía el pedáneo de mi aldea, donde sucedió esta historia que estoy empezando a relatarles, que un pollinín d'arremangu (de valía), le proporcionaba más ganancias al aldeano que una xuntura de les mexores vaques (pareja de sus mejores vacas). Pero endenantes d'afondigoname nel contare lus fechus que fixerun les xabarceires del miou chugar (antes de ahondar en los hechos que dieron lugar las tratantas de mi pueblo), voy a contar así d'esboriaúra (de resbalón), lo que le ha sucedido al razonero alcalde de mi aldeina: Hubiérase casado Graciano cuando era muy joven aun, con Ramona la de Juan de Pacha, que era una mozacona (mozona) de ñidies (finas) mexierches (mejillas), arregañaónes ñalgues (apetecibles nalgas) y un entamu (senos) también empericotáu (prominente, estupendo), que hacían de Ramona una muchacha también formada y deseable, que ni el más exigente sería capaz de deximiya per mu fartu qu'andubiés de clica (nadie la despreciaría por muy harto que estuviese de mujeres). Pero Graciano que por aquel entonces era pobre, aunque dueño de un ameruxamientu d'arganáes, que lu ateixaben nel xeitu del querer escombútchire, (unas crecidas ansias que le resguardaba en el lugar de querer, medrar, enriquecerse, etc.). Mas él pensaba y con buen tino, que jamás sus aspiraciones podría alcanzarlas en la aldea, por tal razón decidió emigrar, y como le acompañaba la suerte de tener un hermano en las Américas, pues un día endubitchóu lus sous fatinus (lió sus ropas), despidióse con lágrimas en sus ojos de su mujer e hijo que por entonces aun no había cumplido un año, y colóu (marchó) para La Habana, donde trabajó como un esclavo durante diez años, sin desperdiciar ni menos gastar ni una perrina (cinco céntimos). Con una buena cuarexá de cuartus (cartera de dinero). Ilegó pasado este tiempo a su aldea, cargado como un abetchún (abejón), de paxiétchus, llásticus, xoyiquines, ya fatáus d'oitres couxiquines, (de trajes, ropas, joyas, y muchas otras preciadas cosas. Hizo su entrada en la aldea en los postreirus (últimos días del mes de Xeneiru), precisamente cuando el día atapecía (oscurecía), por eso, como su teixá (casa) era la primera de la aldea, y hacía un frío y una ventisca que a todo el mundo refugiaba tras de sus lares, con ningún vecino se encontró, que le dijese o le pusiese de aviso contra alguna cosa. Salió su mujer a recibirle a la correlada llena de gozo y de contentura, engavitóuse (enganchose) la Ramona a su cuello loca de alegría, bexucóuyu per tous lus lláus esgalazá (besole por todos los lados con ansias), en el lleldar (hacer) que desfayénduse (deshaciéndose) en chárimes (lágrimas) y xoponcius (mareos, sustos, etc), que le hacían temblar como una vara verde, y después d’allancar (plantar) las rodiétches (rodillas) encima de las llábanas (losas), dijo bajando la cabeza y xofitándula (apoyándola) entre los atavarius (bragueta), de su hombre, en el encaldar (hacer) que s’arretrigaba a sous cadriles (se abrazaba a sus piernas). ¡Achuquíname, achuquíname miou Gracianu, endenantes de que te cunte, lu paraximesquéiramente que me portéi, metantu que tou faíes la Bana nel extranxeiru! (Asesíname, asesíname mi Graciano, antes de que te cuente, que te he hecho de menos con otros hombres, mientras que tu, te hacías rico en el extranjero). ¡Bueno Ramona..., ya tendrás tiempo de decirme todo cuanto de bueno o malo hayas hecho... pero ahora dime ¿dónde está el pequeño? ¡Apuesto a que ya está hecho un mozaquín (adolescente), listo y trabajador como lo que es su padre, que fexu más pesos na Bana (que hizo más duros en La Habana), que de pelos tenedis entrambus ya dos en vuexes motcheres! ¡Bueno los niños, quiero decir Tanín, güéi dexelu nel teixu miou má, pos comu tenu fatáus de couxes qu'escutire coutigu, ya non sei per la primeira que comencipiare, pos ista nuétchi quixe quedáme sola pa faluchar al nuexu encaldare! (Hoy le he dejado en la casa de mi madre, pues como tengo muchas cosas que discutir contigo, y no se por cuál he de comenzar, por éso esta noche he querido quedarme sola para hablar sin que nadie nos enrede). Lo primero que hizo la Ramona fue prepararle la cena a su marido, y al parejo que en esta faena se entretenía, iba preguntándole sucesos que a él le habían acontecido, quedándose siempre muy admirada de cuanto le decía su esposo. Pero después que el Graciano se fartucóu dé xamón, ya güevus con choricinus, arrutióu encomoláu perque l'entelaura inflabai 'l banduyu, plantói fuéu a un pitu, llancói 'n fondigoná 'n par de fumáes, ya sonriyénduse mu felliz dixói a la sou mutcher: (Se hartó de jamón, huevos y chorizos, eructó incomodado por haber abusado de tanta comida que con pesadez le hinchaba la barriga, le pegó fuego a un buen cigarro, le sacudió un par de fumadas, y después sonriéndose muy feliz le dijo a su mujer): ¡Desde que me he marchado a las Américas hasta ahora, no he comido una comida que mejor me supiera que ésta que me has preparado en tan poco tiempo y con tanta arte. Por el mundo adelante mi querida Ramona, no se harta uno nada más que de mollicies (cosas malas). Mucho cacíu pintureiru (cacharros lujosos), mucha cuchara limpia y resplandeciente, mucho sirviente que te trata con tanto mimo como si fueses un banquero, pero los platos son pequeños, y la comida que en ellos vacian (echan), tiene escosáu güétchus de rustíu (que no tiene grasa, que no está sazonada). Más sustancia tiene aquí un potaráu de llabaza de la que chamus a lus bracus (una pota de fregaduras de la que servimos a los cerdos), que todo lo que come en el día un trabajador en las Américas, y si uno trae dineros de aquellas lejanas tierras, es a cuenta de la mucha hambre, calamidades y sufrimientos que uno tiene que aguantar allí. Aquí en las aldeas pensamos cuantos nos vamos para allá, que en cuanto lleguemos, atopamus lus cuartus tremáus pe les caleyes! (encontramos los dineros tirados por las calles). ¡Bueno Ramonina, ahora ya me puedes contar lo que has hecho por aquí, que me parece que abundu enfucheráu (muy sucio) y grave debe de ser, cuando endenantes de entrare na miou teixá, de rodiétches me suplicabes que t'achuquinara! (antes de entrar en mi casa, de rodillas me suplicabas, que te asesinara). ¡Non sei Gracianín perquéi llugar comencipiar, pos tou enllordióxe d’enria mín, comu se ‘l mesmu diañu me l'encalducar! (No sé Gracianín por qué lugar voy a dar comienzo, pues todo se enlodó encima de mí, como si el mismo demonio me lo preparara). Deciale Ramona sentada en el escaño, detrás del aburióxu (ardiente) lar, mirando de frente para su marido y alumbrando a la par un torrente de lágrimas, que resbalaban por sus hermosas y coloreantes mejillas, que resplandecían a la luz del fuego, lo mismo que si estuviesen entafarnáes (untadas) con manteiga (untadas con manteca). Graciano que la propiaba con el mismo arrobo de enamoramiento que por ella siempre había tenido. Le dijo con voz halagosa que ya consigo llevaba el perdón que con tanta argucia su esposa buscaba: ¡Anda Ramonina, déjate de choramicar (llorar), pues con tanta mexareta (meadura) de lágrimas, no vas a encantexar l'esgazaura que fixiste! (arreglar la rotura que has hecho). —Y ahora cuéntame de una vez cuál fue el mal que me has hecho, pues por lo que barrunto, me has hecho castrón fatáus (muchas) veces. ¡No Gracianín, no te he hecho de menos nada más que un par de veces, y te voy a contar sin deximite (ocultarte) nada, el por qué hice de paraxa (puta), pues no me he puesto patas arriba en la añuedaura del cibietchu (haciendo el amor) con nadie, porque mi cuerpo me lo pidiese, sino que ha sido la necesidad la que me ha obligado, pues bien sabes, que cuando tu te has marchado para La Habana, yo me quedé muy sola, con un niño entre mis brazos que nin falaba nin espatuxaba (que ni hablaba, ni andaba) !Ay! Gracianín de mis entretelas, del mi corazón y de los mis sentidos, puedo decirte ahora llena de alegría que te estoy viendo al lado mío, que con las lágrimas que alumbraron mis ojos en todos estos años de soledad que he vivido, navegaría sin hundirse el barco que te trajo de La Habana. ¿Y quién fue el culpable de mi desesperante llanto, de mi inconsolable sufriencia? ¡Sólo tu Gracianín, sólo tu eres el culpable, que me has dejado muy sola, y te marchaste para las Américas hace diez años, siendo yo en aquel tiempo una desventurada criatura que aun no tenía veinte años dígote yo que me has dejado encuandiada (empozada) dentro de la soledad y la pobreza, y en todo este largo tiempo, no me has mandado ni tan sólo una perrona (diez céntimos) con la que comprarle un llastiquín (una camisa, un jersey, etc., etc.) a nuestro hijo, y ahora me vienes tu diciendo que quieres al niño tanto y cuánto! ¡Bueno Ramonina, lo que yo hice o dejé de hacer, abundu bien fechu tá (muy bien hecho está). Hoy ya me encuentro en mi casa dueño de una betchá cuarexa (bien repleta, rica cartera) de dineros, y no quiero perder el tiempo explicándote lo que yo he sufrido y el trabajo que me ha costado atróupar (rejuntar) este capital, pero tu ahora sí que me vas a decir con quién o con quiénes me has traicionado durante el tiempo que he estado fuera de mi casa. Así pues, empieza luego y no pierdas el tiempo barajando pormenores noitres (en otros) caldaretus (ubres) que no sean los que estrincaste (ordeñaste) entre los atavarius (braguetas) de los hombres con los que has hecho el amor, mientras que yo en las Américas fechu 'n castrón, apelucaba cuartus pá betchar la cuarexa que traigu, (hecho un cabrón, recogía dineros para llenar la cartera que traigo). Ramona se levantó del escaño, echó al fuego cuatro astillas porque ya se estaba amorrentandu (apagándose) y después, arremetchandu lus güeyus, miróu 'l Gracianu con mala lleiche, ya díxole sen catar más atayus (abriendo desmesuradamente sus ojos, miró a Graciano y le dijo con enfado sin buscar más atajos). ¡A los dos años de colar (marcharte) tu por el mundo allantri, (adelante) se me puso el niño muy amolaín (enfermo), y no tuve más remedio que llevarle al mélicu (médico), y éste con palabras finas y muy melgueróuxas (dulces) me dijo que yo era una buena moza, que estaba muy guapa y que era muy hermosa, y muchas otras cosas mas que entre todas ellas me hicieron perder la cabeza, el caso fue que el médico me aseguró que el niño estaba realmente muy enfermo, y que sólo se comprometía a sanarle si yo... bueno... el caso fue que yo por curar al mióu fiyín (mi hijo) espurrime y encoyime baxu lus atavarius del mélicu y'añuédei 'l cibietchu cuá 'l un par de veices, (me estiré y me encogí debajo de la bragueta del médico e hice el amor con él un par de veces). Y de resultas de los dos achucáus (acostados) que fexe debaxu 'l allegre mélicu (que hice debajo del alegre médico), me quedé empanzorraona (preñada) y parí otro rapacín (niño) que ahora ya tiene siete años. Así que yo considero que si tú estuvieses en mi lugar, harías lo mismo que yo he hecho, pues por un hijo una madre da todo cuanto tenga y más para con ello! Graciano que era de naturaleza muy tranquilo y a pesar de ser un cornudo era listo y razonero, le dijo sin enfadarse ni levantar más una palabra que otra: ¡Por un hijo una mujer casada debe de entregarlo todo verdad es, todo menos su honra, porque la honra en la mujer casada tiene más valor, que todos los hijos que pueda tener y hasta inclusive más que su propia vida. Porque de ahora en adelante, lus tous nenus namái que serán pá les xentes que fius de paraxona. (Los tus niños nada más que serán para las gentes que hijos de puta). Y tu... una paraxete (putina) mirada en todo momento por los hombres, como pan caliente fácil d'allancái 'l denti (hincarle el diente). Y yo... un cabrón consentido, que ha de ser la guasa y la murga de todos mis vecinos y de cualquier gente que sepa de mi vergüenza! En buena razón acaidonaban (dirigíanse) las palabras del Graciano, pues pronto sus vecinos armados con la socarronera malicia de las gentes de la aldea, empezaron a torearlo, diciéndole entre amistosas risas y halagüeñas palabras, ofensivos insultos, que ponían al pobre Graciano lo mismo que un pingayu (trapo viejo), y como Graciano era simpático y buena persona, aun les daba lugar más xeitu (sitio), para que se apropiaran de mayores confianzas, y ya no sólo eran sus vecinos los que de continuo le provocaban, sino todas las gentes que le conocían, pues un día que estaba segando hierba en un prado que tenía al lado de la carretera, pasó por allí una pareja de los guardias civiles de servicio que eran amigos suyos, y después de torearle un tiempo como todo el mundo hacía, uno de los guardias le preguntó: ¿Qué carrera les vas a dar a tus hijos Graciano? ¡Pues como tienes dineros amamplén (muchos), no estaría mal que los estudiases para xebralus (apartarlos) de estar mayucandu (majando) terrones toda la vida lo mismo que tu haces! Graciano quedose mirando para el guardia sonriéndose como si nada ofensivo le hubiera dicho, y después apurriénduyes (dándoles) la petaca para que enrrodietcharan (liaran) un cigarrillo, cuando los tres estaban aborronandu (fumando) muy tranquilos les dijo: ¡Mucha razón tienes Juaquín, ya que majar terrones no es un oficio descansado ni productivo para nadie, por eso, a mi primer hijo, que es el mío verdadero, le voy a estudiar hasta que se convierta en un buen ingeniero, aunque tenga que vender sino me alcanza cuanto tengo, hasta mi honrado apellido, que por ser tal cosa, en todo el mundo ha tenido siempre buen crédito, y al otro por ser hijo de mi mujer que xebrose (se fue) de la honradez, y se situó entre la hedionda troya (suciedad) donde se enchamuergan (ensucian) las paraxas (putas). En pocas palabras, por ser hijo de puta, le voy a enchufar en el xuzgáu (juzgado), y si no sirve para este menester, entonces le afilio a la guardia civil! Al guardia Juaquín, xelósele (,helósele) d'afechu (del todo) la maliciosa sonrisa que mostraba entre sus labios, y poniéndose muy serio le dijo: ¡Ten cuidado con lo que dices Graciano, porque me parece a mí que no das puntada sin hilo, así que se acabaron las bromas, y de ahora en adelante con nosotros ándate derecho, sino quieres que te enchufemos en la cárcel por tener la lengua demasiado larga y ser tus palabras mal intencionadas! Descubrió Graciano aquel día, que el don de la palabra era un arma muy poderosa, con la que conseguiría manejándola con astucia y solapadamente insultativa, lograr que sus agudosos vecinos se mirasen muy bien antes de lanzarles puchas (sátiras), haciendo de su persona el hazmerreir de todo el concejo. El habíale dicho al guardia Joaquín sin la menor intención de ofensa hacia su persona ni a nadie, que el hijo de su mujer por ser nacido de mala madre, le colocaría en la Guardia Civil, cosa que incomodó grandemente a Joaquín, demostrando con sus inocentes palabras que no es oro todo cuanto reluce, y que todo el mundo tiene algo de suciedad escondida o a la vista, de la que suele avergonzarse. Desde ahora en adelante, escrutaría en la vida y pasado de sus vecinos, y cuando de él se mofasen, les taparía la boca lanzándoles al rostro como arma de defensa y ataque todo cuanto de despreciable y asqueroso, en sus vidas o familias hubiere; y de esta forma, ya se mirarían ellos de volver con sus ya cansadas e insultantes sátiras a molestarle. Y ahora, tras el xemeyu (retrato) que hice del alcalde de mi aldea, escantoyándulu namái que per un cornetchal (rompiéndole nada más que por una esquina) de las muchas que el condenado tenía, voy a hondear ya sin hacer pouxa (parada) ni xebraura (apartamiento) en la historia de las Xabarceiras (tratantas), que entrambas y dos eran de gafas (venenosas) como un perro con la boca negra. «MANOLA Y VENANCIA» Moraban en mi aldeina dos mucherucas (mujerucas), que eran hermanas en apariencia y al decir de ellas también de familia, ya que habían nacido por el mismo furacu (agujero), no eran ya jóvenes cuando yo las conocí, pues paseábanse por la vida con la edad de comenzar a maurecer (madurar), eran las más pobres del lugar (descontándome a mí por supuesto), ya que no les acompañaba más riqueza que una vieja pochina (burra), y por esta pobreza que las acompañaba, allindiaben (cuidaban) a su borrica Facunda, con tanto cariño y esmero, como si en verdad fuese hija de entrambas. Estas mujeres no eran nacidas en mi aldea, y verdaderamente tampoco a ciencia cierta nadie sabía el lugar de su nacencia, lo cierto es que habíanse asentado en mi aldea cuando se terminó la guerra, y vivían en una muy humilde casuca que compraran con algunos dineros que traían, vivían en mi lugar desde aquella época, ganándose su vida con libertad e inteligencia, si se puede denominar así, al apoderarse de lo que muchas veces no les pertenecía. Decian algunos vecinos, y yo no sé si era cierto, que durante toda la guerra habían estado de paraxas (putas) por el frente, haciendo felices a los milicianos primero y después a los vencedores, más sin embargo yo creo que esto no era verdad, porque entrambas y dos físicamente no valían ni para un tiro de escopeta. Nosotros las conocíamos por el apodo de las Xabarceiras, y eran bajas de talla, secas de carne, con rostro de brujas feas y lagañosas, dueñas de un mal genio y peores intenciones que el mismo demonio, y garruxantes nas engarradiétchas (valientes, decididas en las peleas). La de más edad se llamaba Manola, y tal parecía que sus padres la habían fabricado con el puro veneno, y aparte tenía una lengua tan ofensiva y desarrendada, que dejaba en porriques (desnudo) al más pecaminoso de los arrieros. Venancia que era la otra, no algamia (alcanzaba) a su hermana en el ser tan garruxante, pero se aparejaba al lado de ella, en tener los dedos largos y las uñas raguñonas (arañosas) para mal de las tranquilas gentes, donde se engarrapelaban (enredaban) muchas veces los intereses de los vecinos. Las rapiegas Xabarceiras, cuando los campos se cubrían de frutos y los árboles se enseñoreaban con el manto lujoso y natural de los saludables y exquisitos frutos, ellas solían comprar en caña (en el árbol) o escandanaban (recogían) sin ningún permiso, las mejores frutas, y prestas corrían a venderlas por todas las aldeas y mercados de los tres concejos vecinos, y con estas ganancias, ellas prohibían al fantasma del hambre, que no espurriera (estirase) el hocico, agolifandu (oliendo) en su lar, en ningún día del año, por prietu (negro) que éste escombuyere (viniese, naciese). En la casa de las Xabarceiras, a pesar que por aquel entonces los tiempos eran muy difíciles y el hambre se recostaba en todas las esquinas, entre otras cosas en su lar jamás faltaba el cafetacu, y el frasco de marrasquinu (anís, caña, etc.), al que las dos hermanas le hacían halagos con parejo tino, pues érales el café ey el aguardiente tan llambión (goloso), como el tabaco de cuarterón, ya que sonrientes, gozosas y felices, apuxaben (tiraban) por él, con el mismo placer que escosaban (secaban) el pintureru frasco del aguardiente. Muchas veces cuando estaban sentadas con tranquilidad en su casa antroxánduse (festejándose) con las copaxas (copas) y el cigarrillo, decíale la Manola a su hermana entre xorbu ya xorbu (trago y trago) y cigarrillo prendido con la colilla del otro, esta sentencia muy verdadera: ¡Es mucho más fructuoso unos minutos de trato si están bien hechos, que cien horas de trabajo agabuxá (agachada) en las estayas (tajos), haciendo labores para los vecinos, que son más olvidadizos después de hacerles el trabajo, que agradecidos para pagarte en justicia el sudor que en sus tierras has derramado! Pero aquel año las Xabarceiras estaban encuandiadas (empozadas) dentro de un mal estar que mazábayes enoxáes fasta el mesmu fégadu (sacudíales enojadas hasta los mismos hígados), y todo había sido por la causa de no haber sido eficaces en el llindiáu (cuidado) de su pollina Facunda, pues un día que la habían dejado sin vigilancia guareciendu (pastiando) en el pasto comunal, piescóula (cogióla) por su cuenta y riesgo el alegre pollino de Rosendo el goxeiru (cestero), que el condenado tenía unos coyonzones (testículos) que le pingaben (colgaban) hasta el suelo, y se daba muy buena maña en no dejar una pollina manía (sin preñar), por vieja que fuera, y aunque no tuviese gana de que l’añuedaren el cibietchu (que le hicieren el amor). Por esto la Manola que era la que acaidonaba (dirigía) las riendas de su teixu (casa), se abayucaba (se movía) aquel año que corría por los primeros días del mes de Junio, con todos los demonios del infierno haciéndole mil travesuras en su cerebro, y todo era por la causa de la paraxona de sou potchina (de la putona de su pollina), que de resultas del esfoitu (confío) que con ella habían tenido, que fuera bien aprovechado por el alegre pollino del goxeiru (cestero), espatuxaba (andaba) la pobre con una ventroná (barrigada), que trabajo le costaba revolverse. ¡Diañu de bruxa (demonio de bruja), con lo vietcha (vieja) que es, y todavía tuvo la puñetera calentura para que en un momento que la dejamos de la mano, de ir hacer xaceda (camera, sitio) debajo de las patas del condenado burro del maldito goxeiru (cestero). ¡Pues en algo tenemos qu’estenciar (inventar, hacer), para poder llevar la fruta este año, a los mercados y a las aldeas, ya que si no ganamos por el verano los dineros que necesitamos, cuando llegue el invierno, entrará en nuestro hogar de la mano del frío también el hambre. —Está visto que con la Facunda no podemos llegar a ninguna parte pues está la condenada con un baduyáu (barrigada) que apenas puede tartirse (moverse). En buen compromiso nos ha colocado el zaramachón del maldito pollino del goxeiru, que quiera Dios que el demonio le asesine y al amo con él, pues cada vez que veo alguno de entrambos, se me sube la sangre a la cabeza y me pongo en tal trance, que tengo miedo de que un día no pueda contenerme y les parta el alma a entrambos. Todo esto y algunas cosas más, se lo estaba diciendo la Manola que en el lleldar (hacer) ya se encontraba medio tarrasca (borracha), a su hermana Venancia, que intentó consolarla aconsejándole, que lo mejor que hacían, era bajarla el lunes al mercado de la Villa, y con lo que le dieran por ella, y un poco más que pusieran encima, mercarían un burro de arte, que las libraría del complicado problema que las atañía (conducía). En esta conversación se encontraban las afligidas Xabarceiras aquella tarde buscándole encantexu (remedio, remiendo) para su desgracia, cuando hicieron entrada en la aldea una caterva de gitanos, llegaban todos dentro de una alegrosa folixa (juerga, algarabía), que tal parecía que todos eran tan felices como los mismos ángeles moradores del Cielo. Y sin pedirle permiso a nadie, dispusiéronse a pasar la noche debajo de los hórreos que se asentaban en el centro de la aldea, lugar que desde inmemoriales tiempos, siempre solían hacer acomodo sin que ningún vecino los molestara, todos los titiriteros, hojalateros, gitanos y demás transitantes que llegaban con alguna de sus embajadas a la aldea. «PASCUALÓN EL GITANO» Mientras que sus hombres desaparejaban los burros y disponían su ajuar las hábiles y astutas gitanas con el cabás colgado del brazo, y un montón de artesanas cestas encima de la cabeza, se internaban por todas les caleyes (callejas) de la aldea, en el trabajo de equivocar al primer aldeano que se las diera de listo, y de casa en casa, intentando vender su arte, o pedigüeñando cualquier cosa, ya que todo les venía bien, llegaron a la postre a la morada de Manola, que ya tenía ésta pensado desde el momento que endilgóu (que avistó) a los gitanos, el efectuar un saneado trato con ellos a cuenta de la su pollina Facunda. Las gitanas nada más llegar ante su presencia, la saludaron siempre con la sonrisa en los labios y la humildad con ella, cualidades indispensables que el timador maneja, como si propias suyas fueren, y de esta guisa, le dieron las buenas tardes en el momento que una de ellas le preguntó sin perder más tiempo: ¿Oigame señora, no tendrá alguna cosa de comedera por el desván a cambio de una de estas cestinas tan serviciosas? Así le habló una de las dos gitanas que en pareja venían haciéndose la desvalida y la inocente, mientras que su compañera sonriéndose por lo bajo, y sin urniar (hablar palabra), aprestábase en el sacar de su faltriquera un fatu de baraxeta (un trapo de baraja), y nada más que su socia fexu pouxa nel falare (hizo un descanso en su charla) con la Manola, cogió la palabra la gitana de la baraja, y se hondeó en el registro de querer echarles las cartas, decirles la buenaventura, o leerles la suerte, pues asegurábales la sagaz gitana, que ella había nacido con el sobrenatural don, de poder leer en la palma de la mano el destino de las personas, que se halla escrito desde su nacencia en un lenguaje misterioso, que sólo los elegidos pueden leer sin la menor equivocación. La Manola, que yo puedo asegurar que la más espabilada gitana podía ser nada más que su discípula, apropiaba y miraba de soslayo a las gitanas haciéndose la fatona (tonta), mientras que sus vidayas (sienes) moldeaban el negocio que con su Facunda iba hacer encima de los rapiegus xitanus (zorros gitanos), pues ella para sus adentros se decía, que quien equivoca a un manexador (manejador) de enredos, hasta los mismos jueces le ayudarían a xebrase (marcharse) del refregado aunque éste se hendiera, en algo que bien no olíese y sonado fuera. Así pues, que cuando la gitana ya se había creído que la Manola iba a ser un tonto cliente que le pagase sus enredos, en el magín de la Xabarceira ya estaba encaldáu (hecho), el cambiar a su Facunda, por un pollino que ellos trajeran, que no cojeara de ningún lado, y que no fuese muy cargado de años. El caso fue, que cuando la gitana ya le iba a coger su mano para leerle su buena suerte, quedose sorprendida cuando la Manola le dijo: ¡Déjese de pamplinas que conmigo no tiene cabida, yo lo que quiero es cambiar una buena pollina que tengo, que a no tardar mucho se va a convertir en dos porque está preñada, por un burro que ustedes traigan, que tenga llixia (alma, fuerza), y que no tenga amolaúres (males) por ningún lado! La gitanaca dibujó una amplia sonrisa de alegría en la bufarda (ventana) de su boca escosada (falta) de la mitad de sus dientes, y después le dijo a la par que guardaba la baraja en su faltriquera: ¡Eso que usted desea ya lo puede dar por hecho buena mujer, pues mi marido tiene un soberano pollino, que es lo justo a lo que usted me parece anda buscando, así que espere unos momentos, que voy con rapidez a buscarle, para que hagan el trato que me parece a entrambos ha de agradarle! Vino al cachiquín (al rato) en un grande burro escarranquetáu (montado) de alegre presencia, que en el parecer abayucábase (movíase) como el mismo rayo. Llegó el gitano a la casa de la Manola, muy xaraneiru ya xibloutandu (jaranero y silbando), lo mismo que si ya agolifara (oliese) el negocio antes de comenzarlo. Apeose de un áxil blincu (ágil salto) el gitano Pascualón de su xumentu (jumento), y saludó con marcado respeto a la Manola, que ni tan siquiera le contestó, ya que sólo tenía ojos para apropiar al burro, que le pareció muy atongaín (bueno) en sus primeras güeyáes (ojeadas). Empezó el gitano sin demora a tejer en el hacer del trato, con la que él pensaba, que iba a ser una victima sencilla para hacerle un lucrativo timo, ya que entamangaba (hacía) la Manola tal focicu de fatona (hocico de boba), que no era menos de pensar, que aquella mujer tenía los sentidos escosáus (secos) de toda listeza. El gitano que era un útre (águila) en el asunto de hacer de un jumento que sólo valía para ser achuguináu (sacrificado) y convertirlo en chorizos perreros (malos), digo, que él podía hacer de un burro moribundo, un pollino de ojos vivarachos, espurrías uréas (estiradas orejas) y espatuxares de rellámpagu (caminares de relámpago). Así pues con esta maestría que le caracterizaba, comenzó a rexistrar (mirar) a la Facunda desde el principio de su hocico hasta el término de su cola, sin olvidarse de sus molares y patas, y mientras que él hacía tal cosa, Ias Xabarceiras no perdían su tiempo, pues también manxuñaban (tocaban, palpaban) el jumento del gitano por todo el peyeyu (pellejo), con las miras de encontrarle algo que le faltase, o de descubrirle un postizo que le tapase un defecto. Pascualón como que no quería la cosa las propiaba por el rabillo del ojo, y así, allindiaba (cuidaba) a las Xabarceiras que no tenían sentidos nada más que para rexistrar (mirar) el burro del gitano, que no hacía nada más que tascase (moverse) y no estarse ni un instante quieto, demostrándoles con tal nervioso bailar, que era un pollino de arreos, con fuerza según ellas, de llevar un par de manegáus (cestos) encima de su lomo, sin ni siquiera hacer ni un senaldo, hasta el mismo Ricabu, o al lugar de Torrestíu, que son las aldeas más cimeiras de los concejos vecinos. Se veía a las claras, que a entrambas Xabarceiras les encantaba el jumento, por tal razón Pascualón, en el lleldar (hacer) que sacaba una colilla del bolso de su llásticu (chaleco) y le plantaba fuego sin soltar el cayao de su mano, les dijo sonrientemente: ¡No desperdicien el tiempo en buscarle defectos a mi buche, pues no le falta ninguna cosa, ya que tiene hasta los dos coyones (cojones) y está tan entero como yo mismo, que soy padre de una docena de hijos! ¡Pero es igual mujerinas, pues aunque algún defecto tuviese mi jumento, me parece a mí, que no voy a poder hacer trato con ustedes, porque esta pollina que me quieren espetar, está más para ser achorizada en Noreña, que es para lo único que vale, que para hacer galopadas por los caminos! ¡Ahora que si me dan encima de ella ochenta reales, el trato está hecho, y sino, cada cual allindie (cuide) lo que es suyo! Después de mucho tejer y destejer, porfiar, y alegar mil razonamientos de toda índole, la Manola le dijo que sólo le daría sesenta reales, y Pascualón cogiéndole por su palabra, enfardóu (guardó) los dineros en el bolso, y sin demostrar la contentura que le embargaba, dio el trato por hecho. A la mañana siguiente cuando el malvís silbotiaba anunciando el nuevo día, se levantó de su cama la Manola a la misma hora que siempre solía, y antes de hacer ninguna otra labor, fue muy ilusionada y contenta a la cortexaca (cuadra pequeña) donde tenía guardado el pollino, y cuando le puso sus inquisitivos ojos encima, su alegre ilusión fue devorada por una triste sorpresa que le produjo la visión de ver a su pollino achucáu (acostado) en una postura engalbaná (sin fuerza, sin gracia, sospechosa), acercose a él ya buyéndole en sus temperamentales y endemoniados sentidos la apenada sospecha de haber sido engañada por el gitano, y sin el menor miramiento le atizó unos punterazos con las madreñas encima de los cadriles (patas) para que se incorporara y poder mejor repararlo, y fue entonces cuando se le enxenebróu (helósele) la sangre en sus venas, ameruxánduse sous fégadus (llenándose sus hígados) en el atayu (atajo) de un envenenador desespero, al reparar con cuidado a su pollino, por eso sus ojos se le llenaron de lágrimas que alumbraban la rabia y la mala leche que l'esmolecía, (deshacía), cuando ya sin ninguna duda comprobó, que el genio y bizarría que el burro tenía en la hora del trato, no era el mismo que en aquel encaldar (hacer), sino que se había tornado en volverse en estar amurrentáu (enfermizo, moribundo), lo mismo que si del mundo de los vivos se estuviera despidiendo. A fuerza de bardiascazus (palos) y de xurarnentus (juramentos) que sin miatcha (migaja) de compasión la Manola le propinaba, dentro de una amanicomiaura (locura) que le desencaldaba (deshacía) el alma, logró el pobre animal incorporarse, y cuando estuvo en pie el descuaxaringuetáu (deshecho) jumento, con sus urées pingones (orejas lacias, bajas) y los güetchus choramicándoye (los ojos llorándole), como si hubiera despertado de una penosa pesadilla, y por si fuese poco todo esto que la Manola propiaba, todavía la pobre bestia comenzó a temblar con tanta intensidad por todo su cuerpo, que le daba lugar para pensar a la airada y endiablada Xabarceira, que aquel cadabre (cadáver) de burro, estaba viviendo sus postreros momentos. Cuando la Manola percatose ya sin ninguna duda de lo cadarmeru y'esmoleciu (de lo cadavérico y desvanecido), que se encontraba el condenado burro que la había espetado el diablo de Pascualón el gitano, comenzó a alumbrar por su pecaminosa boca, dirigida por su envenenadora lengua, un rosario de juramentos todos en contra de los santos seres del cielo, también maldijo con igual arte a todos los demonios de los infiernos, y no se dejó atrás y ya en este lleldar (suceder) colgándole de las comisuras de su boca unas flemas azuladas cargadas de rabia y de veneno, a todos los gitanos de la tierra, y hasta se recordó ya completamente desarrendada por la amanicomiaura (locura) que la encibiétchaba (retorcía), de manera más denigrante hasta de la propia madre que la había parido. Ante tal escándalo de palabras endemoniantes, saltó de su cama haciendo fuego su hermana Venancia y entre las dos juntas terminaron de hacer la desarrendada y pecaminosa fiesta. «EL PEDÁNEO DE LA ALDEA» Cogió la Manola una foicetuca (hoz) que tenía mangada en un recio y fino palo de ablanu (avellano), y la su hermana una pala de dientes que estaba mocha (falta) de un par de pinchos, y así armadas como si fuesen a la guerra, conducidas por el rey de los demonios que moraba dentro de sus espíritus, preparando un alboroto tan sonado y enloquecido que dudo que nada en la vida otro mayor hiciera, con una prisa que por ser ardiente les amagostada (quemaba) la entraña, fuéronse en busca de los gitanos con el invariable propósito, de deshacer el mal trato que con ellas hicieron, y por las buenas o por las malas, recuperar sus dineros y a su pollina Facunda. Cuando llegaron debajo de los hórreos lugar donde ellas sabían que estaban los gitanos y comprobaron que ya de la aldea a tan tempranera hora los foinus (ladrones) ya se habían xebráu (marchado), entonces la pecaminosa folixa (bronca) qu' enguedétcharun (que enredaron) fue tan escandalosa que pusieron en pie de alarma a toda la aldea, y hasta los perros del lugar, ladraban enfurecidos, sin agolifar (oler) por dónde escarrapietchábase (deshacíase) el peligro, pero presintiendo que se encovarachaba (encuevaba) dentro de los falaxes (hablajes) enfogaratáus (fogosos) que alumbraban las gafuróuxas (venenosas) lenguas de las garruxantes Xabarceiras. Las gentes de mi aldea, al escuchar aquel enxame (emjambre) de airadas voces, que todas ellas endubichaban (envolvían) un rosario de fataus (muchas) maldiciones pecaminosas, a tan hora tan ceda (temprana) de la albiada (de la mañana), descumbutcherun (despertaron, levantáronse) del catre donde aun felices algunos descansaban, y comenzaron a asomarse a las puertas y ventanas, y cuando comprobaron de qué se trataba, dieron rienda suelta a sus risas y gozos que les producía la desgracia que consumía a las ramplonzuelas (ladronas) Xábarceiras, que desde el primer día que habían sentado sus vivencias en la aldea, vivían a cuenta de lo que arrapiegaban (robaban) a los vecinos, sin que jamás s’andecharan (hicieran cuadrilla) en una gavita (ayuda) hacia sus vecinos, aunque éstos se reventasen atosigados por el excesivo trabajo. Por eso, cuando aquel amanecer conoció la aldea el timo que los avispados gitanos hicieran en los pequeños intereses de las atuñáes (avaras) Xabarceiras, al espetarles aquel jumento al cambio de la Facunda, que según las manifestaciones juramentadas que públicamente pregonaba con grandes gritos la Manola, estaba murriéndose estingarraón na cortexa (muriéndose acostado en la cuadra), al xebrársele (marchársele) la alegría y el bizarro genio que le había inyectado la tarrasca (borrachera) de marrasquino que le hicieran coger los gitanos, con el fin de que el alcohol le diera por unos momentos las briosas fuerzas de su juventud que la naturaleza por viejo y deshecho ya le había quitado. Pero no conforme Pascualón con este ardid, también le había introducido para que mejor se dibujase en el lugar de su conveniencia, una fogosa guindilla en el furacu (agujero) por donde alumbraba el federosu cuchu (hediondo estiércol), y por estas razones el pobre animal que en el momento del trato obreiráu (aguijonado) por estos reactivos respondió a las aspiraciones de Pascualón para equivocar a las Xabarceiras, ahora ya aquel pollino falto de tales estímulos, no respondía a las gozosas ilusiones de la Manola v su hermana, por eso entrambas y dos estaban llevadas y traídas por el mismo demonio, y en peor genio se ponían, cuando presenciaban a las gentes de mi aldea todas ellas de buen suceso, entamangándu festa ya murga (haciendo fiesta y güasa) de las hasta entonces avispadas Xabarceiras. Así por ejemplo, la muyer del Goxeiru (mujer del Cestero) que por la causa de que la Facunda apartando el rabo p'un lláu (para un lado) y dejando la clica 'l entestate (la matriz al aire libre) permitiera que su alegre burro le anuedara 'l cibietchu (le hiciera el amor) dejándola preñada, pues por esta causa, engarrapoláronse (peleáronse) con ella las Xabarceiras, en una engarradiétcha (lucha) de campeonato, que si no es porque unos hombres de la aldea las separan, la hubiesen esmueliu a tochazus (muerto a palos), pues esta mujer esfargayánduse (deshaciéndose) de risa díjoles: ¿Qué pensabas Manola, que podías equivocar a los gitanos lo mismo que haces con todos nosotros desde que el demonio te trajo sabe Dios de dónde a vivir a esta aldea? ¡Esos filan (hilan) más fino que nosotros mióu nena, por eso no has sido capaz de detener el truñazu (testerazo) que te atizaron cuando pretendías hacer negocio con ellos, que son los mismos hijos de tu padre el diablo! ¡Me parece a mí que este año, si quieres ir a vender por las romerías la fruta qu’escarpenas (que arrancas) de nuestros árboles, vas a tener que llevar las maniegas (cestas) encima de tu mollera! Xofitóu (apoyó) Manuela de Juan de Pacha, que era muy aguda lanzando putchas (sátiras). ¡Qué quieres hacer Manola, hay que armarse de paciencia mióu nena y nunca olvides que el demonio tiene focicu de gochu (hocico de cerdo), aunque en este lleldar (suceder) a tí se te presentara en la fechura (hechura) de Pascualón el gitano, que mucióte (ordeñote) la cuarexa (cartera) y llancote (te plantó) un pollín, que según el tu falar (hablar) regalado es caro. Díjole Filomena la mujer de Julián el Pertegueiru, que tenía una lengua p’aximielgar (mover) con molestosas intenciones a las gentes. Con más arte, que su marido que era áxil (ágil) como un esquil (ardilla) tenía de coraxe (coraje) para sacudir los arizos de los castañales. Estas y otras parecidas sátiras adornadas con risas y juergas de diferente índole, les decían las gentes de mi aldea aquella mañana a las xabarceiras, con intenciones de zaherirlas, porque ni eran sociables. ni menos tenían nada de buenas personas, sino todo lo contrario, aunque si digo la verdad en aquella época, había en mi pueblo peores personas que las Xabarceiras, ya que moraban un piño de fascistones asesinos, que ellos solos se bastaban para tirar tal partido por tierra. Tanto la Manola como su hermana, esnalaban (volaban) hasta los mismos teyáus (tejados) del aburrióxu (ardiente) infierno, dentro de un envenenamiento que hacía xuenzura con la manicomiaura (yunta con la locura), y con sus lenguas harto desatinadas escarnecían todo cuanto existe del cielo abajo y del infierno arriba, y en todo momento eran acosadas por los perros de la aldea, que les buscaban descuido para hincarles los dientes en cualquier lugar de sus escalixerus cuerpos, y al tenor que con rapidez espatuxaben (corrían) iban poniendo al Hacedor y su Creación como un fedoroxu fatu (hediendo trapo), con sus maldiciones y romances pecaminosos, que muchos de ellos nadie en el lugar jamás había escuchado, y dudo que pocas personas podrían endubitchar (enredar) un rosario de ofensas como el que la Manola preparaba. Pero a pesar de ya ser mucho todo esto que enseñaban, dentro de sus mal intencionadas entrañas, muchas más nefastosas intenciones aun se albergaban, y obreiradas (aguijonadas) por ellas, encamináronse afalucháes (arreadas) por el diablo, hasta la casa del pedáneo, que moraba en la fondeirá (en lo hondo) de la aldeina, y cuando ilegaron a las canciétchas (cancelas) y vieron que estaban piescháes (cerradas), aferronáronse (cogiéronse) a ellas con tal arte, y sacudiéronlas con tal fuerza, que al no llegar el perro a ponerles freno, de seguro que dieran en tierra con ellas. Pero la Manola que era en aquellos momentos conducida por todos los demonios nacidos y por nacer, que la habían corrompináu (llenado) con una airada rabia desgalgada (desmandada), no le puso ningún respeto ni menos miedo aquel perro grande armado de carlangas que hasta los mismos lobos les imponía recelo, sino que le hizo frente con su foiceta (hoz) llantándoye (plantándole) un focetazu (golpe con la hoz) en medio de su enorme cabeza, que le hizo al gafu (fiero) perro atropar (guardar) el rabo entre sus piernas, y marcharse glayucandu (aullando) de dolores del lado de aquella mujer que era peor que la más bravía de las fieras. No hicieron caso las Xabarceiras del matauriáu (descalabrado) can qu'ameruxáu de miéu (que plagado de miedo) se marchara del lado de ellas, sino que entrambas en el mismo lleldar (hacer) ximielgaben (sacudían) las cancelas en el parejo encaldar que llamaban al pedáneo de la siguiente manera: ¡Gracianu, Gracianu...! ¿Dóu tás aponiu faldetacu alcaldi de piteru? (¿Dónde estás ruin alcalde de gallinero?). El bueno de Graciano que se encontraba en la corte (cuadra) muciendu (ordeñando) las vacas, al sentir a su perro glayucar endolloriu (ladrar dolorido) y escuchar aquellas voces preñadas de prisa y betchás (ricas) de ofensivas palabras hacia su persona, salió sin pérdida de tiempo del establo con la caramañola (lechera) en la mano, y cuando comprobó quién le reclamaba, díjoles medio enojado, porque enfadado del todo nunca Graciano lo estaba: ¿Qué es lo que queréis condenadas del infierno, donde sin ninguna duda algún día iréis amagostabus (quemaros) esas asquerosas lenguas que tenéis? ¿qué es lo que queréis que tan cedu (temprano) llegáis a la mi puerta, y no en son de paz como es la debida forma, ya que lo primero que habéis hecho, fue partirle la cabeza al perro que intentó poneros el freno que estáis necesitando desde el mismo día que pusisteis los pies en esta aldea, y no contentas con ésto, aun estáis molestando al amo, enloquecidas por el demonio que lleváis dentro de vuestros cuerpos, que sólo vosotras sabéis dónde le encontrasteis, pero que os hace rellumbrare (relucir) como el mismo rellámpagu? (relámpago) ¡Vengo a ordenarte, —dijo la Manola, saliéndole espumarayus (espumarajos) de rabia por su boca—, vengo a mandarte, que te hagas en el momento en perseguidor de los asquerosos y ladrones gitanos, que me engañaron con un burraco que cambié por la mi Facunda, que ahora está estingarraón (tirado, acostado) en la cuadra, sin llixa (fuerza) de sostenerse encima de su cadriles (patas). Graciano que era como ya sabemos, muy agudo y socarrón, comenzó a reírse por lo bajo, porque abiertamente no se decidía ante el temor de no terminar de alterar aquel par de humanas fieras, que muy capaces las creía de pagar en su persona sus cacíus estrapayáus (sus platos rotos), luego poniendo la cantimpla (lechera) entre las manos de su mujer, que había bajado a la corraleda al escuchar tan grande alboroto, y seguidamente, rascándose su cabeza por debajo de su gorra, les dijo a las Xabarceiras con una socarronería que le alegraba satisfactoriamente: —Podéis ir vosotras mismas a buscarlos, ya que tanto os interesa en encontrarlos, porque yo fuera de la aldea y aun dentro de ella, ninguna autoridad tengo, que me obligue a perseguir a nadie, y creo que para hacia la Villa deben de encontrarse, porque poco antes del amanecer les he oído yo pasar por delante de mi casa, y por cierto que llevaban entemangada una allegroúxa folixa (iban formando una alegre juerga), y ahora escurro (discurro) de dónde procedía tan grande gozo que les acompañaba, que ni más ni menos era, del betcháu (rico) trato que al parecer hicieron con la tu Facunda, por la causa de querer ser tu, todavía más gitana que ellos. ¿Qué es lo que me estás diciendo so castrón (cornudo) de los infiernos? ¡Qué no tienes de hombre nada más que el paxierchu qu’enllastica lus tous enxenebráus güesus, (traje que cubre tus fríos huesos), si en todos los lugares de Asturias tienen como autoridades a ejemplares con el mismo esprapayu (disposición, ánimo), que te tiene encibietcháu a ti, más les valdría a las gentes hacer con ellos, lo mismo que yo debía de hacerte a ti! ¡Vaya un alcalde de cuatcháus (cuajados) que en el lugar tenemos, yo no sé lo que estarían pensando los vecinos el día que te han dado la güichá (vara) de mando, porque la verdad es que no sirves ni para tornar (parar) el agua en un banzaucu (remanso) de poca llixa (fuerza)! Le dijo la Manola lanzándole unas envenenadoras y asesinantes miradas, que intencionaban la firme idea de entamangar (hacer) un engarapoláu con él. Graciano, sin hacer mucho aprecio de lo que le estaba diciendo la bruxa xabarceira, sonrientemente le preguntó: ¿Y qué es lo que te gustaría hacerme a mi Manola? ¡Lo primero que te haría so castrón de los infiernos, sería... llantate la foceta (plantarte la hoz) en medio de tu cabeza, fendiéndotela hasta las mismas caxietches del xixu (partiéndotela hasta las mismas células de los sesos), y después te haría el juicio de por qué fuiste condenado a morrer (morir), que sería por el cobardoso delito, de no saber defender los intereses de la aldea, como es tu obligación de alcalde, y también por consentir, que xentes arrobonas (gentes ladronas), colen del chugar (marchen de la aldea), haciendo festa ya murga (fiesta y güasa), ximielgánduse lus cuartus na cuarexa quei arraguñarun a lus tous vecinus (moviendo los dineros en su cartera, que fueron fruto del robo que hicieron a tus vecinos), por la causa de tener un pedáneo, escasáu de coyones, ya betcháu de plumes de pituca llueza! (seco de cojones, y rico de plumas de gallina clueca). Estas palabras tan poco delicadas y tan grandemente ofensivas, no le sentaron nada bien a Graciano, a pesar de ser él, hombre tranquilo y transigente en gran medida, quizás las hubiese deximíu (olvidado) si su mujer no estaviese presente, pero al no ser así, a Graciano no le cupo otra alternativa, que intentar castigar a aquella desvergonzada que le estaba tratando lo mismo que si él fuese en vez de un hombre y por más primera autoridad de la aldea, no fuese nada más que un enyordiáu pingayu (un sucio pingajo), por esto, destinado Graciano en hondura donde jamás se había presenciado, se arrimó a la Manola con miras d'acoyela (de cogerla), y propinarle un par de ximielgones (sacudidas) y meterle el miedo y la vergüenza en el cuerpo a aquella deslenguada, aunque no fuese nada más, que para demostrarle a su mujer, que un hombre siempre es un hombre, aunque su mujer le pegue, le engañe y le convierta en cabrón por considerarle baldrayu (cobarde). Pero lo que no pudo imaginar Graciano, era que la Manola no se amilanaba ante nada ni nadie, y para demostrárselo, dio un paso hacia atrás para dejar trecho de combate, y enarbolando su focetina (hoz) en el aire, apurrióye (diole) con ella un fuerte y certero golpe en su cabeza, que hizo que el pobre pedáneo se esmurgazara (se cayera) en el santo suelo privado del conocimiento, manando un remexu (un chorro) de sangre, por una mancaúra (herida) que le había nacido repentinamente en el canto una vidatcha (sién). Y así en esta ridícula y dolorosa postura, atendido por su mujer ante la cual el Graciano pretendía convertirse en un héroe, le dejaron las Xabarceiras, que colaron (marcharon) de su casa, perseguidas de cerca por el rencoroso perro de Graciano, que les ladraba enfadado, más por el golpetazo que a él le habían apurriu (dado), que por el que le allantaron (dicran) en el pericote (alto) de la mollera de su amo. Amanicomionáes fasta ‘l más espurrir y'encoyer (enloquecidas hasta el más estirarse y encogerse), Ilegaron las Xabarceiras a su casa guiadas por el mismo espíritu de lucha que en ellas no cejaría hasta que no pudiesen dar con los gitanos, aunque menester fuérales perseguirlos hasta los quintos infiernos, y para sacarlos de este antro, con el fin de conseguir lo que les pertenecía, estaban decididamente dispuestas a partirle los cuernos al propio diablo lo mismo que terminaban de hacer con el pedáneo Graciano. Así pues, sin perder ni tan sólo un minuto de tiempo, sacaron de la cuadra el cadarmoúxu (cadavérico) burro de Pascualón el gitano, y la Venancia tirando del ronzal, con tal xuxeante llixa (crecida fuerza) que si pudiese le llevaría arrastrando, y su hermana Manola apuxada (soplada) por un demonio con peor genio aun, iba detrás del desventurado pollino apurriénduye (atizándole) sin descanso barganazu tras barganazu (palo tras de palo), encima del llombu (lomo) del pobre y descuaxaringuetáu (deshecho) pollino, para que caminase con prisa, y tal hacía la desdichada bestia, y no tanto por huir de los palos a los cuales ya debía de estar bien acostumbrado, sino por intentar aflojar el dogal del que tiraba Venancia, y así de esta forma y siempre en pos de los gitanos, se dirigían a la Villa donde aquel día había mercado. Hicieron entrada en el mercado las Xabarceiras arremexandu (remojadas) en sudor, producido por el cansancio de la larga caminata, y por la desmesurada rabia que a entrambas y dos las atenazaba. Y mismamente al lado de la fragua del ferreiru (herrero) que aquel día tenía endemasía trabajo, agüeyarun (avistaron) a la Facunda, y al lado de ella muy sonriente y gozoso se encontraba el gitano, que tampoco perdía su tiempo, pues ya estaba tratando de venderla o de cambiarla a un paisano que en la sazón la estaba registrando, pero plantándose la Manola delante de Pascualón, le dijo con el hambre retratada en sus ojos de atizarle un par de focetazus: ¿Qué barro me has espetado en el trato so ladrón? ¡Haz el favor de devolverme ahora mismo mi pollina, así como los dineros que me arraguñaste (arañaste), si quieres que este espineroso y mentecato trato que conmigo has hecho, tan sólo se quede en un inolvidable enfado! Pascualón no le hizo mucho caso a las palabras rogativas de la Manola, y así empujándola para un lado con cierto desprecio, a la par que la miraba amenazadoramente le dijo: ¡Quítese delante de mi vista mujeraca de los infiernos, y deje ya de molestarme en mi trabajo, y no olvide nunca, que el que hace un trato con Pascualón, lo tiene hecho para ciento y un años, y ahora lárguese y déjeme tranquilo, que estoy en buenos tratos con este paisano! Nunca peor hiciera el gitano en toda su existencia, pues antes de que se percatase del peligro que le rondaba, la foicina (hoz) de la Manola caía sobre su cabeza con la fuerza de un rayo, escantoyándoila (hiriéndosela) por un par de xeitus (sitios), que hicieron que Pascualón sin gurniar (decir) palabra, se enclicara (se cayera) en el enllordiáu (sucio) suelo, falto de sus sentidos, y alumbrando tanta sangre por sus heridas como un gochu (cerdo) cuando lo están achuquinandu (matando). Nisti telar atopábase (de esta forma se encontraba) Pascualón, con el cerebro escosáu (seco) d'afechu (del todo), por mor de aquel inesperado golpetazo, que le había llegado de manos de quien él menos esperaba, cuando Antonio, un guardia civil del cuartelillo de la Villa, que había presenciado todo el achuquinante xocesu (sangriento suceso), por encontrarse este guardia al lado de la ferrería, enzolánduse fatáus de culetinus de xidre, (bebiendo copiosos vasos de sidra), en amigable compañía con unos paisanos, en el chigrín (bar) de la Faba Prieta (la Haba Negra). Por eso, cuando vio esmurgazarse (caerse) en el suelo por mor del focetazu que le allumara (alumbrara) la Manola al foin del gitano, fue el guardia acochetráu (acelerado, rápido) al lugar del amagüestu (la quema), con el buen fin de encaxinar (encajar) el orden en aquel descalabramiento, nada más que el guardia llegó, afogárunse lus aburióxus (se ahogaron los ardientes) ánimos de otros gitanos, que lleldáus (hechos) dentro de una folixa (bronca) engafuróuxa (envenenada), intentaban acorralar a las dos Xabarceiras, que ya en la sazón se habían aferronáu (cojido) a la Facunda, y dejado libre al jumento del gitano. Mientras tanto, el herido de Pascualón ayudado por el guardia y por otros gitanos, que aun seguían con voces enardecidas maldiciendo y amenazando a las Xabarceiras, como cuento, se puso Pascualón en pie aun medio temblando al volver del desmayo, y con todo su rostro plagado de escandalosa sangre, demostrando que fuera del dolor que pudiera sufrir, el condenado no estaba en trance de mayores males en su cuerpo, no así en sus intereses como veremos seguidamente. «UN XUEZ D’ESQUILONA» (UN JUEZ DE CAMPANILLAS) Era el señor Juan Antonio un falangista digno de ser emulado por el más honrado servidor bien fuese Roxu (Rojo) Prietu (Negro) o Amarietchu (amarillo), era en verdad un hombre Joseantoniano que sin llevar camisa azul con el yugo y las flechas bordados en la pechera, como muchos otros pingayus (pingajos) que yo he conocido, que siempre iban uniformados con su camisa azul y corbata negra, dándoselas en todo momento de buenos falangistas, y no siendo nada más que unos verdaderos mierdas. El señor Juan Antonio era un hombre que llevaba siempre prendido en su espíritu los Nobles y Hermosos Credos de la Falange, con sus Humanidades y Libertades manifiestas, y los sabía cumplir porque los había aprendido en derechura, tal como el Mártir de su Fundador los había creado, para el bien de la Patria y de todos sus hijos. ¡Qué poco sabía José Antonio, que su Maravillosa Doctrina iba a ser manejada por algunos hombres, que cometerían con Ella verdaderos asesinatos y atropellos de toda índole. Pero dejando esto de lo que trataré algún día con mejor cuidado, y acogiéndome al hilo de la historia de la que estoy tratando, diré, que el juez de la Villa era este Caballero, que vivía al lado del mercado, y que era un hombre muy justo, amigo de los razonamientos, inteligente y también un campesino que amorosamente trabajaba sus campos. Cuanto yo, que cuando aquella gresca estaba con su apogeo, salió el juez de su casa para percatarse de aquel ardoroso tiberio (lío que se amagostaba (quemaba) frente a la puerta de su morada, y cuando vio que era un gitano el causante del sangriento escándalo que se enseñaba, díjole al guardia con ardientes deseos de hacer la Justicia en aquel endubiérchu (enredo). ¡Antonio, hágame usted el favor de llevar ahora mismo hasta el Juzgado, a todas las gentes que dieron vida a esa sangrienta engarradiétcha (pelea), para encalducar la xusticia que anda escosá 'n dalgún d'echu (hacer la Justicia que anda seca en alguno de ellos). Así que las Xabarceiras y el escantoyáu (herido) Pascualón hiciéronse presentes en el Juzgado, ante los escrutadores ojos del señor juez, pusiéronse los tres al mismo tiempo a hablar en su defensa, acusándose los unos a los otros dentro de un rosario de palabras injuriosas y amenazantes, que de nuevo los ponía en el atajo de volver a engarrapolarse (pelearse). Pero el señor Juan Antonio fiel repartidor de la Justicia, aporreó con sus nervudas y fuertes manos un mazazo encima de la mesa, que por muy poco la desarma en un montón de astillas, ya que era el juez un bigardón (mozarro) de más de dos metros de estatura, tan fuerte y resistente como una montaña. Y al parejo que tal golpe sacudía, dijo engrifandu (arrugando) su hocico al lar del enfado: ¡Hágamne el favor, y procuren que no tenga que llamarles de nuevo la atención, de hablar tan sólo el que yo le pregunte! Y al decir esto, miró tan condenadoramente al gitano, que éste, que se sabía culpable de muchos engañosos tratos que había efectuado en todo aquel concejo, no pudo menos que ya considerarse culpable, antes de que el juicio comenzara. ¡Vamos a ver Manola, hoy como no tengo mucha prisa ya que el llabor (labor) no me apremia, cuéntame tú la primera con toda clase de pelos y señales, lo que te ha sucedido, para que le escantoyaras (deshicieras) la mollera a este paisano, del que ya tengo oídas que no es la primera rapiega qu'esfuecha (zorra que despelleja) ni tampoco será la última, porque el que fai 'n maniegu fai 'n cientu, dandoi banietches ya tiempu! (el que hace un cesto hace un ciento, si se le da, varas y tiempo). ¡No fue solamente este condenado y útre de xitanu (buitre de gitano) el que salió amatauriáu (con heridas) de este asunto escontramundiáu enrevesado), que prestase usted con tan buen tino a escantexayu (arreglarlo) señor xuez (juez). Pues también al pedáneo de la mi aldeina me vi en la apremiante necesidad d'apurriye (de darle) un par de galgazus (estacazos) en mitad de la cabeza de magüetu (bestia) que tiene, por el no querer acaidonar (dirigir) la justicia en el camino de la razón, como corresponde a su condición y obligación de alcalde del chugar! (lugar). ¡Por la Virxen (Virgen) de los Remedios Manola, no vaigues (vayas) a decirme que por mor de este foín (ladrón) de gitano, tuviste que fendeye (partirle) la cabeza al pobre Graciano!, dijo el juez alegrando su rostro dentro de una llixerina (ligera) risa. ¡Sí señor juez, así ha sucedido! Afirmó la Manola, y seguido le contó todo el suceso desfigurándole y haciéndole más rentable a su favor. El juez casi sin poder detener la risa que le regocijaba su espíritu natural y noble, dijo intentando enmarcar en su rostro la seriedad que no era capaz de hacer: ¡Has hecho muy bien Manola, pues yo entiendo, que el que tiene el delicado oficio d'encaidonar (de dirigir) la justicia, y traiciona tan derecho menester, debe de ser castigado con más entaine (fuerza), que aquellas otras personas, que tienen la obligación de la ley obedecer. Así pues, si en mis manos estuviera te premiaría, por la valentía que has usado al defender la justicia y la libertad de tus intereses! ¡Y ahora... sigue, sigue Manola, y cuéntame todo el suceso en sin mucitche (ordeñarle) ni una migátchina (migaja), que me presta mucho mióu nena (que me agrada mucho mujer). ¡Escúcheme bien señor juez, y júrole por adelantado que cuanto le voy a decir, no se xebra (marcha) de la verdad en nada, y todo ello no es nada bueno ni para mis intereses que han quedado esgazáus d'afechu (rotos del todo), ni tampoco para este gitanu que vé usted aquí tan humildemente con la cabeza gacha, queriendo dar a entender que no ha roto en toda su vida un mal plato, y lleva desde que ha nacido viviendo a cuenta de sus bien urdidos tratos, que tal parece que para industriarlos le ayuda en todo momento la brujería o el mismo diablo! ¡Verá usted señor juez! —Ayer cuando el sol se esfumía (marchaba) por detrás del penón (peña) picutrera (sierra de las águilas), que es la hora d’atapecer (oscurecer) la tarde, llegó este llimiagu (baboso) de gitano a caballo de su adefexu de pollín hasta la misma puerta de mi casa con mires de tentarme la necesidad que me arretrigaba, porque usted bien sabe que nosotras nos dedicamos a correr (vender) la fruta, por todas las romerías y lugares de los tres conceyus y de esta manera nos ganamos nuestra vida muy decente y honradamente, pues como le estoy diciendo, no sé cómo este condenado se enteró que la nuestra pollina estaba próxima a parir, y claro, al encontrarse la probitina en tal estado, no nos podía servir para nuestro trabajo, por eso, tentadas por el embrujo, la engañadora palabra y la buena presencia que en aquel momento se ensenoraba en el pollín de este fartonzón (comedor), enguedeyóume (me enredó) este bruxu (brujo) de gitano, con el endemoniado trato que conmigo hizo, que si tarda mucho tiempo en deshacerse de nuevo, se me va escosar el xuiciu (secar el juicio), y va a dexame Ies caxierches del celebru tan enxenebráes d'entendedeiras, que vóu bazcuchame abondu más cedu de lu qu'usté cunta na mesma amanicomiaúra (dejarme los sesos del cerebro tan fríos de entendimientos, que se me van a vertir mucho más temprano de lo que usted piensa en el mismo manicomio). —El caso fue señor juez, que el burro que traía este foinacu (ladronzuelo) de gitano, estaba en conciencia de él bien preparado, para dejarme a mi despreparada de intereses, pues el pollicaco con un fatáu de caxilonainus (montón de cajilones) de marrasquino que le daban calor y fuerza a su banduévu (panza), hacían de él por el motivo de la alegre tarrasca que lu encibiechaba (borrachera que lo trenzaba), un burrón con buena llixa ya xuxeáu xeniu (fuerza y crecido genio). Y por si fuese poco esto que le cuento, todavía para que el pollino mejor se dibujase, llantárale este achuquinador de gitano, una rabiosa guindilla por debajo de la cola, mismamente dentro del oscuro agujero que alumbra el recimo de los hediondos cagayones, según descubrí yo misma hoy por la mañana justamente cuando ya era demasiado tarde. Y todavía por si estas dos demoníacas trampas no fuesen suficiente este banduerru (indeseable) de gitano, de tal manera me dibujó su jumento que desatinada me trae en este juicio, que me hizo de él un semeyu (retrato) que yo papéilu (creílo) entero, y consideré al pollín como el mejor burro de toda la burrería de gitanacus y aldeanos. Por esto señor juez, le di al cambio de tan falsa y ençañadora presea, la mi pollina Facunda y sesenta pesetas encima, y con estas prendas en nada faisas, xebróuxe (marchose) de mi vera este maldito gitano, tirando del ramal de la mi Facunda, que no quería la probitina del mi lado marcharse, quizás porque presintiera al ser más lista que yo, en la triste desgracia que me dejaba este baldrayu (cobarde) de gitano, que se alejaba de mi casa haciendo que ruxeran (sonaran) los mis dineros en su bolsillo, a la par que se iba riendo de gozo y alegría por la causa del betcháu (rico) negocio que encima de mi pobreza hiciera este desalmado de gitano. Pascualón que ya tenía lleldáu (hecho) en su pensamiento axuquerándose (apoyándose) en las anabayáes güeyáes (acuchillantes miradas) que le dirigía insistentemente el juez que aquel juicio lo tenía bien perdido, cuando escuchó a la Manola decir que le había entregado sesenta pesetas, puso el glayíu (grito) en el cielo jurándole al juez por el Cristo de los gitanos y la Virgen de los cristianos, que la Manola estaba mintiendo, pues tan sólo le había dado sesenta reales. El juez, escuchó por breves momentos a Pascualón en su defensa, y después poniéndose en pie y mirándole acusadoramente desde su montañosa humanidad, a la par que señalándole con su dedo índice que era más grueso que la muñeca del gitano, le dijo con palabras que marcaban el denodado desprecio que sentía hacia estas pobres y desdichadas gentes: ¡Sesenta reales por cuatro lados, que hacen justamente lo que le arraguñaste (arañaste, robaste) a esta desventurada muyerina. No me cave la menor duda que yo os conozco muy bien, ya que siendo yo niño otros gitanos como tu también engañaron a mi padre, por eso puedo juzgarte con propiedad y conocimiento de causa, porque sé que no vivís nada más que de el timo y del engaño y de vuestras cestas, que mientras las tejéis pensáis en la forma de hacer vuestras trapisondas cada día con mejor cuidado! Díjole el juez encabronáu (enfadado) en tal postura que sus mejillas se le pusieron del mismo color de las brasas, en el lleldar que no le quitaba los ojos de encima, mirando tan condenadoramente al esquelético rostro del gitano, que iba ser en parte engañado lo mismo que el señor juez, por la paraximesqueira de la Manola. ¡Pero señor juez, habló enloquecido en su defensa el pobre Pascualón, a la par que a sus ojos vivarachos afloraban unas rebeldes lágrimas que tal vez fuesen fruto de la rabia que le producía el ser tan miserablemente robado por aquella aldeana de los infiernos que él en un principio pensaba que era la mujer más tarangona (tonta, imbécil) que había conocido en su vida de bien urdidos timos y enredosos tratos. ¡Pero señor juez! ¡Sesenta pesetas no las he tenido yo juntas desde que baltiarun (tiraron) la República, donde el pobre podía vivir con más libertad, y con más justicia que usted a mi me está haciendo! ¿No comprende usted señor juez, que con sesenta pesetas hoy día se compra un buen burro y aun sobra dinero? ¡Lo que yo comprendo muy bien es que eres un redomado timador y un despreciable ladrón de cuerpo entero, y como no me puedes demostrar con personas de orden y honradez lo contrario, le has de pagar en media hora los dineros que le has timado a esta pobre mujer, y le devuelves su pollina, que ella con buen contento te hará entrega de tu jumento, y tu harás con esté difunto viviente, lo que ahora como final de sentencia yo te dictaré! ¡Cómo este pollín que nos trae en discordia ya no está para hacer ninguna clase de trabajo, y sabiendo todos los que por ser gentes del campo entendemos de animales, que a un burro; es la leche que se le puede ordeñar, que no es otra que su trabajo, yo como juez de este Juzgado, de la muy noble y astur Villa, te condeno a ti, que te llaman todos Pascualón el gitano, y yo te llamaría Pascualín el de los sucios enredos, a que me traigas ante mi presencia, el pellejo de este jumento, y de esta forma sencilla y eficiente, se atajará de una vez por todas el mal por su comienzo, y no ha de ser jamás este pollino equivocador de nadie más! ¡Y que quede bien entendido, que si te xebras de este concejo, sin traerme antes el pellejo del tu jumento, mandaré a los civiles que te persigan hasta que den contigo, y les ordenaré que bien atado te conduzcan ante mi presencia, y aquí, con estas mis manos que no fueron hechas para manejar una pluma, ni menos para detenerse en ningún papeleo, a los cuales yo considero innecesarios cuando la justicia está tan clara como la luz de este hermoso día, como te digo Pascualín de los enredos, con estas mis manos, que saben muy bien manejar el arado, el guarabeñu (guadaña) y la fexoria (azada), para trabajar dentro de la honradez con muchos sudores y esfuerzos la tierra, con estas mis manos que fueron capaces de empuñar un fusil, y luchar sin rencor ni miedo en defensa de unos derechos humanos a los cuales yo considero justos, dentro de la mermada justicia que los hombres sabemos hacernos, con estas mis manos yo te digo Pascualín de los enredos, que l'arrabucaré (le quitaré) el peyeyu (pellejo) al tu jumento, en el preciso momento que haré lo mismo con el tuyo propio, y de esta sencilla manera, libraré a la sociedad de un pioyón (piojo), que al igual que hay muchos que con libertad campean y viven sin doblar el renaz (espinazo) a cuenta del sudor ajeno! Ante la firme sentencia de aquel juez, que maneja las leyes con la misma fuerza y natural justicia con que empuñabá el llabiegu (arado) para arrancarle a la tierra el justo 'precio de su trabajo quedó Pascualón en lo más bajo de sus sufrimientos y las Xabarceiras en lo más alto de sus alegrías, porque habían conseguido con su lucha desesperante y fiera, una victoria que a fuer de verdad, en una parte no era justicia. Sin embargo Pascualón, tras quedarse unos momentos silencioso y meditabundo, díjole a la postre al juez sin ápice de miedo y con la valentía que le azuzaba, al sentirse timado por aquellas mentecatas dentro de la ley y en el mismo limo que él había pensado que les había hecho: ¡Bien está señor juez, que le devuelva a estas paisanacas su pollina Facunda, también entro en sacrificar a mi burro y traerle su pellejo, no me opongo a pagarles los sesenta reales que en el desastroso trato que con estas hijas de satanás hice, que a cambio de mi jumento ellas me han entregado, pero por lo que sí protesto, es por las cuarenta y cinco pesetas de más que tengo que pagarles, y considero que esto es el timo más vergonzoso que jamás le han dado a ninguno de mi clase. Así que… señor juez supuesto que es usted hombre justicioso, le pido que atienda mis honrosas razones, y haga la Justicia sin que ninguno de ella tengamos que avergonzarnos! ¡Yo no sé Pascualín de los enredos, timador de poca monta y menos clase lo que Dios debe saber en las verdades, yo no sé si tu has cobrado lo que dices, o si ellas han pagado lo que afirman, yo soy hombre y como tal no he de avalarme en errores que se xebran de mi alcance, sólo sé que yo he dictado justicia ateniéndome a los hechos que se nombran, y hecho está que tu eres el culpable, y suerte tienes que estas buenas paisaninas, no te hubieran reclamado ciento veinte veces más crecidos, esos dichosos sesenta reales porque si así fuese, no tendrías más remedio, que sin más protestas abonarles! Todos en mi aldea aquella tarde, esperábamos con marcado disimulo, y satisfactoria alegría, que retornaran de la Villa las despreciables Xabarceiras, por el Humano hecho de reírnos y mofarnos de su desgracia, y creo que todos teníamos creído, que iban a retornar otra vez con aquel moribundo pollino, a no ser, que a fuerza de barganazus (estacazos) le hubiesen achuquináu (asesinado) en el camino. Así pues, los vecinos se repartían haciéndose que trabajaban, por las diferentes huertas colindantes con el camino por donde ellas tendrían que regresar, y algunos chiquillos dentro de las malsanas intenciones de guasearnos de ellas por adelantado, fuimos a su encuentro en un trayecto de más de tres kilómetros, para entrar escoltándolas en la aldea, haciendo verbena a la fiesta que teníamos acordado prepararles. Al fin las vimos retornar, y cuánto desprecio, ansias de sátira y risa sentíamos por ellas, tornose de pronto en respetuosa admiración, pues atónitos pudimos comprobar, que no sólo traían con ellas a su burra Facunda, sino que al lado de ésta traían un estupendo pollino que habían mercado con los dineros que supieron sacarle al avispado gitano, demostrándonos a todos, que el vencedor aunque odiado y despreciado por ser en demasía nefastoso, siempre es admirado y temido, ante el temor de por él, ser humillado y avasallado. Esta es una condición de la cobarde masa Humana, que al vencido aunque éste sea caballeroso y honrado, le solemos despreciar terminando de aniquilarlo, mientras que al vencedor, aunque sea lo más despreciable que imaginarse puede, le cubrimos su camino de rosas y de regalos.
    ————————
    Axabarciar, entiéndese por vender, tratar, comerciar a pequeña escala, con frutas, huevos, gallinas, etc., etc., etc.

    Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana > axabarciar

  • 3 cumplido

    adj.
    1 reliable, responsible.
    2 punctual.
    3 accomplished.
    4 full.
    adv.
    on time, punctually.
    m.
    compliment, praise, civility, commendation.
    past part.
    past participle of spanish verb: cumplir.
    * * *
    1 compliment
    ————————
    1→ link=cumplir cumplir
    1 (completo) complete, full
    2 (abundante) large, ample
    3 (perfecto) perfect
    4 (educado) polite, courteous
    1 compliment
    \
    cambiar cumplidos con alguien to exchange pleasantries with somebody
    de cumplido courtesy
    deshacerse en cumplidos to be profuse in attentions
    devolverle el cumplido a alguien to return somebody's compliment
    hacer cumplidos to stand on ceremony
    por cumplido out of courtesy
    sin cumplidos informally
    * * *
    noun m.
    * * *
    1. ADJ
    1) (=perfecto) complete, full
    2) (=amplio) [ropa] full; [ración] large, plentiful
    3) (=cortés) courteous, correct; (=formal) formal
    4)
    2. SM
    1) (=alabanza) compliment
    2) (=cortesía)

    por cumplido(=por cortesía) out of politeness, as a matter of courtesy; (=por obligación) out of a sense of duty

    ¡sin cumplidos! — no ceremony, please!

    andarse con cumplidos, usar cumplidos — to stand on ceremony, be formal

    * * *
    I
    - da adjetivo
    1) [ser]
    a) (atento, cortés) polite
    b) ( considerado) thoughtful
    c) (Col) ( puntual) punctual
    2) [estar] (frml) ( amplio) <información/respuesta> full
    3) ( acabado) < misión> accomplished
    II

    una visita de cumplidoa duty o courtesy call

    vamos, sin cumplidos or no te andes con cumplidos — don't stand on ceremony

    es precioso, de verdad, no es un cumplido — it's beautiful, really, I'm not just being polite

    * * *
    Nota: A veces confundido con "complement" = complemento.
    Ex. Nine percent of the questions analyzed were placed in the 'other' category, which included notes of thanks and compliments on good service, suggestions for improving the library's services, and messages sent from listservs = El nueve por ciento de las cuestiones analizadas se colocaron en la categoría "otros", que incluía notas de agradecimiento y felicitaciones por el buen servicio, sugerencias para mejorar los servicios de la biblioteca y mensajes enviados de servidores de listas de correo.
    ----
    * cumplido hace tiempo = long overdue.
    * hacer un cumplido = pay + compliment.
    * tener el plazo cumplido = be due.
    * * *
    I
    - da adjetivo
    1) [ser]
    a) (atento, cortés) polite
    b) ( considerado) thoughtful
    c) (Col) ( puntual) punctual
    2) [estar] (frml) ( amplio) <información/respuesta> full
    3) ( acabado) < misión> accomplished
    II

    una visita de cumplidoa duty o courtesy call

    vamos, sin cumplidos or no te andes con cumplidos — don't stand on ceremony

    es precioso, de verdad, no es un cumplido — it's beautiful, really, I'm not just being polite

    * * *
    Nota: A veces confundido con "complement" = complemento.

    Ex: Nine percent of the questions analyzed were placed in the 'other' category, which included notes of thanks and compliments on good service, suggestions for improving the library's services, and messages sent from listservs = El nueve por ciento de las cuestiones analizadas se colocaron en la categoría "otros", que incluía notas de agradecimiento y felicitaciones por el buen servicio, sugerencias para mejorar los servicios de la biblioteca y mensajes enviados de servidores de listas de correo.

    * cumplido hace tiempo = long overdue.
    * hacer un cumplido = pay + compliment.
    * tener el plazo cumplido = be due.

    * * *
    cumplido1 -da
    A [ SER]
    1 (atento, cortés) polite
    ¡qué raro que no haya llamado con lo cumplido que es! I'm surprised he hasn't called when he's normally so polite o correct
    seguro que te compró un regalo, es muy cumplido he's bound to have bought you a present, he's very thoughtful o good that way
    2 ( Col) (puntual) punctual
    sé cumplido don't be late, be punctual
    B [ ESTAR] ( frml) (completo, amplio) full
    es incapaz de hacerle un cumplido a su mujer he wouldn't dream of paying his wife a compliment
    es una visita de cumplido it's a duty o courtesy call
    la invitó solamente por cumplido he only invited her out of duty o because he felt he ought to o because he felt an obligation to
    no te andes con cumplidos, estás en tu casa don't stand on ceremony, o you can drop the formalities, make yourself at home
    es precioso, de verdad, no es un cumplido it's beautiful, really, I'm not just saying that o I'm not just being polite
    * * *

     

    Del verbo cumplir: ( conjugate cumplir)

    cumplido es:

    el participio

    Multiple Entries:
    cumplido    
    cumplir
    cumplido 1
    ◊ -da adjetivo [ser]

    a) (atento, cortés) polite


    c) (Col) ( puntual) punctual;

    ver tb
    cumplir

    cumplido 2 sustantivo masculino:

    una visita de cumplido a duty o courtesy call;
    la invitó por cumplido he invited her because he felt he ought to
    cumplir ( conjugate cumplir) verbo transitivo
    1

    ley to obey;

    b)promesa/palabra to keep;

    compromiso› to honor( conjugate honor), fulfill( conjugate fulfill);
    obligación/contrato› to fulfill( conjugate fulfill)
    c) ( alcanzar) ‹objetivo/ambición to achieve;

    requisitos› fulfill( conjugate fulfill);
    ¡misión cumplida! mission accomplished

    d) ( desempeñar) ‹ papel to perform, fulfill( conjugate fulfill)

    2condena/sentencia to serve;
    servicio militar to do
    3años/meses›:

    ¡que cumplas muchos más! many happy returns!;
    mañana cumplimos 20 años de casados (AmL) tomorrow we'll have been married 20 years
    verbo intransitivo
    a) cumplido con algo ‹ con obligación› to fulfill( conjugate fulfill) sth, satisfy sth;

    con tarea to carry out sth;
    con trámite› to comply with sth;
    con requisito/condición› to fulfill( conjugate fulfill) sth;



    con los Lara ya hemos cumplido we've done our bit as far as the Laras are concerned (colloq)
    cumplirse verbo pronominal
    a) [deseo/predicción] to come true;

    [ ambición] to be realized, be fulfilled
    b) [ plazo]:


    hoy se cumple el primer aniversario de … today marks the first anniversary of …
    cumplido,-a
    I adjetivo
    1 (abundante) plentiful
    (holgado) loose-fitting
    2 (cortés) polite
    3 (plazo) expired
    (misión) accomplished
    II sustantivo masculino compliment
    cumplir
    I verbo transitivo
    1 (un proyecto, tarea) to carry out, fulfil, US fulfill
    2 (un deseo) to fulfil
    (promesa) to keep
    3 (sentencia) to serve
    4 (años) ayer cumplí treinta años, I was thirty (years old) yesterday
    II verbo intransitivo
    4 (actuar de acuerdo con) cumplir con lo pactado, to carry out an agreement
    5 (quedar bien) to do the right thing (by): tenemos que cumplir con tu madre, we have to do our bit for your mother
    6 (plazo) to expire, end
    ' cumplido' also found in these entries:
    Spanish:
    cumplida
    - cumplir
    - recién
    - satisfacción
    English:
    backhanded
    - compliment
    - lap up
    - pay
    - should
    - arrears
    - unfulfilled
    * * *
    cumplido, -a
    adj
    1. [completo, lleno] full, complete
    2. [cortés] polite, courteous;
    es muy cumplido con todo el mundo he's very polite to everyone
    nm
    compliment;
    hacer un cumplido a alguien to pay sb a compliment;
    lo dijo como cumplido she said it out of politeness
    * * *
    I partcumplir
    II adj
    1 ( cortés) polite
    2
    :
    tener 50 años cumplidos be 50 years old
    III m compliment;
    no andarse con cumplidos not stand on ceremony;
    por cumplido out of politeness
    * * *
    cumplido, -da adj
    1) : complete, full
    2) : courteous, correct
    : compliment, courtesy
    por cumplido: out of courtesy
    andarse con cumplidos: to stand on ceremony, to be formal
    * * *
    cumplido n compliment

    Spanish-English dictionary > cumplido

  • 4 mark

    1. noun
    1) ((also Deutsche Mark, Deutschmark) the standard unit of German currency before the euro.) marco
    2) (a point given as a reward for good work etc: She got good marks in the exam.) marco
    3) (a stain: That spilt coffee has left a mark on the carpet.) marca
    4) (a sign used as a guide to position etc: There's a mark on the map showing where the church is.) nota
    5) (a cross or other sign used instead of a signature: He couldn't sign his name, so he made his mark instead.) mancha
    6) (an indication or sign of a particular thing: a mark of respect.) marca, señal

    2. verb
    1) (to put a mark or stain on, or to become marked or stained: Every pupil's coat must be marked with his name; That coffee has marked the tablecloth; This white material marks easily.) marcar, señalar, poner una señal
    2) (to give marks to (a piece of work): I have forty exam-papers to mark tonight.) corregir, poner nota
    3) (to show; to be a sign of: X marks the spot where the treasure is buried.) señalar, indicar, marcar
    4) (to note: Mark it down in your notebook.) apuntar
    5) ((in football etc) to keep close to (an opponent) so as to prevent his getting the ball: Your job is to mark the centre-forward.) marcar
    - markedly
    - marker
    - marksman
    - marksmanship
    - leave/make one's mark
    - mark out
    - mark time

    mark1 n
    1. nota / puntuación / calificación
    2. marca / señal
    3. mancha
    4. marco
    on your marks, get set, go! preparados, listos, ¡ya!
    mark2 vb
    1. poner nota a / puntuar / corregir
    2. marcar / señalar
    mark my words! ¡fíjate en lo que te digo!
    tr[mɑːk]
    1 SMALLFINANCE/SMALL (currency) marco
    ————————
    tr[mɑːk]
    1 (imprint, trace) huella; (from blow) señal nombre femenino; (stain) mancha
    2 (sign, symbol) marca, señal nombre femenino
    4 (characteristic feature) impronta, señal nombre femenino, sello
    5 (token, proof) señal nombre femenino
    6 SMALLEDUCATION/SMALL nota, calificación nombre femenino, puntuación nombre femenino
    7 SMALLSPORT/SMALL (starting line - of race) línea de salida; (- of jump) línea de batida
    8 (level) punto, nivel; (number) cifra
    9 (target) blanco
    10 SMALLTECHNICAL/SMALL (type, model) serie nombre femenino, modelo
    11 (oven setting) número
    1 (make mark on) marcar, señalar, poner una señal en
    the file was marked "secret' en la carpeta ponía "secreto"
    2 (scar) señalar, desfigurar, marcar; (stain) manchar
    3 (denote, show position of) señalar, indicar; (show) mostrar
    4 (be a sign of) significar; (commemorate) conmemorar
    5 SMALLEDUCATION/SMALL (correct) corregir; (grade - student) poner nota a; (- exam, essay, etc) puntuar, calificar
    6 SMALLSPORT/SMALL (opponent) marcar
    7 (be typical of, characterize) caracterizar
    8 (listen carefully, heed) fijarse en, prestar atención a
    you mark my words! ¡fíjate en lo que te digo!
    1 (stain) mancharse
    \
    SMALLIDIOMATIC EXPRESSION/SMALL
    mark you de todas formas
    on your marks! SMALLSPORT/SMALL ¡preparados!
    to be quick off the mark ser muy rápido,-a
    to be slow off the mark ser muy lento,-a
    to be up to the mark estar a la altura, dar la talla
    to be/fall wide of the mark no dar en el blanco
    to hit the mark dar en el blanco, acertar
    to make one's mark on something dejar su huella en algo, dejar su impronta en algo
    to mark time (soldiers) marcar el paso 2 (wait) hacer tiempo
    mark ['mɑrk] vt
    1) : marcar
    2) characterize: caracterizar
    3) signal: señalar
    4) notice: prestar atención a, hacer caso de
    5)
    to mark off : demarcar, delimitar
    mark n
    1) target: blanco m
    2) : marca f, señal f
    put a mark where you left off: pon una señal donde terminaste
    3) indication: señal f, indicio m
    4) grade: nota f
    5) imprint: huella f, marca f
    6) blemish: marca f, imperfección f
    n.
    calificación s.f.
    huella s.f.
    impresión s.f.
    indicación s.f.
    indicio s.m.
    mancha s.f.
    marca s.f.
    marco s.m.
    puntuación s.f.
    seña s.f.
    señal s.f.
    signo s.m.
    v.
    acotar v.
    apuntar v.
    caracterizar v.
    indicar v.
    jalonar v.
    macular v.
    manchar v.
    marcar v.
    señalar v.
    mɑːrk, mɑːk
    noun ( Bib) (San) Marcos

    I
    [mɑːk]
    N (=currency) marco m
    II [mɑːk]
    1. N
    1) (=stain, spot etc) mancha f
    2) (=written symbol on paper etc) señal f, marca f; (instead of signature) signo m, cruz f; (fig) (=imprint, trace) huella f

    to make one's mark — (lit) firmar con una cruz; (fig) dejar huella, distinguirse

    - make/leave one's mark on sth
    3) (=indication) señal f; (=proof) prueba f
    4) (in exam) nota f, calificación f

    52 marks — 52 puntos, 52 por cien

    to get no marks at all as a cook — (fig) ser un desastre como cocinero

    there are no marks for guessing — (fig) las simples conjeturas no merecen punto alguno

    full 4., top I, 2., 4)
    5) (=target) blanco m

    to hit the mark — (lit) alcanzar el objetivo, acertar; (fig) dar en el clavo

    to be wide of the mark — (lit) errar el tiro; (fig) estar lejos de la verdad

    6) (Sport) (=line) raya f

    to be quick/slow off the mark — ser rápido/lente al salir; (fig) ser muy vivo/parado

    on your marks, get set, go! — ¡preparados, listos, ya!

    7) (=level, standard)

    to hit the £1000 mark — alcanzar el total de 1000 libras

    gas mark 1 — (Culin) número 1 del gas

    - be up to the mark
    - come up to the mark
    overstep
    8) (=model)
    9) (Comm) (=label) marca f
    10) (=distinction)

    of mark — de categoría, de cierta distinción

    2. VT
    1) (=make a mark on) marcar
    2) (=stain) manchar
    3) [+ bird, animal]

    a bird marked with red — un pájaro manchado de rojo, un pájaro con manchas rojas

    4) (=label) rotular; (=price) indicar el precio de

    the chair is marked at £12 — la silla tiene un precio de 12 libras

    5) (=indicate) señalar, indicar; (=characterize) señalar, distinguir; [+ anniversary etc] señalar, celebrar; [+ birthday] festejar
    6) (=note down) apuntar; (=notice) advertir, observar; (=heed) prestar atención a

    did you mark where it fell?frm ¿has notado dónde cayó?

    mark my words! — ¡fíjese or acuérdese bien de lo que le digo!, ¡te lo advierto!

    7) [+ exam] calificar; [+ candidate] dar nota a

    to mark sth wrongrechazar or (LAm) reprobar algo

    8) (Ftbl) marcar, doblar
    9) (Mus) [+ rhythm] marcar

    to mark time — (Mil) marcar el paso; (fig) estancarse

    3.
    4.
    CPD

    mark reader, mark scanner Nlector m de marcas

    mark reading, mark scanning Nlectura f de marcas

    * * *
    [mɑːrk, mɑːk]
    noun ( Bib) (San) Marcos

    English-spanish dictionary > mark

  • 5 pie

    m.
    1 foot.
    a pie on foot
    prefiero ir a pie I'd rather walk o go on foot
    estar de o en pie to be on one's feet o standing
    ponerse de o en pie to stand up
    llevamos dos horas de pie we've been on our feet for two hours
    perder/no hacer pie to go/to be out of one's depth
    pie de atleta athlete's foot
    pies de cerdo (pig's) trotters
    pies planos flat feet
    2 stand.
    pie de foto caption
    3 cue (Teatro).
    4 leg, central support.
    5 Computer Science Academic Program.
    6 pes.
    pret.indicat.
    1st person singular (yo) Preterite Indicative of Spanish verb: piar.
    * * *
    1 ANATOMÍA foot
    5 (de un documento) foot; (de una fotografía, dibujo) caption
    \
    a los pies de la cama at the foot of the bed
    a pie on foot
    al pie de (cerca) close by
    al pie de la letra word for word
    al pie del cañón familiar hard at it, working
    creer algo a pies juntillas familiar to believe something implicitly
    dar pie a to give occasion for
    de los pies a la cabeza from head to toe
    empezar con buen/mal pie to start off on the right/wrong foot
    estar en pie de guerra to be on a war footing 2 figurado to be on the war path
    hacer pie to touch the bottom
    ir con pies de plomo to tread very carefully
    nacer de pie to be born with a silver spoon in one's mouth
    no dar pie con bola to mess everything up, not get anything right
    no tener ni pies ni cabeza to be ludicrous, be absurd
    pararle los pies a alguien to put somebody in their place
    poner los pies en to set foot in
    ponerse de/en pie to get to one's feet, stand up
    saber de qué pie cojea alguien to know what somebody's weakness is
    tenerse de pie to keep on one's feet
    pie de atleta athlete's foot
    pies planos flat feet
    * * *
    noun m.
    1) foot
    2) cue
    * * *
    SM
    1) (Anat) foot

    poner el pie en el acelerador — (lit) to step on the gas *; (fig) to speed things up, step up the pace

    pies de cerdo — (Culin) (pig's) trotters

    2) [locuciones]

    a pie — on foot

    ir a pie — to go on foot, walk

    estar de pie — to be standing (up)

    permanecieron mucho tiempo de pie — they were standing for a long time, they were on their feet a long time

    en pie, llevo en pie desde las cuatro — I've been up since four

    mantenerse en pie[persona] to stay standing o on one's feet; [objeto] to remain upright

    ganado en pie LAm cattle on the hoof

    a pie enjuto (lit) dry-shod; (fig) without danger, without any risk

    a pie firme

    ponerse de o en pie — to stand up

    gente de a piecommon o ordinary folk

    soldado de a pie — ( Hist) foot-soldier

    se lo llevaron con los pies por delante — he left feet first, he left in a (wooden) box

    desde el pasado sábado, mi padre no ha puesto los pies en casa — my father hasn't set foot in the house since last Saturday

    - poner los pies en polvorosa

    sin pies ni cabeza —

    el mensaje no tenía ni pies ni cabeza — the message didn't make any sense at all, I couldn't make head or tail of the message

    buscar 1., 1), a)
    3) (=base) [de columna, estatua, lámpara] base; [de cama] foot; [de colina, escalera] foot, bottom; [de copa] stem; [de calcetín] foot

    al pie del monteat the foot o bottom of the mountain

    al pie de ese edificio — next to that building, right beside that building

    al pie de la obra — (Com) including delivery charges

    al pie del cañón —

    4) [de página] foot, bottom; [de foto] caption
    5) (Bot) [de árbol] trunk; [de planta] stem; [de rosa] stock
    6) (=unidad de medida) foot
    7) (Teat) cue
    8) [de vino] sediment
    9) (=causa)

    dar pie a — to give cause for

    10) (=posición)

    estar en pie de igualdad — to be on an equal footing ( con with)

    estar en pie de guerra — (lit) to be on a war footing, be ready to go to war; (fig) to be on the warpath

    11) (Literat) foot
    12) Cono Sur * (=pago) deposit, down payment
    13)

    pie de vía CAm (Aut) indicator, turn signal (EEUU)

    * * *
    I
    1)
    a) (Anat) foot

    a sus pies, señora — (frml) at your service, madam (frml)

    ¿vamos a pie o en coche? — shall we walk or take the car?

    hoy ando a pie — (AmL) I'm without wheels today

    al pie — (Col) very close, just round the corner

    en pie: estoy en pie desde las siete I've been up since seven o'clock; no puedo tenerme en pie I can hardly walk/stand; sólo la iglesia quedó en pie only the church remained standing; queda en pie la cita our date is still on; mi oferta/promesa sigue en pie my offer/promise still stands; ganado en pie (AmL) livestock, cattle on the hoof; andarse con pie(s) de plomo (fam) to tread very carefully o warily; a pie pelado (Chi) barefoot, in one's bare feet; a pie(s) juntillas: seguí a pies juntillas sus indicaciones I followed his instructions to the letter; creerse algo a pies juntillas to blindly believe something; buscarle tres or cinco pies al gato (fam) ( buscar complicaciones) to complicate matters; cojear del mismo pie (fam) to be two of a kind (colloq); con los pies (fam) badly; lleva la empresa con los pies he's making a hash o mess of running the company (colloq); con los pies por or para delante (fam & euf) feet first; con los pies sobre la tierra with one's feet on the ground; con mal pie or con el pie izquierdo: empezó con mal pie she got off to a bad start; hoy me levanté or empecé el día con el pie izquierdo I got up on the wrong side of the bed today (AmE), I got out of bed on the wrong side today (BrE); no le des pie para que te critique don't give him cause o reason to criticize you; dar pie a algo murmuraciones/especulaciones to give rise to something; esto dio pie a una discusión this caused o was the cause of an argument; darle pie a alguien: de a pie common, ordinary; el ciudadano de a pie the man in the street, the average man/person; de la cabeza a los pies or de pies a cabeza from head to foot o toe, from top to toe (colloq); echar pie atrás (Chi) to back down; en pie de guerra on a war footing; en (un) pie de igualdad on an equal footing; estar a pie (Chi fam) to be lost (colloq); estar atado de pies y manos to be bound hand and foot; estar con un pie en el estribo (fam) to be about to leave; estar con un pie en la tumba or la sepultura or el hoyo to have one foot in the grave; hacer pie to be able to touch the bottom; írsele los pies a alguien: cuando empezó la música se me iban los pies once the music began I couldn't keep my feet still; leche al pie de la vaca (AmL) milk fresh from the cow; levantarse/empezar con buen pie or con el pie derecho to get off to a good start; nacer de pie to be born under a lucky star; no doy/da pie con bola (fam) I/he can't get a thing right; no tener ni pies ni cabeza to make no sense whatsoever; un plan sin pies ni cabeza a crazy o an absurd plan; pararle a alguien los pies (Esp) to put somebody in his/her place (colloq); perder pie ( en el agua) to get out of one's depth; ( resbalarse) to lose one's footing; pies de barro feet of clay; poner (los) pies en polvorosa (fam) to take to one's heels (colloq); poner los pies en un lugar to set foot in a place; por mi/tu/su (propio) pie unaided, without any help; saber de qué pie cojea alguien (Esp fam) to know somebody's faults o weak points; ser más viejo que andar a pie — (CS fam) to be as old as the hills (colloq)

    2)
    a) (de calcetín, media) foot
    b) (de lámpara, columna) base; ( de copa - base) base; (- parte vertical) stem
    c) (de página, escrito) foot, bottom

    una nota a or al pie de página — a footnote

    al pie or a los pies de la montaña — at the foot of the mountain

    al pie del cañón: Ana se quedó al pie del cañón mientras el jefe estaba fuera Ana stayed here to hold the fort while the boss was away; ella es la que está siempre al pie del cañón — she's the one who's always there to keep things going

    d) ( de cama) tb

    piesfoot

    3) (Bot) cutting, slip
    4) ( medida) foot; (Lit) foot
    II [pai]
    masculino (AmL) pie
    * * *
    I
    1)
    a) (Anat) foot

    a sus pies, señora — (frml) at your service, madam (frml)

    ¿vamos a pie o en coche? — shall we walk or take the car?

    hoy ando a pie — (AmL) I'm without wheels today

    al pie — (Col) very close, just round the corner

    en pie: estoy en pie desde las siete I've been up since seven o'clock; no puedo tenerme en pie I can hardly walk/stand; sólo la iglesia quedó en pie only the church remained standing; queda en pie la cita our date is still on; mi oferta/promesa sigue en pie my offer/promise still stands; ganado en pie (AmL) livestock, cattle on the hoof; andarse con pie(s) de plomo (fam) to tread very carefully o warily; a pie pelado (Chi) barefoot, in one's bare feet; a pie(s) juntillas: seguí a pies juntillas sus indicaciones I followed his instructions to the letter; creerse algo a pies juntillas to blindly believe something; buscarle tres or cinco pies al gato (fam) ( buscar complicaciones) to complicate matters; cojear del mismo pie (fam) to be two of a kind (colloq); con los pies (fam) badly; lleva la empresa con los pies he's making a hash o mess of running the company (colloq); con los pies por or para delante (fam & euf) feet first; con los pies sobre la tierra with one's feet on the ground; con mal pie or con el pie izquierdo: empezó con mal pie she got off to a bad start; hoy me levanté or empecé el día con el pie izquierdo I got up on the wrong side of the bed today (AmE), I got out of bed on the wrong side today (BrE); no le des pie para que te critique don't give him cause o reason to criticize you; dar pie a algo murmuraciones/especulaciones to give rise to something; esto dio pie a una discusión this caused o was the cause of an argument; darle pie a alguien: de a pie common, ordinary; el ciudadano de a pie the man in the street, the average man/person; de la cabeza a los pies or de pies a cabeza from head to foot o toe, from top to toe (colloq); echar pie atrás (Chi) to back down; en pie de guerra on a war footing; en (un) pie de igualdad on an equal footing; estar a pie (Chi fam) to be lost (colloq); estar atado de pies y manos to be bound hand and foot; estar con un pie en el estribo (fam) to be about to leave; estar con un pie en la tumba or la sepultura or el hoyo to have one foot in the grave; hacer pie to be able to touch the bottom; írsele los pies a alguien: cuando empezó la música se me iban los pies once the music began I couldn't keep my feet still; leche al pie de la vaca (AmL) milk fresh from the cow; levantarse/empezar con buen pie or con el pie derecho to get off to a good start; nacer de pie to be born under a lucky star; no doy/da pie con bola (fam) I/he can't get a thing right; no tener ni pies ni cabeza to make no sense whatsoever; un plan sin pies ni cabeza a crazy o an absurd plan; pararle a alguien los pies (Esp) to put somebody in his/her place (colloq); perder pie ( en el agua) to get out of one's depth; ( resbalarse) to lose one's footing; pies de barro feet of clay; poner (los) pies en polvorosa (fam) to take to one's heels (colloq); poner los pies en un lugar to set foot in a place; por mi/tu/su (propio) pie unaided, without any help; saber de qué pie cojea alguien (Esp fam) to know somebody's faults o weak points; ser más viejo que andar a pie — (CS fam) to be as old as the hills (colloq)

    2)
    a) (de calcetín, media) foot
    b) (de lámpara, columna) base; ( de copa - base) base; (- parte vertical) stem
    c) (de página, escrito) foot, bottom

    una nota a or al pie de página — a footnote

    al pie or a los pies de la montaña — at the foot of the mountain

    al pie del cañón: Ana se quedó al pie del cañón mientras el jefe estaba fuera Ana stayed here to hold the fort while the boss was away; ella es la que está siempre al pie del cañón — she's the one who's always there to keep things going

    d) ( de cama) tb

    piesfoot

    3) (Bot) cutting, slip
    4) ( medida) foot; (Lit) foot
    II [pai]
    masculino (AmL) pie
    * * *
    pie1
    1 = foot [feet, -pl.], tail, toe.

    Ex: She was tapping with her foot on the carpet.

    Ex: The top and bottom of the book are known as the head and tail respectively, and the front is the fore-edge (rhymes with porridge); similarly the margins round the type on each page are called the head, tail, outer (at the fore-edge), and inner margins.
    Ex: The platen was lashed up tight to the toe of the spindle by cords which connected hooks at its four corners to another set of hooks at the four lower corners of the hose.
    * alfombra de pie de cama = bedside rug.
    * al pie (de) = at the bottom (of), at the foot (of).
    * al pie de la letra = to the letter.
    * andar con pies de plomo = tread + warily.
    * andarse con pies de plomo = walk on + eggshells.
    * apagar un fuego con los pies = stomp out + fire.
    * a pie = on foot, afoot, dismounted.
    * a poca distancia a pie = within an easy walk, within walking distance.
    * a pocos minutos a pie = within walking distance, within easy walking distance, within an easy walk.
    * apoyo para los pies = footrest.
    * arrastrando los pies = shuffling.
    * arrastrar los pies = drag + Posesivo + feet, drag + Posesivo + heels.
    * arreglarse los pies = pedicure.
    * atar de pies y manos = hogtie.
    * bajo los pies = underfoot.
    * baño de pies = footbath.
    * bomba de pie = foot pump.
    * buscarle cinco pies al gato = split + hairs.
    * buscarle los tres pies al gato = nitpick.
    * buscarle tres pies al gato = split + hairs.
    * caer de pie = land on + Posesivo + (own two) feet.
    * carrera a pie = foot race.
    * comenzar Algo con buen pie = start + Nombre + off on the right foot.
    * comenzar con buen pie = start + Nombre + on the right footing.
    * con el pie deformado = clubfooted.
    * con la punta de los pies mirando hacia dentro = pigeon-toed.
    * con los pies sobre la tierra = down-to-earth.
    * con notas a pie de página = footnoted.
    * con pie firme = sure-footed.
    * con un pie en la tumba = over the hill.
    * cuidado de los pies = footcare.
    * dar pie a = spark off, give + rise to, bring about, lead to, cause, open + the door to, give + cause to, give + occasion to.
    * dedo del pie = toe.
    * dedo gordo del pie, el = big toe, the.
    * dedo meñique del pie = pinkie toe.
    * de dos pies = two-legged.
    * dejar de pie = leave + standing.
    * de la cabeza a los pies = from head to foot, from head to toe.
    * de nuevo en pie = up and about.
    * de pies a cabeza = from head to toe, from head to foot.
    * de pies ligeros = swift-footed.
    * de pies planos = flat-footed.
    * desde la cabeza hasta los pies = head to toe, from head to toe, from head to foot.
    * distancia a pie = walking distance.
    * el ciudadano de a pie = the average Joe.
    * el mundo está a sus pies = the world is + Posesivo + oyster.
    * empezar Algo con buen pie = start + Nombre + off on the right foot.
    * empezar con buen pie = start + Nombre + on the right footing, hit + the ground running.
    * en pie = up and about.
    * en pie de guerra = on the warpath.
    * entrar con buen pie = start + Nombre + off on the right foot.
    * estar de pie = stand.
    * estar de pie por encima de = stand over.
    * freno de pie = foot brake [footbrake].
    * gente de a pie = ordinary people.
    * hombre de a pie, el = man-on-the-street, man in the street, the.
    * ir a pie = leg it.
    * la ciudadana de a pie = the average Jane.
    * la gente se puso de pie para aplaudir = standing ovation.
    * lámpara de pie = standing lamp, floor lamp.
    * levantarse con el pie izquierdo = wake up on + the wrong side of the bed, get up on + the wrong side of the bed.
    * mantenerse en pie = hold + Posesivo + own.
    * no creerse Algo al pie de la letra = take + Nombre + with a pinch of salt.
    * no encontrar ni el pie ni la cabeza = can't make head(s) or tail(s) of.
    * nota a pie de página = footnote.
    * no tener ni pies ni cabeza = can't make head(s) or tail(s) of, be pointless.
    * no tenerse en pie = Negativo + hold + water.
    * parte anterior del pie = ball of + Posesivo + foot.
    * perchero de pie = coat-stand.
    * perder el pie = lose + Posesivo + footing.
    * pie de atleta = athlete's foot.
    * pie de imprenta = edition imprint, imprint statement, imprint.
    * pie de obra = building site.
    * pie de página = footer.
    * pie de página repetido = running foot, footline.
    * pie de pie = standing.
    * Pie Grande = Bigfoot, Sasquatch.
    * pies planos = flat feet, pes planus, fallen arches.
    * pies sobre la tierra = feet on the ground.
    * planta del pie = sole.
    * poner de pie = stand + upright.
    * poner los pies en alto = put + Posesivo + feet up.
    * poner los pies en + Posesivo + casa = darken + Posesivo + door.
    * poner los pies sobre la tierra = come down + to earth.
    * poner pie en = set + foot (inside/in/on).
    * ponerse de pie = rise, stand up, get to + Posesivo + feet, rise to + Posesivo + feet.
    * ponerse en pie de guerra = dig up + the tomahawk, dig up + the hatchet, dig up + the war axe.
    * retrete de pie = squat toilet, squatty potty, squat loo.
    * sacar los pies del plato = break out of + the box.
    * sacar los pies del tiesto = break out of + the box.
    * salir por pies = take off + running, leg it, take to + Posesivo + heels, run off.
    * seguir Algo al pie de la letra = follow + Nombre + to the letter.
    * seguir al pie de la letra = keep + strictly to the letter.
    * seguir al pie del cañón = soldier on.
    * seguir en pie = hold + Posesivo + own, hold up.
    * sin pies ni cabeza = without rhyme or reason.
    * tener los pies firmemente en el suelo = feet + be + firmly planted on the ground.
    * tiña del pie = tinea pedis.
    * uña del pie = toenail.
    * visita a pie = walking tour.

    pie2
    2 = foot [feet, -pl.].

    Ex: Soon, however, the collection outgrew its meagre quarters and a full-fledged library occupying a 40x60 foot area came into being.

    * de un pie de grosor = foot-thick.
    * pie cuadrado = square foot (sq. ft.).
    * pie lineal = linear foot.

    pie3
    3 = winter.
    Nota: En la prensa antigua de madera, travesaño que unía los postes de madera verticales que servían de soporte a toda la prensa por la parte de abajo y que servía de soporte al ensamblaje de transporte carriage assembly.

    Ex: The chief members of the impression carriage were two upright cheeks about 2 m. high and placed 60-65 cm. apart, carrying between them the winter and, above it, the head, two massive cross timbers mortised into the cheeks which contained the vertical thrust of the impression.

    * * *
    pie1
    A
    no arrastres los pies don't drag your feet
    tiene (los) pies planos she has flat feet
    se echó a sus pies ( liter); he threw himself at her feet ( frml)
    a sus pies, señora ( frml); at your service, madam ( frml)
    2 ( en locs):
    a pie on foot
    queda muy cerca, podemos ir a pie it's very near, we can walk o go on foot
    ¿vamos a pie o en coche? shall we walk or take the car?
    esta semana ando a pie ( AmL); I'm walking everywhere this week
    una nota a pie de página a note at the foot of the page
    viviendas a pie de playa ( Esp); houses with access to the beach
    oficina a pie de calle ( Esp); office with direct access to the street
    una entrevista a piecalle ( Esp); an interview in the street
    experimentos a pie de aula ( Esp); experiments in the classroom
    al pie ( Col); very close, just round the corner
    de pie standing
    estuvimos de pie casi dos horas we were standing (up) o we were on our feet for almost two hours
    tuvimos que viajar de pie todo el camino we had to stand all the way
    ponte de pie stand up
    en pie: estoy en pie desde las siete de la mañana I've been up since seven o'clock this morning
    ya no podía tenerme en pie I could hardly walk/stand, I was ready to drop
    sólo la pequeña iglesia quedó en pie only the little church remained standing
    queda en pie la cita para mañana our date for tomorrow is still on
    mi oferta/la promesa sigue en pie my offer/the promise still stands
    ganado en pie ( AmL); livestock, cattle on the hoof
    a pie pelado ( Chi); barefoot, in one's bare feet
    a pie(s) juntillas: está siguiendo a pies juntillas las indicaciones de sus superiores he's following his bosses' instructions to the letter
    se cree a pies juntillas todo lo que le dicen he blindly believes every word he's told
    buscarle tres or cinco pies al gato ( fam) (buscar complicaciones) to complicate matters, make life difficult; (exponerse al peligro) to ask for trouble ( colloq)
    cojear del mismo pie ( fam); to be two of a kind ( colloq), to be tarred with the same brush ( colloq)
    con buen pieor con el pie derecho: a ver si mañana nos levantamos con el pie derecho I hope things will get off to a better start tomorrow
    con los pies ( fam); badly
    esta camisa la debes haber planchado con los pies this shirt looks as if you ironed it with your eyes closed
    una solicitud escrita con los pies a very poorly written letter of application
    el gerente lleva la empresa con los pies the manager is making a hash o mess of running the company ( colloq)
    de esta casa me sacarán con los pies por delante they'll have to carry me out of this house feet first o in a box ( colloq euph)
    con los pies sobre la tierra with one's feet on the ground
    tiene los pies bien puestos sobre la tierra she has her feet firmly on the ground
    empezó con mal pie she got off to a bad start, she started badly
    hoy me levanté or empecé el día con el pie izquierdo I got up on the wrong side of the bed today ( AmE), I got out of bed on the wrong side today ( BrE)
    con pie(s) de plomo ( fam); very carefully o warily
    ándate con pies de plomo tread very warily o carefully
    dar pie a algo to give rise to sth
    su conducta dio pie a murmuraciones her behavior gave rise to o sparked off rumors
    no quiero que esto dé pie a una discusión I don't want this to cause o to be the cause of an argument
    darle pie a algn: no le des pie para que te siga criticando don't give him cause o reason o grounds to criticize you again
    de a pie common, ordinary
    el ciudadano de a pie the man in the street, the average man/person
    a mí me gusta hablar con la gente de a pie I like talking to ordinary people
    de la cabeza a los pies or de pies a cabeza from head to foot o toe, from top to toe ( colloq)
    echar pie atrás ( Chi); to back down
    en pie de guerra on a war footing, ready for war, on full alert
    en (un) pie de igualdad on an equal footing, on equal terms
    estar a pie ( Chi fam); to be lost ( colloq)
    estar atado de pies y manos to be bound hand and foot, have one's hands tied
    estar con un pie en el estribo ( fam); to be about to leave
    me pillas con un pie en el estribo I was just on my way out o about to leave
    ya están con un pie en el estribo they're all set to go
    estar con un pie en la tumba or sepultura to have one foot in the grave
    hacer pie to be able to touch the bottom
    yo aquí no hago pie I can't touch the bottom here, I'm out of my depth here
    írsele los pies a algn: cuando empezó la música se me iban los pies once the music began I couldn't keep my feet still
    leche al pie de la vaca ( AmL); milk fresh from the cow
    nacer de pie to be born under a lucky star
    no doy/da pie con bola ( fam); I/he can't get a thing right
    no estirar los pies más de lo que da la frazada ( RPl fam); to cut one's coat according to one's cloth
    no tener ni pies ni cabeza to make no sense whatsoever
    el ensayo no tenía ni pies ni cabeza the essay made no sense whatsoever o was totally unintelligible
    un plan sin pies ni cabeza a crazy o an absurd plan
    pararle a algn los pies ( Esp); to take sb down a peg or two, put sb in his/her place ( colloq)
    perder pie (en el agua) to get out of one's depth; (resbalarse) to lose one's footing; (confundirse) to slip up
    pies de barro feet of clay
    un héroe con pies de barro a hero with feet of clay
    poner (los) pies en polvorosa ( fam); to take to one's heels, make oneself scarce, hotfoot it ( colloq)
    poner los pies en un lugar to set foot in a place
    hoy no he puesto pie en la calle I haven't set foot outside the house today
    por mi/tu/su (propio) pie unaided, without any help
    saber de qué pie cojea algn ( Esp fam); to know sb's faults o weak points
    salir por pies ( Esp fam); to take to one's heels, make oneself scarce, hotfoot it ( colloq)
    ser más viejo que andar a pie (CS fam); to be as old as the hills ( colloq)
    Compuestos:
    high instep
    athlete's foot
    ( Chi) dogtooth
    clubfoot
    B
    1 (de un calcetín, una media) foot
    2 (de una lámpara, columna) base; (de una copabase) base; (— parte vertical) stem
    4 (de una página, un escrito) foot, bottom
    una nota a or al pie de página a footnote
    remita el cupón que se acompaña al pie send off the coupon below
    un pueblo al pieor a los pies de la montaña a village at the foot of the mountain
    sigue mis instrucciones al pie de la letra follow my instructions to the letter o exactly
    repetí al pie de la letra lo que me dijiste I repeated word for word o exactly what you told me
    todos se habían ido, pero nosotros seguíamos al pie del cañón everyone had left, but we were still hard at it o still working away
    pies mpl foot
    Compuestos:
    little end
    name and title of signatory
    caption
    ( Col) (personal) manpower; ( Mil) standing army
    imprint
    footer
    slide gauge
    C ( Bot) cutting, slip
    Compuesto:
    rootstock
    ocho pies cuadrados eight square feet
    E ( Lit) foot
    Compuesto:
    F ( Chi) (depósito) down payment
    pie2
    /pai/
    ( AmL)
    pie
    * * *

     

    Del verbo piar: ( conjugate piar)

    pié es:

    1ª persona singular (yo) pretérito indicativo

    píe es:

    1ª persona singular (yo) presente subjuntivo

    3ª persona singular (él/ella/usted) presente subjuntivo

    3ª persona singular (él/ella/usted) imperativo

    Multiple Entries:
    piar    
    pie
    piar ( conjugate piar) verbo intransitivo
    to chirp, tweet
    pie 1 sustantivo masculino
    1
    a) (Anat) foot;


    tiene (los) pies planos she has flat feet;
    pie de atleta athlete's foot
    b) ( en locs)


    ir a pie to go on foot, walk;
    hoy ando a pie (AmL) I'm without wheels today;
    de pie standing;
    ponte de pie stand up;
    en pie: estoy en pie desde las siete I've been up since seven o'clock;
    no puedo tenerme en pie I can hardly walk/stand;
    solo la iglesia quedó en pie only the church remained standing;
    mi oferta sigue en pie my offer still stands;
    a pie pelado (Chi) barefoot, in one's bare feet;
    de a pie common, ordinary;
    de la cabeza a los pies or de pies a cabeza from head to foot o toe, from top to toe (colloq);
    en pie de guerra on a war footing;
    en (un) pie de igualdad on an equal footing;
    hacer pie to be able to touch the bottom;
    levantarse con el pie derecho to get off to a good start;
    no tener ni pies ni cabeza to make no sense whatsoever;
    por mi/tu/su (propio) pie unaided, without any help
    2
    a) (de calcetín, media) foot

    b) (de lámpara, columna) base;

    ( de copabase) base;
    (— parte vertical) stem;
    ( de montaña) foot
    c) (de página, escrito) foot, bottom;

    una nota a or al pie de página a footnote;

    al pie de la letra ‹copiar/repetir word by word, exactly
    d) ( de cama) tb


    3
    a) ( medida) foot

    b) (Lit) foot

    pie 2 /pai/ sustantivo masculino (AmL) pie
    piar vi (pájaro) to chirp, cheep, tweet
    pie sustantivo masculino
    1 (de una persona) foot
    ponerse de pie, to stand up
    pies planos, flat feet
    2 (de una columna, lámpara, etc) base
    3 (de una copa) stem
    4 (de una fotografía) caption
    5 (de un texto) foot
    una nota a pie de página, a footnote
    6 (medida) foot
    ♦ Locuciones: dar pie a, to give cause for
    a pies juntillas, blindly
    al pie de la letra, to the letter
    con buen/mal pie, on the right/wrong footing
    con pies de plomo, cautiously
    de pie, standing up
    de pies a cabeza, from head to foot
    ' pie' also found in these entries:
    Spanish:
    A
    - bola
    - caminar
    - cañón
    - ciudadana
    - ciudadano
    - cojear
    - compartir
    - dedo
    - dormirse
    - empanada
    - enredarse
    - excursionista
    - flojera
    - gráfica
    - gráfico
    - guerra
    - hormiguear
    - hormigueo
    - lámpara
    - letra
    - levantarse
    - migaja
    - nacer
    - parada
    - parado
    - pararse
    - pastel
    - patear
    - patín
    - perchero
    - planta
    - pulgar
    - punta
    - reloj
    - resistir
    - sostenerse
    - talón
    - tenerse
    - uña
    - vadear
    - ver
    - zancadilla
    - a
    - agachar
    - amoldar
    - bien
    - budín
    - buscar
    - calambre
    English:
    accused
    - athlete's foot
    - bare
    - base
    - bed
    - book
    - bottom
    - caption
    - circumscribe
    - clubfoot
    - custard pie
    - dead
    - easy
    - floor lamp
    - foot
    - foothold
    - footing
    - footnote
    - ft
    - grandfather
    - hike
    - hill
    - impression
    - imprint
    - instep
    - itch
    - letter
    - man
    - meat pie
    - mince pie
    - on
    - pace
    - pie
    - pie chart
    - press
    - print
    - promenade concert
    - rambler
    - remain
    - rise
    - roll out
    - salt
    - sole
    - stamp
    - stamp down
    - stand
    - stand up
    - standing
    - standing ovation
    - standing room
    * * *
    pie nm
    1. [de persona] foot;
    estos zapatos me hacen daño en los pies these shoes hurt my feet;
    a pie on foot;
    prefiero ir a pie I'd rather walk o go on foot;
    estar de o [m5] en pie to be standing;
    ponerse de o [m5] en pie to stand up;
    llevamos dos horas de pie we've been on our feet for two hours;
    llevo en pie desde las seis de la mañana I've been up and about since six in the morning;
    la oferta sigue en pie the offer still stands;
    echar pie a tierra [jinete] to dismount;
    [pasajero] to alight;
    se me fueron los pies [resbalé] I slipped, I lost my footing;
    se me iban los pies con la música my feet were tapping along to the music;
    perder/no hacer pie [en el agua] to go/to be out of one's depth;
    Formal
    a sus pies at your service;
    el ciudadano de a pie the man in the street;
    en pie de igualdad on an equal footing;
    en pie de guerra on a war footing;
    pies de barro: un héroe/líder con (los) pies de barro a hero/leader with feet of clay;
    Fam
    buscar (los) tres o [m5] cinco pies al gato to overcomplicate matters;
    de pies a cabeza from head to toe;
    con buen pie: empezar con buen pie to get off to a good start;
    terminar con buen pie to end on a good note;
    caer de pie [tener suerte] to land on one's feet;
    no dar pie con bola to get everything wrong;
    con el pie derecho: empezar con el pie derecho to get off to a good start;
    estar con un pie en el estribo to be about to leave;
    a pies juntillas unquestioningly;
    levantarse con el pie izquierdo to get out of bed on the wrong side;
    con mal pie: empezar con mal pie to get off to a bad start;
    terminar con mal pie to end on a sour note;
    nacer de pie to be born lucky;
    andar o [m5] ir con pies de plomo to tread carefully;
    pararle los pies a alguien to put sb in their place;
    Fam
    poner pies en polvorosa: al llegar la policía, puso pies en polvorosa when the police arrived, you couldn't see him for dust o he legged it;
    poner los pies en o [m5] sobre la tierra to get a grip on reality;
    Esp
    saber de qué pie cojea alguien to know sb's weaknesses;
    Fam
    salir con los pies por delante to leave feet first o in a box;
    Esp Fam
    salir por pies to leg it;
    no tener ni pies ni cabeza to make no sense at all;
    tener un pie en la tumba to have one foot in the grave
    no tenerse en pie: no me tengo en pie I can't stand up a minute longer;
    esa teoría no se tiene en pie that theory doesn't stand up
    pie de atleta athlete's foot;
    pie de cabra crowbar, Br jemmy, US jimmy;
    pies de cerdo (pig's) trotters;
    pies planos flat feet
    2. [base] [de lámpara, micrófono] stand;
    [de copa] stem; [de montaña, árbol, escalera] foot;
    al pie de la página at the foot o bottom of the page;
    al pie de o [m5]a los pies de la cama/de la montaña at the foot of the bed/mountain;
    al pie de la letra to the letter, word for word;
    sigue las instrucciones al pie de la letra follow the instructions to the letter;
    copiar algo al pie de la letra to copy sth word for word;
    no hace falta que lo interpretes al pie de la letra there's no need to interpret it literally;
    al pie del cañón: ahí está, siempre al pie del cañón there he is, always hard at work
    pie de foto caption;
    pie de imprenta imprint;
    Informát pie de página footer
    3. [unidad de medida] foot;
    mide tres pies de ancho it's three foot o feet wide
    4. Teatro cue;
    Fig
    dar pie a [críticas, comentarios] to give rise to;
    [sospechas] to give cause for; Fig
    dar pie a alguien para que haga algo to give sb cause to do sth
    5. Lit [de verso] foot
    pie quebrado = short line of four or five syllables alternating with longer lines
    6. pie de lobo [planta] clubmoss
    7. pies de gato [botas] rock boots
    8. Chile [anticipo] down payment
    * * *
    m
    1 de estatua, lámpara base
    2 de persona foot;
    a pie on foot;
    al pie de at the foot of;
    de pie standing;
    estar de pie be standing (up);
    en pie stand up;
    de pie fig: por cansancio be ready to drop;
    de pies a cabeza from head to foot;
    no tiene ni pies ni cabeza it doesn’t make any sense at all, I can’t make head nor tail of it;
    levantarse con el pie izquierdo get out of bed on the wrong side;
    con buen/mal pie empezar get off to a good/bad start;
    con los pies fig badly;
    estar en pie be up, be out of bed;
    estar en pie de guerra be on a war footing;
    cinco pies al gato fig make things difficult, complicate things;
    a give rise to, generate;
    echar pie a tierra go ashore;
    estar al pie del cañón fig be hard at work;
    hacer pie touch bottom;
    no hacer pie en piscina be out of one’s depth;
    do everything wrong;
    parar los pies a alguien take s.o. down a peg or two fam ;
    saber de qué pie cojea alguien fig know where s.o. is coming from;
    poner pies en polvorosa fam take to one’s heels fam ;
    salir por pies hotfoot it fam, make o.s. scarce;
    pie de la cama foot of the bed;
    pies planos flat feet
    * * *
    pie nm
    1) : foot
    a pie: on foot
    de pie: on one's feet, standing
    2) : base, bottom, stem, foot
    pie de la cama: foot of the bed
    pie de una lámpera: base of a lamp
    pie de la escalera: bottom of the stairs
    pie de una copa: stem of a glass
    3) : foot (in measurement)
    pie cuadrado: square foot
    4) : cue (in theater)
    5)
    dar pie a : to give cause for, to give rise to
    6)
    en pie de igualidad : on equal footing
    * * *
    pie n
    1. (de persona) foot [pl. feet]
    2. (de estatua, lámpara, etc) base
    ponerse de pie to stand up [pt. & pp. stood]

    Spanish-English dictionary > pie

  • 6 xabarciar

    Xabarciar, tratar, vender, cosas de poco valor, tratantes de escasa monta. —Cundu you yera un guaxín prexenciéi 'l tibeiru que cheldarun les Xabarceires de la miou aldina con la sou pótchina Facunda ya 'l Pascualón el Xitanu, lu que non cuntaba you yera qu'al currer el tempu tamén me diba ver encibiétchau per mor de la ñecexidá en tener que faer de xabarceiru, ya nagora mesmu comu tóu nisti dicionariu xirbe d’escola, nagua mexor qu’istes estories pa comprendier con mexor vidayu les ñaturales ya ximples costumes de la Nuexa Xantiquina Tierrina, que güéi nel díe tan sous ancestrus nes manes fedientes ya utreresques de prexones tan rapiegues ya llimiagues, que l'únicu que fan ye mistificar les nuexes costumes ya Chingua, menus mal que col tempu les xeneraciones d'astures venideiras xabran poñer les couxes nel sou xeitu, pos conista esperancia trabayu you xin escanxu ya m'allegre ya enxemáu de gociu, perque you séi, ya xuru per toes mious ceyencias con tou la fuercia del miou alma, qu'angún díe non mu xeru, tous lus entroyáus trabayus fechus per lus Amigus del Bable ya de lus del Conceyu Bable, que güéi amindi me pieschen toes les portes, per el baldrayante miéu que xin me dexen xueltu, dalgún d'echus nun me valdríe amindi nin p'arrátchar el cuchu de lus bracus. Axín que ya ta tóu faláu, ya tous lus que nun s'atopen nes arrañáes pradeires del enxútchu vidayu, comprendieran, que toes istes xentaques per minde nomáes nun son namái que pioyones ou paráxitus. TRADUCCIÓN.—Cuando yo era pequeño presencié el sonado escándalo que prepararon las tratantas de mi aldea, por la causa de la su pollina Facunda y de Pascualón el Gitano, lo que no pensaba yo por aquel entonces, era que al transcurrir los años, me iba a ver envuelto por causa de la necesidad o cualquier otra razón parecida, en trabajar como tratante verdulero, frutero, xabarceiru, pero ahora mismo, y como según mi parecer todo en este diccionario ha de servir de escuela, pues nada mejor que estas historias verdaderas, para comprender con mejor entendimiento y sencillez, las naturales y simples maneras, costumbres y diversas cosas de Nuestra Santina Tierrina, pues con grande pena hoy yo estoy viendo, como sus más respetables y queridos ancestros, son manejados ultrajantemente, por personas que faltas de dignidad, amor a la Tierrina y respeto hacia sus sagrados ancestros, están dándoselas de entendidos mistificando toda la "Cultura de Asturias”, pero yo se muy bien, que con el tiempo las generaciones de astures venideras sabrán poner todas las cosas en el lugar que sabiamente les corresponde, con esta hermosa esperanza trabajo yo hoy en día con alegría y cubierto de entusiasmado gozo, porque yo sé, y juro por todas mis creencias con toda la fuerza de mi alma, que algún día y no muy lejano, todos los estercolosos trabajos sobre la materia de la LLingua D'Asturies y sus Ancestros, que fueron basurescamente hechos por los Amigos del Bable y los del Conceyu Bable, que desde siempre, pretendo decir, que desde que nacieron porque mis humildes trabajos les hicieron con afán insano intentar crecer sin tener raíces para sostener su rancuaya creencia, no hicieron otra cosa que ponerme torgas en todas las puertas, por el cobardoso miedo que tenían, pues al dejarme suelto a mí, ninguno de ellos hoy existiría, y menos me serviría ni para limpiar la cubil de los cerdos. Así que ya está dicho todo sobre este asunto de estas asociaciones de la "Trelda", y yo creo que todas las gentes que no tengan las praderas del entendimiento secas y limpias de saberes, comprenderán perfectamente, que todas estas gentes por mi nombradas nada más que son parásitos. —Esta historia que ya de seguido les voy a relatar, terminó con mis huesos en la cárcel, por haberla yo contado en un pequeño libro tal como había sucedido. La verdad que you espatuxé ya galamiéi per tous lus llugares de la miou Tierrina con mu pouca xuerti, quiciavis fora que ñaciera pa ser un esgraciaín ou que les couxes teñíen que cheldaxe axindi, güéi nel díe que ya vou pa viétchu tou contentu de ver vivíu miou vida de la maneira que lu fexe, perque xin axindi nun fora, poucu ou nagua podría cuntar de les costumes ya llingua de miou mantina Tierrina. Xin lus Roxus viexon ganáu l'engarradiétcha, que tal couxa viexen fechu senún se xebraren en tantus partíus pollíticus que nun dexaben llugar pa l'esciplina, pos tóus queríen mangoniar, escutír, ya tou 'l mamplenáu de tibeirus xabarceirus que manexaben, metantu que lus fascioxus afilaben les nabayes p'achuquinar piscuezus, falules you, que xin lus Roxus viexen ganáu, xeguramente que you nun taríe nagora fayénduyes isti dicionariu, perque xeguramente miou pá me viexe adeprendíu dalguna carreira d'inxinieru, maestru, aboguéu, etc., etc., ya me xebrarie del ñatural vivir ganándume 'l pan nes mesmes fontes ancestrales de les nuexes costumes ya llingua, que ye dou s'abaya tou 'l ancestru ximple, ñatural ya fidalgu d'Asturies, Trubiétchu de la Patria España. —Toes les prexones xebráes d'istus ñaturales y xantiquinus llugares de la miou embruxadóura ya melgueira Tierrina, nun poden querecha na fondeirá de sous raigones, nin tampoucu puén faer el munchu trabayu qu'entavía se ñecexita pa poder cheldar en bom xeitu la Nuexa Palancia, ya toa l'ancestral cultura de la Tierrina. —Existi un reflán astur que díz, que lus nenus pa que queran ben a la sou má tenen que mamar nel sou entamu fasta qu’isti d’afechu s’escose. “TERESA, LA JUSTICIA Y LOS ELEGANTES TIMADORES DE NUESTRO TIEMPO" —No son los timadores de mi tiempo, tan desgraciados y tan cándidos como lo era Pascualón el gitano, pues estos indecentes y asquerosos gitanos de hoy día, no son de la raza “calé” (pobrecitas estas humildes y desventuradas gentes, cuanto desde niño las he querido admirado, y cuantos compañeros en la vida he tenido que eran gitanos, siendo todos ellos estupendos camaradas y soberbios muchachos). —Digo que los gitanos de hoy día, son la escoria que dejo la guerra entre la raza despreciable de algunos “payos”, y a uno de ellos, le voy a retratar en estas páginas lo mejor que pueda, sin quitar, ni poner nada, simplemente voy a contar cuanto ha sucedido. —Habíame yo caído trabajando como calderero en el montaje, y rótome el cumal (la columna), quedando de resultas de este llumbazu (caída) inútil para el trabajo que profesaba, y en una situación bastante desesperada, porque las pensiones que asignan a los mutilados trabajadores españoles, son las mayores canalladas y porquerías, que no le alcanzan al desventurado lisiado, ni para comer un plato de sopas cada día. Así pues, había rótome las costillas toda mi vida trabajando para aquella miseria que me condenaba, a vivir el resto de mi existencia falto de todo, todavía para más fastidiarla, escuchando todos los días a los dirigentes de trabajo, bien con sus comedidas y estudiadas frases, que díganlas ellos y entiéndalas María Santísima, dirigiéndose al país, por el medio de la televisión, radio y prensa, que nos iban a dar tanto y cuanto. En resumen, que lo único que nos dan es una caca, tan grande tan asquerosa como ellos son. —Estaba yo de pensión por aquel entonces en casa de la señora Teresa, que era viuda de un desgraciado minero, que el pobre tuvo la triste desgracia para su esposa e hijos, de morirse en la cama abrazado por una enfermedad, y no haberlo hecho en la mina aplastado en una oscura y tenebrosa rampla por un costero, ya que si así hubiera sucedido, le quedaría a su viuda una pensión que aunque también fuese en demasía miserable, no sería tanto como la que le daban por el seguro de enfermedad, que ésta sí que no les algamía (alcanzaba) ni a ella ni a sus tres pequeños hijos, que el mayor aun no llegaba a los nueve años, ni para comer sin fartucase (hartarse), ni una vez a la semana. —Dentro de privaciones y de miserias endiabladas vivía Teresa, estirando la moleculosa pensión que no se espurría (alargaba), por ser en demasía encoyía (encogida) ya de crianza, y pensando yo que a esta triste situación que a ella acompañaba, sin galga (freno) que me detuviese en desfrenada carrera me acercaba, decidimos dedicarnos al trato, para ver si de esta forma lográbamos despegarnos de las miserias que nos rodeaban. —Creo que no hace falta decir, que la Ciencia le hizo correr al progreso con tanta prisa, que desde aquella inolvidable y lejana época de las Xabarceiras, que recorrían las aldeas, romerías y mercados, vendiendo las frutas y demás productos, que transportaban a lomos de los humildes burros, hasta nuestro tiempo, el progreso con sus ingenios modernos, mitad emparentados en el agrado del Hacedor, y la otra parte con los mismos imaginares del propio demonio, hizo a las gentes moverse con apurante desatino, y por tal suceder hoy día, las personas que pretendan dedicarse a la industria de comerciar con las frutas u otras mercancías por las ferias y mercados, no pueden hacerlo sirviéndose de un jumento como medio de transporte, ya que si tal locura hicieran, no ganarían ni para darle un mal pienso a su pollino. —Por tal lleldar (acontecer) Teresa y yo, nos decidimos hacer camino en el oficio de Zabarceirus (tratantes), por eso nos centramos en el menester de comprar una pequeña furgoneta, de ésas que suelen ser a medio uso, y que nos la dieran a plazos, ya que yo no tenía una perrina (cinco céntimos), y ella tenía que pedir prestado el dinero de la entrada que había que pagar por el vehículo, a una conocida suya que sabedora de nuestras pretensiones, habíase decidido a prestárselo. —Así pues ya con esta determinación tomada, y ya completamente decididos a ganarnos la vida en este oficio, que la verdad era el único que me quedaba a mí, ya que a pesar de aún valer para un sinfín de profesiones livianas, no podía aspirar a ellas, porque para tal menester, se necesitaba una recomendación, o ser por lo contrario hijo o pariente de algún facistón de buena marca, faceta única y sin igual, que impera desde la guerra Civil para todos los efectos en mi Patria. Por esto, a poca curiosidad que cualquiera tenga para investigar en este denigrante panorama, se darán cuenta que en todos los ministerios de la nación, desde el que más manda, hasta el conserje que le franquea la puerta, son todos fascistas, divididos en falangistas, que hermoso y Humanitario partido es éste, si sus afiliados cumplieran los Credos que tan maravillosamente creo su Fundador, y la otra parte, está compuesta por exdivisionarios, exlegionarios, excombatientes, exlicenciados de las fuerzas armadas, etc. Y si quieren ustedes encontrar algún Rojo, búsquenlo en las profesiones más bajas y avasalladas del país. Esto que les cuento señores es la pura verdad, así que consideren la libertad que tendremos, cuando detrás de cada obrero, existe un patrón que le roba, y si el trabajador protesta, entonces aparece un látigo y una pistola que le hace por la vía de la fuerza, entrar en la senda de la esclavitud. —Digo yo, que para encontrar esa furgoneta que determinado teníamos de comprar, investigamos en las páginas de anuncios de los periódicos de provincia, por si alguna venía anunciada del tamaño y condiciones que nosotros necesitábamos. Y nuestra alegría fue grande cuando observamos en uno de los diarios que la Casa de Vulcano tenía una en venta, que la vendía dando como señal una pequeña entrada, y después el resto, que se podía pagar en cómodos plazos, también estaba revisada con esmero y garantía, según las manifestaciones hechas por el propio dueño, en la propaganda que de la furgoneta había anunciado, que aseguraba que el tal vehículo, se encontraba lo mismo que si fuese nuevo. —Así pues, en los últimos días del mes de Enero, del siguiente año del primer baile que los Humanos hicieran alrededor de la Luna, ensenderámonos la Teresa y yo camino de Oviedo, ilusionados y muy gozosos dentro del ánimo que nos movía, de comprar aquel vehículo, con el que pensábamos mejorar a fuerza de trabajar arduamente nuestra situación harto deficiente. Llegamos al fin en alegrosa compañía a la Casa de Vulcano, pudimos comprobar como en el amplio escaparate de su bien saneado negocio, estaba expuesta la furgoneta limpia y reluciente, con todas las apariencias a primera vista de ser una prenda de primera mano. Sin embargo, si fuésemos capaces de leer el destino, hubiésemos observado como los faros de la hermosa furgoneta, nos parecerían ojos vivos, que nos miraban guasonamente, como si de ante mano, ya se estuvieran mofando de nuestras nobles pero ilusas pretensiones, y a fe mía que nos consideraban una xunta (yunta) de fatones (bobos) que muy pronto iban a caer en las sutiles redes de el gitano de su dueño, que era el timador más despiadado, hábil y deshumanizado, de los muchos que protegidos por la ley, comían el escaso pan del pobre en la ciudad de Oviedo. —Tras mirar un buen rato nuestro xumentu de fierru (burro de hierro) pareciéndonos cuanto más lo reparábamos más hermoso y deseable, decidimos hacer entrada al establecimiento, ya con el firme propósito de hacer nuestra aquella furgoneta, que con la necesidad que nos embargaba nos había por completo sorbido el seso. —Nada más que pusimos los pies dentro de aquella industria del timo y el atropello, presentose ante nosotros sin mediar tiempo, igual que si esperándonos estuviera, un hombre de aspecto muy agradable, que llevaba plasmado en su rostro el maravilloso don de no saber hacerle mal a nadie, por lo que a mi primera impresión yo pude apreciarle, y mirándonos con sus ojillos vivarachos, que al mismo tiempo parecían del todo inocentes, brindándonos una amplia sonrisa, que se extendía de oreja a oreja, y estaba amurallada de una dentadura tan perfecta y amarfilada, que me hizo asegurar que aquel sujeto, no tenía suyo ni un sólo diente. Digo yo que a la par que así nos saludaba, se frotaba sus finas y blancas manos con verdadera insistencia, y así con esta presentación tan capitalista, tan engañadora y confianzuda, nos preguntó con su voz exquisita y halagadora, que en nada desmerecía a sus modales: —¿En qué puedo servir a tan distinguidos señores? —Teresa que era la que llevaba la voz cantante porque era la que tenía el paperío (el dinero), ahpoyándose en el vehículo que le interesaba, díjole sonriéndose dentro de una gozosa alegría que no pasó desapercibida ante la escrutante mirada de aquel granuja de timador de los tiempos modernos: —¡Verá usted, queríamos comprar esta furgonetina, si es verdad todo lo que de ella cuenta usted en el periódico! —¡Sí, verdad es todo cuanto he dicho en el anuncio, no tengan ustedes miedo ni temor alguno al engaño, porque esta mi casa se especializa en haber sido siempre muy formal y seria! —Yo que para nada me entrometí mientras que ellos hablaban, por no cortar a la Teresa que es mujer de larga parpayuéla (muy habladora), a la par que muy enfadadiza y voluble si se le corta la palabra, y como ella era la que relativamente iba a satisfacer la entrada y hacerse responsable de la compra, pues tan sólo me limité a observarles mientras que ellos hacían el trato, y después que terminaron de ponerse de acuerdo en todo, no haciéndome ningún aprecio a mí el vendedor, y creo que hasta me había considerado según mis propias apreciaciones, hombre tranquilo y de mermados arreos, pues como cuento, después de haber cerrado el trato, el Vulcano otra vez envuelto por aquella facilona sonrisa, que en él debía de ser una de sus armas más eficientes, preguntó a la par que se frotaba sus manos lleno de un dichoso contentamiento, que le llenaba de gozo, y no tanto por el dinero que en su trato había ganado, sino por la satisfacción que deduzco sentía, cuando timaba a las gentes con su hábil y exquisita maestría: —¿Bueno... y ahora... quién es el que va a revisar esta maravilla? —¡Quiero decir...! ¿quién va a conducirla? —Yo l’acaidonaréi (conduciré), le contesté a aquel individuo del que ya no me gustaba tanto ni su presencia ni nada que de él emanase, y seguido le pregunté ya siempre dentro de la desconfianza: —¡Y ahora dígame usted! ¿Es verdad que este vehículo se encuentra en buenas condiciones? —Tenga presente y compréndame usted, que esta señora lo precisa para tratar en frutas, y no le vaya a suceder, que si desea llegar con ella dónde se propone, tenga que comprar un burro para que remolque a los dos caballos de hierro, que hacen xuntura (yunta) en la furgoneta, y que por encontrarse quemados de tanto trotar, no les quede fuerza nada más que para hacer la carrera de prueba. —Pierda usted todo cuidado, y no haga con sus ingeniosas bromas menosprecio de mis honrados intereses, que no vivo yo a cuenta de engañar a mis queridos y siempre respetados clientes. Manifestó Vulcano poniéndose muy serio, pero sin apearse en ningún momento de su sonrisa, que por ser tan permanente se hondeaba en la sospecha de ser equivocadora y seguido apuntalóse en hacer su propia propaganda de la siguiente manera: —Mire, no olvide nunca, me dijo Vulcano poniéndome cariñosamente una mano encima de mi hombro, que la Casa de Vulcano, es tan honrada como la misma Audiencia, dónde se reparte la ley castigando y persiguiendo toda trampa e injusticia, por eso yo efectúo mi trabajo, bajo la respetuosa sombra de la justicia. —¿Acaso ha pensado usted que yo soy un gitano? —¡No querido amigo, si en esa desconfianza su imaginación trabaja, siento asegurarle que se encuentra usted muy equivocado, pues todos en esta ciudad me conocen, y saben que soy un honrado industrial respetado y querido, tanto por los rectos servidores de la ley, como por todos los demás que estamos obligados a no burlarnos del eficiente sistema de la justicia, que hace que todo ciudadano se sienta protegido, tanto su integridad física, como los intereses que honradamente le pertenezcan! —Y ya por última vez les aseguro que este vehículo se encuentra en perfecto funcionamiento, y hasta puedo permitirme el lujo de decirles, que pueden viajar con esta estupenda furgoneta, sin la más mínima preocupación, y sin el menor problema posible, no sólo al más apartado rincón de Asturıas, sino hasta la alejada Barcelona, sin que este motorín, deje de funcionar ni un momento, ni se empapice (ahogue) ni una sola vez. Aseguraba Vulcano, centrándose en una encendida adulación hacía su “jumento de hierro", que tal parecía que le estuviese jurando al General Franco, que era él, el más horado y disciplinado comerciante, de toda la nación española. —Yo que ya había comprendido que aquel tipejo era una asquerosa rata que no había veneno que la matase, le dije que estaba muy bien todo cuanto había dicho, y después le pregunté, que si podíamos ir a dar una vuelta con la furgoneta, para asegurarnos, que efectivamente era el vehículo la maravilla que con tanto ardor y fuerza él nos había pintado. —¡No, hoy no puede ser! Aseguró Vulcano, y seguidamente dijo, que antes era menester de asegurarla, y abonar la entrada en el Seguro de la Patria Hispana, entidad que con buen acierto, según él, pastoreaba su negocio. —¡Así qué ahora mismo, vamos a ir la señora y yo hasta dicha agencia, para poner en orden dicho asunto, y pasado mañana ya pueden ustedes circular con el vehículo por dónde les venga en gana! “CUNDU LA TAREXA SE MEXOU DE MIEU” “CUANDO LA TERESA SE MEÓ DE MIEDO” —El sábado por la mañana que era el día señalado para recoger nuestra furgoneta, llegamos la Teresa y yo hasta los reinos de Vulcano con el ánimo plagado de alegría y embargados por una ilusión gozosa, pues íbamos a ser dueños de un vehículo, que nos permitiría sin ningún genero de dudas, llegar hasta los mercados más apartados de la Tierrina, y mejorar en el oficio de xabarceirus nuestra situación harto oprimida, tantas cuentas habíamos ya barajado y todas ellas navegantes en alegrosas ganancias, que creído nos teníamos que íbamos a ganar el oro y el moro, que incautos éramos que no nos detuvimos ni por un sólo momento en el pensar, que el que hace las cuentas adelantadas sin tener dineros para cubrirlas, por fuerza que tiene que hacerlas un par de veces, siendo la última la más válida. —Digo yo que cuando llegamos al escaparate dónde se lucía nuestra furgoneta, ya estaba al lado de ella el Vulcano, y tal a mí me pareció, que cuidaba a ésta con tanto mimo, como si fuese industriada en la herrería del mitológico dios que lleva su nombre. —Y a la par que nos saludaba con la misma sonrisa y frotamiento de manos que en anterior ocasión nos había dedicado, con su bien timbrada voz nos dijo, ocultando una guasa que no se me paso desapercibida: —¡Ya les estaba esperando señores, pues yo se muy bien por la larga experiencia que poseo en estos menesteres, que iban a ser ustedes muy puntuales, como corresponde a todas las gentes que arden dentro de los agradables deseos de hincarle el diente, a lo que de antemano han saboreado como manjar sabroso! —¡Así que aquí tienen ustedes la documentación y todos los requisitos necesarios para poder circular con la furgoneta sin que nadie les moleste. Y ahora sólo me queda desearles buena suerte, tanto en los viajes que emprendan, como en los negocios que puedan hacer, que en estos está precisamente el valer de las gentes! —Hicimos muy satisfechos y animados acomodo la Teresa y yo dentro de los dos caballos de hierro, dejando al que resultaría ser un astuto gitano, frotándose sus manos, y sonriéndose tanto para afuera como para sus podridos y asquerosos adentros, festejándose dentro del timo que terminara de hacernos. —Empezó la furgoneta a rodar dirigida por mí que no cabía en mi gozo de contento, por las calles de Oviedo abajo, con ánimo de alcanzar la carretera general y ensenderarme en la ruta de Gijón o Avilés, dónde pensado tenía probar aquella máquina, vendida por el que resultaría se el mas fino gitano, que timaba sin conciencia a las pobres gentes, sin encontrar jamás a un juez, que hiciera con él el escarmiento que años atrás había hecho Juan Antonio el falangista con Pascualín el de los enredos. —Teresa que iba sentada a mi lado, recostada cómodamente en aquel asiento, que tenía más pringue que la solapa de un mendigo a la salida de un frío invierno, me dijo endiosada de alegría por sentirse dueña de aquel maravilloso ingenio: —¡Este Vulcano tiene cara y presencia de ser una buena persona, de ser un hombre bondadoso y bueno, a par que sabe lucirse con su cautivadora sonrisa, en el agradable lugar de la educosa simpatía, la verdad que a una le presta en grande tratar con señores tan serviciales y educados. Hay que ver la finura y delicadeza que este buen señor conmigo se gastó, me trato lo mismo que si fuese una gran señora, no me cave duda que todo en él se dibuja como un caballero respetable y encantador, tan bien parecido, tan elegante, tan guapo, tan... En aquellos momentos unos empapizamientos harto sospechosos en el motor de nuestros dos caballos hízole a la Teresa hacer un descanso en el continuar ensalzando los engañosos enseñares de su hábil timador, y en la sazón que su alborozada alegría íbasele marchitando por el ya continuo pedorreo que alumbraba sin interrupción el motor, preguntóme muy apuradamente, haciendo aposiento en el lar de la nerviosa y asustadiza preocupación: —¿Per quéi demontres s’afuega la miou forgonetina que tantu se queixa Xuliu? —(¿Porqué demonios se ahoga mi furgoneta que tanto ruge Julio?). —Yo que ya sin ninguna duda empezaba a olerme el fino timo, que el cobarde y sucio Vulcano hubiera ordeñado en nuestro enflaquecido bolsillo, contestele arrugando el ceño, poniendo un gesto rabioso y despreciativo, buscando en mi imaginación con prisa, la forma de centrar en ley, aquel moderno y educado gitano de los jumentos de hierro de nuestro tiempo: —Me parece Teresa, que dentro de breves momentos, vas a ver dentro de tu cerebro, a ese encantador, respetable y guapo Vulcano, que no hace ni un minuto no tenías tu boca para aponderarle, te aseguro que le vas a ver del mismo despreciable color del diablo, y esto es así, porque esta furgoneta comienza a quejarse de una de sus muchas mortales heridas, que será con seguridad la más pronunciada de cuantas tiene. —¿Qué es lo que pretendes decirme Xuliu? Preguntó de nuevo Teresa ya ausente de toda alegría, empezando a subir la primera escalera del miedo del desespero. —La verdad Teresa, es que viajamos ajinetados encima de un montón de chatarra, por esta razón he de ir con buena cuenta hasta que de hecho me dé por sabido, qu’acaidono (que dirijo) una maquina, que ha puesto en mis manos ese desalmado de timador de Vulcano, que está predestinada sin ningún género de dudas, hacer en cualquier momento descalabros con las vidas de la inocente gente, que a cada paso cruzamos. —Ya nos hallábamos en las afueras de Oviedo, y comenzábamos a bajar una pequeña cuesta que existe a la entrada de la Corredoria, cuando un bache de los muchos que alumbrábanse por aquel entonces en la carretera, hizo que la dolorida furgoneta se bandaleara ostensiblemente, y en tal baile, abriéronse con verdadero estruendo ambas puertas, despedazándose los cristales y estropeándose en mala manera parejas portezuelas, con tal atronador ruido, que la buena Teresa encogiéndose en el asqueroso asiento, cosida por un miedo que le hizo mearse, dijo temblándole su voz que era dominada por su espantoso miedo: —¡Frena, frena en el instante Xuliu, por todos los demonios del infierno xuntus (juntos), consigue de una vez que se detenga esta asesinadora chocolatera, que bien me parece que intenciones le sobran de hacer mudanza con nuestras vidas, fayéndunus esfuechiquéus na peyeya! (haciéndonos desolladuras en el pellejo). —Hice con toda la rapidez que pude, que se detuviera aquella furgoneta tan destartalada, y al pretender asegurarla mejor con las miras de apearnos para presenciar los primeros destrozos que se rellumbraben (relucían) en aquella infernal máquina, así el freno de mano y tiré de él para colocarle en su lugar de frenada, pero no respondió a su obligación, pues rompiéndose, quedeme con la manilla entre las manos, pensando ya con toda la razón del mundo, que aquella máquina era la causante de un timo que no tenía perdón, y también poseía hechura de ser un perfecto sabotaje. —Teresa que ya se había apeado de la furgoneta movida por la rapidez que injerta el miedo, hallábase en la cuneta de la carretera hilvanada por un ataque de nervios, con sus manos puestas encima de la cabeza, centrada en el más airado desespero, envuelta en un mar de lágrimas miraba para su vehículo desilusionada y atormentada, no dando crédito a lo que presenciaba, que era a todas luces la ruina más grande que en toda su existencia le había caído encima, pero cuando me vio con aquel fino hierro en forma de manilla en mi mano, me preguntó al tenor que buscaba en su boleo un pañuelo para enxugarse (enjuagarse) las lágrimas: —¿Qué diantres de fierru ye ísi Xuliu? —(¿Qué demonios de hierro es ése Julio?). —Yo que reparaba con verdadera lástima a la Teresa, al mismo tiempo que se me escapaba la risa, y el caso no era para menos, le respondí mirando para la manilla a la par que movía la cabeza para los lados con síntomas de verdadero desprecio y asco, hacia aquel gitano timador de Vulcano: —¡Poca cosa Teresa, sólo un defecto más de los muchos que tiene este jumento de hierro que te vendió tu encantador Vulcano! ¡Vaya una rata de cábila que está hecho tu simpático timador! ¡Y ahora deja ya de chorar (llorar), y no le reclames al Cielo un favor que no ha de enviarte, y búscame con rapidez un par de cuetus (piedras), para forrar las ruedas de esta endemoniada chocolatera, con la que el tú fino señor Vulcano, por mediación de mis inocentes manos, pretendía industriar un achuquinamientu (asesinato) entre las tranquilas gentes de la ciudad de Oviedo! —Teresa atenazada por una incontrolable rabia que le raguñaba (arañaba) sus doloridas entrañas, dijo a modo de juramento clavando sus brazos palabras en el firmamento: ¡No me nomes más isi rapiegu con focicu de llabascu, non me lu nomes más, si ye que apreciesme dalgu, ya permita el Faedor que tou lu puéi y'escosá couxa fae, que lu fienda una centecha pente les pates en dos Vulcanus! —(¡No me nombres más a ese zorro con hocico de marrano, no me lo nombres más, si es que me aprecias algo, y permita el Hacedor, que todo lo puede y muy poca cosa hace, que lo parta una centella por entre sus piernas en dos Vulcanos!). —¡Nunca pensé yo que pudiese vivir en este mundo un ladrón tan desalmado y tan grande, que hace su riqueza y bienestar engañando a pobres viudas tan desventuradas como yo, que no tengo más riqueza que el Cielo sobre la cabeza y la insegura tierra bajo mis pies, y para encima de no tener nada, todavía me acompaña la triste desgracia de tener que pagar a Pilar la del Comercio las quince mil pesetas que me prestó para dar la entrada de esta endiablada furgoneta. Poco he de pedir y menos Justicia ha de haber, si a este zorrastrón, si no me devuelve los mis cuartos, no le busco una buena corripa (celda) en la cárcel. Y no sólo por el cobarde ladronizo que me hizo, sino por el pretender arrancarme la vida, y dejar a los mious protetayus fiyinus (mis pobrecitos hijos), sin el menguado pan que puedo proporcionarles y el grande cariño que por ellos siento! —No te alumbres por más tiempo en el lar del sufrimiento Teresa, pues más bien debías de ofrecerle gracias al cielo, porque permitió que nadie saliese con heridas de este descalabro. Y ahora si haces caso de lo que yo te aconseje, va tener que abonarte este despreciable de timador gitano, el dinero que le has entregado, y que se haga cargo de la furgoneta, y sino que la arregle con la decencia que encierra el caso. —Esto le decía yo a la Teresa, a la vez que valiéndome del cinto que sostenía mis pantalones, y de un precioso lazo de terciopelo que la Teresa llevaba anudado a su largo cabello, ataba entrambas portezuelas para poder salir del paso, y cuando mañosamente lo logré, díjele a la Teresa que aún seguía tan desconsolada, y lucíase aún más rabiosa que cuando nos sobrevino el accidente: —¡Güenu Teresa, deixa ya de mexaretar tal corrompináu de chárimes que v’escosásete la fuercia pel furacu lus güeyus (bueno Teresa, déjate ya de mear tantas lágrimas, que se te va a escapar la fuerza por el agujero de tus ojos), y súbete a la furgoneta que nos vamos a ir hasta Noreña a visitar el garaje de un conocido mío, para que revise a conciencia este endemoniado ingenio, y nos diga de una vez, las hendiduras que tiene ocultas esta chocolatera que nos ha vendido el timador de Vulcano. —Teresa que en esto ya se había serenado un poco, aunque todavía alumbrara algunas rebeldes lágrimas, dijo dentro de su maurera de miéu (madurera de miedo): —¡No me ofendas, no lo hagas por el amor que le tengo a la santina de Covadonga, no me tientes por el mismo hacedor que debe de estar riéndose de mi allá en su Cielo, no me empujes para que haga lo que no deseo Xuliu. Pues no me sentare dentro de esa infernal máquina de asesinar gente, ni por todo el oro que tiene el Banco de España almacenado en forma de relucientes y apetitosas barras, y mira que es abundante lo que el otro día nos enseñaron por la Televisión sus manejadores. Vete tu sólo si deseas morir donde te plazca, ya que nada más que tu pobre vida tienes que perder, pero yo tengo tres hijos inocentes y pequeninus, que cuélgame con grande fuerza de las entretelas de mis sentidos, no quiero morirme y dejarlos desamparadinos, a merced de este endemoniado mundo, que cada día me parece que tiene menos verdad y menos justicia, que cada día me parece que el pobre dentro de él, si suprimimos las calamidades y las sufriencias, tiene muy poco que hacer. ¿Qué sería de los tres pedacinos de mi corazón, si se quedaran si su madre, en la triste edad que los probitinus aun no saben de dónde comen? (EL GARAXISTA) "EL GARAJISTA" —Por muchos razonamientos que sostuve con Teresa para convencerla con el fin de que me acompañase, no llegué a persuadirla ni en lo más mínimo, pues todas mis razones nada valían, para vencer el miedo que en aquellos desventurados momentos la dominaba, y no consiguiendo ni de una forma ni otra que subiese a la furgoneta, encaminome yo sólo hacía Noreña, al cansino paso de los viejos jumentos de los antiguos gitanos, conduciendo aquel destartalado ingenio, que era en verdad un innegable peligro público. —Llegué a la postre a mi destino, y contéle sin demora cuanto me había sucedido al garajista por mí conocido. Este esperó unos momentos para que se desfatigase el cansado ahogado motor, después volviéndole a poner en marcha, escuchole atentamente el trote quejumbroso que alumbraba, y seguido dio comienzo con seguro tiento a desmontarle algunas de sus piezas, y cuando le encontró las variadas enfermedades que tenía, dijo envuelto su rostro en una sonrisa que podía tener todos los significados: —Desde luego amigo mío, no sé como has sido capaz de llegar desde Oviedo hasta aquí con esta chocolatera, suerte has tenido de no partirte la sesera por el camino. ¡Tuvo que quedarle la conciencia “si es que la tiene” a ese gitano de Vulcano harto desajustada, porque hay que tener muy poco amor hacía el prójimo, y ser un timador sin la menor entraña, para vender un coche en las condiciones que se encuentra éste. Ahora que tratándose de Vulcano no me extraña en absoluto, ya que todo el mundo sabe en Oviedo la clase de elemento que está hecho! —Ten presente, y esto que te voy a contar ya lo he discutido muchas veces con otras personas, que algunas de las desgracias que suceden en las carreteras es por culpa de estos timadores gitanos de los jumentos de hierro, que venden coches usados, que son verdaderos cacharros que ni para el desguace sirven, y lo peor de todo, es que saben hacer de la ley un pandero, y enriquecerse a cuenta de las inocentes gentes, que no comprenden en el peligro que se divierten cuando compran un vehículo usado, pero todo esto ten por seguro que algún día ha de terminarse, cuando algún juez con buen ingenio, colóqueles un anillo que encarcele ya para siempre sus astutos timos, con una nueva ley para tal menester, que todavía nadie ha creado. —Bien dices amigo mío, pues todo este ladronizo y peligro público que tenemos todos de perder en cualquier momento la pelleja en la carretera, por la causa de estos desalmados gitanos de los jumentos de hierro, silenciárase d’afechu si la ley les castigara y persiguiera con más entusiasmo. —Recuerdo que cuando yo era pequeño la ley perseguía y castigaba a los gitanos que en aquella difícil época había sin tener la más mínima consideración con ellos. Y todo era, porque aquellos gitanucos de los tiempos d’endenantes (de antes), eran pobres de toda riqueza y ciegos de toda cultura, pues aquellos desarropadinos y desventurados gitanos, por muy listos que se alumbrasen, no podían hacer grandes cosas, y por eso vivían tirados por los caminos, despreciados por las gentes y perseguidos en todo instante por una ley que no les dejaba de su mano ni a sol ni a sombra, arrastrando cansina y resignadamente sus estómagos cosidos por el hambre, enseñando un color cadavérico en sus huesudos rostros, por el que uno imaginaba a la negra hambre a la que estaban condenados siempre, luciendo sus vestiduras con tantos y dispares remiendos, que uno no lograba adivinar, cual de ellos pertenecía a la prenda original. —No podían crecer aquellos auténticos gitanos que yo he conocido nada más que en asustadizas carreras y crecidas barrigadas de frío y hambre, y algunas veces solían entrar en calor, cuando les aplicaban una supliciada albarda de vergajazos, que las autoridades les regalaban encima de sus enflaquecidos cuerpos, todo porque a lo mejor un aldeano que muy fácil fuese el mismo ladrón, daba cuenta de ellos, a las autoridades al notar que les faltaba alguna gallina, que muy fácil pudiera habérsela merendado el raposo, o ser equivocados en el trato de un jumento de los naturales, no como estos endemoniados ingenios de fierru (hierro), siendo tan entendido en estas bestias el aldeano como el gitano, y aquí si que no valía engaño, porque cada cual iba a su propia conveniencia, porque cuando un aldeano le cambiaba un burro a un gitano, es que su pollino alguna tara tenía, por esto, no he conocido nunca a un gitano que cambiase su burro con el aldeano pelo a pelo, sino que siempre le pedía encima algo, ya que estas gentes agudas y listas sabían, que la única ganancia que conseguían por lo regular en sus tratos, eran los pocos o muchos dineros que pudieran arrancarle al aldeano encima del cambio. —Poco mal podían hacer aquellas pobres y desgraciadas gentes dignas de toda compasión y lástima, y mermado mal sembraban entre las comunidades que visitaban, porque en todo tiempo vivían cultivando la más denigrante de las miserias, que por ellas se deducía el escaso timo que industriaban, pero a pesar de todo, nadie los dejaba nunca fuera de una celosa vigilancia, de lo que se saca en consecuencia que la ley en aquella difícil época estaba mucho más adelantada que hoy en día, por donde uno comprende que en nuestro país, todo ha progresado grandemente menos la asiste de la Soberana Justicia, que para castigar al pobre siempre sí está en vanguardia, pero para favorecerle siempre se encuentra de veraneo en la retaguardia del capitalista. —Y sino la prueba está bien a la vista, ya que los temidos gitanos de nuestro tiempo, no son otra cosa nada más que astutos y deshumanizados payos, que ya no llevan marcado en su rostro el ceniciento color del que navega con el hambre, sino que se pasean bien hartos y cuidados, envanecidos por su boyante posición, tanto en lo social como en lo económico, ya que gran parte de ellos, precisamente los más principales, son poseedores de una buena carrera que al final les otorgó el título con el cual se avalan en el asqueroso oficio de la explotación y el timo, que faenan a diario entre las humildes y trabajadoras gentes, bien como dirigentes de empresa, engañosos servidores de la Justicia, etc., y también estos timadores gitanos de última categoría, cuyo único representante por mí conocido es el guripa de Vulcano que ya empieza a traerme de cabeza. Pero yo te aseguro Marcelino, que si la Teresa me hace caso de lo que yo tengo barajado en mi mente, no se ha de escapar este raposo de Vulcano haciendo risa y guasa despreciativa de los honrados intereses que les roba a las personas decentes, pues en este presente acaecer se topó con un cliente, que le va hacer coscas (cosquillas) en el lugar donde no ha de nacerle la risa. —Y ahora... dime Marcelino, tu que eres un hábil veterinario en la cura y compostura de estas caballerías de hierro. ¿Cuánto puede costar arreglar esta furgoneta para que quede decentemente? —Quedose el bueno del garajista mirando unos instantes en el más completo silencio hacía el cielo, haciendo con aproximación las cuentas en su cerebro, y después dijo muy serio clavando sus inteligentes ojos encima del jumento de hierro: —Te ha de costar alrededor de unas ocho mil pesetas, tal vez sea algo más, eso depende si al desmontarla aparecen otras averías que ahora no agüeyu (no veo). Pero no pienses ni en broma que el Vulcano va hacerse cargo de esta arregladura, pues yo se que él, sabrá lavarse sus manos no queriendo pagar ni un céntimo, y es inútil que le lleves a los tribunales, ya que él es un gitano listo, que tiene buenos abogados y harán de la ley su propio juego, y estoy por apostarte que es muy capaz de timar al mismo juez en la sesión del juicio, si tiene modo de venderle uno de sus endemoniados ingenios. —Por lo que observo Marcelino, tanto tú como yo mismo coincidimos en, que la ley en nuestra Patria está al servicio del dinero, que es tanto como decir, que el que no tiene un cuarto no debe de meterse en líos por muy honrados que le parezcan, porque no ha de sacar de ellos nada más que disgustos por bien parado que salga, en fin, ya veremos haber lo que resulta de todo esto, yo ahora me voy para Oviedo, y tu no arregles este cacharro hasta que la Teresa no sostenga una conversación con el raposo del Vulcano, pues a lo mejor, este habilidoso gitano no es tan mentecato como lo hemos pintado, y puede que se compongan las cosas sin necesidad de ningún otro teatro. El garajista sonriéndose ladinamente a la vez que de mí se despedía me dijo: —¡Si tales esperanzas hacen aposento en tu imaginación, no sé lo que en verdad has aprendido tú en el mundo, tanto como por él zapatillaste, pero bueno es que sigas creyendo en la bondad de las gentes aunque tan sólo sea por breves instantes! —¡No creo yo en nada ni en nadie Marcelino, a no ser en el plato de cocido cuando tengo hambre, pero hácete buena falta a ti saber, que existe un sistema que todo el mundo receta cuando le conviene. Así por ejemplo, sabemos que Vulcano es un timador inteligente y práctico en el asunto de saber defender sus enredos e intereses, por esto se dará cuenta en el instante, de la peligrosa timadura que industrió, por tal razón procurará que no se airee su sucio negocio, para que las futuras víctimas no huyan a causa del mal olor que emana de la ladroniza industria que maneja. Por esto, muy fácil creo yo que se avenga a razones! —¡Puede que tengas razón, amigo Julio, pero yo no entraré a creer tal cosa, hasta que no lo vea con mis propios ojos! “TERESA Y VULCANO” —El lunes bien de mañana se hizo en el camino de Oviedo la envilecida Teresa, portando en su cerebro los asesoramientos que yo le había prodigado, mucho me hubiese gustado a mí entendérmelas con aquel desalmado granuja, pero como yo no había tenido tratos con él, sólo podía hacer aconsejar a la Teresa en lo que mejor pudiese. Digo que iba ésta alumbrando en sus sentidos rabiosa inquina hacía el Vulcano, pero no era la Teresa tan aunque valiente y decidida engarradietchóusa como la Manola de mi aldea, pues si así fuese, hubiese logrado más provecho que usando la política, que al fin de cuentas ésta de poco sirve cuando con ella menester es por entrambas partes defender los intereses. Llegó al fin la Teresa a la casa del Vulcano, tan dolida y gafa en su desgracia que debatíase con apremiante desatino en el atajo de prepararle un sonado escándalo, si no conseguía lo que ella consideraba justo y honrado. El caso fue que nada más que sus enrojecidos ojos encarnispados por la ira que la desacompasaba retrataron al causante de su desgracia, díjole encasquillándosele la lengua por la rabia que la dominaba: —¡Vengo a darle las gracias estafador de los infiernos por la furgoneta que me ha vendido, que tal de endemoniada se encontraba, que por eso me brindó la mayor cosecha de miedo que he tenido en toda mi existencia. Porque me he visto por unos instantes ajinetada encima de una satánica máquina, que parecíame había sido fabricada por todos los diablos del infierno juntos con el firme propósito de servirle a usted, para que por su mediación me robase mis dineros y me quitase la vida. Hay que ver la poca vergüenza que usted tiene, y la nada consideración que siente hacía las personas, para venderme un vehículo portador de la muerte, y quedarse usted tan tranquilo, como si de malo no hubiera hecho nada. —Vulcano, sin deshacer de sus labios la hipócrita sonrisa que le caracterizaba, díjole tranquilizadora y prometedoramente a la Teresa: —¡Bueno señora, no se me enfade, y céntreseme en el respeto, ya que en este civilizado lugar se consigue conmigo la razón que según me parece es lo que usted anda buscando. Y ahora cuénteme con entera tranquilidad todo cuanto le ha sucedido, que yo por adelantado le prometo arreglarle su vehículo sin cobrarle ningún dinero! —Estas palabras bien dichas y a tiempo por el ingenioso Vulcano, entrelazadas con teatrales gestos de compasión y condolencia, que con postura de consumado actor plasmaba en su rostro y movimientos aquel timador de gitano, pues como cuento, con todo este ratonil teatro logró que los encendidos ánimos de Teresa, abandonaran el envilecido aposento dónde moraban, e hicieran andadura más alegrados por el camino de la contentura, que no era otro que el haber conseguido lo que en justicia le pertenecía. Así pues ya más aplacada la encendida voz de Teresa, en el lleldar que hacía asomo en su boca una alentadora sonrisa, le dijo en el comienzo de estar de nuevo tranquila: —Tiene que perdonarme por haberle ofendido con mis insultante palabras señor Vulcano, pues yo quiero que comprenda que si usted se hallara en mi lugar, muy fácil se desarrendara como yo en tamaño desatino. Y seguidamente le explicó al Vulcano que no podía remediar que la risa aflorara con verdadera alegría, el corto y accidentado viaje que habían hecho con la furgoneta. Y al concluir la Teresa de relatarle su odisea, respondiole el Vulcano con una amabilidad,que tal parecía que alumbrábase en ser cierta: —Créame señora si le digo, que no hay sitio en mi conciencia para poder hacerle el más pequeño daño a nadie, y con toda sinceridad le prometo, que este doloroso descalabro que quizás por un error mío usted ha sufrido, yo haré que con prontitud se mude al sitio que para ambos mejor convenga. Y ahora mismo ordenaré a mis mecánicos, que sin ninguna demora vayan a recoger su vehículo a Noreña, para que le revisen y arreglen en mi garaje, que sin lugar a dudas ha de quedar mejor compuesto, y acomodárseme en un precio más justo, que si lo arreglasen en otro lugar, ya que yo no me fiaría de ningún otro garajista, supuesto que son todos tan careros como chapuceros. —Y ya no más tristezas ni penas señora, pues ninguno de estos dos sentimientos nace feliz al entendimiento, así que destierre sin demora el mal que en su espíritu se enreda, ya que muy pronto será atajado para convertirle en beneficio de su propio remedio. Y sitúese ya desde este preciso momento dentro de la placida pradera de la tranquilidad, considerando ya por adelantado solucionado a su agrado y conformidad este asunto que la atañe, y dentro de tres días puede venir a recoger su furgoneta, en la inteligencia de hallarla como si otra vez fuese hecha de nuevo. —En el día señalado por Vulcano, volví yo acompañando a Teresa a recoger su vehículo, y al lado de él como en anteriores ocasiones se encontraba Vulcano con la misma sonrisa de siempre pintada en su hocico, y frotándose sus manos como al parecer era su costumbre, dijo amablemente: —Ya tiene su vehículo compuesto señora, y muy bien ajustado que por cierto se encuentra ahora, ya que le canta su motorín, con parecido sonar al que tuvo cuando era nuevo. —Muchas gracias señor Vulcano, contestole con rapidez y alegría Teresa, lleldándose en satisfactoria dicha que retornaría a la rabia a los breves momentos. —¡No señora, no me dé usted las gracias pues para esto estamos, que no es otro menester que servir al cliente y dejarle satisfecho! —Pero ahora... y créame que lo siento con toda mi alma, tengo que comunicarle una noticia que no ha de serle en nada agradable, pero comprenda usted que por encima de todo los negocios son los negocios, y si yo no los cuido, aunque eso sí con toda honradez, creo que algún día terminaría pidiendo. —¡Dígame señor Vulcano! ¿Qué clase de contrariedad es la que me tiene que comunicar ahora? —Pregontó Teresa ya en las empinadas vías de perder de nuevo su alegría y tranquilidad, y floreciéndole en el mismo lleldar una apesadumbrada tristeza que le decía, que todo su gozo iba a ser de afechu desfechu (del todo deshecho). —Pues... verá usted señora, los mecánicos me han dicho (dio comienzo Vulcano a su charla pretendiendo muciye "ordeñarle" importancia a la cuestión), que toda la culpa de haberse estropeado la furgoneta, sólo la tiene el chofer que la conducía, que según ellos está muy deficiente en el oficio de conducir estos vehículos. Así que dentro de toda la pena que a mí me acompaña, y no crea usted que es pequeña, tengo que comunicarle que si desea llevar su vehículo, tiene que abonarme la mitad de su compostura, y si no le retira en toda esta semana del garaje, me veré obligado a cobrarle como demasía, el espacio que ocupa la furgoneta en el taller, ya que están los aparcamientos hoy día al precio que uno quiera cobrar por ellos. —Teresa tras escuchar las asquerosas e hipócritas palabras que le había sonrientemente dirigido Vulcano, comenzóle a crecer en sus entrañas la cosecha de la gafez, a parejándose en fuerza y desespero a la que ya padeciera el día que había viajado por primera vez en aquella furgoneta de todos los diablos, y conducida por este envenenador desatino, no me dejó a mí contradecirle al Vulcano la acusación que me había hecho, ya que cogiendo ella la palabra airada y medio enloquecida, hablole de la siguiente manera: —Me parece a mí condenado timador gitano de todos los infiernos, que no tiene usted de hombre, ni palabra, ni presencia, ni tampoco nada. Todo en su persona esta asquerosamente podrido, y en conjunto toda su valía como hombre, tiene menos valor para la decente Humanidad, que un repugnante pioyu (piojo), entre las uñas de una eficiente despioyadora (despiojadora). —¿Sabe usted acaso condenado ladrón y despreciable llimiagu (baboso), que destreza tiene mi chofer en este oficio para tratarle con tanto menosprecio? —¡Síii... por lo que me han dicho los mecánicos, no tiene ni idea, de lo que es manejar un vehículo! —¡Pues sepa usted asqueroso madrazas, y apestoso gusano de timador, que mi chofer, que es este muchacho que usted ve aquí, que no quiere dirigirle la palabra por no ensuciar su lengua al contacto con su mierdosa presencia, aparte de ser un conductor que en nada puede envidiar al mimísimo Fangio, es también un excelente mecánico, con ingenio suficiente de hacer que ruede un coche si preciso fuere tan sólo con la invisible fuerza que tiene el aire, y si le apuran un poco, hasta que vuele como los aviones! —¡Bueno señora, haga el favor de no ofenderme, sino quiere que llame a la autoridad para que le enseñen los modales necesarios que se necesitan para tratar con la gente. Y tenga también bien presente que yo no he ofendido a este muchacho en nada, lo que yo he dicho es que no sabe conducir como es debido un vehículo. Y no crea que me extraña, porque hoy en día, le dan el permiso de conducir a cualquiera que tenga la agudeza de entregarle solapadamente dos o tres mil pesetas al jefe de tráfico! —Y ahora ya para terminar, si no quiere pagar la compostura que se le hizo a su furgoneta, no la lleva usted de aquí bajo ningún concepto, y si cree que tiene algún derecho para formular alguna reclamación, encamínese al Seguro de la Patria Hispana, y entiéndase con ellos de la manera que mejor le cuadre, ya que esa aseguradora a mí ya me ha abonado todo el valor de la furgoneta, y a usted por si se le ha olvidado le digo, que tiene que abonar las letras de banco que ha firmado en blanco a ellos no a mí, así es que yo me lavo las manos en este asunto lo mismo que hizo el romano Pilatos en el Juicio que condenó a Cristo. —Teresa acunada por una enloquecedora rabia que la hacía temblar sacudida por los nervios emanantes de la ira, la rabia, el desprecio y el odio que sentía hacía aquel miserable, le decía mientras que yo procuraba de aquel lugar alejarla sabiendo que nada lograría resolverse: —¡Lo que tiene que lavar usted sin hacer demora es su conciencia que la tiene más negra que la boca de un sanguinario lobo, y tiene un olor más repugnante y asqueroso, que el que producen las podridas inmundicias de un apestoso estercolero. No sé como tiene valor para lucirse entre las gentes, siendo portador de ese nefastoso olor que en todo momento de usted se desprende, por el que todo el mundo puede comprender, la clase de cobardoso timador que se esconde en su enclenque cuerpo! "TERESA Y LA ASEGURADORA" —Es para mí un triste desconsuelo decir, que todo o casi todo en mi Patria lo relacionado con el comercio y otras industrias similares, es una grotesca trampa mal urdida, pero muy bien protegida por las leyes del país, que ya desde antiguo saben que todo se mueve por la fuerza de la riqueza y el poder, y entrambas cosas no están en el poder del pobre, por lo tanto este desventurado ser, por mucha razón que le acompañe siempre llevara las de perder, ¡ y sino que me lo pregunten a mí! —Así pues, que dejando la Teresa al timador de Vulcano haciendo risas y guasas de su desgracia, se dirigió con la prisa del alma que lleva caminaba el diablo, y en aquellos sus momentos tan endemoniada caminaba como el mismo satán, por mor de la condoliente desgracia que le acompañaba, al lugar donde tiene aposentadas las oficinas la Patria Hispana, y subió las escaleras de dos y sin dar ni tan siquiera cuenta, se encontró ante la presencia del señor notario, al que le explico muy desconsoladoramente el timo que en ella había realizado Vulcano, al venderle aquella furgoneta, que tenía más heridas por todas sus piezas, que el heroico Millan Astray, que fue el Fundador de la Legión Española, dónde si el Vulcano tuviese la valentía y el coraje, que por ser un despreciable cobarde le faltaba, digo que si este despreciable timador como legionario ingresase en ella, no viviría allí mucho tiempo, pues entre el “saco terrero”, y los vergajazos que los vigilantes del Pelotón de Castigo, le brindan a las gentes de su condición y calaña, terminarían con tal carroña humana en poco tiempo. —¡Hay de él si lo cogiese por su cuenta y riesgo el famoso sargento Molina, que en cierta ocasión a un legionario, por tan sólo robarle una camisa a un compañero, diole palos encima de sus costillas hasta que se le hundieron sus pecadores huesos, y después que sanó de tal descomunal paliza, colocóle encima de sus aún doloridas espaldas un saco terrero de cincuenta quilos amarrado con recias correas!, con un letrero que más o menos así decía: —¡Yo soy un ladrón, despreciadme todos por tener el oficio más asqueroso de toda la Humanidad! —Y con dos letrerinos como éste, uno en la espalda y otro en el pecho, tenía que caminar Vulcano por todas las calles de Oviedo, para que supieran toda la cuadrilla de compañeros de su calaña, que hay a fatáus (muchos) que vivían como marqueses y se las dan de personas decentes, el vergonzoso fin que tendrían si no dejaban de robar. —El tal notario que como se verá tenía las mismas nefastosas zunas de engañar a las gentes que su consorte de oficio el timador Vulcano, sonriéndose de las graciosas y muy atinadas ocurrencias de Teresa le dijo: —Tenga bien presente señora que nosotros nada tenemos que ver en este asunto, pues toda la culpa de cuanto le ha acontecido, sólo la tiene el señor Vulcano, así que si usted considera que efectivamente fue engañada como manifiesta, reclámele o denúnciele a él, y deje de molestarnos a nosotros, ya que en vez de importunarnos con esta historia sin ninguna importancia para esta sería aseguradora, mejor sintiera usted hacia nosotros un sincero y respetuoso agradecimiento que sin conocerla de nada, le hemos prestado a usted los dineros para que comprase a Vulcano ese vehículo que usted comenta, que a no ser por nuestra desinteresada y magnánima colaboración, no hubiese podido hacerlo, a no ser que se la pagase con dinero en mano. —Cuando Teresa sintió de labios del notario estas palabras le miró entre temerosa y asombrada y preguntole pensando que o había entendido mal, o desde luego se estaba volviendo loca y ya no razonaba: —¡Oígame señor! —¿Me ha dicho usted acaso que me han prestado ustedes a mí dineros sin yo saberlo? —¡Sí señora, eso mismo le he dicho, y no tiene usted de que asombrarse, ya que es una cosa común y muy corriente, nosotros simplemente le hemos abonado al señor Vulcano el valor de su furgoneta, haciendo uso de unas prestaciones modernas que dan a todo negocio un buen resultado! —Diose cuenta la Teresa por primera vez, del teje maneje nada claro que entre manos se traían el hábil timador Vulcano y la no menos honrada Aseguradora, por esto, haciendo un gran esfuerzo para remansar su alterado espíritu, le dijo al notario viviendo el mayor asombro que en toda su existencia conociera: —La verdad quisiera decir pero no sé como explicarla, porque no puedo precisar, dónde termina la mentira y comienza la verdad, porque si ésta existe, la pobre anda bien desgraciada, ya que esto que me está sucediendo a mí, que es verdad siendo mentira, paréceme a mí, que está muy fuera de toda Justicia, pero dentro de la ley que ustedes bien estudian, para robar sin el menor temor a todo pobre desgraciado. —¿Qué pretende decirme usted señora? —Preguntó el notario empezando hacer acopios de enfado. —Que si no me sucediera a mí misma, lo que con ustedes me está pasando, no creería que a nadie pudiérale acaecer tan endemoniado enredo aunque el mismo Padre Santo me jurase con la mano puesta encima de la Biblia que todo este desalmado engaño, era tan cierto como la propia Pasión del Nazareno, que el Pobre murió, para que otros listos como ustedes, hiciesen de su muerte un buen saneado negocio. —Porque tanto ustedes como éstos, tienen una forma de prestar tanto el dinero como la gloria del Cielo, que uno no se entera que la ha recibido, hasta que no le roban lo mucho o poco que posea el crédulo. —Bien comprendo ahora que hállome ahogada dentro del teatro de la discordia, y estoy enflaquecida de riquezas y seca de poderes, que el primer tejedor de la ley, fue en el mismo instante encaldador de la trampa, y en esta despreciable xaceda (cama), barajan ustedes como consumados timadores el mal que trenzada me ata. Por esto desde ahora mismo, jamás se me borrará de mi imaginación, que tanto ustedes como el zorramplón de Vulcano, son lobos de la misma camada, con diferente color, dibujadores de bien parecidos santos, pero con la misma conciencia del despreciable diablo. —Pero señora, de nuevo le vuelvo a repetir, que nada tenemos nosotros de ganancias en los tejes manejes que industria el señor Vulcano, y ahora si me quiere escuchar unos momentos, yo le explicaré con toda la claridad como funciona el honrado negocio de la Patria Hispana, para que ya de una vez y por todas, se quede convencida, y no perjudique a esta Aseguradora con su pregonar que somos tan estafadores como el señor Vulcano. Dijo el notario con seriedad y conciliadoramente. —No hace falta que desgañite su lengua en más araneras explicaciones, ya que los enredos que entrambos y dos se traen, el más fatón (tontón) de mi aldea los vería tan claros como yo los veo, si tuviese la desgracia de pasar por ellos lo mismo que yo los estoy viviendo. —Por lo que se ve, ustedes prestan dineros a quienes no saben que los han recibido, para que los timadores como el asqueroso raposo de Vulcano, hagan sus desalmados negocios y en sus ganancias tienen ustedes como compensación un rentable provecho. —Para mí el caso está tan claro, como que existe Dios y una Justicia que ninguna ley sirve con decencia, y que ustedes no respetan y tratan a la baqueta, porque no son otra cosa nada más que timadores gitanos de los tiempos modernos, que han aprendido muy bien en la universidad las leyes para después sin ninguna traba poder con satisfacción gananciosa burlarlas, aprovechándose de las enormes lagunas que en todas las leyes adolecen, dónde ustedes se refugian para efectuar los atropellos que a todas luces articuladas por la ley son legales. —El asunto es, de que Vulcano me aseguró que toda la culpa la tenían ustedes, y ustedes lavan sus sucias manos con el hipócrita de Vulcano, afirmándome que él es el único culpable, y entre dimes y diretes entrambos y dos me quieren cobrar la peseta a siete reales. Pero yo no estoy dispuesta a dejarme robar de mano de entre juntos estafadores, y por esta razón ahora mismo los voy a denunciar, haber si la ley es capaz de desenredar tanta trapecería y engaño como barajan ustedes encima de esta pobre trabajadora, que poco puede medrar si tiene que abrirse camino entre una bien organizada banda de inteligentes timadores, que ni temen a Dios ni a la ley, ni menos respetan los intereses ajenos. “TERESA Y LA POLICÍA" —Dejó Teresa al notario con su palabra bailándole en los labios y abandonó la oficina de la Patria Hispaña con tanto desprecio hacía sus representantes, como el que sentía hacía el timador Vulcano, y con este profundo y airado malestar que la embargaba, privándola de su sosiego que ya del todo nada de él quedaba, y animada siempre por su espíritu combativo, hizo su entrada en el aposento de la Policía, creyendo firmemente la pobre, que los guardias podían arreglarle en el momento aquel desaguisado que enloquecida la traía. —Dos agentes de la ley enfrascados se hallaban en la comisaría faenando por sus deberes cuando la Teresa hizo aparición ante ellos, con su rostro por completo desarmado en el descosido sufrimiento que la debatía, uno de los policías que se percató en el instante del apurante desespero que a la desventurada Teresa consumía, le dijo a la vez que se levantaba de su asiento, para rogarle gentilmente que ella se sentara, menester que no quiso hacer la Teresa porque manifestole al amable policía, que los nervios no la dejaban estarse queda, ya que entrelazábanse con tal fuerza enfurecida y desatinada en su sentimiento, que la ensenderaban en la enloquecedora postura que a todas luces enseñaba. —¡Está bien señora! Le dijo sonriéndola tranquilizadoramente el policía a la par que le rogaba, que se calmara, que se serenara, y que les contase lo que le sucedía, afirmándole que si en sus manos se encontraba el remedio, podía de antemano considerarlo satisfactoriamente resuelto. —Relató la Teresa por segunda vez en aquella trágica mañana el nefastoso timo que entre el Vulcano y la Aseguradora le habían hecho, que tal ladronizo la traían centrada, en el espineroso sufrir y parejo desarreglo. —El agente que habíala escuchado sin hacerle la más leve interrupción a su diálogo, y ayudándola con sus gestos de protección y confianza para que mejor se despachase en sus acusadores decires, cuando la Teresa terminó de contarles su desgracia, y ya teniendo creído que la policía iba a componerles las torcidas cuentas que industriaran encima de su humilde persona aquellos desalmados timadores modernos, desmoronósele en sentida desilusión tan cándida aspiración, cuando le dijo el agente compadeciéndola: —Siento mucho señora el no poder ayudarla en esta clara injusticia que estos señores le han hecho, y yo creo que de todo este sucio negocio que le han hecho, no ha de sacar usted en su provecho nada. Mi consejo es, que debe de abonarle al señor Vulcano la mitad de la arregladura del vehículo que le reclama, y no olvide nunca, y esto se lo digo yo por la mucha experiencia que en tales asuntos tengo, que todos los ricos se dan la mano, al igual que hacen todos los ladrones, ya que ellos no ignoran, que si uno de ellos se hunde, corren el peligro de ahogarse los demás por eso se protegen mutuamente, y como ellos son los que pagan y los que mandan, pues al pobre no le queda más recurso, que cerrar el pico y aguantar sin la menor protesta todo cuanto le echen. —Ahora bien, si usted no está conforme con hacer esto que le he aconsejado, entonces vaya usted a visitar a un abogado para que formule la consiguiente denuncia al juzgado, pero tenga presente, que si el juez estima que no existe tal timo, entre el juzgado y su abogado le han de cobrar más de lo que vale el vehículo, y hasta inclusive la pueden encarcelar por levantar un falso testimonio a tan respetables señores. —Teresa al escuchar estas palabras no podía a ciencia cierta pensar, que si todo aquello que le estaba sucediendo no era nada más que una endemoniada pesadilla de la cual en cualquier momento iba a despertar pudiendo recuperar en el instante su sosiego y tranquilidad, pero no, era bien cierto que estaba despierta, y que todo cuanto le estaba sucediendo era la triste, canallesca y sucia verdad que al pobre le brinda la vida, ahora se daba cuenta de que todo el entramado de la ley, no más era una vergonzosa y engañativa mentira, por esto, airada, descompuesta, envilecida y rabiosamente desatinada les dijo a los policias: —¡Díganme ustedes señores policías que misión es la que tienen que cumplir en esta mi Patria tan falta de Justicia! —¿Acaso están ustedes nada más que para perseguir y encarcelar a los pobres y desgraciadinos mineros cuando se ponen en huelga, por reclamar lo que Humanamente y en Justicia les pertenece, que no es otra cosa nada más que el fruto de su peligroso trabajo y harto enfermo, y que por hacer tal cosa ustedes les detienen, los encarcelan y les mayan (majan) a vergajazos sus cuerpos hasta arrancarles dentro de atroces sufrimientos, como hicieron una vez con mi difunto marido que a fuerza de llevar centenares de latigazos le sacaban el pellejo a tiras. Para también encarcelar a sus mujeres y cortarles el pelo al cero, como también hicieron con una vecina mía, que su pobre marido que era un santo del cielo, de resultas de una soberana paliza que le propinó la policía, dejó para siempre este podrido mundo al mismo tiempo que a su mujer cargadina de hijos la dejaba también viuda. No siendo su delito otro que haber trabajado desde su niñez en la mina, el haber querido reclamar el sudor que el patrono le robaba. ¿Ustedes que misión es la que tienen? ¡Acaso detener a los borrachos que se entarrascan (embriagan), y no porque sean beodos de profesión, sino que siendo obreros cobrando un miserable sueldo, se ven aburridos porque en sus hogares falta de todo, y entonces buscan en la bebida el olvido, porque saben que no pueden luchar contra un régimen que los oprime, con la poderosa fuerza que detrás de cada trabajador hay un policía! —Quizás hubiese seguido la enloquecida Teresa hablando largo tiempo por este camino, si uno de los policías enérgicamente no se le impusiera a la vez que amenazadoramente le decía: —¡Haga el favor señora de no dar a luz tantas insultantes tonterías, porque me parece a mi, que usted va a terminar muy mal, y tengo la impresión de que se va a quedar aquí, para ser encarcelada juzgada por ofender a la autoridad. Así que no despegue más su boca lárguese pronto antes de que me arrepienta! —No siguió hablando Teresa, no pudo seguir diciéndoles tantas cosas como ella sabía, tantas nefastosas cosas que en las cuencas mineras asturianas la policía había hecho, pero ahora lo que verdaderamente a ciencia cierta ya sabía, era que si el honrado y desventurado trabajador quería vivir con tranquilidad, debía de hacerlo siempre de rodillas. "LA TERESA Y LOS ABOGADOS" —Xebrose (marchose) la Teresa de la comisaría, y corriendo como una desesperada por las calles de Oviedo llegó hasta el Sindicato con intenciones de consultar su caso con un abogado que conocía que tenía ganada fama de ser un buen defensor del trabajador, y no un “tragón" como existen muchos en estas instituciones en otras muchas, ya que este letrado es un hombre recto (y también falangista), tan agudo e inteligente como lo fuera el propio Muñón de Diego, y por tercera vez, y comenzándole ya a enronquecérsele la voz, le relató el escabroso asunto que la traía desatinada. —El ilustre abogado del Sindicado escuchola sopesando todas sus palabras, y antes de responderle a la conclusión que había de aquel teatro sacado, le arrancó con profundidad un par de fumadas a su cigarro, y a la vez que lo estrujaba con rabia en el cenicero, dijo haciendo un marcado gesto de desprecio hacía los promotores de aquel despreciable y cobardoso timo: —¡Esto que le han hecho a usted es un timo asqueroso y despreciable, pero no se preocupe usted más, y deje ya de desesperarse, ya que toda la razón está de su parte, y a esos miserables no ha de quedarles más remedio, que componerle en condiciones las averías que tiene su furgoneta, o por lo contrario, deshacer la venta y entregarle el dinero que usted le dio como entrada! —No se puede imaginar don Pedro el bien que me hacen sus consolativas palabras, ya que he sufrido toda la mañana lo indecible en mi caminar de Herodes para Pilatos, y mis sentidos ya se me estaban avecinando con la pérdida de la razón. Y ahora pagándole lo que fuera menester, yo le ruego por la santina de Covadonga, que me ataña este asunto en el juzgado, para poder meter en el honrado riego a estos endiablados timadores. —Bien quisiera yo hacer lo que me está pidiendo, pero yo sólo puedo actuar en los menesteres que sean de tipo laboral, pero no se apene usted, porque la voy a enviar a un colega amigo mío, que sabe hilar muy derecho en estos asuntos, ya verá como le arregla esta cuestión con prontitud y a su agrado. —Más esperanzada por el motivo de las alentadoras palabras que le había dicho el abogado del Sindicato, hizo Teresa entrada en aquella su aciaga mañana en la casa del letrado a donde iba dirigida, y parecíale que su emprendedor valiente ánimo se encontraba en derechura de sosegarse, y su apagada alegría en hechura de florecer de nuevo, pues ya pensaba que su avisperoso negocio navegaba en las tranquilas aguas que le conducirían a ser resuelto en su favor. —Por esto, tras las consiguientes palabras de presentación que sostuvo con aquel nuevo abogado que visitaba, éste le mandó que se sentase, por primera vez en aquella su ajetreada mañana, acomodose en el mullido sillón la Teresa, medio rendida sofocada por la continua tensión en que había estado sometida, y el grande cansancio que sentía por tantas vueltas como había dado. Así pues empezó Teresa por cuarta vez en tan corto espacio, a poner en el oído del letrado, todo cuanto le aconteciera con el rapiegu de Vulcano, los foínus (garduños) de la Aseguradora, los llimiagus (babosos) de los policías, así como lo que hablara con el estupendo abogado del Sindicato. —No despegó su lengua aquel letrado en todo el tiempo que la Teresa invirtió en narrarle su caso, pero se observaba que hacía trabajar a su imaginación en el silencio, con las miras de encontrar en aquel entuerto el nudo dónde se encontraba atado el delito, y de cuando en cuando sacudía su cabeza y se sonreía, lo mismo que si le hiciera cierta gracia aquel descantoyamientu (descalabro), y cuando a la postre la Teresa terminó su historia, él hablando con seguridad dijo: —Está visto señora que todo este endiablado teatro que le han preparado, tiene el indecente hocico de ser un canallesco y cobardoso timo, pero no se preocupe usted ya que lleva la entera razón, y aunque la ley tiene unas lagunas abismales, no considero yo de que le puedan robar lo que es únicamente suyo. —Mire... voy ha procurar arreglarle este caso sin que usted tenga necesidad de gastar dinero, ya que por lo que observo, usted es una pobre trabajadora, y en los bolsillos de los necesitados no suelo hacer yo cobranzas de mis salarios. Verá, ahora mismo le voy a telefonear al jefe de la policía que es conocido mío, para preguntarle si este asunto se puede enjuiciar por lo criminal y elevarlo directamente ante el señor juez. —Después de conferenciar unos instantes el desinteresado abogado con el jefe de la policía, dijo con marcada satisfacción por haber hallado la solución que buscaba: —¡Bueno señora hemos tenido suerte, ya que se puede hacer lo que yo había pensado, así que vaya ahora mismo al juzgado de lo Criminal, y explíquele al señor juez todo cuanto le ha sucedido, y ya verá usted como le arregla este asunto rápidamente! “TERESA ANTE EL SEÑOR JUEZ” —En pocos minutos ganó corriendo la plaza del Ayuntamiento la esperanzada Teresa, y ágil, decidida y entusiasmada, subió con rapidez las escaleras del juzgado de primera instancia, y allí dijo que venía a visitar al señor juez, y que precisaba hacerlo sin demora, porque ya era demasiado tarde y tenía temor de no poder resolver su cuestión aquella mañana. —Uno de los chupatintas que en aquel despacho aparentemente trabajaba, si es que en verdad sabía hacer algo de provecho, dijo dirigiéndose a un compañero con marcado aire de altanería a la par que miraba a la Teresa de soslayo, como si le tomara la medida a su valía social, y de hecho ya supiera que no tenía facha ni de posición adinerada, ni de poder de ninguna clase: —¡Algunas personas cuentan que hablar con el señor juez es lo mismo que dirigirse a un verdulero, que poca preparación y cuanta ignorancia tenemos en España que hasta los mismos aldeanos que están como el mismo ganado piensan, que todos somos iguales y que un magistrado es parecido al vecino de la puerta de casa! —Pero no todos en aquella dependencia pensaban como este payaso, y como tantas y tantos payasos que pueblan arrastrándose como asquerosos reptiles, la mayor parte de las oficinas de nuestra Patria, pues una joven secretaria que allí también trabajaba, preguntole a Teresa con natural educación y pareja simpatía, el por qué precisaba ver al señor juez con tanto apremio como el que tenía, para ella comunicárselo y señalarle la visita. Y de nuevo la pobre Teresa por quinta vez tuvo necesidad de contar cuanto le había acontecido, condoliendo con su historia el ánimo de la muchacha, la cual le dijo: —¡Yo no sé señora si este caso que usted me explicó pertenece a este juzgado, bueno no obstante espere aquí un poco, que se lo voy a comunicar al señor juez haber si la puede recibir! —No debía de tener mucho trabajo en aquel tiempo de la casi finalizada mañana el señor juez, porque al corto instante sonriéndose satisfecha la buena secretaria con haber conseguido la entrevista, regresando a lado de Teresa le dijo: —Ya puede pasar usted señora, pues el señor juez la espera, hizo acto de presencia en la sala donde el repartidor de ley aguardándola estaba, y nada más que el juez la vio ante su presencia, preguntó con seriedad ajusticiadora: —¡Dígame señora! —¿Qué clase de gravedad la ha guiado ante mi presencia? —Teresa ya casi afónica del todo, y sofocada hasta lindar en el mismo ahogo, le contestó con todo el respeto y educación que poseía: —¡Perdóneme señor juez por molestarle, pero el caso es que mi abogado, me aconsejó que viniese ante su justa presencia para hacerle sabedor de la desgracia que me acompaña, que barrunto por anticipado, que ha de borrarla Su Señoría de mi triste sentimiento de un sólo plumazo! —Y seguidamente le explicó por sexta vez aquella mañana el mal que la desarrendaba, que en tan corto tiempo le había producida más sufrimiento, que los dolores que la embargaran en el haber traído al mundo tres futuros soldados para el Ejército de la Patria. —El señor juez que al parejo que la escuchaba estaba en animada conversación con unos despreciables sujetos que le acompañaban, que tuvieron la poca vergüenza de dialogar con el juez cuando la Teresa a éste hablaba, como si fuese más importante lo que trataban, que la simpleza de la pobre Teresa, que hasta aquellos momentos todavía creía en la eficiencia de la ley, cosa que a los pocos minutos despreciaría con toda su alma. Así que Teresa concluyó su narrativa sin haber sido interrumpida como al parecer tampoco escuchada, el señor juez quitándose sus lentes dijo con marcados síntomas de enojo: —¡Bueno…! ¿A mí que me cuenta usted señora? —¿Qué es lo que pretende usted...? —¿Acaso que yo ordene que le devuelvan con rapidez sus intereses que cualquiera sabe si son razonados, y que su abogado le lleve los cuartos? —Si usted en verdad quiere resolver este su asunto, haga el favor de hacer con la denuncia el debido camino, y no ensenderarse en el del atajo, y cuando el pleito llegue a mis manos, yo lo juzgare ateniéndome a las leyes, y entonces se sabrá quién es el culpable, si el denunciado ó el denunciante! —Salió Teresa del aposento del juez perdiendo ya para siempre toda creencia el la ley, que si en verdad en España algo de ella existe, cuando uno termina de dar las vueltas y revueltas que para todo proceso se necesitan, el más joven se torna viejo, y éste pasa a mejor vida. Y lo que no sabe la ley española con tanto cuento barato como se traen sus compositores que el pobre necesita presto su justicia, de lo que se saca en consecuencia que la ley, es patrimonio eminentemente propio de las clases poderosas. —Pobre Teresa, que no había tenido la suerte de toparse con un juez como el Juan Antonio de mi aldea que supo repartir la justicia entre Pascualín el de los enredos y las gafuros xabarceiras, con un juez que por experiencia sabia lo que era el trabajo, la necesidad, la justicia y la injusticia, por eso ahora Teresa caminaba con paso cansino, ya sin ninguna prisa, iba desilusionada, afligida, herida en lo más profundo de su alma, entristecida y empobrecida, observando por vez primera a un mundo que ella jamás había pensado que existía. Y así con tanta desesperación desventurada dirigíase a la casa de su abogado para contarle las enflaquecidas ganancias que sacara del repartidor de la justicia. —Y su abogado no supo decirle nada más que esto: —¡Creame señora, pues le juro que yo hice todo cuanto estaba a mi alcance por ayudarla, pero ya veo por lo que usted me cuenta que no fuimos capaces de conseguir nada, ahora no le queda más recurso que hacer esto que le digo! —¡Vaya a la casa de ese despreciable timador de Vulcano, páguele la mitad de la compostura que él le reclama por arreglarle el vehículo, de esta manera se encontrará pronto con la tranquilidad que le está haciendo falta, por otra parte ahorrará usted dinero, pues si este asunto lo llevamos hasta el final, se va a gastar usted mucho más de lo que vale el xumentu de fierru, sin tener la garantía de ganar el xuiciu, a pesar de ser usted dueña y señora de toda la verdad! —Llegó tras mucho bregar en busca de la Justicia y la razón que en aquellos tiempos no habla para los menesterosos, cuento que llegó la desdichada Teresa ante la presencia del rapiegu de Vulcanu, y cuando le empezó a hablar, lo hacía la pobre con tan afónica ronquera, que por esto el fuín de su timador sonriéndose muy satisfecho, le pregunto con marcada y despreciativa guasa. —¿Qué ye lu que l'axucéi nagora xiñora, que trái tan afogáu 'l glachu gafu ya endiañáu que nun principiu tal paicióme que querie achuquiname? —Pues me parece que viene muy mermada de voz y enflaquecida de genio. Mucho ha tenido usted que tejer y destejer, hablar, gritar, y desesperarse, para que se le hallan secado entrambas fuentes de mala leche, ya que cuando salió de aquí esta mañana después de ponerme a mi como un verdadero pingayu, todavía se le apreciaba la suficiente fuerza para poner en verdadera revolución a todas las autoridades de Oviedo, que como es muy natural la han escuchado a usted por cuento. —Pero tenga paciencia señora, que en las derrotas que hoy coseche, si sabe aprender de ellas como hicimos los demás, sacará usted las victorias de mañana, y puede que desde ahora ya jamás ponga en duda, que quienes tienen el dinero son los que mandan, y aquellos que luchan con la fuerza de la dialéctica contra el dinero, no son en verdad locos sino simplemente tontos. —Nada le contestó Teresa a los razonamientos atinados de ‘l Rapiegón del Vulcanu, sino que mirándole con endemoniado desprecio, señalada rabia y marcado odio, sacó de su bolso los dineros y al cuidado que se los ponía entre sus fuinesques manes le dijo: —Aquí tiene el importe del arreglo de mi furgonetina, y quiera el Xantiquín del Faidor que le sirva para melecinas. —Con aquella furgoneta anduvimos xabarciandu por todos los mercados de Asturias, y al final tuvimos que dejar tal oficio porque casi no ganábamos para encantexus de la dichosa furgonetina.

    Primer Diccionario Enciclopédicu de la Llingua Asturiana > xabarciar

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